Con casi toda probabilidad el dolmen más interesante de la provincia de Burgos, muestra la estructura típica de sepulcro de corredor y cámara circular en el centro, siendo el de mayor tamaño de los que se pueden visitar actualmente.
Pero lo que tal vez llama más la atención es su ubicación. Alejado de cualquier carretera, su ubicación en lo más alto de la zona, a más de 1000 metros de altitud deja bien claro que la misma no es casual, pudiéndose ver muchos kilómetros a la redonda.
La forma de acceso más habitual al dolmen de las Arnillas es a partir de la Carretera de Gredilla de Sedano-Pesadas, bien por el Valle de la Granja (empieza a la derecha de la carretera, unos 2 kilómetros pasado Gredilla) o un poco más adelante, cuando se corona el ascenso (esta segunda opción permite acercarse algo más con el coche, pero deberemos andar si no tenemos todo terreno). También es posible acceder desde los pueblos de Moradillo de Sedano o Quintanaloma, siendo factible una interesante ruta circular.
Las siguientes imágenes están tomadas en invierno de 2016
En su interior se descubrió un importante osario colectivo y un amontonamiento de 13 calaveras que sugiere un posible culto al cráneo. Como en otros enterramientos similares, son excluidos los cadáveres de niños. Fue levantado en el periodo neolítico, hace unos 5000 años, aunque fue usado durante un periodo bastante largo.
Como dato curioso, todos los dólmenes de la zona tienen el corredor orientado hacia el sureste, de modo que se consiga que entre por el mismo la primera luz del sol del solsticio de invierno. Este hecho tiene una evidente relación con las creencias de la cultura que creó estas construcciones.
Sencillo recorrido que combina bonitos
senderos por sombreados fondos de valle, con la paramera del norte burgalés. El
punto culminante es el emblemático dolmen de las Arnillas, el más interesante
de los estudiados en la geografía burgalesa.
Dificultad:
Media. Hay dos subidas principales que son más llevaderas si no están
dificultadas con la nieve.
Orientación
(sin GPS con track o cartografía): fácil
En la parte alta del pueblo de Sedano, aproximadamente a un kilómetro del núcleo principal, se encuentra el llamado barrio de Lagos. Aquí el río Sedanillo o Moradillo forma una bonita cascada en un paraje embellecido por un puente de origen medieval y un antiguo molino que aprovechaba el salto de agua.
En una apartada, privada y
vigilada propiedad, en la parte inicial de la Tierra de Lara y lejos de miradas
indiscretas, se encuentra una de nuestras más desconocidas joyas románicas: el
templo de la antigua Abadía de San Quirce.
Imagen del templo, con sus característicos ábside y torre
Hace unos meses publiqué una ruta de senderismo en la que se hacía mención a un manantial en las proximidades del pueblo de Moradillo del Castillo. Este manantial recibe el nombre de El Tobazo (no confundir con su homónimo en tierras cántabras), y si queremos acceder de manera directa al mismo deberemos continuar desde Moradillo del Castillo por la pista que lo comunica con San Andrés de Montearados.
Pasados unos 500 metros (con precaución la pista es practicable para turismos, aunque es recomendable dar un pequeño paseo) llegamos a las ruinas de lo que fue el Molino del Zurdo. Una pasarela peatonal permite pasar al otro lado (puede haber alguna complicación en épocas de fuertes deshielos). Frente a la misma tenemos la cascada artificial de la antigua presa molinar.
Si seguimos el sendero hacia la derecha enseguida alcanzamos el manantial de "El Tobazo". Aparece en forma de cascada que desciende por la ladera. Debido a la anchura, la abundancia de vegetación (aunque ha sido limpiado hace unos años) y el caudal limitado, el efecto visual no es muy espectacular.
Si demasiadas complicaciones podemos acceder a la parte superior, en donde comprobamos que el manantial surge de una cavidad relativamente amplia en su entrada, aunque la continuación parece compleja.
Bajando de nuevo al sendero y continuando hacia la derecha (dejando el río en ese mismo lateral); en unos 100 metros llegamos a otra surgencia. Aunque es todavía más estacional, su belleza es bastante mayor, tal y como podemos comprobar en estas fotos.
