miércoles, 8 de diciembre de 2021

Suspendo indefinidamente las publicaciones en el blog "Tierras de Burgos"

 Desde luego no es este el primer blog que una vez fue productivo y llegó un momento en el que cesaron sus publicaciones. Siempre me ha producido una sensación extraña consultar esos blogs en los que repetinamente dejan de aparecer contenidos; así que he querido que el mío al menos ofrezca una explicación.
 
Pues sí, este momento tenía que llegar tarde o temprano, y ha llegado a pocas semanas de que el blog cumpla su decimotercer aniversario. Hacía ya años que venía barruntando con esta idea y lo cierto es que de un tiempo a esta parte apenas publicaba artículos realmente nuevos. 
 
Desde luego no he visitado todo lo visitable en la provincia, y además los sitios cambian, surgen nuevos focos de interés que antes no existían... pero crear contenidos mínimamente interesantes y novedosos, especialmente ahora que afortunadamente hay muchos divulgadores locales, exige cada vez más tiempo "de monte"; tiempo del que actualmente no dispongo; o al menos no dispongo de la forma que a mi me gustaría. 
 
No negaré que en esta decisión ha pesado bastante el cansancio y la pérdida de motivación, no sólo la falta de tiempo y contenidos. Vista desde un punto de vista puramente "material", esta actividad de hacerse kilometradas para ver y divulgar cosas que le interesan sólo a una minoría, sin nigún tipo de compensación más allá de la satisfacción personal, no deja de ser un poco estúpida, así que en el momento que se pierde la motivación deja de tener sentido. 
 
Quiero pensar que he sido uno de los pioneros en la divulgación por internet de muchos lugares interesantes de la provincia, al menos de aquellos que han tenido una visión más o menos global del patrimonio cultural y natural de nuestra tierra. Hoy en día son muy numerosas las personas que ofrecen contenido de interés, calidad y actualizado con el que actualmente no puedo competir; aunque hace años no era así. En realidad, es estúpido lamentarse de que cada vez más personas se interesen por estas cosas cuando uno de los objetivos principales del blog era precisamente ese.
 
He querido dejar la puerta abierta a un hipotético regreso, de ahí lo de "indefinidamente", si recupero los bríos y las circunstancias personales lo permiten. Y mientras tanto, al menos durante un tiempo, voy a mantener un hilo alternativo, eso sí, mucho más relajado y sin autoobligaciones, a través de una nueva página de facebook que he creado y que se llama, como no podía ser de otra manera, "Tierras de Burgos". Por supuesto, seguiré contestando a los mails y comentarios que se hagan en el blog.
 
Muchas gracias a todos, especialmente a mis seguidores más acérrimos, algunos de lo cuales he podido conocer en el mundo real. Hasta siempre o hasta pronto, el tiempo lo dirá. Os dejo con un vídeo de un montaje de fotografías que sirve como base al texto de la poesía "Rutas de Burgos", de Rafael Núñez Rosaenz.

miércoles, 1 de diciembre de 2021

Un paseo por Espinosa de Los Monteros

Ya hicimos una breve referencia hace tiempo a esta Villa Milenaria, con ocasión del histórico cuerpo de Monteros del que toma su apellido así como a su museo .

Sin duda la existencia de este cuerpo de Monteros le ofreció gran realce al lugar, así como la concesión del mercado semanal de los martes, que se remonta al menos a principios del siglo XVI, y que desde siempre se ha celebrado a espaldas de la iglesia de Santa Cecilia. De hecho los documentos fedatarios de los privilegios de la villa eran guardados en este templo.


Mercado de Espinosa de los Monteros en 1910. Colección Carlos Sainz Varona

Pero lo que realmente cabe destacarse del lugar es su abundancia de casas nobles, fruto de la ostentación mediante la que las distintas familias de Monteros manifestaban su preponderancia en el lugar. Una forma de aproximarse a las mismas es procediendo a efectuar la denominada "ruta heráldica", en donde los diversos lugares de interés aparecen numerados y acompañados de carteles explicativos. 
 
Son en total 24 puntos visitables y es una de las iniciativas del proyecto "Aldaba" para revalorización del patromonio de Las Merindades; y puesto en marcha por varios institutos de la comarca hace ya algunos años.

