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martes, 30 de marzo de 2021

Ruta de senderismo: Las Callejuelas y el Cotero

El curso alto del río Engaña muestra una típica configuración de valle glaciar que acoge un río que baja cantarín desde la divisoria con Cantabria. Este valle acogió la malograda obra del Túnel al que dio nombre. Hoy presentamos una alternativa de ascenso hasta su punto más alto, el pico Cotero o Coteru la Breña, a más 1500 metros. Esta es la cumbre más noroccidental de la cantábrica Burgalesa. Esta opción incluye el paso por el curioso enclave de “Las Callejuelas”, una especie de pequeño laberinto formado por grandes bloques pétreos. 

Dificultad: Media. Desnivel llevadero aunque evidente.
Orientación (sin track para GPS o móvil): Difícil en algunos tramos. No se recomienda especialmente si hay niebla.
Belleza: Alta.
Tiempo y distancia: 4 y media horas (14,5 kilómetros).


Situación

Desde Burgos tomamos la N-623 en dirección a Santander. Desde Cilleruelo de Bezana enlazamos hacia Soncillo y después hacia Pedrosa de Valdeporres. Desde este último núcleo tomamos una carretera que nace paralela a la línea de FEVE y que lleva a San Martín de Porres, Rozas y el Túnel de la Engaña. Son unos 5 km por una carreterita que se encuentra en estado precario, pero aceptable, cuando se escribieron estas líneas. Podemos dejar el coche en el parking que se encuentra justo antes de la boca sur del túnel de la Engaña, pero preferiblemente continuamos aproximadamente 500 metros más hasta un área recreativa que puede ser un lugar adecuado para un tentempié al final de la ruta.

Puntos de interés

Túnel de la Engaña e instalaciones relacionadas. Bosques Caducifolios. Paisaje de Montaña. Vistas sobre las cimas cercanas y los valles cántabros. Roble centenario seco. Paraje de las Callejuelas.

Descripción de la ruta

En el punto en el que proponemos dejar el coche existe una bifurcación. Debemos tomar la opción izquierda cruzando el río (volveremos por el otro lado). La ancha pista nos conduce en subida hacia unas cabañas restauradas. Tras varias curvas el camino termina junto a un de estos edificios y se transforma en sendero internándose en un bosque al poco giramos claramente hacia la derecha y tras una nueva curva pasamos junto a una bonita aunque humilde cascada.

El sendero sale del bosque permitiendo ver la parte del valle que hemos recorrido con el coche y de fondo el inconfundible perfil del Dulla. Por un maltratado sendero compartido con la tubería de agua alcanzamos una nueva cabaña ya a más de 1000 metros de altitud y con un poco de atención vemos una especie de plataforma hacia nuestra izquierda en la que crece un robusto y fotogénico árbol seco. Volvemos al sendero serpenteando entre cabañas arruinadas y salimos de nuevo a una zona abierta siempre en claro ascenso.

En torno a la cota 1200 llegamos a una nueva zona con árboles. Con un poco de atención vemos hacia la derecha unos grandes bloques pétreos. Estamos en el enclave de las callejuelas, idóneo para explorar aunque hay una especie de sorprendente sendero permite ir superando las estrecheces entre bloques pétreos, con tendencia de ir de nuevo hacia la izquierda recuperando el sendero.

Salimos poco a poco a una zona muy abierta en la que apreciamos que estamos subiendo por una especie de arista con vallejos a los lados. De frente se intuye el cordal principal y al fondo las principales cumbres de la cantábrica burgalesa. Avanzamos con facilidad hasta aproximadamente la cota 1350. En este punto en lugar de buscar directamente las cumbres se empieza a avanzar algo más hacia la derecha, pero evitando perder altura. Los senderos en este tramo son más difusos y hemos de fijarnos permanentemente en el track.

Vamos ganando así altura de forma menos clara y en sentido norte hasta alcanzar un sendero mucho más marcado que asciende suavemente hacia la izquierda camino, ahora sí, de la cumbre del Cotero. Alcanzamos con relativa facilidad esta cota, marcada con buzón montañero y vértice geodésico.

