El curso alto del río Engaña muestra una típica configuración de valle glaciar que acoge un río que baja cantarín desde la divisoria con Cantabria. Este valle acogió la malograda obra del Túnel al que dio nombre. Hoy presentamos una alternativa de ascenso hasta su punto más alto, el pico Cotero o Coteru la Breña, a más 1500 metros. Esta es la cumbre más noroccidental de la cantábrica Burgalesa. Esta opción incluye el paso por el curioso enclave de “Las Callejuelas”, una especie de pequeño laberinto formado por grandes bloques pétreos.
Dificultad: Media. Desnivel llevadero aunque evidente.
Orientación (sin track para GPS o móvil): Difícil en algunos tramos. No se recomienda especialmente si hay niebla.
Belleza: Alta.
Tiempo y distancia: 4 y media horas (14,5 kilómetros).
Desde Burgos tomamos la N-623 en dirección a Santander. Desde Cilleruelo de Bezana enlazamos hacia Soncillo y después hacia Pedrosa de Valdeporres. Desde este último núcleo tomamos una carretera que nace paralela a la línea de FEVE y que lleva a San Martín de Porres, Rozas y el Túnel de la Engaña. Son unos 5 km por una carreterita que se encuentra en estado precario, pero aceptable, cuando se escribieron estas líneas. Podemos dejar el coche en el parking que se encuentra justo antes de la boca sur del túnel de la Engaña, pero preferiblemente continuamos aproximadamente 500 metros más hasta un área recreativa que puede ser un lugar adecuado para un tentempié al final de la ruta.
Puntos de interés
Túnel de la Engaña e instalaciones relacionadas. Bosques Caducifolios. Paisaje de Montaña. Vistas sobre las cimas cercanas y los valles cántabros. Roble centenario seco. Paraje de las Callejuelas.
Descripción de la ruta
En el punto en el que proponemos dejar el coche existe una bifurcación. Debemos tomar la opción izquierda cruzando el río (volveremos por el otro lado). La ancha pista nos conduce en subida hacia unas cabañas restauradas. Tras varias curvas el camino termina junto a un de estos edificios y se transforma en sendero internándose en un bosque al poco giramos claramente hacia la derecha y tras una nueva curva pasamos junto a una bonita aunque humilde cascada.
En torno a la cota 1200 llegamos a una nueva zona con árboles. Con un poco de atención vemos hacia la derecha unos grandes bloques pétreos. Estamos en el enclave de las callejuelas, idóneo para explorar aunque hay una especie de sorprendente sendero permite ir superando las estrecheces entre bloques pétreos, con tendencia de ir de nuevo hacia la izquierda recuperando el sendero.
Salimos poco a poco a una zona muy abierta en la que apreciamos que estamos subiendo por una especie de arista con vallejos a los lados. De frente se intuye el cordal principal y al fondo las principales cumbres de la cantábrica burgalesa. Avanzamos con facilidad hasta aproximadamente la cota 1350. En este punto en lugar de buscar directamente las cumbres se empieza a avanzar algo más hacia la derecha, pero evitando perder altura. Los senderos en este tramo son más difusos y hemos de fijarnos permanentemente en el track.
Desde la cima tenemos unas excelentes vistas si el día está despejado: Al sur los quebrados paisajes del norte burgalés; por el oeste continúa el cordal hacia una cima de similar altitud y luego baja bruscamente hacia un parque eólico. A lo lejos se ven claramente las nevadas sierras del Cordel y de Peña Sagra. A nuestros pies tenemos los valles cantábricos y a lo lejos el mar, con San Pedro del Romeral bajo nosotros. Las cabañas parecen las ovejas de un desperdigado rebaño. Y hacia el este la línea de cumbres con Castro Valnera presidiendo.
Retrocedemos unos centenares de metros por las estropeadas roderas. El mal estado del sendero es lo único que ralentiza el descenso. Primero vamos hacia el noreste pero pronto giramos hacia el sureste. Este tramo termina en una especie de plataforma parcialmente cubierta por hormigón, a unos 1250 metros. Al otro lado nace un camino que sólo hemos de seguir para terminar la ruta.
Bajamos con gran rapidez rodeados de un nutrido grupo de abedules, amén de algunos serbales. Los abundantes claros nos permiten contemplar en su amplitud el valle del río Engaña. Es un largo tramo que serpentea entre prados hasta alcanzar la zona más cercana al río, con bosque mixto, prados y cabañas bastante reformadas. Finalmente alcanzamos el borde del río atravesado por un ancho puente. Ascendemos un poco y volvemos a descender mientras que se nos unen por la derecha varias pistas. Sin mayores novedades alcanzamos la zona recreativa.
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