Rebolledo de la Torre es un lugar que pilla a tresmano, no tanto por que se encuentre apartado, que también, como porque en su entorno no hay muchos activos que atraigan al turismo estándar. Sin embargo en este pequeño pueblo se conserva una de las maravillas, no sólo del románico burgalés, sino también español.
La fábrica actual de la iglesia de San Julián y Santa Basilisa de Rebolledo de la Torre proviene del siglo XVI, pero afortunadamente durante esta construcción se respetó la maravillosa galería porticada sur de la primitiva construcción, realizada a finales del siglo XII, y que le confirió la categoría de Monumento Nacional ya en 1931.
En todo caso, la nota más original de este templo hemos de buscarla en la ventanita orientada al este.
Con un poco de atención veremos la inscripción conmemorativa del trabajo.
Los expertos la han leído así:
DOMINICVS AB[B] /A S POBLABI/T ISTVM SOLA/R DE B/ALEGO C/VM FRAT/ER MEVS PELAGIVS DE FV/NDAMENTIS SVB / ERA MCCXXIIII. / QVANDO / POB L A D O / F V I TI S T V/M S O L A R D/E B A L E G B[E]N/F E T R I A D E / Q. G O N G A LV/O P[E]LAEG. +SVB ERA : M:CC:XX:IIII : NOTVM : DIEM : VIIII : CALENDAS / DECEMB R[I] : FECIT ISTVM : PORTALEM : IOANES MAGISTER PIASCA.
Es decir:
“El abad Domingo pobló este lugar de Vallejo desde sus fundamentos en unión de mi hermano Pelayo en la era 1224 [año 1186]. Cuando fue poblado este solar de Vallejo [era] behetría de Q. Gonzalo Peláez. En la era 1224 [año 1186], en el señalado día nono de las calendas de diciembre [día 22 de diciembre] hizo este pórtico el maestro Juan de Piasca”.
Es decir, estamos ante uno de los pocos trabajos de este tipo no sólo fechados, sino también firmados por su autor: El maestro Juan de Piasca.
Aquí la misma ventana al interior, profusamente decorada y en donde se perciben los personajes de Adán y Eva.
El capitel del avaro (al interior hay otro alusivo a la muerte del avaro).
Aquí apreciamos además de la preciosa labra del capitel, la de la propia columna.
Tres excepcionales capiteles. El primero San Jorge y el Dragón, el último Sansón y el León.
Grifos barbados.
Lucha de caballeros, uno de los más conocidos.
Por su ubicación, corremos el riesgo de pasar por alto los canecillos, que también son excepcionales. Fijémonos por ejemplo en el delicado trabajo del ave y la serpiente.
Una perspectiva de los canecillos.
Podría haber puesto más fotos, pero lo suyo es llegar al lugar y solazarse uno mismo. En la red podemos encontrar información técnica detallada sobre este lugar, pero tal vez la más completa y disponible, por el momento, es esta que nos ofrecen a nivel de muestra en la página web de la
enciclopedia del románico.
Terminamos con los versos que dedicaba a lugar el poeta de las tierras de Burgos, Bonifacio Zamora:
¿Qué manos delicadas
labraron estos bellos capiteles
-capiteles románicos. – al uso
de la gracia románica silense?
¿quien plasmó en el granito
este león desquijarado y este
guerrero con su lanza,
dobre corcel dominador jinete?
¿Y estas hojas y monstruos y grifones
y sirenas alegres?
A la sombra del pórtico, la sombra,
de Juan de Piasca, por los siglos, duerme.
Y la estrofa esculpida por él canta
Laude perenne.