Desde la cima tenemos unas excelentes vistas si el día está despejado: Al sur los quebrados paisajes del norte burgalés; por el oeste continúa el cordal hacia una cima de similar altitud y luego baja bruscamente hacia un parque eólico. A lo lejos se ven claramente las nevadas sierras del Cordel y de Peña Sagra. A nuestros pies tenemos los valles cantábricos y a lo lejos el mar, con San Pedro del Romeral bajo nosotros. Las cabañas parecen las ovejas de un desperdigado rebaño. Y hacia el este la línea de cumbres con Castro Valnera presidiendo.

Retrocedemos unos centenares de metros por las estropeadas roderas. El mal estado del sendero es lo único que ralentiza el descenso. Primero vamos hacia el noreste pero pronto giramos hacia el sureste. Este tramo termina en una especie de plataforma parcialmente cubierta por hormigón, a unos 1250 metros. Al otro lado nace un camino que sólo hemos de seguir para terminar la ruta.

Bajamos con gran rapidez rodeados de un nutrido grupo de abedules, amén de algunos serbales. Los abundantes claros nos permiten contemplar en su amplitud el valle del río Engaña. Es un largo tramo que serpentea entre prados hasta alcanzar la zona más cercana al río, con bosque mixto, prados y cabañas bastante reformadas. Finalmente alcanzamos el borde del río atravesado por un ancho puente. Ascendemos un poco y volvemos a descender mientras que se nos unen por la derecha varias pistas. Sin mayores novedades alcanzamos la zona recreativa.

Comentarios

Ruta con desnivel apreciable, llevadero en su mayor parte. Hay tramos en los que el sendero está bastante maltratado lo que dificulta el avance. Además, entre los 1200 y los 1400 de altitud se hace borroso y se puede perder la trocha correcta y tener que avanzar entre los arbustos bajos. Debido a esto, y también a los numerosos cruces, no es recomendable hacer esta ruta sin seguir un track fiable para GPS.

Track para GPS (pulsa en el círculo para más información).

 

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Video del recorrido:

jueves, 25 de marzo de 2021

La singular pila bautismal románica de Terradillos de Sedano

 

Burgos es una provincia especialmente rica en pilas bautismales del periodo románico, en cantidad, variedad y calidad. Muchos templos posteriores han conservado estas piezas de más de ocho siglos de antigüedad.  

 
Hoy nos referimos singularmente a la que se encuentra en la apartada y bien conservada localidad de Terradillos de Sedano, con su valle del río de San Antón, sus casas, sus hornilleras…lugar al que ya nos referimos precisamente cuando recorridos la ruta senderista por su sencillo desfiladero.



La pila bautismal de la iglesia parroquial corresponde a un románico tardío, y amén de su innegable mérito artístico, destaca sobremanera por una peculiar inscripción fácilmente legible en su basa

IN ERA MCCLI

·REX CASTELLE

TRIVNFAVIT SVPER PAGANOS.


Contiene pues el texto epigráfico, junto a la datatio que corresponde al año 1213 de nuestro calendario, una referencia al triunfo del “rey de Castilla sobre los paganos”, en clara alusión a la victoria de Alfonso VIII sobre los árabes en la batalla de las Navas de Tolosa, que tuvo lugar el 16 de julio de 1212. 


La repercusión de este importantísimo lance de la Reconquista encontró sonoro reflejo en la documentación de la época, hasta el punto de convertirse su recuerdo en la coletilla final de la mayoría de los textos de la cancillería alfonsina del final de su reinado, tal como aparece en la concesión de exención de portazgo al Hospital del Rey de Burgos de diciembre de 1212 o en la donación de la villa de Palazuelos a Alfonso Téllez, en julio de 1213, por poner sólo dos de los numerosos ejemplos. Aunque no deja de sorprender verlo registrado unos pocos meses después en una pieza religiosa de un lugar tan alejado de la corte. 

