martes, 30 de junio de 2009

La esperanza que surgió del páramo

"La esperanza que surgió del páramo" es el título que lleva una interesante publicación del año 2007 en la que se detalla el devenir de la aventura del petróleo en Burgos. Realizada por un abanico de profesionales de todos los ámbitos, aborda el tema desde varios enfoques, con vistas a impulsar acciones para salvaguardar la memoria de este legado, y junto con él el legado existente en el páramo de la Lora.

La gran fecha en la exploración de la Lora fue la del 6 de Junio de 1964, un chorro del preciado líquido surgió de las entrañas de la tierra en las cercanías de Ayoluengo y allí estaban las cámaras del Nodo para mostrar el brutal contraste existente entre unos pueblos especialmente olvidados y el nuevo panorama que se ofrecía. Grandes planes se trazaron para el futuro, se pusieron en marcha proyectos, ante unas expectativas que pronto se transformaron en cruel desilusión.

Enseguida se descubrió que el yacimiento era de mucho menor tamaño de lo esperado y que tenía un alto contenido en Vanadio, lo que impedía su refino (estropeaba los catalizadores empleados en el proceso) y por lo tanto sólo era útil para su combustión directa en determinadas industrias.

La exploración en la Lora no fue un caso aislado, ni mucho menos. Se cuentan por docenas las exploraciones que se realizaron en la provincia a lo largo de todo el siglo XX. La crónica de las mismas refleja que en su mayor parte se trataba de locas aventuras conducidas más por la ilusión que por la lógica. Todo parece indicar que el caso de Ayoluengo fue un hecho excepcional.

¿Que queda de todo esto?. Pues en realidad todavía funcionan aproximadamente una docena de bombas de extracción, de las más de 60 que llegaron de existir. Varias de ellas son fácilmente accesibles desde la Carretera de acceso a Ayoluengo, así como el centro de almacenaje, del que sale no más de un camión diario.



El funcionamiento de estas bombas (en el acerbo popular, "caballitos") también tiene un halo de nostalgia. Al parecer, el petróleo siempre aparece mezclado en sus yacimientos con gas natural, y este último es clave para poder extraerlo ya que le confiere el impulso para salir disparado hacia la superficie. Pues bien, los "caballitos" funcionan con este mismo gas de modo que siguen funcionando hasta que se acaba el mismo, y entonces se detienen por si sólos en el mismo momento que el yacimiento se agota.
 
Ayoluengo posee otro pequeño tesoro, más difícil de medir en términos económicos. Se trata de un inusual (por la ubicación) hayedo. Aquí tenéis una descripción de una pequeña ruta que permite conocerlo.

En otros lugares se conservan restos de otro tipo de aquel boom. Por ejemplo en Sargentes de la Lora hay un bar de representativo nombre: "El oro Negro", junto a los restos de una estación de Servicio que dejó de funcionar hace mucho tiempo.



Varios años después de la redacción inicial de este artículo, en 2015, se inauguraba el ansiado Museo del Petróleo, recogiendo la memoria de este sueño apenas real. Del mismo tratamos en otro artículo.

En definitiva, el petróleo sólo sirvió si acaso para acelerar el proceso de la emigración, al dar contactos a los jóvenes para facilitar su traslado a las capitales. Los lugareños debieron conformarse con su tesoro de siempre, más humilde y prosaico: la patata de siembra.

 Nos cuenta Jose Antonio López Hidalgo en su libro "en el lugar de la desolación": "Dicen que la patata es tubérculo que agradece las tierras difíciles porque luego ofrece lo mejor que lleva dentro en tierras fértiles. Supongo que así ocurre también con los hombres: nacen en las condiciones desoladas de esta zona, emigran, y ofrecen los más valioso fuera del sitio en el que surgieron". Y en otro pasaje añade: "Una de las variedades de patata que se cría en la zona se llama “Baraka”, palabra árabe que significa fortuna ¡¡que ironía!!".