Con un poco de esfuerzo y habilidad podemos acceder hasta el nacimiento, una curiosa oquedad de apenas medio metro de diámetro.
Estas dos surgencias son fuertemente estacionales; variando sensiblemente su caudal incluso en cuestión de días. En realidad existe alguna surgencia adicional en las proximidades; si caminamos en la otra dirección (dejando el río a la izquierda), pero se encuentran bastante cerradas de vegetación.
Termino el artículo con un enlace a un pequeño vídeo de la segunda cascada (sonido original).
Sencillo paseo por la zona de transición entre el páramo de masa y los
cultivos de transición hacia la cuenca del Duero. Partimos de Cernégula, en
cuyo término encontramos varias sorprendentes lagunas. Entre las mismas se encuentra
la famosa “charca”, origen de la misteriosa leyenda de las brujas de este
lugar.
Dificultad: Fácil
Orientación (sin GPS con cartografía o track): Media. Dependerá del
modo en que se mantenga la señalización. A mediados de 2016 se encontraba en buen
estado.
Belleza: Normal.
Tiempo y distancia: 2 horas y 45 minutos (12 kilómetros)
Situación.
El inicio de la Ruta se encuentra cerca de Burgos. Para llegar al
mismo hemos de salir por la N-623 hasta Sotopalacios. Aquí se toma hacia la
derecha la C-629 hacia Villarcayo. Tras unos veinte kilómetros por esta
carretera encontramos el pueblo de Cernégula. Aparcamos junto a una curiosa
fuente.
Puntos de Interés
Caserío de Cernégula. Lagunas de Cernégula y de Venta la Perra.
Manantial de Hontoria. Paisajes de transición.
Descripción de la
Ruta
Partimos por las calles que van en dirección
perpendicular a la carretera. Las casas muestran ese aspecto recio típico de la
zona de páramos. Junto a la iglesia encontramos un interesante ejemplar de
moral.
Pronto llegamos a la vera de la “charca de
Cernégula”. Más allá de las misteriosas leyendas que rondan en torno a la
misma, se trata de una masa estable de agua rodeada en su perímetro por una
acera que permite un agradable paseo. Volvemos sobre nuestros pasos y buscamos
un borroso camino que parece dirigirse directamente hacia el monte, buscando la
carretera que baja del páramo.
Pronto el camino gira hacia el noroeste
pasando a discurrir a caballo entre los campos de cultivo y la ladera del
páramo. Subimos suavemente contemplando el paisaje. Poco antes de los dos
kilómetros giramos hacia la izquierda y enlazamos con una pista que tomamos
hacia la derecha. Pronto llegamos a un cruce en el que seguimos de frente y, al
poco, a una desviación a la derecha que seguimos.
Volvemos a ascender dejando atrás poco a poco
los cultivos. Al final de los mismos encontramos un curioso manantial natural
denominado Hontoria. Seguimos ascendiendo y sin mayor novedad alcanzamos la
carretera Poza – Villadiego. Casi enfrente encontramos otra laguna: La de Venta
la Perra. (aún queda otra más aproximadamente a un kilómetro, pero se sitúa en
terreno de una finca privada).
Seguimos caminando por la carretera hacia el
oeste. Se trata de un tramo con árboles a los lados, tan poco habituales en las
carreteras actuales. Tras una suave subida alcanzamos una curva hacia la
izquierda, buscando un camino que nace en esa misma dirección. Avanzamos hacia
un disperso bosque de carrascas alcanzando el punto más alto del paseo de hoy.
Localizamos unos antiguos cercados ganaderos
en el nacimiento de una vaguada. Vamos hacia los mismos y seguimos caminando
por la parte baja de la hondonada. Tras pasar una zona más cerrada de
vegetación sorprendemos el tranquilo rumiar de un par de corzos. Pronto llegamos
a un cultivo que bordeamos por la izquierda.
Enseguida alcanzamos el nacimiento de un
borroso camino por el que descendemos. Llegamos al cruce en el que estuvimos
hace un tiempo, pero justo en este punto giramos bruscamente hacia la derecha
por un nuevo camino. Tras una corta rampa volvemos a descender hacia las
tierras de cultivo. Tras pasar bajo una línea de alta tensión alcanzamos una
nueva pista que seguimos hacia la derecha.