El magnífico Palacio de Chiloeches; Señorial palacio edificado en los siglos XVI y XVII. Dos torres se unen a un cuerpo central. Destaca su soberbia fachada, con un arco que cobija el imponente escudo de los Zorrilla-Arce. Relacionado con el de Huérmeces. En el interior, al menos en el pasado, existían retratos al óleo de época de Felipe III y Felipe IV y de sus esposas



El nada despreciable palacio de los Fernández-Vila, declarado BIC en el 2000, y hoy propiedad de la famosa (en la zona) Mantequería "Las Nieves".




 La denominada Torre de los Monteros, auténtica fortaleza del siglo XIV, perteneció a los marqueses de Legarda.



Torre de Cantimplor o Cantinflor; perteneció a los abades de Vivanco.

Torre de Pumarejo, remodelada. La casa perteneció a los Porras, ilustre familia que trasladó su residencia a Espinosa desde Cidad de Valdeporres.


Torre de los Azulejos: Torreón emplazado en una finca privada, con ventanas adinteladas, adornadas con motivos florales y rodeadas por azulejos que hacen referencia a su origen mudéjar. Es sin duda una de las torres más interesantes de la villa.
 



 

La Casona de los Porras, con capilla heráldica adosada.




 Casona de los Velasco.


Palacio de los marqueses de Cuevas de Velasco, con capilla dedicada a Santiago. Al igual que la anterior, muestra el escudo primigenio de los Velasco, con su característicos veros.




 
Terminamos con una breve mención al Castillo de los Velasco, que se erige a las afueras de la localidad como símbolo de la independencia de la misma. Está incluida en la Lista Roja de Patrimonio en peligro.




 Podéis conocer más detalles de estos monumentos y otros aspectos de Espinosa en la web del Ayuntamiento y en este interesante blog.

miércoles, 24 de noviembre de 2021

Lagunas de Gayangos o de Antuzanos

Las lagunas de Gayangos son un interesante conjunto de pequeños lagos de origen tectónico situadas a medio camino de las localidades de Gayangos y Bárcena de Pienza. Conocidas también como lagunas de Antuzanos, constituyen la mejor zona húmeda de toda la provincia, si exceptuamos el embalse del Ebro, y son el único lugar provincial de cría para especies tan escasas y valiosas como el zampullín cuellinegro, el porrón común o el pato cuchara.


Su peculiaridad geológica le confiere un suministro casi continuo de agua, lo que hace posible que las aguas de las lagunas de Gayangos sean profundas y sufran muy pocas oscilaciones, con lo que se favorece el crecimiento de una vegetación que tiende a distribuirse en orlas concéntricas.
 
 
Cuenta la tradición que el origen de estas lagunas se debe a un antiguo pueblo que existía en este punto, Antuzanos, y que fue castigado con una inundación por maldecir a la virgen. 

 

Lo que sí que es verdad es que en este lugar existió en la edad media el monasterio de Santa María de Antuzanos, tal y como lo atestigua un documento de adhesión a San Millán de la Cogolla.


También cita este hecho el artículo de 1887 que mostrábamos en nuestro anterior post, referido al Balneario de Gayangos, y que dice lo siguiente:


"Entre las varias curiosidades que tiene este pueblo y que me han movido a escribir estas líneas están cinco pozos o lagos de los que uno mide 400 áreas aproximadamente, y tiene unos 5 metros de profundidad. Sus aguas con claras y transparentes, sin que aumenten ni disminuyan en invierno ni en verano. No tienen comunicación con río alguno, viéndose en ellos abundantes anguilas, sangujas, y barbos de dimensiones extraordinarias. Antiguamente hubo una pequeña barca para recreo de los bañistas, pero hubo de sumergirse por las desgracias que ocasionaba a jóvenes inexpertos. Próximo a este lugar, en la montaña de Mediodía que da vista a Medina de Pomar, existió en el siglo XIII el célebre santuario de Nuestra señora de Antuzanos, que fue destruido en el año 1850."
 