jueves, 25 de junio de 2009

Regreso a los pueblos del silencio: Lorilla




Probablemente uno de los pueblos abandonados de Burgos de mayor simbolismo; Lorilla, muy cerca de la confluencia de las provincia de Burgos, Palencia y Cantabria, nunca tuvo un progreso fácil; al estar alejada del resto de localidades de la zona.
Asomada al balcón de la Lora (los habitantes de los pueblos cercanos se suelen referir al pueblo como "La-orilla") vivía no obstante en la tranquilidad de las labores del campo cuando el capricho de la guerra "incivil" quiso situarla justo en la línea de frente. El ejército nacional decidió convertirla en punto de control estratégico y por ello fue objeto de bombardeos frecuentes por parte de las baterías republicanas situadas en Valderredible, lo que llevó a su práctica destrucción.
Pero no fue este el final de Lorilla. De hecho las casas se volvieron a reconstruir, pero tras algunas décadas adicionales, lo que no hizo la guerra lo consiguió la emigración.

 

Llegar a Lorilla no es fácil. Tenemos la opción de subir a pie desde el cercano pueblo de Sobrepeña (ya en la vecina Cantabria) atravesando un precioso hayedo (hay una ruta de senderismo que hace dicho recorrido). Desde Burgos y con vehículo hemos de tomar el camino que, naciendo en una curva de la carretera Basconcillos-Sargentes (a medio camino entre el enlace a Hoyos del Tozo y Barrio Panizares, cerca de la surgencia del Rudrón), conduce, tras ocho kilómetros de pedregoso camino de concentración, al pueblo.
La primera impresión del pueblo es que no aparece tan desolado ni tan comido por la vegetación como otros pueblos , tal vez por la rigurosidad del clima o por haber sido abandonado relativamente tarde. Desde luego el lugar, a día de hoy, es potencialmente recuperable.


La Torre de la iglesia aún se mantiene en pie, así como las paredes de buena parte de las construcciones (que, por cierto, denotan con frecuencia signos de una construcción relativamente reciente) ; algunas de las cuales han sido acondicionadas como almacén.

 

Nos asomamos al balcón de la lora meditando sobre las razones que pueden impulsar a crear una población en un lugar como este, al borde del cortado y a merced de todos los vientos. El paisaje que se ve es realmente precioso, sobre los campos y los cada vez más amplios bosques (la despoblación también azota Valderredible), con el fondo de la Montaña Cantábrica. Dicen que desde este punto se pueden contar 54 pueblos. Que ironía, contar 54 pueblos desde un pueblo que nunca tuvo carretera.



 
Lorilla también tiene asociada una pequeña historia humana que merece la pena contarse; pero hoy termino el post con unos versos que alguien escribió alguna vez:
"Mirador de miradores,
hasta donde la vista alcanza,
donde uno se empequeñece,
y el corazón se agranda
 
 

miércoles, 24 de junio de 2009

Lista Roja del Patrimonio en Burgos

La Asociación Hispania Nostra es una entidad de carácter no lucrativo cuya finalidad es la defensa, salvaguarda y puesta en valor del Patrimonio Cultural Español y su entorno. Casi con total seguridad la actividad más conocida de la asociación es la elaboración de una lista Roja del Patrimonio, en la que se reflejan los casos más sangrantes de patrimonio en peligro de desaparición.
 
Aprovecho la ocasión para incluir la Lista Roja, a día de hoy, para la provincia de Burgo. Los enlaces conducen, si existe, al artículo de  blog que muestra el lugar o alternativamente a la página de la Web de la asociación en donde se habla de dicho monumento:

