jueves, 30 de julio de 2009

La escuela del Ave María de Sargentes de la Lora

En el pueblo de Sargentes de la Lora hay un edificio cuadrangular de cierto tamaño y de armoniosas proporciones que, por otro lado, suele pasar desapercibido a los ya de por si escasos visitantes del lugar.


No obstante el visitante curioso y previamente informado podrá descubrir que se trata de la "famosa" escuela del Ave María del padre Andrés Manjón. Para el burgalés medio lo de las escuelas del Ave María resultará un misterio y en cuanto al padre Andrés Manjón sí que suena mucho, pero hay como una nebulosa respecto a su perfil.
Sin entrar en detalles, que ya viene descritos en la Wikipedia, diremos que el padre Manjón nació a mediados del siglo XIX en una familia humilde de esta localidad, y pese a ello se fue labrando una carrera eclesiástica y pedagógica hasta que en 1889, paseando por el sacromonte granadino, oyó a unos niños recitar el Ave María, lo que le llevó a iniciar su obra pedagógica con aquellos niños, acompañando en un principio a la maestra que les enseñaba. Allí mismo funda las Escuelas del Ave-María, su obra capital, a las que les dedica todo su dinero, su empeño y su tiempo; una obra revolucionadora de los métodos pedagógicos.

Don Andrés Manjón decía que intentar enseñar a los niños más jóvenes, con libros o discursos, como se hace con los adultos, es un absurdo que supone un desconocimiento de la infancia. Una de sus aportaciones más originales son las conocidas "rayuelas", basadas en este tradicional juego infantil, de modo que se dibujaban en el cemento gráficos con formas similares, pero en los que se incluían los conceptos a aprender, siendo la más conocida la referida a la Historia de España, pero hay otras como las referidas a los mandamientos etc...

En 1918 había escuelas del Ave María en 36 provincias españolas, algunas de las cuales todavía subsisten hoy, especialmente en el sur peninsular. Un año antes, en 1917, el Padre Manjón quiso extender la iniciativa a su pueblo natal, y fruto de ello es el edificio que ahora contemplamos. Aunque yo no pude acceder al edificio, incluso desde la puerta se pueden distinguir los trazos de las rayuelas en el cemento.
 

Al parecer el edificio es utilizado como albergue ocasional y en su momento se planteó como sede del museo del petróleo, posibilidad que finalmente se descartó en favor de la construcción de un nuevo edificio. Esperemos que, sea cual sea el destino del edificio, se conserve este singular patrimonio gráfico.

Más información en el libro "La esperanza que surgió del Paramo".

miércoles, 15 de julio de 2009

Aquellas viejas "fábricas de luz" (y II)

Espero poder hablar en el futuro de estos singulares ejemplos de patrimonio industrial, pero cerramos el círculo por el momento con la que casi seguro sea la "fábrica de luz" de mayor simbolismo de la provincia, entre otras cosas por su peculiar nombre "el porvenir de Burgos".



La central data de principios del pasado siglo, cuando la tecnología había evolucionado lo suficiente como para plantearse la creación de una instalación de tamaño medio que pudiese suministrar energía a la ciudad de Burgos. El emplazamiento no puede ser más singular: en el corazón de la parte central del cañón del Ebro, a medio camino entre Quintanilla-Escalada y Pesquera de Ebro.

El modo en que se decide aprovechar el cauce del río es ciertamente singular. Dado que en este punto el rio muestra un pronunciado meandro de casi 180 grados, se decide taladrar la montaña en línea recta, construir un canal subterráneo y aprovechar la caída que tiene el río en ese tramo.






Hay que comentar que el canal que mencionamos tiene asociada también una historia trágica. Resulta que muy cercana a la Central se encuentra la venerada ermita de nuestra Señora de Ebro. Para ahorrarse la caminata y tal vez para darle mayor aliciente a los desplazamientos al santuario, no debía ser del todo infrecuente que algunos vecinos se desplazasen en barcas por el canal hasta la ermita, pese al evidente peligro que ello implicaba.

