Por segunda vez consecutiva os presento de nuevo una ruta realizada hace poco tiempo. Se trata nada más y nada menos que del acceso al espectacular y original paraje de Las Calderas desde el pueblo de Palacios de la Sierra.
Las fotos se corresponden al propio paraje y a diferencia de lo que hago habitualmente, no están situadas en el mismo orden que el trazado seguido.
Dificultad: Muy Alta
Orientación: Normal
Belleza: Muy alta
Tiempo: 6 horas
Situación.
La subida al paraje de Las Calderas se realiza desde el pueblo de Palacios de la Sierra.
Llegando desde la carretera de Salas a Quintanar de la Sierra, deberemos desviarnos por la primera calle perpendicular a dicha carretera a mano izquierda, y unos 50 m antes del desvío que hacia la derecha conduce al puente sobre el Arlanza y el centro del pueblo. En este punto ponemos el cuentakilómetros a cero.
Esta calle, bastante ancha, toma un sentido ascendente y termina en su asfaltado junto a un aserradero. En este punto se cruza un paso canadiense y se convierte en un camino que se introduce en un bosque de roble albar.
A partir de aquí seguimos siempre el camino principal. Dejamos un pabellón a la derecha y en la cercana bifurcaron tomamos el arranque hacia ese mismo lado. Medio kilómetro mas adelante pasamos a nuestra izquierda una voluminosa granja.
Unos 800 metros después de la granja y 2,8 km después del pueblo llegamos a un cruce de caminos, en donde podemos dejar el coche (1110
mts de altitud). Aún es posible avanzar por el camino principal (el de frente)
aproximadamente un
kilómetro más, hasta llegar a unas praderías en donde se une un camino por la derecha y junto a unas grandes losas. Este segundo punto está a 1190
mts de altitud.
Puntos de Interés
Robles de la dehesa, vistas sobre los pueblos de la sierra, cascadas, gargantas, formaciones rocosas, pozos.
Descripción de la Ruta
Desde el punto citado como segunda opción para dejar el vehículo se desciende ligeramente y se llega a una zona de amplias praderías separadas por un muro intermedio. Continuamos junto al muro atravesando la pradera por un camino más
o menos difuso. Tras atravesar el prado llegamos
inmediatamente a un cortafuegos en donde giramos a la izquierda.
Este es el punto de más difícil orientación de la ruta. Tras unos 200 metros de entrar en el cortafuegos y antes de llegar a un montón de tierra se puede apreciar en su lado derecho el inicio de un camino bastante desdibujado e inicialmente semi-taponado por un pequeño talud. Una referencia adicional, dependiendo de la época, es una pequeña corriente de agua que invade el mismo camino durante buena parte del año.
Este camino es
relativamente ancho aunque está (cuando lo visitamos nosotros, hace unos 3 años)
en evidente estado de abandono. Deberemos avanzar por el mismo durante
aproximadamente media hora, y siempre en dirección perpendicular a la que tenía el cortafuegos.
Tras aproximadamente una hora de recorrido total llegamos al final de este camino, llegando a otro mucho más ancho de tierra que tomaremos hacia la derecha y en sentido ascendente.
Seguiremos este nuevo camino, sin pérdida posible, durante aproximadamente otra hora adicional. Este camino alterna zonas más suaves con otras de fuerte pendiente y tiene siempre cierta tendencia hacia la izquierda. En esta zona el robledal es sustituido paulatinamente por el pinar.
En nuestro avance veremos, al cabo de un tramo,
un camino que hacia la izquierda desciende al encuentro del arroyo y, como a mitad de camino, los restos de la llamada Cabaña de los andaluces, que vinieron a repoblar el pinar hace ya bastante décadas.
Por encima ya de los 1600 metros y tras una vaguada algo más abierta de vegetación el camino atraviesa un pequeño arroyo, gira una vez más a la izquierda y tras un fuerte, pero corto repecho realiza un inesperado giro de casi 180 grados.