Casa-Palacio de las Torres Cadiñanos (Burgos). Casa palacio renacentista.
Castillo palacio de Hormaza Estepar (Burgos). Castillo palacio del s. XV-XVI.
Convento de San Bernardino de la Sierra Poza de la Sal (Burgos). Monasterio fundado en el siglo XV que presenta elementos de estilo gótico, renacentista y mudéjar.
Ermita de Santa BrígidaVillanueva de Odra (Burgos). Ermita románica.
Iglesia de San Clemente Huidobro (Burgos). Iglesia románica del siglo XIII con reformas en el XVI.
Iglesia de San Martí­n de Tours Villahizán de Treviño (Burgos). Iglesia románica del s. XII con añadidos y reformas posteriores.
Iglesia de San Román Fuente Humorera (Burgos). Iglesia románica de una sola nave sita en un despoblado.
Iglesia de San Sebastián Quintana del Pino (Burgos). Iglesia románica de una sola nave, ábside rectangular y una espadaña a los pies.
Iglesia de Santa Marí­a Padilla de Arriba (Burgos). Templo románico del siglo XII. Sólo conserva uno de los muros de la torre y la cabecera.
Iglesia románica de San Cosme y San Damián. Encío (Burgos). Iglesia románica de los siglos XII-XIII.
Monasterio Cisterciense de Santa Marí­a de Rioseco Rioseco (Burgos). Monasterio cisterciense del siglo XIII.
Monasterio de Nuestra Señora de los Valles Torresandino (Burgos). Monasterio construido antes del s. XIII y reedificado a finales del siglo XIV bajo el patronazgo de Diego de Avellaneda, siendo ocupado por Carmelitas Calzados.
Monasterio de Nuestra Sra. de los Lirios de Alveinte Monasterio de la Sierra (Burgos). Convento franciscano fundado por Fray Lope de Salinas en 1440 sobre los restos de un monasterio anterior y patrocinado por don Pedro Fernández de Velasco, conde de Haro.
Monasterio de San Antón Castrojeriz (Burgos). La encomienda antoniana de Castrojeriz fue fundada por Alfonso VIII en 1146.
Monasterio de Santa María la Imperial Obarenes (Burgos). Monasterio benedictino fundado por Alfonso VII en el siglo XII sobre un antiguo eremitorio, otorgándole el título de “Imperial”.
Palacio de la Lastra Despoblado de La Lastra. Alfoz de Bricia (Burgos).Conjunto edificios que albergaba el palacio de los propietarios, la casa de los colonos, almacenes y una pequeña ermita dedicada a San Pedro.
Puente de San Pedro de Royales Valtierra del Río Pisuerga (Burgos). Puente medieval. Era de paso obligado en el antiguo camino jacobeo.
Puentes Trisla, Puente Nueva y San Miguel y calzada romana Sasamón (Burgos). De la calzada romana que unía Zaragoza (Cesar Augusta) y Astorga (Asturica Augusta), quedan algunos restos en las afueras de Sasamón de dos puentes romanos sobre el río Brullés.
Torre de Bonifaz Lomana (Burgos). Levantada en el siglo XV por Alonso de Bonifaz, descendiente del famoso almirante de Fernando III. Es uno de los mejores exponentes de la arquitectura fortificada del siglo XV que existen en el Valle de Tobalina.
Torre de los Sánchez de Velasco Berberana (Burgos). Torre señorial exenta del siglo XV.
Torre de los Velasco Espinosa de los Monteros (Burgos). Construida por Pedro Fernández de Velasco, I conde de Haro, llamado el "buen conde", Señor de Medina de Pomar y otros lugares.


Es cierto que no están todos los que son, que existen restos más importantes que algunos de éstos y que hay cierto énfasis en algunas zonas en detrimento de otras...pero como punto de partida es harto elocuente. Debemos tener en cuenta que no se incluyen casos en los que el patrimonio está casi en su totalidad perdido ni aquellos en los que se ha ejecutado alguna actuación de consolidación.

martes, 23 de junio de 2009

San Juan

Esta noche no es una noche cualquiera; es la noche más mágica del año, San Juan...o al menos lo era.

Sí, se sigue celebrando la fiesta, se sigue encendiendo la hoguera...pero ya no se hacen enramadas para las mozas, ya no nos impregnamos del rocío purificador de la mañana, ya no miramos el cielo al amanecer para ver si se forma la rueda de la Fortuna o de Santa Catalina, ya no se sale a recoger la hierba de verbena o saúco para prevenir las enfermedades...
De hecho, los ritmos modernos obligan, dado que el día cae en medio de la semana, incluso a trasladar la fiesta al fin de semana; hecho que ha ocurrido incluso con eventos tan señalados como la Fiesta de "El Capitán", en Frías.

viernes, 19 de junio de 2009

Ruta de senderismo: El hayedo de Carrales



Puedes consultar una variante actualizada de esta ruta aquí.

Una ruta de senderismo fácil de por el que podría ser el hayedo más compacto de la provincia; formando una alargada franja de unos 10 kilómetros de largo, en la cara norte del puerto homónimo.


Dificultad: 1
Orientabilidad: 3
Belleza: 4
Tiempo: 3 horas


Situación.