La pista traza una amplia curva hacia la
izquierda entrando en una zona aún más despejada de arbolado. Se trata de una
amplia recta de casi dos kilómetros de distancia. Pasada esta distancia
encontramos un camino que nace hacia la izquierda y que se dirige hacia una
loma. Llegamos a la misma superando la parte que más esfuerzo implica en todo
el trazado.
Tras el corto ascenso aparece ante nosotros
el pueblo de Cernégula. Siguiendo el camino vamos descendiendo paulatinamente
hacia el pueblo, al cual entramos no sin pasar antes de nuevo junto a la
laguna.
Comentarios
Sencilla ruta que se corresponde con el sendero de pequeño recorrido PRC-BU-213. Sobre el pueblo de Cernégula ya hemos escrito en otra ocasión.
En el amplio término municipal de
Quintanar de la Sierra es protagonista omnipresente el pinar. No obstante,
dentro de esta apariencia homogénea podemos encontrar lugares como el Chorlón, Fuente Sanza, los yacimientos altomedievales de
Cueva Andrés y Cuyacabras, y el Comunero de Revenga (LINK) (este último compartido
con Regumiel y Canicosa). No tan conocidos son los dos lugares a los que
dedicamos este artículo: El Peñedo y el Empedrado.
“Por los años del medievo, junto al Brullés, y a su lado, Nace la historia de un pueblo que llaman Villalibado”
Villalibado se encuentra en las cercanías de Villadiego; tomando un ramal desde Arenillas de Villadiego. El pueblo se sitúa en una zona algo elevada, lo que permite tener una cierta panorámica de las tierras de labor de la zona.
Elías Rubio, en nuestro libro de referencia, nos cuenta que desde 1973, fecha de su despoblación, ha existido población de forma intermitente en el pueblo. Seguramente este hecho ha influido en que el estado general de los edificios haya sido siempre relativamente bueno. A finales de los ochenta dos hermanos compraron las casas de entrada al pueblo para montar una peculiar granja de pollos ecológicos. Antes de fin de siglo abandonaron el proyecto.
Manzana de entrada al pueblo en el año 2009. Aquí estaba la granja citada y hoy forma parte de uno de las alas del proyecto de alojamiento rural.
Frías, la Ciudad más pequeña de
España, es una localidad que no necesita ayuda para promocionarse. Además de
ser un lugar que “se vende sólo”, existe múltiple información de todo tipo y en
todos los formatos. Así, las cosas, intentar a estas alturas escribir algo
original sobre este pueblo, sin ser natural del mismo, implicaría notable
esfuerzo con pocas opciones de éxito y escasa recompensa.
En las primeras imágenes, diversas vistas de Frías
Pero, como no se entendería este
blog sin al menos un artículo dedicado a Frías, he decidido, como en ocasiones
similares anteriores, hacer un bosquejo general del lugar. El enfoque será fundamentalmente
histórico e irá “salpimentado” con diversas imágenes de la localidad, las
cuales tendrán papel protagonista. Aunque trataré de resumir lo más posible, el
artículo será necesariamente bastante más largo de lo habitual.
Vista general desde el Castillo. En primer término el Sagrado Corazón
En el área en la que las diversas
elevaciones del Arlanza medio dan paso a los pinares serranos, encontramos el
bonito pueblo de Hacinas. En sus calles encontramos buenos ejemplos de la
construcción típica de esta zona, caracterizada al exterior por su recia piedra
arenisca rojiza y las chimeneas troncónicas. También podemos resaltar una
perfectamente conservada picota de ajusticiamiento, construida a finales del
siglo XVI.
Picota. Tras ella el Centro del Árbol Fósil
No obstante el elemento más
original y característico de Hacinas son los árboles fósiles que se han
encontrado en su término municipal. Algunos de ellos han sido colocados hace ya
varias décadas en diversos puntos del casco urbano; otros permanecen en su
ubicación original. Tal vez el más llamativo sea el fragmento de tres metros
que se encuentra enhiesto junto a la picota citada.