 

miércoles, 17 de noviembre de 2021

Ermita de la concepción de Tablada del Rudrón

Acercarse a este templo es una escusa tan buena como cualquier otra para tomar el carreteril que, desde Tubilla del Agua, nos permite remontar un buen tramo del alto Rudrón. Nos encontramos con un cañón tal vez no tan espectacular como lo que vemos río abajo, pero sin duda interesante pues se alterna el paisaje semiárido del páramo con bosques de valor sorprendente.
 
 

A los cinco kilómetros llegamos a Tablada del Rudrón y el primer edificio con el que nos encontramos es esta sencilla ermita. Muestra signos de haber sido reconstruida parcial o totalmente; careciendo de la primitiva cabecera. 
 
 
En el hastial occidental de la ermita se dispone, en torno a una estrecha saetera, una remontada ventana de arco de medio punto doblado. En la cesta del lado izquierdo se disponen tres personajes formando una enigmática escena, con dos de ellos de pie, el izquierdo tocado con una especie de bonete y ataviado con corta saya y manto, uno de cuyos pliegues recoge con su diestra, mientras parece dirigir su otro brazo, fracturado, hacia la cabeza de la figura central. Ésta, lamentablemente descabezada, viste ropas talares, porta un manípulo en su muñeca izquierda y alza ante su compañero un muy perdido objeto cilíndrico, quizá un cirio; tras él, y en una forzada y grotesca contorsión, se dispone un tercer personajillo, aparentemente desnudo. Con todas las reservas posibles, quizá nos encontremos ante una escena de exorcismo. 
 



En el capitel derecho se recurrió al tema del personaje dominando leones, en este caso afrontados y compartiendo cabeza en el ángulo de la cesta. Otro pequeño relieve, arbitrariamente incrustado en el paramento del hastial, al norte de esta ventana, muestra un personajillo barbilampiño y con cabellera partida en actitud frontal, ataviado con sayón y capa. 
 


Sin duda es la portada meridional, abierta en un antecuerpo de sillería, el elemento más destacado del conjunto. Se compone de arco de medio punto cerrado con un tímpano levemente apuntado, de interesante iconografía, no tanto por su calidad plástica, como por el tema escogido. Aparece una representación de las Armas Christi o Cristo triunfante mostrando las llagas y acompañado por dos parejas de ángeles con los instrumentos de la Pasión. El tema se repite en algunos templos Palentinos.
 



miércoles, 10 de noviembre de 2021

Ruta de senderismo: la Sierra de Árcena


El apartado y semidesconocido municipio de Jurisdicción de San Zadornil presenta unos valores naturales variados y en ocasiones sorprendentes; fruto de su orografía y su situación geográfica. En la larga ruta de hoy recorreremos buena parte de las ladera de la Sierra de Árcena burgalesa, descubriendo sus paisajes y sus bosques, en un recorrido que, si se realiza en otoño, puede catalogarse como uno de las más desconocidos e interesantes del panorama provincial. 

 Dificultad: Alta. Si se evita el ascenso al Revillallanos la dureza baja sensiblemente, pasando a ser media-alta.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Buena, salvo en el tramo de ascenso al Revillallanos
Belleza: Muy Alta.
Tiempo y distancia: 6 horas y 19 kilómetros (incluyendo el ascenso al Revillallanos)




miércoles, 3 de noviembre de 2021

Ruta de senderismo: El Pozo Negro y el Tejo Milenario

La sierra de la Demanda burgalesa constituye una inusitada comarca en el que aún podemos disfrutar de parajes alejados de cualquier núcleo de población, con cumbres que rondan los 2000 metros y profundos valles cubiertos de bosques caducifolios. La laguna de origen glaciar del Pozo Negro, muy cerca del límite con la Rioja, constituye uno de los destinos de mayor interés, pero hoy combinaremos el acceso tradicional con la búsqueda de uno de los árboles más longevos de la provincia, formando una ruta circular que nos permitirá disfrutar de sendos valles.

Dificultad: Alta 
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Regular 
Belleza: Muy alta 
Tiempo: 7 horas (17 kilómetros)

Situación. 
 