El hayedo de Carrales se sitúa en la cara norte del puerto del mismo nombre. Para llegar hemos de tomar en Burgos la N-623 hasta alcanzar, al cabo de unos 70 kilómetros, el citado hayedo. Para iniciar el recorrido hemos de completar el descenso y tomar un cruce a la derecha en dirección a la cercana localidad de Bezana, en donde dejaremos el vehículo.

Puntos de Interés

Caballos y vacas de los prados. Recorrido por el hayedo. Vistas desde Quintanilla de San Román.

Descripción de la Ruta

Dejamos el coche en el núcleo principal del pueblo de Bezana. Hacia la derecha se observa un camino que continua tras atravesar una portilla y que conducirá hasta el cementerio, situado en un altozano y que sirve como referencia. Tras un ascenso muy breve bordeamos el cementerio por su lado izquierdo y seguimos un camino muy marcado.


Es el momento de apreciar, a medida que avanzamos, el alargado perfil del hayedo, que cubre toda la ladera de la montaña a lo largo de unos diez kilómetros. Poco a poco nos acercamos al mismo (no hay que hacer caso de las desviaciones) hasta alcanzar una carretera. Tomamos esta última hacia la derecha y en dirección claramente ascendente al encuentro de las primeras hayas.


Una suave ascensión acompaña este primer tramo de bosque, que disfrutamos en toda su plenitud. Al poco alcanzamos la carretera nacional y casi enfrente (un poco más arriba) se descubre un marcado camino que es preciso seguir tras cruzar con cuidado la carretera. A partir de aquí el recorrido es prácticamente llano y después acaba descendiendo lentamente.


Al principio el camino es ancho y las hayas se encuentran bastante distanciadas, como resultado de una tala controlada. Poco a poco las hayas van estrechando el sendero con estampas realmente bonitas.
Sin cambiar de dirección y de forma un poco repentina alcanzamos el poblado de Quintanilla de San Román. Bordeamos este pueblo por un camino que discurre más bien por su lado derecho pudiendo disfrutar de vistas del pueblo y de la boscosa ladera. Al otro lado podemos contemplar las extensas praderas del valle de Valdebezana y una parte del embalse del Ebro.


Al final del pueblo enlazamos con la carretera, que gira bruscamente y empieza a descender al valle. Al cabo de un kilómetro nos encontramos con una nueva curva del recorrido. Casi enfrente vislumbramos, (aproximadamente a unos 2 km) el caserío de Bezana.
Nota Importante: A partir de aquí es probable que exista una mejor opción que la descrita, algo más hacia el norte hasta enlazar con un camino al otro lado de la carretera, que es la que aparece en el plano que cuelgo más abajo o bien tomando lo que puede ser el resto de un sendero a la altura de la primera curva, y que discurre por la base del hayedo hasta la casa rural La Toba.

En este punto hemos de abandonar la carretera e introducirnos en la pradera a través de un hueco en la valla de alambre. Avanzamos rectos (o un poco hacia la izquierda) y al poco vemos un pequeño pinar hacia el que nos dirigimos.
Tras atravesar este último, y paralelos a otra valla, llegamos a la altura de la Carretera de Santander pero seguimos estando por la parte interna del vallado de alambre. Hemos de ir bordeándolo hacia la derecha hasta alcanzar (son apenas unos 500 m) el punto donde nace la pista asfaltada que va a Bezana.

En este punto es fácil cruzar la valla por una gran portilla. Tras atravesar de nuevo la N-623 tomamos la pista indicada y alcanzamos en unos minutos el pueblo.

Comentarios

La ruta descrita se realizó hace bastante tiempo, por lo que hay que asumir todos los cambios que se hayan podido producir. En todo caso las referencias son bastante claras, salvo en el tramo final, el que que si nos equivocamos podemos vernos obligados a hacer algunos metros más, pero sin mayores complicaciones.

La ruta realizada corresponde a la descrita en el III tomo de Rutas y Paseos por Tierras de burgos, de Enrique del Rivero.

Os pongo un perfil de la ruta colgado en Wikiloc (no es mío), descargable para el GPS.


jueves, 18 de junio de 2009

Creencias y supersticiones populares de la provincia de Burgos

Último libro de la trilogía Tentenublo, y último libro publicado hasta la fecha por Elías Rubio, pudiera ser el más interesante.

