miércoles, 26 de julio de 2017

Ruta de senderismo: La bóveda de Leva

 La bóveda de Leva es un anticlinal en forma de altiplanicie que separa los valles del Nela Medio y Manzanedo. Recorriendo este espacio podremos contemplar amplios paisajes y disfrutar de algunos interesantes rincones de carácter antrópico y natural.
 
Dificultad: Media, la debida a la distancia.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): fácil salvo en algunos puntos clave que en realidad tampoco son especialmente complejos.
Belleza: Media
Tiempo y distancia: 5 horas (20,5 kilómetros)
 

Situación
 
Para llegar desde Burgos hay que tomar a C-629 hasta Villarcayo. En pleno centro del pueblo se localiza el cruce a mano izquierda que conduce hacia la zona del alto Nela. Tras unos siete kilómetros alcanzamos la localidad de Escaño, inicio de la presente ruta.
 
Puntos de Interés
 
Barranco de la Capellana o Capellanía. Vistas desde la parte alta. Boca de Covanegra. Bosque y pueblo de Leva. Iglesia de Escaño.
 
Descripción de la Ruta
 
Es más que recomendable dedicar unos minutos al principio o la final de la etapa a contemplar la interesante iglesia románica de Escaño, considerada entre las más antiguas del románico burgalés. Tomamos la calle que nace junto al templo y se dirige hacia el monte. En unos instantes giramos a la derecha y al poco salimos del pueblo por un camino carretero que remonta la ladera.
 
La pendiente es moderada y nos permite ganar altura por un bosque mediterráneo compuesto principalmente de encinas carrascas. A los poco minutos giramos hacia la izquierda y a continuación hacia la derecha, mientras el camino se convierte en sendero. Legamos así a una especie de portillo que deja a cierta distancia sendas dorsales rocosas.
 
Frente a nosotros aparece un vallejo cuyo fondo está ocupado por unas praderías. Ya podemos intuir la continuación del recorrido, remontando este vallejo o barranco de la Capellanía mediante un arco de izquierda a derecha. Bajamos unos cientos de metros dejando a nuestra derecha un vallado ganadero. Ya cerca de los prados superamos una portilla y empezamos a ascender.
 
Por momentos los senderos se desdibujan y se dividen, especialmente en los puntos más rocosos. En todo caso no nos es muy difícil encontrar la continuación. Tras un tramo algo más empinado, pero siempre llevadero, notamos como la pendiente se suaviza y poco a poco vamos intuyendo el final de la subida. La vegetación arbórea es algo escasa. Por encima de nosotros vemos incluso una estrecha alineación de hayas.
 
Llegando ya arriba vemos un parque eólico no muy grande por el que rondaremos bastante tiempo, aunque en ningún momento caminaremos bajo los aerogeneradores. El punto alto se encuentra en torno a la cota mil (hemos empezado desde aproximadamente la altura de seiscientos). Desde aquí observamos la planicie un tanto irregular y algunos paisajes un tanto confusos del noroeste burgalés, no muy lejos transita la carretera N-232.
 
Localizamos una portilla para superar el vallado que aparece transversalmente. Al otro lado nace un camino que al poco tuerce a la izquierda tendiendo a descender. Nosotros nos salimos del camino buscando la placa descriptiva del parque eólico, Coterejón, de color verde, sin casi cambiar de altura. Se encuentra la misma junto a la pista que sirve para subir a la instalación. Justo en este punto nace un camino que sin hacernos cambiar de dirección ni de altitud se interna en una replantación de pinos jóvenes.
 
El nuevo camino en algunos puntos está algo borroso debido a la vegetación, pero el avance es en todo momento claro y fácil. Junto a una dolina traza un pequeño zig-zag para ir dejando atrás los pinos e internarse en una zona de encina carrasca en dónde sorprendemos a mamá corza con su corcino. Las formas cársticas son bastante abundantes en esta bóveda de Leva, y en ocasiones han dado lugar a interesantes torcas y cuevas.
 