Para acceder a Fresneda de la Sierra Tirón tenemos dos opciones. Por una parte podemos seguir la N-120 hasta Belorado, y desde allí tomar la comarcal que une este núcleo con Pradoluengo. Muy cerca de este último municipio tomamos, a la derecha, la pista que a través de Villagalijo enlaza con la carretera que lleva a Fresneda y Excaray. Otra opción es tomar la carretera que, naciendo en Ibeas de Juarros, y a través de Arlanzón……

Una vez en Fresneda, y tras pasar el puente sobre en incipiente Tirón, antes de afrontar las primeras rampas del alto de Pradilla hemos de tomar la pista de tierra, en razonable buen estado, que en unos 5 kilómetros nos lleva al señalizado lugar de Tres Aguas, en donde se ubica un refugio.

Puntos de Interés

Valles de Montaña. Bosques de ribera. Arroyos con sus caídas de agua. Bosques caducifolios. Vistas desde el cordal. Tejo Milenario. Pozo Negro.

Descripción de la Ruta

Tres Aguas, punto de confluencia de tres canales serranas (Ricumbea, Pozo Negro y Rehoyo), se considera el nacimiento tradicional del rió Tirón, cauce que tras un recorrido de 65 km en sentido norte vuelca sus aguas en el Ebro, no sin antes regar parte de las tierras de la Rioja Alta. Desde Tres Aguas tenemos dos caminos. El de frente, algo menos marcado, es el que seguiremos, y el de la derecha por el que regresaremos al punto de partida. 
 
Este primer camino nos adentra en el Barranco de Rehoyo pero, al cabo tan solo de unos 500 metros, abandonamos el mismo por un puente de piedra que cruza el cauce hacia la izquierda. El nuevo camino, más rústico, discurre prácticamente paralelo al anterior, pero por el otro lado del arroyo. 
 
Llevaremos poco más de un kilómetro andado cuando desde la izquierda se nos une un arroyo relativamente caudaloso, caracterizado por una bonita cascada que se observa a unos cinco metros. Para continuar hemos de retroceder unos metros, siguiendo la señalización del sendero del tejo milenario, realizada hace unos años. 
 
Deberemos cruzar al poco el arroyo, De manera que lo dejaremos a nuestra derecha. Por momentos se ven los restos de un antiguo camino prácticamente perdido que remonta el Barranco de Zarzabala, acompañados de un denso y bello hayedo. 
 
Tendremos que superar el cauce en varias ocasiones hasta que al cabo de unos dos kilómetros y medio unos hitos de piedra nos indican que hemos de remontar la empinada ladera derecha. No mucho después giramos hacia la izquierda de manera que nos aproximamos algo al río alcanzando un notable ejemplar de tejo acompañado de otro de menor tamaño. 
 
A continuación superamos un saliente y bajamos un poco hacia un tejo de mucho mayor tamaño, el mayor de la provincia, con sus casi 10 metros de perímetros de tronco y su edad que puede acercarse al milenio. Tras contemplar este venerable ejemplar, rastro de un pasado muy lejano seguimos sin variar mucho de desnivel hasta alcanzar de nuevo el curso de agua. 
 
El camino continúa en sentido contrario al otro lado del vallejo, siguiendo con su ascensión. Al poco llegamos a un calvero en la zona conocida como cocina del Cura. De frente iniciaríamos un sendero que nos conduciría al barranco del Poco Negro en su tramo final, pero nosotros tenemos que tomar el camino que asciende más directamente, hacia nuestra izquierda. 
 
En realidad, y este es el tramo más complejo de la ruta en cuanto a orientación, hemos de buscar un sendero, o en su defecto buscar el ascenso por la arista entre valles, siempre rodeados de hayas, con tendencia hacia la izquierda. De esta manera y sin mayor novedad salimos del bosque y tenemos la primeras vistas del Pico Otero y cimas circundantes: Toborlaza, Campos Blancos… 
 
Seguimos ascendiendo por la arista, ahora hacia la derecha, por una pendiente llevadera. Alcanzamos la poco marcada cima del Lagunitas, a unos 1800 metros, y de frente la mole del Zarzabala que empezamos a remontar. No obstante antes de llegar arriba el sendero de forma natura lo bordea por la izquierda evitando este esfuerzo adicional. Con ello nos incorporamos al cordal principal de la Sierra de la Demanda Burgalesa, que hacia la derecha nos acabaría conduciendo hasta el Pico San Millán. 
 