El libro comienza con una interesante reflexión sobre la estrecha y voluble línea que separa la superstición y la creencia de la tradición religiosa. De aquellos ritos que son ponderados, aquellos que son celebrados por costumbre, y aquellos de son objeto de desprecio y burla. Una vez leí que se le preguntaba a un gran hombre si creía en algo y el hombre, tras meditarlo durante un rato, contestó: "creo en los que creen en algo".

Evidentemente el peso científico de estas creencias es muy escaso, si no nulo (una prueba muy clara es que es frecuente que los ritos se contradigan entre unas poblaciones diferentes) pero constituyen un bagaje cultural del que nos deberíamos sentir orgullosos de mantener o, al menos, de documentar.


El libro está estructurado en cuatro secciones, en función de cuatro bloques de creencias: las relacionadas con fenómenos del cielo, las relacionadas con los ritos de invierno, las relacionadas con el tiempo de verano y las relacionadas con animales. Todas ellas son acompañadas de una explicación cultural y comparación con paralelismos en otras zonas de España o el Mundo.

Pero, más allá del análisis científico, la lectura nos puede deparar momentos gratos o incluso sorprendentes, esa sonrisa que nos viene a la cara, pero más bien a la mente, al recordar los tiempos pasados que ya no volverán. Que bonito sería al observar un fenómeno recordar lo que "los antiguos" pensaban acerca del mismo.

martes, 16 de junio de 2009

Regreso a los pueblos del Silencio: Ceniceros



Los pueblos de La Lora resisten a duras penas ante la total despoblación, pero al menos conservan un estado digno merced a la recuperación de la segunda residencia. Menos suerte tuvo Ceniceros, que cuando llegó esta fase llevaba varias décadas abandonado.



Ya nos referíamos a Ceniceros hace unos días como punto de paso de la excursión por los cañones del Rudrón. Ciertamente, desde una perspectiva turística la ubicación de Ceniceros resultaría interesante, pero lo cierto es que sus últimos pobladores nunca pudieron aprovecharse de esta industria, y de hecho tampoco de una carretera digna ni de luz eléctrica, ni siquiera de agua, que tenía que ser traída desde las profundidades de la garganta, 200 metros más abajo.



Al borde del río se situaba también un molino de curioso nombre, Rasgabragas, en donde además de moler la harina necesaria para la alimentación, en verano se podía disfrutar de agradables tardes, con sesiones de partidas de bolos incluidas.

 
La forma más cómoda de acceder a Ceniceros es desde San Andrés de Montearados (otro pueblo con apenas una familia) . Unos 100 metros antes de llegar al pueblo vemos un amplio y agradable camino que nace a la derecha (apto incluso para el coche) acompañado por un bosque de quejigos, que asciende a la loma suavemente, gira a la derecha y nos deja en poco más de un kilómetro en Ceniceros.


 
Lo cierto es que los restos del pueblo son cada vez menores y uno corre el riesgo de pasar de largo sin darse cuenta. Es curioso como la maleza parece cebarse con los pueblos abandonados, como si quisiera hacerlos desaparecer antes de que el hombre se replantee el recuperarlos.
El primer edificio es la iglesia, aunque algo apartado hacia la izquierda, atravesando un antiguo prado señalado por un cartel de restricción medioambiental para evitar molestias a las rapaces (no serán los vecinos de Ceniceros los que lo hagan). Ya hablamos de las espectaculares vistas desde el frontal de la iglesia. Por lo que hace referencia al edificio, se ha hundido su techo excepto el pequeño ábside cuadrado, que conserva los restos de lo que pudieron ser pinturas.
 



El resto del pueblo sólo vestigios de muros y muchas zarzas. Llaman la atención los árboles frutales, frondosos pero de los que ya nadie cuidará ni recogerá los frutos. Otro pueblo perdido.


 En la página no oficial del Ayuntamiento de Sargentes de la Lora aparece reproducida una enternecedora carta enviada al Diario de Burgos en el año 1986. En la misma se recoge la historia del pueblo de Ceniceros narrada a modo de memorias de un anciano a punto de fallecer. Podéis leerla aquí.

lunes, 15 de junio de 2009

El Dolmen de El Moreco



Los seguidores del blog ya habrán notado que la temática de los posts trata muchas veces sobre lugares situados en las cercanías de la N-623, ya que, además de ser una zona con gran cantidad de puntos de interés dentro del ámbito del blog, me pilla de paso en mis idas y venidas a Cantabria.