Tras aproximadamente un kilómetro, al poco de pasar bajo una instalación de alta tensión, encontramos un camino que sube desde la carretera. Lo tomamos ascendiendo un poco hacia la derecha, hasta llegar a la subestación controladora del parque eólico. Aquí giramos hacia la izquierda superando una portilla, pasamos junto al edificio y continuamos en dirección a una torre bastante alta asociada a la instalación. Desde esta zona tenemos muy buenas vistas de las canales de Dulla.
 
La pista termina junto a esta torre, empezando el tramo más confuso del recorrido. Desde la torre continúan una especie de roderas que dejan un vallado a la izquierda, aunque el suelo es bastante pedregoso. Buscamos la referencia de un árbol seco y aislado, que se sitúa un tanto hacia la derecha. Tras pasar junto al mismo continuamos sin cambiar de dirección y enseguida llegamos a un perímetro de madera que delimita la sima de entrada a Covanegra, de unos 30 metros de profundidad. Se trata de una cavidad interesante aunque sólo accesible con material y preparación adecuados.
 
Desde la sima se observa el pueblo de Leva de Valdeporres, rodeado de un frondoso bosque. Por detrás los relieves que caracterizan la parte alta de la Merindad de Valdeporres. Mirando en esa dirección observamos en un plano más cercano la misma línea de alta tensión junto a la que caminamos anteriormente. Tomamos como referencia la primera torre situada entre el arbolado y caminamos hacia la misma buscando los pasos que el ganado crea entre las piedras y el brezo.
 
Una vez a la altura de la torre, nos situamos a unos 30 metros a la izquierda de la misma. Caminando en esta dirección vemos una portilla para superar un nuevo vallado. Desde aquí caminamos bajo la línea eléctrica hasta alcanzar el camino que comunica Leva con Cubillos del Rojo. Lo tomamos hacia la derecha pasando cerca de unas instalaciones ganaderas. Rápidamente llegamos al cuidado pueblo de Leva, con interesantes muestras de arquitectura popular y casas de tipo montañés.
 
Una vez visitado el pueblo y tomando como referencia la iglesia, tomamos como referencia la calle que sube desde la misma, paralela al camino por el que hemos venido pero en dirección contraria. Tras pasar por un estrechamiento entre dos edificios salimos del pueblo por un bonito sendero que deja un vallado en su lado izquierdo. Entramos en un bosque ignorando una derivación que sube hacia la derecha.
 
Llegamos a la altura de un arroyo que ahora encontramos seco y entramos en un precioso hayedo. Se trata del tramo más interesante de la jornada y tiene una longitud de aproximadamente un kilómetros. El sendero es muy fácil de seguir, especialmente en los puntos más sombreados. En los cruces tomaremos siempre la opción que implica ascender, aunque siempre de manera suave.
 
Finalmente salimos del bosque y el sendero se desdibuja. Sin cambiar de dirección llegamos a otro camino que sube hacia la derecha unas docenas de metros, permitiéndonos disfrutar de las últimas panorámicas de Leva y de su bosque, y termina junto a otro camino trasversal que tomamos hacia la izquierda, recuperando así el sentido oeste-este. Volvemos a ver las torres del parque eólico.
 
Una suave subida nos deja junto a un camino más marcado, en realidad una pista algo abandonada, tras la cual hay una replantación de pinos. Tomamos la misma hacia la izquierda y tras llanear un poco empezamos un largo y llevadero descenso. El nuevo camino va dejando poco a poco atrás la plantación y se emboca hacia un vallejo que termina en un estrechamiento. En esta zona encontramos un arbolado bastante exuberante en el lado izquierdo del camino.
 
Continuamos el descenso mientras hacia la izquierda tenemos unas perspectivas bastante originales del valle del Nela, y en especial de Puentedey y la cascada de la Mea. Poco a poco el descenso se va haciendo más brusco y llega a una empinada curva de herradura con piso de hormigón. Unos cientos de metros después se llega a una segunda, y a continuación a una tercera.
 