Uno de los árboles fósiles del pueblo
Justo al lado se encuentra el
interesante y moderno Centro del Árbol Fósil, un edificio inaugurado hace unos
años para divulgar este valioso patrimonio. Actualmente sus horarios son
bastante restringidos, limitándose generalmente a los meses de verano. No
obstante también existe cierta posibilidad de concertar una visita. En todo
caso recomiendo utilizar los contactos que aparecen en su página web;
punto en el cual además podremos conocer más acerca de este singular
patrimonio.
Los árboles fósiles de Hacinas, probablemente
los más interesantes en su género de la Península, corresponden a unas coníferas de gran
tamaño que vivieron en el Cretácico (hace unos 130 millones de años). Algún
evento convulso (tal vez una fuerte tormenta) hizo que fuesen repentinamente
derribados y enterrados en las zonas arenosas en las que crecían. Unas
condiciones diagenéticas concretas permitieron la lenta sustitución del
material celulósico original por pequeños cristalitos de cuarzo; de manera que
el aspecto estructural original es perfectamente reconocible. Sucesivos fenómenos geológicos y, sobre todo, la erosión hace que afloren a la superficie algunos de ellos.
Además de los árboles
fosilizados, en Hacinas llama poderosamente la atención las grandes peñas que
rodean e incluso se integran en el casco urbano. Una de ellas es utilizada a
modo de singular campanario “auxiliar” de la parroquial de San Pedro (incluso
cuenta con su propio nido de cigüeñas). A mediados del siglo XX se instaló en
su parte alta una imagen del Sagrado Corazón; a sus pies se reunía antiguamente
el concejo del pueblo.
Dos planos del Castillo
Pero el bloque rocoso más
importante es sin duda el que ocupaba el antiguo castillo. Hoy se nos muestra
con una forma moldeada por las diversas intervenciones humanas (algunos
especulan con un origen prerromano). Incluso un antiguo árbol fósil ha dejado
un hueco a modo de “molde”; formando la oquedad conocida como “Cueva de los
Moros”.
La "cueva de los moros"
Los registros más consistentes parecen
remontar su existencia a la alta Edad Media, a finales del siglo IX, en el
periodo en el que esta zona aún formaba parte del frente hispano-musulmán. En
esta época se enmarca la leyenda más conocida de la localidad, la de la batalla
de Hacinas. Fabulada por un moje del monasterio de Arlanza, narra la cruenta
victoria de las tropas del conde Fernán González sobre las del caudillo
Almanzor. Según esta tradición, los muertos fueron tantos que tuvieron que enterrarse
en montones o “hacinas”; de ahí vendrían las palabras hacinar, hacinamiento…y
el propio nombre de la localidad.
Peña Carazo desde el Castillo
Esta confrontación es de por sí
imposible, puesto que ambos personajes no fueron contemporáneos, aunque no
puede descartarse que en la zona existiese algún tipo de refriega. El caso es
que en la parte baja de la localidad sigue existiendo un manantial con el
inquietante nombre de Fuente del Campo de los Muertos. En 1840, al excavar un
ribazo, aparecieron gran cantidad de huesos enterrados en fosa común que
pudieran corresponder a los muertos de alguna batalla.
Fuente del Campo de los Muertos
La “tercera pata” patrimonial de
Hacinas la constituye su importante legado de patrimonio inmaterial. Por una
parte tenemos su secular carnaval, uno de los más singulares de Burgos, en el
que la Tarasca juega un papel fundamental. Aún se sigue celebrando la característica
romería de Santa Lucía, aunque ha pasado de finales de diciembre (la fecha
natural) al tercer fin de semana de septiembre. Todavía más, parece que se está
en proceso de recuperación de la singular fiesta de El Reinado. Para saber más
sobre las mismas se puede consultar la página web del Ayuntamiento.
En las cercanías del pueblo de
Quintanilla Sotoscueva existe un aislado y llamativo edificio, alargado y bajo,
que acoge el museo Etnográfico de la Merindad de Sotoscueva. Según parece, fue
construido en el siglo XVIII como Casa de Juntas del Partido de Sotoscueva; agrupación
también llamada Siete Juntas de Sotoscueva, por los siete pueblos que lo
componen.