Entre los lugares que he podido descubrir (o redescubrir) gracias a estas mini-excursiones están los interesantes dólmenes de la zona (5 de los 6 dólmenes más importantes puestos en valor en la provincia se encuentran en la comarca de páramos-Las Loras, tal y como podemos ver en el artículo que publiqué hace ya unos meses).


El dolmen de El Moreco está situado junto al carreteril de acceso al pueblo de Huidobro, en lo alto del páramo.



La forma del yacimiento coincide con los estándares de sepulcro de corredor: un corredor formando por grandes lajas de piedra u ortostatos que conduce a una cámara circular formada también por ortostatos, y todo ello cubierto con tierra para formar un túmulo de más de 20 metros de diámetro y 2 metros de altura. La antigüedad ronda los 5000 años y fue utilizado como lugar de enterramiento colectivo durante más de 2000 años.


La visita a estos dólmenes hace reflexionar sobre como estas comarcas de las que la gente parece querer huir ahora fueron precisamente unas de las más pobladas en el lejano pasado. Como veis por las fotos, también se puede comprobar que el páramo no está exento de belleza.

 

miércoles, 10 de junio de 2009

Ruta de senderismo: El cañón del Rudrón

Puedes acceder a una descripción más completa y actualizada de esta ruta PULSANDO AQUI


 Si quieres puedes venir con nosotros escribiendo a montacedo@gmail.com.

Nos adentramos hoy en el curso alto de este río, que poco después de resurgir de la tierra en las proximidades de Barrio-Panizares forma estos interesantes cañones, no tan espectaculares como los del Ebro pero mucho menos explotados.

Dificultad: 3
Orientabilidad: 3
Belleza: 3
Tiempo: 6 horas y media

Situación.
Hay que salir de Burgos por la carretera de Santander y en el kilómetro 19 desviarse por la N-627 hasta Basconcillos del Tozo. En este punto hemos de tomar la carretera que hacia la derecha se dirige hacia Sargentes de la Lora. Al cabo de unos 6 kilómetros alcanzamos el pueblo que representa el inicio de la ruta: Barrio-Panizares.

Puntos de Interés
Cascada y cortados en Hoyos del Tozo. Ribera del Rudrón. Surgencia. Entorno en Moradillo del Castillo. Vistas desde Ceniceros.

Descripción de la Ruta

El río Rudrón atraviesa la parte más agreste de las parameras de la Lora. Tras un corto recorrido inicial y discurrir unos kilómetros bajo la superficie vuelve a surgir en las proximidades de Barrio-Panizares. Lugar desde el que empieza a tallar un profundo cañón que tiene su culmen en el punto en el que vierte sus aguas al río Ebro, en las proximidades de Valdelateja.

Tras dejar el coche en alguna de las calles del bonito pueblo de Barrio-Panizares nos dirigimos al pie de la iglesia. En este punto hemos de tomar una calle que, paralela a la pared rocosa sale del pueblo y se acerca paulatinamente al borde del río.

Una vez junto a éste una serie de sendas cambiantes y atravesando tierras de labor nos permiten continuar el recorrido. Poco después la senda se vuelve a alejar del río para ir ganado altura por una ladera pedregosa. Una revuelta en la senda nos permite contemplar los farallones rocosos del ya muy próximo pueblo de Hoyos del Tozo.

El camino vuelve a descender hasta la campa que se abre a nuestros pies y se dirige hasta las construcciones que aparecen al borde de la roca. Lamentablemente estos chalets estropean la vista de una cascada que otras circunstancias sería más llamativa. El camino bordea la impresionante pared rocosa y se encamina al pueblo. La primera construcción que encontramos es una pequeñísima iglesia. Sobresale su pequeña pero bonita portada románica.

El camino atraviesa todo el caserío de este bonito pueblo (se puede contemplar un antiguo potro de herrar) siempre bajo la vigilancia de las paredes rocosas que aparecen a nuestra izquierda. Tras abandonar el pueblo el camino sigue un tanto alejado del río durante unos cientos de metros hasta finalmente llegar hasta el borde del mismo.