Pues bien, en plena guerra civil, el 17 de junio 1938, se convocó a todos los vecinos de la zona a una oración por la pronta finalización del conflicto. Lamentablemente el día acabaría siendo recordado por una nueva tragedia, pues una balsa en la que se desplazaban jóvenes de Turzo volcó y perecieron nueve de los once ocupantes; hecho que es recordado desde entonces en la comarca, y especialmente en el pueblo de origen al suponer eventualmente un acelerón definitivo en la despoblación del pueblo.

Pero en todo caso la fábrica de "El Porvenir" trajo muchas más alegrías que tristezas. Dado que la instalación atravesaba una de las zonas más desoladas de la provincia, supuso un cambio radical en el modo de vida de todas las poblaciones situadas en las cercanías, a medida que se instalaban las conexiones a la línea principal. A modo de ejemplo aquí una copla que se decía en Ubierna y que comenzaba así...

Ubierna ya no es Ubierna
que es un segundo Madrid
con las calles asfaltadas
y la luz de "El Porvenir"...

(y sus variantes). Hay que decir que a día de hoy, con las oportunas actualizaciones, la central sigue funcionando a pleno rendimiento.

jueves, 9 de julio de 2009

Aquellas viejas "fábricas de luz" (I)

Las construcción de pequeñas centrales eléctricas, conocidas por el evocador nombre de "fábricas de luz" fue un fenómeno muy extendido en nuestra provincia, especialmente en su mitad norte, durante la primera mitad del siglo pasado.
 
Hasta la fecha, la publicación que aborda en mayor profundidad este fenómeno industrial es el libro titulado igual que esta entrada. "Aquellas viejas fábricas de luz. la explosión del mundo hidroeléctrico en la cuenca alta del Ebro", editado en 1998 por el ayuntamiento de Miranda.

Una vez llevado a cabo el descubrimiento de la electricidad enseguida se pensaron métodos para producir esta nueva fuente de energía, en principio para su uso en iluminación (en sustitución del costoso gas), ya que ésta era la necesidad más crítica y la tecnología primigenia no permitía potencia suficiente para otros usos.

En sus primeros estadíos, el transporte de la electricidad también era problemático, ya que los diseños existentes conducían a la perdida de la mayor parte de la energía en el tendido. Esto condujo a que la primera fase de esta industria fuese muy atomizada, con muchas centrales que surtían de electricidad únicamente a las poblaciones más cercanas. Aunque existieron muchos casos de plantas desarrolladas ex-profeso, lo más frecuente fue el aprovechamiento de pequeñas instalaciones harineras en desuso, de modo que pequeñas localidades tuvieron acceso, en ocasiones con antelación a otras de mucho mayor tamaño, al milagro de la electricidad, en función de su proximidad a cursos de agua que permitieran tal aprovechamiento.

Relacionado con lo anterior se dio la circunstancia de que inicialmente operasen muchas compañías, en ocasiones coincidiendo varias de ellas en la misma localidad y cada una con su tendido eléctrico. Algunas fotos de Burgos que muestran la maraña de cableado así lo demuestran.


La publicación a la que se hace referencia realiza un análisis muy detallado de estas centrales y culmina con un catálogo de restos existentes, buena base todo ello para una eventual puesta en valor. El catálogo se limita a la zona más cercana a Miranda de Ebro, incluyendo áreas de la Rioja y Álava (que se encuentran, como no, en mejor estado de conservación).
En todo caso, de lo que tal vez adolezca esta publicación es de no realzar en mayor grado la dimensión humana que tuvo todo este acontecimiento. Hemos de imaginar la escena en la que nuestros antepasados de los años 20, situados en torno a la lumbre de la cocina, encendían por primera vez esa única bombilla de la casa...y se hacía la luz en una noche que había durado milenios. ¡ Cuantas posibilidades traía esta nueva luz que permitía extender la vida familiar más allá de la caída de la noche!.

miércoles, 8 de julio de 2009

El Dolmen de Valdemuriel

Vamos terminando con la visita a los grandes dólmenes de los páramos burgaleses con este dolmen de Valdemuriel, probablemente el menos conocido de los 5 grandes.