El museo se encuentra al otro lado de la vía de FEVE. Hay habilitado un paso elevado
Al respecto, no sé si lo entiendo
muy bien, pero parece que la Merindad de Sotoscueva estaba dividida en cinco
partidos, uno de ellos este de Sotoscueva. Según parece esta entidad supralocal
aún sigue teniendo algunas atribuciones en la gestión del territorio, y se
sigue reuniendo esporádicamente en este mismo edificio.
Interior del Museo
Pero yendo al museo propiamente
dicho, inaugurado en 2011, sus contenidos se reparten entre el interior y el
exterior del edificio. En el primer espacio encontramos una serie de paneles
explicativos, maquetas y audios tradicionales. Por otro lado, en la campa que
se extiende en las traseras de la Casa de Juntas, existen tres espacios
expositivos semiabiertos, a modo de tejavanas, que recogen los objetos
relacionados con algunas de las profesiones tradicionales, como la apicultura o
la carretería.
Recreación del potro y herrería
Recreación de los oficios de carpintería
Complementariamente a la restauración
del edificio se procedió a la limpieza de un pequeño grupo de tumbas
antropomorfas altomedievales, la necrópolis de San Félix, que se encuentran
bastante cerca del Museo, a unos 200 metros al noreste en dirección a
Quisicedo. Se han descubierto 26 enterramientos y existen indicios de un templo y poblado anexos, aunque la exploración no se extendió en detalle para conocerlos mejor. La datación es del siglo X.
Los horarios de apertura del
Museo están condicionados a la capacidad del Municipio para contratar a una
persona encargada. Por ello son variables de un año a otro; aunque se suele
encontrar abierto en verano, en horarios normales.
Frente al museo se encuentra el emplazamiento de Ojo Guareña
En el mismo corazón de los montes
Obarenes, sistema montañoso que quizás recibió tal nombre por la importancia de
este cenobio, se encuentran los malogrados restos de lo que fuera el Monasterio
de Santa María la Imperial de Obarenes. No tengo mucha información sobre este lugar,
y la disponible es en buena medida dudosa, pero intentaremos hacer un bosquejo
de su historia. A finales del siglo XVII Gregorio de Argáiz describía así este
lugar.
“Entre la ciudad de Frías y las villas de Pancorbo y Santa Gadea tiene
su sitio el devoto y retirado convento de Santa María de Obarenes; en lugar en
un valle pequeño rodeado de cuestas bien ásperas aunque de pastos abundantes
mucho para los ganados mayores y menores. El puesto es frío, tiene abundancia
grande de leña, con que se defiende y repara de sus rigores. Las nieblas con
que se ve rodeado desde los llanos de Santa Gadea le representan melancólico,
mas en el verano es alegre y paga con su amenidad y frescura lo que hace
padecer en el invierno, porque goza de regaladas, frías y copiosas fuentes, que
juntándose con las de Hontoria, tan celebradas, se hacen río. Tiene bastante
género de frutas y legumbres para sustento y alivio de los religiosos. Y al fin
la primavera es alegre, el estío templado en los ardores y el otoño apacible y
saludable"
Vista de lo que queda del monasterio de Obarenes, con la niebla a medio levantar
La apartada localidad de Cubilla
de la Sierra, en pleno corazón de los Montes Obarenes, es utilizada
fundamentalmente, desde el punto de vista del senderismo, como lugar más fácil
para atacar la cumbre del sistema montañoso: el Humión. No obstante su
privilegiada situación permite diseñar desde la misma otras variantes
exploratorias, una de las cuales exponemos en este artículo.
Dificultad: Baja-Media.
No presenta mayor dificultad que algunos tramos sin sendero. Se puede acortar
sobre la distancia propuesta.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Fácil salvo en el tramo
anterior al pico Cabezas.
Belleza: Alta.
Tiempo y distancia: 3
horas y media (13,5 kilómetros).
Recorrido corto por el hayal: 12 km. con conexión hasta Obarenes: 16 kilómetros.