  

Añade interés a la datación de esta pila el hecho de aparecer como más que probable modelo para otras del entorno, sobre todo los ejemplares de Montorio y el de la parroquial de San Andrés de Montearados, ambas firmadas precisamente por un tal Domingo de Terradillos y datadas respectivamente en 1211 y 1214. 


 

miércoles, 17 de marzo de 2021

Santa Gadea del Cid

 Esta localidad en sus orígenes (de hecho, hace sólo unos pocos años se cumplió el milenario) era conocida con el nombre de Término. El motivo de esa denominación estaba en su estratégica situación en la frontera entre los reinos de Navarra y Castilla. El el siglo XII pasó a denominarse Santa Gadea de Término y a mediados del siglo XIX recibió el apelativo “del Cid” para diferenciarla de la otra Santa Gadea burgalesa.
 

Restos del Castillo y maqueta ubicada en la plaza.

La importancia de Santa Gadea creció pareja a los fueros y privilegios que le fueron concediendo los sucesivos monarcas castellanos. Alfonso VIII le otorgó el fuero de Logroño y otro Alfonso, en este caso el onceno, le dotó de un amplio mercado. Esta prosperidad aumentada por el control de la calzada medieval que se dirigía a Bilbao, atrajo hasta Santa Gadea del Cid a una comunidad judía. Además de pasar por las manos de la corona de Castilla, la villa fue posesión de los señores de Vizcaya y de varias familias señoriales, entre las que destacan los Manrique y los Padilla.
 


Más imágenes del castillo y la Torre del homenaje. En determinados periodos es visitable.
 
Todo este denso pasado histórico ha dejado como resultado un espléndido patrimonio artístico y popular que ha llegado en buen estado hasta nuestros días. No en vano está declarado Conjunto Histórico-Artístico desde 1973.
 
 
 

Imágenes de las puertas de acceso.

La villa aparece rodeada de un recinto amurallado, al que se accede por dos antiguas puertas, y está protegida por la silueta de un castillo que ya estaba erigido a principios del siglo XI. La fortaleza que se conserva es de finales del siglo XV, mandada construir por Pedro Manrique y tiene una muralla con cubos y una torre del homenaje (en su último piso se puede contemplar una bóveda con nervaduras góticas) que se levanta sobre una curiosa roca en el centro del patio de armas. En los años 30 fué motivo de un artículo en la revista "Estampa" por haberse vendido al precio de 50 pesetas.



Panorámica de la localidad y torre acastillada de la iglesia.

La iglesia parroquial de San Pedro, presidida por una maciza torre de carácter defensivo, es gótica y guarda en su interior un asombroso retablo de estilo renacentista realizado, entre otros, por Juan Picardo. Junto al templo se puede contemplar un hermosa plaza porticada – de la misma parten las angostas y alargadas rúas que conforman la villa – en la que se aprecia una interesante arquitectura popular de claro sabor medieval y que muestra sus característicos entramados de madera rellenos de ladrillo de tejar. 
 





Imágenes de la iglesia, la plaza y algunas casas de sabor popular
 
En las afueras de la localidad también se puede admirar la sencilla ermita románica de la Virgen de las Eras, fechada a finales del siglo XII. La construcción es armoniosa y estéticamente integrada en el entorno.






Pese a su escasa población, Santa Gadea del Cid es un pueblo dinámico. Cuenta con una Asociación Teatral que organiza una representación anual de estilo medieval, además de otras actividades a lo largo del año entre las que se incluye una Pasión Viviente; a finales de 2020 se integró en la Asociación de Pueblos Mágicos de España e incluso puede presumir de su propia cerveza artesana.

miércoles, 10 de marzo de 2021

Escultura del agua: Cascadas de Rebolledillo de la Orden

La comarca de las Loras es rica en cursos de agua. Hoy os presentamos unas situadas en su parte más occidental, muy cerca del límite con Palencia. Se encuentran a poco más de 1 kilómetros al oeste de Rebolledillo de la Orden y las forman el arroyo Pastruela en su descenso desde Peña Redondilla.