Aunque no puede decirse que sea el más aislado, el acceso presenta ciertas complicaciones. El punto de referencia es Tubilla del Agua y las torres de telecomunicaciones que se encuentran justo encima del pueblo. El dolmen se encuentra siguiendo un camino que nace detrás de las torres de telecomunicación, tras aproximadamente 1 km de recorrido. El acceso más directo entonces consiste en ascender directamente a las torres (es el que decidí tomar yo) pero hay que tener en cuenta que deberemos afrontar la empinanda pendiente sin ningún sendero transitable. Una vez junto a las torres, el camino no tiene pérdida.

Al parecer existen otras opciones para ascender, si bien la cartografía no es del todo clara. La alternativa parece ser tomar la calle que, transversal a la carretera nacional, remonta el curso de agua que atraviesa el pueblo, dejando el curso de agua a la derecha. Esta calle se transforma en un camino que bordea la loma en la que se sitúan las torres, y tras unos 500 metros de avance llega a un vallejo que se une al camino desde su izquierda. Debemos localizar una senda que discurre por el fondo del vallejo, dejando la corriente de agua a la izquierda. Una vez remontado el vallejo en su totalidad nos cruzamos con otro camino, que deberemos tomar a la izquierda. Desde este nuevo camino, y tras unos 700 metros adicionales en los que giramos paulatinamente a la izquierda, llegamos igualmente al dolmen.

Las anteriores indicaciones están hechas de la observación de la cartografía. Hay que tener en cuenta que en algunas zonas el pinar de repoblación está bastante cerrado.






Hayamos tomado uno u otro sendero llegaremos al dolmen, situado al borde de un pinar bastante cerrado. El aspecto de este megalito es más tosco que el de sus vecinos, parquedad que se extiende incluso a la valla que lo delimita. El corredor de acceso a la cámara está muy poco definido, y se realiza con piedras apiladas y no con grandes lastras. Según el ya casi ilegible cartel explicativo la razón parece deberse al primitivismo y los pocos conocimientos de sus constructores. El dolmen, fechado en el 3700 ac, sería el más antiguo de la comarca.
 


Aquí os pongo la ruta de acceso que seguí hasta el dolmen, subiendo y bajando por distintos lados de la ladera (es mejor la que está un poco más alejada del pueblo). Se observa en la ortofoto el valle al que se hace referencia en la ascensión alternativa.


lunes, 6 de julio de 2009

Garoña, Garoña, Garoña

Al final no me podido abstraer del tema que está monopolizando la información provincial en los últimos tiempo...¿os fijáis que Burgos sale poquísimo en los informativos nacionales, y cuando sale casi siempre es por malas noticias?

Entonces, ¿Garoña sí o Garoña no?. No es una pregunta fácil de contestar. A mí no me gusta la Nuclear pero eso no significa que tenga que rechazarse de pleno. Yo desde luego no me considero ecologista, quiero decir no soy ecologista si ello significa decir "No" a todo, da igual que haya o no alternativas, hay que decir "No" o...¿Es que nos gusta encontrar todos nuestros montes más bellos plagados de aerogeneradores (y más que vendrán)? ¿Es que no queremos saber que esta energía sólo es rentable a base de subvenciones? ¿Es que no vemos parque eólicos que después de construidos están meses y meses parados antes de funcionar?¿Es que no queremos saber que la minería del carbón, cuya contaminación a día de hoy sigue sin controlarse, sigue subvencionada?¿Es que no queremos saber el sobrecoste que tiene en nuestra factura energética la moratoria nuclear?...En fin, que hay mucha demagogia.

Por otro lado, se justifica que Garoña puede cerrarse porque su producción puede cubrirse por otros medios...salvando el tema de los residuos, es como decir que una empresa que fabrica automóviles, que es rentable y da subvenciones en la zona, tiene que cerrar porque los coches también se fabrican en otro lado...