Nosotros seguimos hacia la izquierda viendo al fondo el pico Otero. Ahora descendemos teniendo a nuestra derecha los valles del alto Pedroso y a la izquierda los que alimentan el río Tirón. Llegamos a bajar hasta unos 1800 metros de altitud y afrontamos la fuerte pendiente final. Un primer tramo nos deja en el Toborlaza, a unos 1950 metros de altitud. Ahora llaneamos hasta alcanzar el cruce con las señales del sendero de largo recorrido GR “Dos Aguas”. En esta ocasión optamos por no ascender hasta el Pico Otero reduciendo algo el esfuerzo global del recorrido. 
 
De esta manera tomamos el sendero GR-290 marcado por estacas, girando hacia la izquierda y bajando por una arista que poco a poco se va marcando cada vez más. A nuestra derecha aparece ya el llamado “Pozo Negro”, una pequeña laguna cuyas aguas en realidad tienen color turquesa. Un fuerte giro nos acaba dejando a la vera del lugar. Si el tiempo lo permite el borde de la laguna es un buen lugar para disfrutar de un merecido descanso. Llevaremos algo más de 8 kilómetros de recorrido. 
 
Desde este punto alcanzamos el desagüe del lugar, protegido por una artesanal presa. A la derecha del incipiente arroyo localizamos una nueva vereda que se aleja un poco del mismo, aunque en unas decenas de pasos gira bruscamente a la izquierda y se interna rápidamente en el hayedo. Desde aquí los montones de piedras y las pinturas de color rojo y blanco nos guían para continuar la ruta a través del umbrío bosque. Los primeros metros son los más complicados, ya que la pendiente es pronunciada y los resbalones están a la orden del día. En este primer tramo un pequeño desvío nos permite contemplar una bonita cascada. 
 
Serán unos 3 kilómetros por el precioso bosque, acercándonos y alejándonos sucesivamente del arroyo, que deberemos cruzar en varias ocasiones, a veces con ayuda de troncos. El avance, pese a ser en descenso, se hace un tanto pesado, pues estaremos en un continuo sube y baja con riesgo de resbalones y tropiezos, sobre todo teniendo en cuenta que a estas alturas estaremos un tanto cansados.

Afortunadamente a cada paso surgen nuevos rincones invitan a ser contemplados. Sorprende, por ejemplo, la presencia de gran cantidad de líquenes; lo que habla de la pureza del aire que se respira. Finalmente, muy cerca de una confluencia de varios barrancos el sendero remonta unos metros otro barranco hasta la altura de otro rústico puente. Al otro lado desembocamos, en un marcado camino, a la altura de una cerrada revuelta, que desciende desde el pago de La Cocina del Cura. Tomamos este camino, conocido como de San Antonio, de manera que sin cambiar de dirección y en unos 3 kilómetros adicionales alcanzamos por fin el refugio de Tres Aguas.

Comentarios

Estamos ante un trazado muy bonito pero hemos de tener en cuenta que presenta cierta dureza; mitigada si acaso por su moderada longitud total. No en vano el desnivel supera los 800 metros. El tramo anterior y posterior al Tejo puede hacerse un poco desesperante aunque si no perdemos la paciencia lo superaremos sin demasiados contratiempos. En todo caso no aconsejo realizar la ruta con niebla, sobre todo si no disponemos de GPS.  La época recomendable es sin duda el otoño, pero también ha de ser muy bonita en primavera y verano, y, para los más aventureros, en invierno.

Resulta mucho más habitual el ascenso y descenso directo a Pozo Negro, por el camino empleado aquí para terminar la ruta, que se puede combinar con el acceso al Otero, de 2040 metros y que hace frontera con La Rioja. Si se dispone de dos vehículos se puede realizar esta ruta con mucha mayor facilidad, ya que el Otero se encuentra a tan sólo un par de kilómetros del alto de La Cruz de la Demanda, al que se accede desde Ezcaray.

Track de la ruta (En la zona de la cocina del cura recorridos algunos metros de más, siendo evidente que se podría haber recortado algo). 
 