En este punto, muy cercano al final del camino, debemos localizar un hito montañero (montón de piedras) que nos indica el sendero que por la izquierda deberemos seguir a partir de ahora. Tras un corto trecho entre pinos salimos a una zona más abierta en la que los hitos siguen marcando el recorrido. Al poco hacia la derecha
volvemos a entrar en el bosque.
En esta zona, caracterizada por los numerosos árboles derribados por los crudos inviernos, el sendero vendrá marcado por hitos y flechas de color blanco pintadas en los árboles.
Sin ganar ni perder altitud cruzamos un arroyo algo más caudaloso al cabo de unos 5 minutos y seguimos por el bosque hasta acceder, al cabo de otros 5 minutos, al paraje conocido por el nombre de Las Calderas. Este punto, a unos 1630 metros de altitud y en la zona central de dicho paraje, se caracteriza por la existencia de una gran superficie plana de roca por la que circula el arrollo por una especie de canales interrumpidos por
pequeñas cascadas y marmitas de gigante.
A partir de aquí se abren las posibilidades exploratorias del senderista, pero creo útil hacer una serie de recomendaciones.
Por la parte inferior llegaremos al final de esta superficie plana al cabo de unos centenares de metros. A partir de aquí las grandes rocas dificultan sobremanera el avance y se hace del todo recomendable alejarse un poco del cauce hasta ganar la parte alta del cortado.
Desde aquí veremos espectaculares formaciones rocosas, un poco más adelante el curso toma un aspecto más lógico de cañón. Si decidimos seguir un poco más, a unos 1550 metros de altitud las s
endas existentes nos propondrán bajar de nuevo junto al cauce, para descubrir, en torno a los 1500
mts dos bonitas cascadas. En todo caso, y teniendo en cuenta el esfuerzo de descender y volver a ascender al punto, de partida esta es la zona menos interesante del paraje, aún siendo igualmente espectacular.
Por la parte superior, la superficie plana termina en una bonita cascada y poza, el lugar ideal para un baño si el día está caluroso. Podemos remontar la cascada junto al arroyo por su parte derecha unos 100 metros hasta ver otra nueva cascada y un nuevo paisaje de grandes rocas pero las grandes grietas que empiezan a aparece hacen recomendable retroceder hasta la poza e intentarlo por la parte izquierda.
Tras unos centenares de metros por un sendero de difícil avance por la retama y con un poco de dificultad descubriremos una grieta que desciende hacia el curso de agua. En este punto hay una senda que nos permite avanzar un poco curso abajo y un buen tramo curso arriba siendo esta la parte más espectacular del cañón.
Avanzamos por debajo de grandes rocas de hasta 30 metros de alto que a veces forman túneles bajo los que deberemos pasar. Se suman los saltos de agua. En un punto con una especie de bóveda encontramos dos saltos consecutivos.
Desde aquí el camino asciende parcialmente permitiendo una vista general muy interesante. Hacia los 1750 metros el arroyo deja de producir saltos importante y será el momento de retroceder.
Un último aviso, en el descenso junto al curso de agua, hay un punto en el que no parece posible continuar, pero los más osados podrán conseguirlo gracias a una cuerda destinada a ayudarnos a salvar un desnivel de unos tres metros.
Comentarios
La ruta es bastante dura. Para acceder a muchos de los rincones es necesario apoyarse a menudo en puntos precarios de las rocas y asumir un continuo sube y baja muy duro para las piernas.
Tan complicado o más que las rocas resulta el avance entre la áspera y resistente vegetación. Adicionalmente el camino hasta las calderas implica unas dos horas a buen ritmo.
Una opción menos exigente es contemplar únicamente la zona de superficie lisa y los dos saltos de agua de su parte superior, lo que nos va a dar una visión general del entorno.
La época más recomendable es el final de la primavera o principio del verano cuando el arroyo aún tenga abundante agua. Con nieve o durante el deshielo los paisajes serán más espectaculares pero aún será más difícil e incluso peligroso andar por las rocas (hay agujeros inesperados de más de 10 metros). En verano se pierden muchos saltos e agua pero se hace más apetecible un baño en las numerosas pozas del recorrido.
Track de la ruta (
descargable en
wikiloc).