En todo caso, desde el punto de vista de este blog, la cuestión no es si Garoña sí o Garoña no. Harto significativo es el hecho de que, dado el poco desarrollo de la zona y el poco grado de decisión que tienen sobre su propio destino, los vecinos no sólo no hayan impedido la existencia de la planta en su valle, sino que estén más que agradecidos con su existencia...porque basta avanzar unos cuandos kilómetros hacia las zonas cercanas para darse cuenta que la alternativa es la nada.

Pero, y he aquí la cuestión principal, ¿y después de Garoña, qué?. Lo que se filtra hasta ahora por los medios no es en absoluto alentador y muestra, ante todo, un desconocimiento y desprecio absoluto sobre la zona.

En primer lugar parece que la inversión se va centrar en Miranda, sin tener en cuenta que Miranda no es el Valle de Tobalina. Invertir en Miranda serviría para abrir un poco más la brecha entre los polos de desarrollo y el resto de zonas provinciales.

En segundo lugar se habla de iniciativas relacionadas con el turismo, como si fuera lo mismo trabajo de ingeniería cualificado que, con todos los respetos, servir cafés (¿alguien duda de que todos los trabajadores cualificados que puedan no van a emigrar?¿donde va a quedar la inversión inducida de estos trabajadores (consumo en servicios, comercio, actividades infantiles...)?¿Que va a pasar con el grado de innovación que habían adquirido las empresas proveedoras de Nuclenor?).
Por último, se habla de un generoso paquete de subvenciones, pero ¿quién va a querer invertir en una zona en la que no hay alicientes económicos y estratégicos? Entiéndanme, sí se abrirán más casas rurales y otros centros relacionados con el ocio, pero ni de lejos los suficientes como para mantener la actividad social de la zona (¿quedará desierto el colegio?¿infrautilizadas las infraestructuras?¿desiertos los concursos?¿vacías las actividades?). En definitiva, una riada de dinero en inversiones tan atomizadas que quedarán en la nada, o en la casi nada, al cabo de pocos años.
Desde mi punto de vista la única opción son inversiones directas públicas, no sólo en carreteras sino en instalaciones industriales que creen trabajo directamente; como por ejemplo ha ocurrido en El Bierzo con la creación de la Fundación Cuidad de la Energía. Una infraestructura lo suficientemente grande como para crear empresas satélites que, esta vez, sí, vean un mercado más allá de los primeros años cubiertos por las subvenciones.
Pero claro, esto no es León, ni hay 80.000 votos, ni somos tan reivindicativos. Los trabajadores moderarán sus protestas a medida que reciban generosas indemnizaciones y sean colocados en otros puestos (los más cualificados, fuera, obviamente, la empresa tiene un compromiso para mantenerlos en puestos similares). Y el sueño del desarrollo, un sueño nuclear y con residuos, pero sueño al fin y al cabo, se diluirá lentamente como un azucarillo.
Ójala, muy sinceramente, que me equivoque y que este bello valle, que ahorá estará más bello sin "la atómica" mántenga su vitalidad no sólo en la naturaleza sino también en sus pueblos.

miércoles, 1 de julio de 2009

Ruta de senderismo: El desfiladero de los Hocinos

Una variante actualizada de esta ruta la puedes encontrar aquí.

Vuelta a la arqueología del senderismo para recuperar esta ruta cuyo mayor interés radica en las vistas sobre el valle mejor configurado de toda la provincia, el de Valdivielso, y con excepcionales añadidos del valioso románico y torres medievales de la zona.
Dificultad: 3
Orientabilidad: 2
Belleza: 4
Tiempo: 6 horas


Situación.

Para llegar desde Burgos hay que tomar a C-629 en dirección a Villarcayo.Nada más terminar el descenso de La Mazorra nos desviamos a la derecha a la altura de las primeras casas, que se corresponden con el barrio alto de Valdenoceda.

Puntos de Interés
Todos los pueblos que recorre la ruta (Valdenoceda, Puente Arenas, El Almiñé y Quintana de Valdivielso) presentan muestras muy interesantes de arquitectura rural. Palacios, torres e iglesias completan su patrimonio cultural. Destacan especialmente las iglesias románicas de San Pedro de Tejada y El Almiñé. Vistas sobre el valle de Valdivielso.