Lo componen dos cascadas principales, la primera situada en la parte más alta; si bien a su vez se subdivide en tres partes. Esta primera que nace desde una oquedad en la roca.


 
Secundariamente el agua también cae por otra cascada más convencional, paralela a la anterior., de unos 20 metros de caída.


 
Aunque lo cierto es que durante la mayor parte del año ambas cascadas están inactivas y el agua surge por un pequeño manantial bajo las misma. Existe incluso un rústico caño.


 
 Aproximadamente quinientos metros más abajo se localiza una cascada bastante menos estacional.




 Un pequeño vídeo en el que se aprecia mejor el lugar.

miércoles, 3 de marzo de 2021

Regreso a los pueblos del Silencio: Loranquillo

 

La mayoría de los pueblos que conozco que alguna vez estuvieron deshabitados, evolucionan en alguna de estas dos direcciones: o bien son engullidos más o menos rápidamente por la vegetación o bien la mayoría de sus casas son más o menos rehabilitadas pasando a tener un aspecto más o menos convencional independientemente de que tengan población estable o no. Pero hay un tercer grupo de pueblos que parecen quedarse anclados en el tiempo, con la ruina evolucionando lentamente pero quizás más tristemente. 


Loranquillo está relativamente bien comunicado, se encuentra no muy lejos de la carretera que conecta Briviesca con Cerezo de Rio Tirón. Así hablaba del humilde lugar Madoz a mediados del siglo XIX:

"en un barranco rodeado de cuestas, donde reinan con especialidad los vientos N y O, y cuya circunstancia hace que el clima sea frío y que las enfermedades más comunes sean los catarros y las pulmonías. Tiene unas 20 o 30 casas, inclusa la consistorial, una escuela de primera educación concurrida por 12 o 14 niños, y dotada con 24 fanegas de trigo, una fuente de aguas salobres dentro de la población. Iglesia Parroquial (San Miguel) servida por un cura párroco y un sacristán, y una ermita (San Vítores) colocada junto al pueblo y el pié de una cuesta. El territorio es estéril, los caminos se hallan en mediano estado. La correspondencia se recibe en Belorado por medio de las personas que van a este pueblo y su diligencias. Los productos son cebada y trigo, ganado lanar merino y churro. " 
 
 
Como hemos visto en buena parte de los pueblos deshabitados recorridos por este blogero, Loranquillo tenía un factor adicional que dificultaba la ya de por sí dura vida rural: la circustancia de que las aguas no fuesen potables debido al carácter yesífero de los suelos. 
 

 
Así lo cuenta Elías Rubio en el libro que nos sigue de guía. También hace referencia a las diversas soluciones que empleaban los vecinos para solventar esta gran problemática; desde la recogida del agua de lluvia hasta la instalación de molinos de viento para extraer a mayores profundidades, pasando por su transporte desde los pueblos cercanos.
 
 
A la entrada del pueblo se localizan unas casi desaparecidas ruinas. Son lo que queda de un proyecto un tanto utópico para explotar un manantial localizado a tan sólo unos metros y llamado La Salina. La idea fue de un oriundo del pueblo llamado Fermín Saja, ya que las aguas supuestamente servían para curar el empacho en personas y animales. 
 



Para tal fin, con ayuda de sus paisanos, se excavaron una serie de galerías en el manantial salobre formando un gran depósito con un entramado de galerías subterráneas inundadas que quedaron abandonadas al poco tiempo. Hoy podemos ver una boca cubierta del característico color blanquecino y los signos de la actividad en la parte más externa de la cavidad.



Vista exterior de las galerías del manatial y singular concrección en su boca.


Dos hermanos ciegos fueron los dos últimos habitantes del lugar, ocupación que se extendió durante veinte años y terminó en 1996. Hoy se mantienen en estado habitable algunas casas, ocupadas en cortos periodos vacacionales y durante las labores del campo. Además los allegados al pueblo son lo que consiguen que el mismo se conserve en estado relativamente digno.


 
Y finalmente quizás la mayor singularidad del pueblo: las características puertas de madera con decoración incisa de su calle mayor.