A partir de aquí el camino se convertirá en una senda que discurre entre el bosque de ribera. Por otro lado el río inicia un descenso más acusado entre rápidos y pequeñas cascadas. Al lado del camino se encuentran los restos de un canal que alimentaba una pequeña central hidroélectrica, cuyas ruinas se alcanzan poco después. La senda discurre siempre paralela al río entre la cada vez más tupida masa boscosa. Con un poco de suerte tal vez sorprendamos el movimiento de algún animal. Si levantamos la vista vemos que el cañón va paulatinamente tomando mayores proporciones. En este tramo podemos deleitarnos con la pequeña caída de agua (poco más de un metro) que presenta el río y un poco más adelante con una caudalosa surgencia que brota en su lado izquierdo.


Poco más adelante la vegetación se hace menos espesa y el camino más marcado. Un tramo más adelante el camino desemboca en otro camino aún mas marcado que después de una ligera ascensión nos conduce hasta Moradillo del Castillo. El pueblo aparece tallado en la pared rocosa. Para apreciar esto último basta contemplar los últimos metros de la carretera que conduce al mismo. Desde la pequeña plaza se tiene una espléndida panorámica general de este tramo del cañón del Rudrón.

Hemos de retroceder por el último tramo de camino, pero en este caso no hemos de abandonarlo camino de la senda que acompaña al río y que recorrimos anteriormente, sino que seguimos por el mismo camino principal en dirección ascendente camino de San Andrés de Montearados. El tramo no presenta dificultades especiales y en unos 2 kilómetros alcanzamos dicha localidad.


Este pueblo se encuentra enclavado en un vallejo del páramo y conserva algunos restos interesantes de arquitectura popular. Hay que salir del pueblo por la carretera asfaltada de acceso al mismo para desviarse a los 100 metros por una pista de concentración que nace a la izquierda. El camino asciende unos centenares de metros, gira casi 180 grados a la derecha y se aproxima de nuevo al cañón.

Al poco llegamos a los difícilmente reconocibles restos del pueblo de Ceniceros. Se distinguen las ruinas de la antigua iglesia que aparece al borde del cañón. Nos aproximamos a la misma y nos acercamos a contemplar las espectaculares vistas que se pueden disfrutar desde este punto (foto de presentación del post).

Tras solazar la vista retomamos el camino que pasa junto al resto de construcciones del pueblo, prácticamente irreconocibles, y continua su recorrido algo más alejado de los cortados. Seguimos andando por una zona de vegetación más seca hasta que el camino parece difuminarse. En el frente tenemos un pequeño vallejo por el que continuamos. Como unos doscientos metros después encontramos un hueco muy marcado entre las laderas de nuestra izquierda que nos permite continuar sin ascender en ningún momento.

Al aproximarnos a dicho punto tenemos unas nuevas panorámicas de las proximidades de Hoyos del Tozo. Una senda permite descender por la pared rocosa. Tras atravesar un impresionante arco natural y pasar junto a una cavidad la senda desciende decididamente hasta el fondo del valle.

Finalmente retomamos hacia la derecha el camino marcado que nos conduce hasta Hoyos del Tozo y posteriormente, tomando siempre los mismos caminos que al principio de la ruta, hasta Barrio-Panizares.

Comentarios

Ruta bonita y sin demasiadas complicaciones aunque un poco larga. Algún tramo se puede hacer más duro por no estar muy marcado. No creo que sea difícil orientarse con las indicaciones que doy.

La ruta descrita corresponde a la publicada por Enrique del Ribero en el II Tomo de "Rutas y paseos por tierras de Burgos". En la red no he encontrado otras descripciones de esta ruta.

Según esta noticia del Club Voluntarios de Caja de Burgos, el tramo del Bosque de Ribera ha sido acondicionado recientemente. En todo caso con toda seguridad esta ruta se integrará en las sendas del futuro parque de Cañones del Ebro y el Rudrón.