Descripción de la Ruta
Aparcamos el vehículo en el primer lugar que consideremos adecuado, ya que hemos de volver a dirigirnos hacia la carretera, cruzándola por un paso inferior que constituye en sí mismo una bonita obra arquitectónica.


Empezamos a subir aprovechando un valle que desciende desde lo más alto de los páramos, de forma perpendicular a la carretera. El camino en este primer tramo está muy marcado y ha sido visiblemente ensanchado con ayuda de excavadoras.
Tras un primer tramo de ascensión relativamente suave el camino gira bruscamente hacia la derecha abandonando el trazado de la garganta, que a partir de aquí es muy estrecha. Enseguida este ancho camino se difumina repentinamente. Entre las diversas opciones hemos de tomar el sendero, que hacia la izquierda, comienza a ascender entre las encinas.
Rápidamente el sendero comienza a ascender de forma muy brusca, obligando a frecuentes descansos. Tras un primer tramo en el que ganamos rápidamente altura el camino tiene un corto descansillo pero rápidamente vuelve a ganar pendiente afrontando con decisión la ascensión. A menudo el sendero se bifurca y vuelve confluir, pero al cabo todos los senderos continúan en el mismo sentido hasta llegar, con bastante esfuerzo, a lo alto del portillo de la Hoz. La parte alta aparece cubierta por excrementos de oveja.

Es el momento de contemplar más detenidamente el precioso valle que ha quedado abajo. El Valle de Valdivielso se extiende de Oeste a este y aparece confinado por la Sierra de la Tesla y las parameras de Masa. El río Ebro, que lo atraviesa, tiene que abrirse paso por el desfiladero de los Hocinos antes del valle y por el de la Horadada al final. Si la naturaleza merece contemplación, no menos ocurre con sus pueblos, que concentran un patrimonio cultural destacable.

Al otro lado, y bajo la pequeña cresta rocosa sobre la que nos encontramos, se extiende una superficie mas bien llana. Bajamos hacia la misma en dirección a una línea eléctrica. A nuestra derecha queda el comienzo de barrancos que vuelven a descender al valle. Ya cerca de los postes, como a 200 metros, se puede distinguir un poco marcado camino que discurre paralelo a los mismos y que tomamos hacia la derecha. Tras un sube y baja alcanzamos el punto más alto del trayecto, que coincide prácticamente con el punto con el que el camino deja de distinguirse.

En este momento hemos de seguir por la planicie hacia la derecha alejándonos de nuevo de los postes de la luz. Mientras siguen quedando los barrancos a nuestra derecha, a la izquierda va apareciendo un bosque de encinas. Avanzamos de esta forma sin perder altura hasta las proximidades de las primeras rocas.
En este punto comenzamos a distinguir un nuevo vallejo que aparece a la izquierda y hacia el que nos dirigimos paulatinamente, pero no hacia su fondo sino por la ladera de modo que no nos introducimos en la espesura de encinas. De este modo vamos descendiendo de forma cada vez más clara mientras que la senda se vuelve a hacer visible. Al poco esta última se hace mucho más marcada y cruza al otro lado del vallejo mientras los paredones a ambos lados cada vez son más notables.

En las zonas más húmedas, además de encinas, se distingue abundante boj, quejigos e incluso algunas hayas. El camino sigue bajando hasta pasar junto a una tenada en ruinas y al poco pasa de nuevo al lado derecho del vallejo. Un tramo más de descenso por este nuevo sendero nos deja junto al río y la carretera de Villarcayo, justo junto al Puente del Aire, de maciza construcción y que permite disfrutar de la contemplación del río y del desfiladero de los Hocinos. Atravesamos el puente y enseguida tomamos un marcado camino hacia la derecha.

Este camino salva las últimas dificultades del desfiladero ganando altura (no desviarse por un camino atravesado por una valla metálica) y permite nuevas e interesantes perspectivas del río, del desfiladero y de las primera parte del valle de Valdivielso. En primer término aparecen el edificio abandonado de una antigua cárcel de presos políticos durante el régimen franquista, anteriormente fábrica de sedas y aún antes gran instalación molinar (probablemente hablemos en el blog otro día sobre el lugar).


