Hasta hace no mucho, Pedrosa de Tobalina era uno de esos numerosos rincones escondidos que tenemos en Burgos, esos tesoros muy conocidos por algunos y prácticamente desconocidos por otros que pasan a su lado sin saber lo que dejan atrás. Por entonces era el boca a boca, y el ir con amigos que antes lo descubrieron, la forma más habitual de acercarse a este bucólico lugar.
Resulta sumamente interesante acercarse con una persona que nunca ha estado en el lugar y que no tenga referencias. Aparcas el coche junto a la anodina carretera, avanzas unos metros y ahí está. El frente rocoso, la poza de agua y la cascada.
Habitualmente nos acercamos al lugar en periodo veraniego, aprovechando que el lugar invita al baño y, para los más atrevidos, al salto, con una pequeña caída de agua en la parte derecha. Hoy os traigo unas fotos de la cascada en todo su esplendor, con el agua ocupando todo el frente rocoso; cosa harto difícil dado el gran carácter karstico de la zona.
El salto fue aprovechado para la construcción de un "fábrica de luz"; cuyo edificio en principio iba a ser restaurado hace años para su utilización como Centro Cultural. Aunque la estructura ha sido puesta a punto, el proyecto como tal parece que se ha quedado a medias. Por cierto, que en realidad tanto el pueblo como la fábrica de luz pertenecen a la localidad aneja de La Orden, al otro lado del río.
El salto fue aprovechado para la construcción de un "fábrica de luz"; cuyo edificio en principio iba a ser restaurado hace años para su utilización como Centro Cultural. Aunque la estructura ha sido puesta a punto, el proyecto como tal parece que se ha quedado a medias. Por cierto, que en realidad tanto el pueblo como la fábrica de luz pertenecen a la localidad aneja de La Orden, al otro lado del río.