Perdido en las primeras estribaciones de la Sierra de la Demanda, al fondo de un estrecho valle, se halla el antiguo monasterio cisterciense de Santa María de Bujedo de Juarros. Existen discrepancias en cuanto a su fecha de fundación, siendo los años 1159 y 1172 los años más apuntados como posibles. Sin embargo, el primer testimonio documental que confirma su existencia es la carta fundacional del cenobio femenino de Haza, que data del año 1182.
Sus primeros doce monjes procedían de la abadía francesa de Scala Dei, encabezados por el abad Fortunato. Su dominio se extendió principalmente en la comarca de Juarros, pero algunas de sus propiedades alcanzaron las riberas del Duero y el Arlanza. La evolución y desarrollo posterior del monasterio está poco documentada, pero no fue nunca un centro importante.
Aunque no sea una obra de primera categoría artística, sí es un destacado ejemplo de la arquitectura desarrollada por la orden del Císter en la Península Ibérica. Su modestia constructiva y su evidente ruralismo se deben a que éste fue un cenobio pequeño con escasas rentas.
En la Edad Moderna, se produce su integración en la Congregación de Castilla. Las leyes desamortizadoras de 1835, trajeron consigo el final del monasterio. En el libro "Estampa de Burgos", se recoge la visita que realizó al lugar el periodista Eduardo de Ontañón en los años 30; describiéndose cómo varias familias se alojaban en el complejo monasterial mientras la iglesia servía de almacén y establo. Los capiteles se iban vendiendo para obtener recursos de subsistencia.
El abandono y expolio no cesó pese a la declaración como Bien de Interés Cultural en 1931. Años después Bonifacio Zamora, el poeta de Burgos nos dejaba sus impresiones:
Pero tremenda realidad. Bugedo
no me recuerda nada,
sino desolación, espanto y miedo.
La iglesia abandonada,
los raros ventanales sin vidrieras,
la bóveda sembrada de goteras
y la nave crujiendo en las ojivas
han venido a parar, después de tanto
artístico esplendor, de templo santo
en un oscuro corralón de chivas. […]”
Tras muchos años de abandono, el lugar fué adquirido por Rafael Pérez Escolar, un personaje muy influyente en política y finanzas (implicado en la trama Banesto), que llevó a cabo su restauración, premiada en el año 1981 por la Asociación Europa Nostra. Aunque es de titularidad privada, el monasterio puede visitarse la mayoría de los domingos.
Edificios afectos al monasterio.
La iglesia abacial, construida a principios del siglo XIII, presenta planta de cruz latina de una sola nave alargada, crucero saliente y cabecera compuesta por tres capillas, la central semicircular y las laterales rectangulares. Este tipo de planta resulta inusual en la Península Ibérica, existiendo sólo un ejemplo similar en el pueblo madrileño de San Martín de Valdeiglesias. En el exterior de la iglesia, destacan la uniformidad y la horizontalidad, tan sólo rotas por la espadaña emplazada en el brazo sur del crucero.
Como sucede con frecuencia dentro de la orden del Císter, la parte más cuidada del exterior es la fachada occidental, enmarcada por dos contrafuertes muy anchos y con remate en chaflán bastante acentuado. La portada principal se compone de chambrana y tres arquivoltas, dos apuntadas y la inferior trebolada. A los lados se disponen sendos crismones y en la parte alta se abre un gran ventanal de dos vanos.
Ábside.
En esta otra foto observamos a la izquierda el exterior de la sala capitular, muy afectado.
Uno de los restos más interesantes es esta sobria sala capitular, que se abre al claustro mediante tres vanos. Algunos de los capiteles están reconstruidos.
Por lo que respecta al complejo monasterial, éste se situaba al sur de la iglesia. Aún se conservan algunos restos del primitivo edificio que permiten fechar su construcción en el siglo XIII. Del claustro medieval se conservan siete capiteles dobles y cuatro basas también dobles. Desde él se accede a la sacristía, de planta rectangular y cubierta con bóveda de cañón.
Las alas norte y oeste están muy reformadas y ahora son de acceso restringido.
El interior destaca por su extrema severidad. Las naves se cubren con bóvedas de crucería cuatripartitas que descargan en columnas empotradas en el muro. Estas columnas se interrumpen hacia la mitad de la pared, finalizando en una serie de ménsulas que presentan diferentes características.
Hay que destacar que el pavimento de la nave está realizado a base de pequeñas piedras incrustadas que forman diversos motivos ornamentales, algo que también podemos observar en el Monasterio de las Huelgas de Burgos. A los pies de la iglesia se encuentra el coro alto, de época tardogótica, realizado a principios del siglo XVI y cubierto con una bóveda estrellada muy rebajada.