martes, 2 de octubre de 2018

Monasterio de Rodilla: pueblo, castillo y maravilla románica.


Las personas interesadas en el patrimonio que hayan oído hablar de Monasterio de Rodilla seguramente lo relacionarán con la ermita de Nuestra Señora del Valle y el entorno en donde se ubica; pero este pueblo es algo más que eso. Empezamos mostrando algunas estampas del casco urbano; que conserva parte de su sabor popular, amenizado por el arroyo que lo cruza.







En las afuera, junto a la carretera nacional, encontramos estas antiguas escuelas hoy convertidas en edificio de usos múltiples. Fueron construidas en 1906 merced a una donación de 60.000 pesetas de la época por parte de un indiano oriundo del pueblo, Aquilino Puerta. Según parece se trató de un personaje que hizo fortuna en Argentina e incluso llegó a ser uno de los primeros propietarios de automóvil en la zona. 




En el cercano barrio de Santa Marina encontramos un templo algo desproporcionado fruto de diversas épocas, incluso no es difícil de rastrear algunos restos románicos.




Desde este barrio no es demasiado difícil subir a pie hasta el emplazamiento del castillo. Las laderas que rodean Monasterio de Rodilla han supuesto desde siempre un punto estratégico de control sobre los importantes nudos de comunicación que pasaban por la zona (entre otros, el primitivo camino de Santiago). Muchos antes existía aquí la localidad de Tritium Autrigonum, una de las ciudades más importantes del pueblo prerromano de los autrigones.

El castillo de Monasterio domina la entrada a la Bureba. Al fondo la sierra de la Demanda y abajo a la derecha la ermita de Nuestra Señora del Valle
Hacia el año 1000 se construyó aquí este castillo. Tras pasar por manos navarras –formando parte de la línea fronteriza de La Bureba–, pertenecer a los reyes de Castilla y a una larga serie de propietarios, acabó, a finales del siglo XIV, dentro del ingente patrimonio de la poderosa familia de los Velasco. 



Aunque los restos conservados de la fortaleza son escasos –se reducen a la torre del homenaje de planta pentagonal adaptada a la roca y rodeada de precipicios y al lienzo meridional de la muralla– aún permiten hacerse una buena idea de la extensión e importancia de la misma. Sus muros tienen más de dos metros de espesor y están levantados con lajas de piedra irregulares y planas. Desde esta privilegiada atalaya, situada a 1.062 metros de altura, se contempla una excelente panorámica del sector meridional de La Bureba.


La ermita desde el castillo, y a la inversa
Ya es momento de bajar hasta el bucólico lugar en donde se encuentra la ermita de Nuestra Señora del Valle, muy adecuado para la merienda campestre. A mi modo de ver simboliza extraordinariamente bien el modo en el que el arte románico se integra con el paisaje.



Según parece, y pese a lo que pudiera creerse, no se corresponde con el monasterio que da nombre al pueblo. En todo caso, estamos ante una preciosa fábrica románica no excesivamente detallista pero extraordinariamente armoniosa en sus formas.



Detalles del ábside y posible piedra fundacional
Fechada a finales del siglo XII, su planta consta de una sola nave, dividida en tres tramos, rematada por un ábside semicircular. El tramo anterior a la cabecera destaca ligeramente del resto y forma una especie de incipiente crucero que, además, está cubierto por una cúpula de media naranja que descansa sobre pechinas. 




En el exterior y sobre la mencionada cúpula se alza una torre cuadrada a la que se accede por un elegante y fino husillo. Cabe mencionar los más de setenta canecillos que delimitan el tejado y el tejadillo de la portada. El ábside es muy elegante y está realzando por unos amplios arcos ciegos. En uno de los sillares hay una inscripción inconclusa, que puede corresponder al momento de consagración del templo. 



Una portada con arquivoltas ligeramente apuntadas –decoradas con motivos geométricos y con dos carátulas monstruosas en las jambas– franquea el paso a un interior de formas cuidadas y esbeltas en el que destaca una estudiada iluminación. La sencilla arquería que decora el ábside –también se observa en su exterior– y los dos curiosos baldaquinos de piedra, situados a los lados del crucero, son sus elementos más significativos. Procedentes de esta ermita, y ahora guardados en la parroquial, son las figuras de la titular del templo y un cristo del siglo XII.



Una de las curiosas capilletas, que recuerdan lejanamente a las de Siones de Mena




Nos resistimos a creer que esa alternancia de dovelas oscuras y claras sea casual. Recuerda lejanamente al claustro de San Pedro de Cardeña

Cristo y talla de Nuestra Señora del Valle, ambos románicos, que se encuentran en la parroquial. Fotos cedidas por Pedro Lozano.

Una preciosa fuente de capilleta de aires medievales, junto con su correspondiente lavadero, completa la estampa del paraje.



2 comentarios:

Abilio Estefanía dijo...

Hola Montacedo, estoy seleccionando unas fotos del interior de Nuestra Señora del Valle y que casualidad que vengo a visitarte y veo que en tu anterior entrada hablas de ella, así que como voy a poner las fotos del interior y no me voy a enrrollar con las cosas, dado que fuí andando desde Briviesca por la Vía de Bayona, con peregrinos de Briviesca y Miranda de Ebro y para no hacer una entrada similar a la que han hecho en su blog ViaBayonaBureba, solo voy a poner las fotos y hacer referencia a su blog para qu elos que esten interesados en mas información vayan allí, así que pondre un enlace a tu entrada por el mismo motivo.

Un abrazo

Montacedo dijo...

Como quieras. De todas maneras ya habrás visto como en unas entradas me lo curro algo más y en otras me relajo; y esta es sin duda de las segundas.