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Vídeo con imágenes del recorrido
 

miércoles, 27 de octubre de 2021

Ruta de senderismo: El Pico San Millán por las Cascadas de Altuzarra


Aunque es muy difícil comparar desde un punto de vista estético unos senderos con otros, y en muchas de ellos encontramos elementos de notable interés, podemos llegar a afirmar que esta es la ruta de mayor belleza de las que se pueden realizar en la provincia burgalesa, al menos desde un enfoque meramente visual. Los hayedos que envuelven las rutas de ascenso y descenso, las amplias perspectivas que se divisan, y el hecho de alcanzar la cumbre provincial son elementos que dejan atrás a otras alternativas, al menos en periodo otoñal.
 
Como he decidido poner bastantes fotos, voy a dividir la entrada en dos, para no saturarla demasiado. En todo caso ya os adelanto que las imágenes (al menos las mías) quedan muy atrás respecto a la impresión visual directa. Como referencia añadiré que la ruta está realizada el puente de Todos los Santos.
 
Dificultad: Alta
Orientación (sin GPS con track o cartografía): fácil
Belleza: Muy Alta
Tiempo y distancia: seis horas y media y 16 kilómetros.

Situación.

Hay que salir de Burgos por la N-120 en dirección a Logroño. A la altura de Ibeas de Juarros nos desviamos por la carretera que se dirige a través de Arlanzón hacia los pantanos. Poco después de pasar junto a la presa del primero hay que seguir la carretera que enfila hacia Pradoluengo. Poco antes de arribar a Pradoluengo, llegamos a Santa Cruz del valle Urbión. Este lugar esta formado por dos barrios muy separados entre sí. Desde la carretera tomamos la calle que nace hacia la derecha y que nos conduce al barrio superior. Atravesamos este segundo barrio y seguimos por el camino principal. En un cruce principal tomamos la opción izquierda en dirección al área recreativa de Zarzia. Aún deberemos avanzar aproximadamente dos kilómetros más, siempre dejando el río a nuestra derecha, antes de llegar a dicho punto. Serán unos 3 kilómetros desde el cruce de la carretera.

Puntos de Interés

Hayedos. Cascadas de Altuzarra. Cursos del arroyo Altuzarra y Urbión. Vistas desde el pico San Millán.

Descripción de la Ruta

Desde el área de Zarzia, en donde encontramos un pequeño refugio, unas mesas y una impresionante haya, iniciamos nuestro recorrido cruzando el río Urbión por un puente de hormigón. Este primer tramo discurre por un ancho camino acompañado de prados bosque de ribera. En las laderas observamos matorral y pinos.

Habiendo avanzado apenas unos 500 metros nace hacia la derecha un camino que nos ofrece un ascenso alternativo al San Millán, que tal vez podamos explorar en el futuro. Nosotros continuamos por el camino inferior, que transcurre prácticamente llano. Hacia el primer kilómetro llegamos a un punto en donde el camino se convierte en cauce. Un angosto paso permite continuar por la izquierda pero es mejor tomar otra opción que asciende un poco hacia la derecha y cruza un arroyo (el arroyo de Abanza) por un puente de madera.
 
Apenas unos instantes después, muy cerca de una cabaña, hemos de prestar atención para localizar el inicio del sendero que hacia la derecha conduce hacia las cascadas de Altuzarra. Desde aquí unas pequeñas estacas, pequeñas manchas de pintura en los árboles y montoncitos de piedra serán las señas de identidad para no perder la vereda.Avanzamos subiendo moderadamente hacia la derecha pero luego tomamos un giro y nos vemos obligados a esforzarnos para superar de piedra en piedra un tramo con mayor pendiente. De esta manera llegamos a una zona en donde tenemos muy buenas perspectivas de la primera parte de la ascensión.
 
Llegados a este punto nos internamos en un pinar y dejamos de ascender, e incluso perdemos altitud. Superamos una pequeña pedrera y finalmente llegamos al borde del arroyo de Altuzarra. De frente continúa un sendero más directo pero como nosotros queremos conocer las cascadas nos fiamos del cartel que nos indica la distancia a la que se encuentra cada una de ellas.