Es posible acercarse a la surgencia del Rudrón, situada muy cerca de Barrio Panizares, así como, unos kilómetros río arriba, a la sima donde se hunde, en las proximidades de Basconcillos del Tozo. Yo no he visitado ninguno de estos lugares todavía, y en todo caso no están muy acondicionados para la visita.
Ruta en wikiloc (trazado hecho manualmente, no corresponde a un track de GPS)



viernes, 5 de junio de 2009

Cuentos Burgaleses de tradición Oral

Volvemos nuestros pasos una vez más hacia la obra de Elías Rubio, para esbozar unas breves líneas del segundo libro de la Trilogía Tentenublo. Se aborda en este libro el tema de los cuentos burgaleses de tradición oral.
Pese a lo atractivo de la temática, la verdad es que la lectura de este volumen se hace un poco ardua. Al esforzarse en conservar integro el modo de narrar, la trama se hace un poco espesa en la mayoría de los casos y raras veces se encuentran cuentos con una extensión de más allá de unas líneas. De hecho la mayoría de los supuestos cuentos son más bien dichos y chistes de la sabiduría popular.


Algunas cosas llaman la atención especialmente, por ejemplo el caracter procaz de muchos de los cuentos, alejados de una supuesta beatería, y la manera economicista de contar las cosas (no hay mejor palabra que la que queda por decir, como dice mi padre).Os pongo un par de fragmentos que me han parecido especialmente graciosos.


Esto era un sordo que veía como se acercaba una persona y meditó sobre la manera de que no descubriese que era sordo.
"Por allí viene un hombre, medirá que qué siembro. Me dirá que cuanto hace la tierra. Me dirá que por donde se va al pueblo.
Llegó el hombre y dijo:
- Buenos días
- Trigo
- Mierda para los sordos!
- Dos fanegas y un poco
- Los demonios le lleven
- Sí, por aquella cuesta arriba."


Esto eran dos pobres que fueron a un pueblo a pedir y sólo consiguieron que les diesen cacahuetes. Decidieron irse al cementerio a repartirlos pero algunos se les cayeron en la puerta al pasar por encima. Al poco, el Sacristán, que iba de paseo oyó alarmado sus voces y fue corriendo a a avisar al cura.
- Señor Cura, que están Cristo y el demonio repartiéndose las almas del Cementerio.
Fueron para allí y oyeron:
- Este pa , este pa mí. este pa , este pa mí.
Y luego:
- Y ahora, vamos a por los de la puerta.
Y salieron corriendo.

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No habrá nuevo post hasta el Miércoles.

jueves, 4 de junio de 2009

escultura del Agua: Cascada de Orbaneja del Castillo

No creo que haya ningún lector que no haya estado en el pueblo pero, por si me equivoco, indicar simplemente que la cascada se encuentra junto a la carretera de acceso al pueblo.

 
 
 
En época de lluvias también se puede ver otra cascada algo menos espectacular, unos 200 metros antes de llegar al pueblo, que surge de la Cueva del Barbancho. También es bonito el punto más bajo de esta surgencia, apenas unos metros antes de verter sus aguas al Ebro.

 
 

miércoles, 3 de junio de 2009

Regreso a los pueblos de silencio: Huidobro

Huidobro se encuentra en la depresión u "hoya" a la que le da nombre. Su forma y su orientación hacia el norte produce una sorprendente y exuberante vegetación que puede notarse ya desde el momento en que se accede en carretera hacia el pueblo.

Antes de llegar al núcleo se localizan junto a la carretera una especie de cuevas que resultan ser unas antiguas explotaciones de mineral de cobre. También cerca del pueblo se localizan lo restos de las que resultan ser las primeras exploraciones petrolíferas en la península, realizadas en los albores del siglo XX.



Llegados al reducido pueblo la primera impresión es que apenas quedan unos edificios de gran tamaño y de corte "moderno", en buen estado. Con un poco más de calma descubrimos los restos de las antiguas viviendas.






Dirijo mis pasos al símbolo del pueblo; la iglesia románica. Una reciente restauración (año 2017) la ha salvado in-extremis de una ruina inminente. La estructura está salvada, aunque el estado general dista de ser el óptimo.



La iglesia a la sombra del Pico Otero y dos encuadres del edificio.

El templo aún luce una interesante portada y sobre todo una amplia colección de canecillos de temática un tanto enigmática.







Os dejo aquí esta imagen del Google Earth en la que se aprecia la configuración de este accidente orográfico, su diferencia con el páramo circundante y su única salida natural hacia el norte. Por último aquí tenéis el enlace a una ruta de senderismo por este valioso bosque.