Al sur del puerto del Cabrio, en el confín donde
confluyen el valle de Mena, la Merindad de Montija y la Junta de Traslaloma, se
observa una alargada línea de imponentes cantiles rocosos. Bajo los mismos encontramos
un bien conservado bosque en el que la hayas juegan un papel predominante.
Mientras, la parte superior se presenta con poca vegetación y con perfiles
suaves; ofreciendo, eso sí, interesantes panorámicas.
Dificultad:
Media. En general el avance es bastante sencillo pero el ascenso y, sobre todo,
el descenso tienen bastante miga.
Orientación
(sin GPS con cartografía o track): Difícil en la zona alta, aunque factible si
el día está despejado (se sugiere variante que lo simplifica)
Belleza:
Alta
Tiempo
y distancia: 4 horas y media y 17 kilómetros.
Hace ya algún tiempo dedicamos un artículo específico a recorrer el singular paisaje de la hoya de Huidobro. Hoy proponemos una interesante variante que nos ofrece otra perspectiva de este paraje, permitiendo además combinarlo con un acercamiento parcial al paisaje de los cañones del Ebro y tomando contacto con dos de nuestros despoblados más emblemáticos.
Dificultad: Media-baja. Sólo exige cierto esfuerzo el ascenso al pico Otero. Orientación (sin GPS con track o cartografía): Fácil salvo en el último tramo. Si escogemos terminar por la carretera desaparece esta pequeña dificultad. Belleza: Alta Tiempo: 4 horas y media (17 kilómetros)
Desde el pequeño pueblo de
Alarcia se puede realizar una variada ruta que transita bajo la sombra del pico
Trigaza, a caballo entre las vertientes de la cuenca del Ebro y del Duero. Esta
ruta señalizada recibe el nombre de Genciana; que además del nombre de una
bella flor es la denominación del barranco más característico del recorrido.
Dificultad: Media.
Varias subidas distribuidas fundamentalmente en la primera parte del recorrido.
Orientación (sin GPS
con cartografía o track): Media. Hay muchos cruces delicados y todo depende de
que señalización se mantenga correctamente.
A medio camino entre las
localidades de Quintanilla del Rebollar y Quisicedo, al lado de la carretera,
se encuentra una pequeña finca perimetrada y arbolada en donde se situó un antiguo vivero
forestal. Fue creado en 1952 por el Distrito Forestal de Burgos para repoblar
diversas áreas deforestadas de la Merindad de Sotoscueva, aunque también
puntualmente se destinaron a algunas zonas del Valle de Mena y el Valle de
Losa.
En esta imagen la pasarela que sirve para superar las vías de FEVE.
Las especies más habituales eran
diversas especies de coníferas, aunque también existían algunas frondosas como
castaños y robles. Tuvo su mayor actividad hasta finales de los años 60,
momento a partir del cual se empezaron a implantar los viveros centralizados y
mecanizados de alta producción; que son lo que se siguen utilizando hoy en día
para este tipo de repoblaciones.
La pasarela citada sirve a la vez de mirador
Desde entonces la producción fue
decayendo hasta detenerse a principios de los 90. No obstante incluso desde entonces se
siguió realizando un pequeño mantenimiento del antiguo vivero para la creación de un pequeño
arboreto. Hoy se encuentra incluido dentro de los espacios del Monumento
Natural de Ojo Guareña; siendo posible llegar andado al lugar desde la misma Casa
del Parque. Para ello basta seguir un sendero paralelo a las vías del tren
durante unos centenares de metros.
Mi visita coincidió con el paso vespertino del tren de FEVE
Tal vez el mejor momento para
visitar el lugar sea durante el otoño, pues además de poder contemplar diversas
especies de coníferas, en el antiguo vivero crecen castaños y algunos robles,
como el rojo, poco habituales por estos lares. No obstante deberemos tener
suerte con el momento exacto (yo el año pasado estuve muy a finales de octubre
y estaban un poco “pasados”; amén de que la luz no era la mejor).
En el lugar encontramos un panel
explicativo con las diversas áreas de plantación, así como algunas placas junto a determinados ejemplares. Además podemos consultar y
descargar el folleto desde internet.