Una vez en el valle el camino se separa del río y se dirige sin cambiar de dirección, hacia el cercano pueblo de Puente-Arenas. Descubrimos en algunos tramos las losas que nos indican que este camino ya era usado en la Edad Media.

En las cercanías de Puente-Arenas podemos ver los otros pueblos que recorreremos en la ruta, a la derecha queda Valdenoceda, casi de frente, extendiéndose sobre una loma, Quintana de Valdivielso y más al fondo El Almiñé.


Como ya hemos comentado el trazado de Puente-Arenas es interesante dado el buen estado general de sus casas, la abundancia de escudos y la aparición incluso de algún palacete abandonado. Toda esta zona estuvo favorecida por la llegada de indianos que regresaban ricos de las Indias.

Tras atravesar todo el pueblo nos acercamos de nuevo al Ebro, a la altura de un puente que lo atraviesa. Desde aquí merece la pena tomar el camino que nace justo antes del puente y que en unos trescientos metros nos lleva a una auténtica joya del románico, la iglesia de San Pedro de Tejada. Enclavada en plena ladera de la sierra de la Tesla, destaca por sus formas y por la variedad y calidad de iconografía. Una verdadera delicia.


Ya de nuevo junto al puente cruzamos el río y tomamos el camino que sigue la dirección del puente. Para orientarnos nos ayudan las lineas roja y blanca de Senderos de largo recorrido, ya que por aquí pasa el GR-85. Sin cambiar de dirección atravesamos una zona de tierras de labor hasta alcanzar el borde de la N-232, justo al otro lado nace la pista que se dirige a El Almiñé.

De nuevo esta localidad merece una contemplación. Aquí lo que más destaca es su preciosa iglesia románica, recientemente restaurada, en la que lo que más llama su la atención en su potente torre. Junto a la iglesia aparecen dos nuevas casonas.

Seguimos por el camino principal que nos ha traído al pueblo y por el que discurre un pequeño arroyo. Justo en el punto en el que el asfalto pasa a ser cemento, y mientras a la izquierda aparece un nuevo palacio abandonado, tomamos el camino que, hacia la derecha, se introduce en la espesura.

A partir de aquí aparecen algunos cruces y puntos en los que el camino se difumina. No obstante basta con intentar no perder la dirección y llegaremos sin problemas a Quintana de Valdivielso. La primera construcción que vemos de esta localidad es una nueva sorpresa. Una muy bien conservada torre defensiva que se conoce como torre de Loja.


Desde aquí atravesamos todo la localidad, en la que un palacio casi totalmente derruido y una serie de casonas (una de ellas convertida en alojamiento de turismo rural) constituyen su mayor patrimonio. Lo mejor desde aquí es seguir por la carretera hasta llegar de nuevo a la N-232 que se toma hacia la izquierda. Al poco llegamos a Valdenoceda y, nada más pasar sobre el cauce de un arroyo seco pero con mucha vegetación, abandonamos la carretera por la izquierda por una pista y enseguida tomamos un camino que nace a la derecha.

En unos metros llegamos junto a esos monumentos que hemos visto tantas veces en fotos hechas desde el descenso de la Mazorra: la Torre y la iglesia románica de Valdenoceda. Esta vez podemos verlo de cerca. De la torre destaca sobre todo su consistencia. De la iglesia se pueden ver los rasgos románicos (torre y portada), casi ocultos por los añadidos posteriores. Desde aquí basta tomar la carretera que pasa junto a los edificios y que nos lleva enseguida al barrio alto del pueblo, donde finaliza el recorrido de hoy.

Comentarios
Aunque en su momento escribí muchos detalles sobre el trazado, el paso de los años pueden haber invalidado algunos de ellos. La ruta realizada corresponde a la descrita en el tomo III de rutas y paseos de Enrique del Rivero. Os pongo aquí el plano de la ruta tal cual se publicó en el libro.


La visita a las Iglesias de San Pedro de Tejada y el Almiñé merece un capítulo aparte.