Junto a esta curva a izquierdas buscamos en la parte exterior una portilla para salvar un nuevo vallado de alambre de espino. Al otro lado nace un sendero un tanto borroso por la vegetación, pero que se sigue fácilmente en sentido descendente. Muy cerca de la carretera llegamos a la altura de un nuevo vallado que no alcanzamos, sino que seguimos las trochas ganaderas que transitan junto al mismo dejándolo a la izquierda.
 
De esta manera vamos ascendiendo un poco mientras frente a nosotros aparecen las mismas dorsales rocosas que ya vimos al comienzo de la ruta. En las proximidades de un abrevadero nos juntamos a un nuevo sendero que desemboca en una zona de praderías relativamente extensas. Al poco salvamos pasamos al otro lado de un desdibujado arroyo y buscamos la parte izquierda de las praderías, por la que transita un sendero.
 
Vamos así ascendiendo durante unos cuantos minutos hasta que la pendiente prácticamente cesa. Poco a poco nos vamos acercando al vallado junto al que ya pasamos hace unas horas y ja junto al mismo buscamos un paso más o menos practicable (nosotros pasamos bajo el mismo). De esta manera nos incorporamos al sendero, ascendemos al pequeño portillo y ya sólo nos queda desandar el fácil tramo de descenso que nos queda hasta Escaño.
 
Comentarios
 
Recorrido relativamente interesante en el que casi la única dificultad estriba en la distancia a recorrer. El mayor desnivel se afronta al principio y no resulta especialmente duro. Los pocos tramos fuera de sendero no son demasiado complejos ya que la vegetación ni es muy alta ni está muy cerrada.
 
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 Vídeo con imágenes del recorrido.
 

 
 
 

martes, 18 de julio de 2017

Mansilla y Zumel

Mansilla es una localidad distante veinte kilómetros escasos de la capital. Su nombre proviene quizás de una antigua “mansio” romana. Tuvo su importancia histórica al ser cabeza de uno de los alfoces burgaleses de la época de la repoblación (siglos IX-XI). Este alfoz se extendía por los actuales municipios de Huérmeces y Valle de Santibáñez, e incluso llegaba hasta la zona de Isar y Tardajos. 23 núcleos de población actuales pertenecían a este alfoz, amén de un grupo de despoblados.
 
Posible extensión del alfoz de Mansilla, con indicación de algunos núcleos de población como referencia


Posible cerro del castillo del Alfoz, visto desde las proximidades de la ermita de la Virgen de la Cuadra
 
El castillo desde el que se controlaba el Alfoz se ubicaba, más que previsiblemente, en un llamativo cerro situado al oeste del pueblo. No en vano la loma recibe el nombre de El Castillo y en la misma se han localizado algunos restos que podrían estar asociados al mismo. 
 
Vista del cerro de "El Castillo" desde la iglesia de Mansilla.

 

El elemento patrimonial más interesante de Mansilla es su parroquial, una construcción del siglo XVII en la que queda empequeñecido el sencillo ábside de época románica y esencia del románico lombardo. Más enigmático es el arco de factura mozárabe que da paso al atrio. Es evidente que este arco ha sido reubicado, pero no queda claro desde donde ¿será un resto del antiguo templo asociado al castillo del alfoz?. 
 

 

Al otro lado de cerro de El Castillo se encuentra la localidad de Zumel. Entre sus buenas casas de sólida piedra de páramo destaca una bien conservada torre Medieval. Este restaurado castillo consta de una torre del homenaje de planta cuadrada de unos 20 metros de altura, construida con materiales sencillos salvo en las esquinas, con ocho pares de canes situados en las esquinas y en el centro de cada paño. La torre está rodeada por una cerca a modo de pequeño patio de armas. En todo caso la cerca ha sido reconstruida en épocas recientes. Los escudos pueden datarse en los siglos XVI y XVII.
 