Entramos pues en una zona en la deberemos prestar mayor atención a las estacas y las manchas de pintura, pero en donde en todo caso iremos anexos al río, bien a un lado, bien a otro. Por un paraje de ensueño, delicia del aficionado a la fotografía llegamos a la primera cascada. La superamos por su lado izquierdo y continuamos buscando los pasos más adecuados a la vera del arroyo. Un tramo más adelante llegamos a la segunda cascada, casi escondida pero de mayor altura.
 
Para continuar debemos retroceder unos metros y ascender por la ladera derecha, separándonos un poco del arroyo unos metros pero luego girando de nuevo hacia el mismo. Un paso entre dos rocas nos da acceso a la parte alta de la cascada y a la continuación del arroyo. Muy poco después llegamos a la tercera cascada, que en realidad es combinación de varias consecutivas.

Para seguir identificaremos una pequeña canal que viene por la izquierda, y al cabo de unos metros buscamos de nuevo el curso de agua al que llegamos justo por la parte superior de la cascada  Seguimos de la misma manera; esto es, cuando a un lado, cuando a otro del arroyo, hasta que poco después encontramos en el lado derecho un cartel informativo del fin de la zona de cascadas y el sendero de salida. Estamos a unos 1400 metros de altitud. Para llegar hasta aquí habremos tardado aproximadamente hora y media, tiempo que se alargará en la medida en que perdamos muchas veces el sendero principal o nos detengamos ante la invitación de tomar una foto tras otra.


Desde dicho cartel el entorno cambia bruscamente. Al girar hacia la derecha entramos en un pinar por el que el sendero continúa ascendiendo y al cabo de unos 500 metros salimos a una zona más despejada, coincidiendo con una arista que desciende desde el cordal. Encontramos en este punto un cartel informativo. De frente iniciaríamos el descenso que conduce al refugio de Zarcia por el camino que señalamos en el inicio de esta descripción, pero nosotros giraremos hacia la izquierda siguiendo la arista en su ascensión.
 
Muy poco después llegamos a Majada Garrula, tal y como nos indica un cartel. De frente la arista se hace más rocosa y el sendero salva este obstáculo bordeándolo por la derecha. Pasamos así al curso alto del arroyo Altuzarra. Bajo nosotros encontramos el pinar, en la ladera de enfrente se extienden las hayas y por encima empiezan las praderas de alta montaña Sin demasiado esfuerzo alcanzamos de nuevo el curso del arroyo; punto desde el cual la pendiente se hace exigente. Andamos ya por praderías por un sendero formado por las pisadas de los montañeros. No mucho después encontramos una preciosa cabaña con techo de hierba, que se sitúa a más de 1700 metros de altitud.

Unos doscientos metros después de superada la cabaña llegamos a una nueva arista. Es momento de girar hacia la derecha y afrontar definitivamente el ascenso hasta el cordal. Es sin duda el tramo más duro del ascenso. Buscando los hitos montañeros, pero siguiendo en todo caso la ascensión directa hacia la cumbre, observamos un tanto hacia la derecha el edificio que señala la cumbre del Trigaza y un tanto hacia la izquierda el pico San Millán, con su vértice geodésico.
 
Tomando frecuentes descansos en los que podemos admirar el amplio paisaje que vamos dejando a nuestras espaldas llegamos por fin al cordal principal de la demanda burgalesa, justo en un pequeño collado que se sitúa a 1950 metros. Seguiremos el cordal hacia la izquierda, viendo ya claramente, si el día es despejado, nuestro objetivo. Ascendemos un poco más y nos lamentamos por el descenso posterior hacia un nuevo collado, a 1900 metros. Desde aquí es todo ascenso, que nos tomaremos con calma, hasta alcanzar finalmente el pico San Millán, a 2131 metros de altitud, Cumbre de la provincia de Burgos.
 
Los paisajes que se contemplan desde aquí son amplísimos, limitados en casi todas las direcciones únicamente por la neblina. Es lo que ocurre hacia el Oeste y el Norte, en donde llama la atención la planicie mesetaria. Se distingue con cierta facilidad la montaña palentina y mucho más próximas las elevaciones que protegen las merindades burgalesas. Hacia el sur encontramos en primer plano los amplios y poco poblados valles de sur de la Demanda y pasado el Mencilla se observa de nuevo la meseta. Si la visibilidad es buena podemos intuir el Sistema Central. Hacia el este el paisaje es más abrupto, como continuación del resto de la sierra de la Demanda y el Sistema Ibérico. Las cumbres más cercanas identificables son el Pico Otero, el San Lorenzo y los Picos de Urbión.

Tras el merecido descanso es hora de emprender el descenso. Entre las varias posibilidades nosotros tomaremos un sendero que nace retrocediendo unos metros desde la cumbre. Sin mucha dificultad encontraremos la vereda que desciende hacia la derecha por la empinada pendiente, de modo que pasa bajo la vertical de la cima y continúa hacia el este. Con cuidado de no caer en este tramo descendemos paulatinamente en busca de una nueva arista. Alcanzaremos la misma tras asomarnos por un momento hacia el barranco del río Morales.

Girando paulatinamente hacia la izquierda volvemos al circo de San Millán y empezamos a descender por una pesada pedrera que nos obliga a no perder la atención ni un momento. Siguiendo los hitos montañeros vamos perdiendo altura con rapidez buscando el centro del circo. Por momentos atravesamos espacios en los que las rocas aparecen cubiertas por una capa herbácea, pero en general el tramo complicado es bastante largo, mientras que paulatinamente junto a nosotros van naciendo los diversos manantiales que forman el río Urbión.

Durante la última sección de este complicado tramo dejamos el arroyo a la derecha, el cual forma ya alguna cascada. No será, en todo caso, hasta la cota 1600 cuando alcancemos las primeras hayas, que habremos estado observando bajo nosotros durante todo el descenso. El hayedo va tomando paulatinamente fuerza mientras nos aproximamos al río, que cruzamos pasando de piedra en piedra, junto a una secuencia de pequeños saltos. Desde este punto nos vemos inversos de nuevo en el bosque y nuestro avance se hace más cómodo ya que en general el sendero es bastante liso y ancho, salvo en puntos encharcados y en las zonas en donde hay que vadear el río.
 
 
Es momento de solazarnos con los múltiples y preciosos rincones que nos depara el hayedo y el río al que se le van sumando más y más arroyos. Vamos así perdiendo altitud paulatinamente sin mayores novedades que las comentadas. En tramos algo más complejos tendremos la opción más monótona de alejarnos del río o más compleja e interesante de seguir junto al mismo aunque nos veamos obligados a hacer equilibrios entre piedra y piedra. Aquí va un pequeño muestrario de lo que nos espera.
 
En la cota 1225 encontramos una señalización de la senda Enrique del Rivero, que no es sino un cortísimo ramal que nos acerca al punto desde el que el periodista tomó la más famosa imagen de este hayedo. Desde aquí aún nos queda un tramo de gran interés, el cual podemos dar por concluido cuando lleguemos a un rustico puente sin barandilla fabricado con troncos y tierra. Muy poco después llegamos al punto donde tomamos el sendero de las cascadas y desde aquí por un camino muy cómodo alcanzamos el área recreativa y nuestro vehículo.  
 
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Debido a su longitud, su desnivel (partimos de unos 1050 metros) y los tramos en los que el sendero obliga a esforzarnos la ruta puede considerarse como dura, aunque no complicada. En todo caso un mínimo de preparación y experiencia previa es necesario.

Nos encontraremos, especialmente en otoño, con bastantes personas que tan sólo remontan el río un par de kilómetros. Si lo que nos interesa es la senda de las cascadas podemos descender por el camino alternativo que hemos señalado en la descripción. Esta opción implica recorrer tan sólo unos diez kilómetros y la dificultad y desnivel son muy inferiores.

Entre las peculiaridades de este valle está el hecho de que guarda muy bien la humedad. En épocas lluviosas o de deshielo es muy complicado, por no decir imposible, con lo que lo más recomendable es buscar el verano y muy especialmente el otoño, cuando los hayedos estén en su plenitud cromática. En todo caso es prácticamente obligatorio utilizar calzado impermeable y con niebla o tiempo inestable se debe intentar evitar salvo que seamos conocedores de la zona.

Track de la ruta:


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Video con imágenes del recorrido