Zumel desde la ermita de la Virgen de la Cuadra

 

Como muchas otras torres similares, más que una función defensiva tenía como objetivo demostrar el poderío de sus propietarios. Es más que probable que estuviese almenada y que, como en muchos otros casos, dichas almenas fuesen hechas destruir por la corona como símbolo del triunfo del poder real sobre la nobleza. Es bastante probable que también tuviera tejado. 
 

 

El constructor de la torre fue Pedro Yáñez de Ulloa, canciller mayor del rey Juan II, que la levantó a mediados del siglo XV. En 1516 la torre pasó, por compra, a manos de los Bernuy. Esta familia burgalesa, de origen judío converso, obtuvo el curioso título de marqueses de Benamejí (localidad cordobesa), y fue una de las más importantes e influyentes en el comercio europeo del siglo XVI (no en vano fueron los que levantaron el Hospital de la Concepción). Contó con delegaciones en las principales ciudades del continente y con el tiempo extendió su influencia comercial y financiera al norte de África, América y las islas Azores. 
 
 

miércoles, 12 de julio de 2017

El palacio y la iglesia arruinados de Castil de Peones

Castil de Peones es un núcleo situado en la misma vera de la carretera N-I en dirección al País Vasco y a Francia. Aunque ahora la vía no pasa por el pueblo sí que fue así históricamente, cosa que se ve fácilmente en su configuración de pueblo-camino.



El edificio patrimonialmente más interesante de Castil se encuentra en esta calle principal. Se trata de una casa fuerte, conocida como La Casona o Casa de los Torres. Datada en el siglo XVI, cuenta con arco de medio punto en la entrada, ventanas renacentistas y sendos escudos. Aunque son de diferente factura, ambos parecen estar relacionados con la familia Aguilar. Pese a la evidente calidad de la piedra, el edificio muestra claros signos de avanzado deterioro. Al parecer en su interior hay o hubo una interesante chimenea.
 


 

A escasos metros de la casa fuerte se encuentran los maltrechos restos de la antigua iglesia parroquial. Los derrumbes empezaron en los últimos años del pasado siglo y ya desde entonces los escasos servicios religiosos se viene celebrando en un edificio municipal. Actualmente se está ejecutando un proyecto para transformar lo que queda del templo en un centro de usos múltiples. Por lo que parece aún queda bastante camino por delante.
 
 

miércoles, 5 de julio de 2017

El dolmen de Reinoso y el palacio de Revillagodos

Aprovechamos la visita a la iglesia de Valdazo para hacer un pequeño alto en el dolmen de “El Pendón” de Reinoso; que está siendo objeto de una intervención arqueológica. Pese a un secular expolio, parece que aún se han encontrado restos que permiten conocer algo más de este lugar. Desde luego la ubicación del túmulo, como los de la mayoría de este tipo de restos, no es casual, en un alto dominante sobre la zona. La intervención ha sido posible gracias a una innovadora línea de subvenciones de la Diputación que esperamos pueda tener continuidad en años venideros.
 
Vistas de la sierra de la Demanda desde el dolmen.
 


 
Por lo demás, Reinoso tiene el dudoso honor de ser uno de los municipios más pequeños de España. En su momento tuvo una efímera “fama” por ser uno de los que renunció al plan E de Zapatero debido a la escasa cuantía a percibir. Hace un par de años los medios de comunicación reflejaban la petición de los vecinos de construcción de una nueva iglesia; toda vez que de la antigua sólo queda la torre.

A tiro de piedra de Reinoso se encuentra el también escaso caserío de Revillagodos (que nombre más evocador). Aún más escaso parece a la vista de su enorme y sorprendente palacio; ornado por un igualmente voluminoso y trabajado escudo. El edificio data del siglo XVIII y según parece el escudo pertenece a los Juez-Sarmiento. El lema reza “Si obedieris Deo, angelis suis mandavit de te” (Si obedecieras a Dios, te encomendaría a sus ángeles). Tanto el palacio como su escudo merecerían mejor suerte.