martes, 15 de noviembre de 2016

Hacinas



Vista general desde el Castillo. En primer término el Sagrado Corazón
En el área en la que las diversas elevaciones del Arlanza medio dan paso a los pinares serranos, encontramos el bonito pueblo de Hacinas. En sus calles encontramos buenos ejemplos de la construcción típica de esta zona, caracterizada al exterior por su recia piedra arenisca rojiza y las chimeneas troncónicas. También podemos resaltar una perfectamente conservada picota de ajusticiamiento, construida a finales del siglo XVI.

Picota. Tras ella el Centro del Árbol Fósil 

No obstante el elemento más original y característico de Hacinas son los árboles fósiles que se han encontrado en su término municipal. Algunos de ellos han sido colocados hace ya varias décadas en diversos puntos del casco urbano; otros permanecen en su ubicación original. Tal vez el más llamativo sea el fragmento de tres metros que se encuentra enhiesto junto a la picota citada.
 
Uno de los árboles fósiles del pueblo
Justo al lado se encuentra el interesante y moderno Centro del Árbol Fósil, un edificio inaugurado hace unos años para divulgar este valioso patrimonio. Actualmente sus horarios son bastante restringidos, limitándose generalmente a los meses de verano. No obstante también existe cierta posibilidad de concertar una visita. En todo caso recomiendo utilizar los contactos que aparecen en su página web; punto en el cual además podremos conocer más acerca de este singular patrimonio.
 

Los árboles fósiles de Hacinas, probablemente los más interesantes en su género de la Península, corresponden a unas coníferas de gran tamaño que vivieron en el Cretácico (hace unos 130 millones de años). Algún evento convulso (tal vez una fuerte tormenta) hizo que fuesen repentinamente derribados y enterrados en las zonas arenosas en las que crecían. Unas condiciones diagenéticas concretas permitieron la lenta sustitución del material celulósico original por pequeños cristalitos de cuarzo; de manera que el aspecto estructural original es perfectamente reconocible. Sucesivos fenómenos geológicos y, sobre todo, la erosión hace que afloren a la superficie algunos de ellos.
 

Además de los árboles fosilizados, en Hacinas llama poderosamente la atención las grandes peñas que rodean e incluso se integran en el casco urbano. Una de ellas es utilizada a modo de singular campanario “auxiliar” de la parroquial de San Pedro (incluso cuenta con su propio nido de cigüeñas). A mediados del siglo XX se instaló en su parte alta una imagen del Sagrado Corazón; a sus pies se reunía antiguamente el concejo del pueblo.
 
Dos planos del Castillo
Pero el bloque rocoso más importante es sin duda el que ocupaba el antiguo castillo. Hoy se nos muestra con una forma moldeada por las diversas intervenciones humanas (algunos especulan con un origen prerromano). Incluso un antiguo árbol fósil ha dejado un hueco a modo de “molde”; formando la oquedad conocida como “Cueva de los Moros”.
 
La "cueva de los moros"
Los registros más consistentes parecen remontar su existencia a la alta Edad Media, a finales del siglo IX, en el periodo en el que esta zona aún formaba parte del frente hispano-musulmán. En esta época se enmarca la leyenda más conocida de la localidad, la de la batalla de Hacinas. Fabulada por un moje del monasterio de Arlanza, narra la cruenta victoria de las tropas del conde Fernán González sobre las del caudillo Almanzor. Según esta tradición, los muertos fueron tantos que tuvieron que enterrarse en montones o “hacinas”; de ahí vendrían las palabras hacinar, hacinamiento…y el propio nombre de la localidad.
 
Peña Carazo desde el Castillo
Esta confrontación es de por sí imposible, puesto que ambos personajes no fueron contemporáneos, aunque no puede descartarse que en la zona existiese algún tipo de refriega. El caso es que en la parte baja de la localidad sigue existiendo un manantial con el inquietante nombre de Fuente del Campo de los Muertos. En 1840, al excavar un ribazo, aparecieron gran cantidad de huesos enterrados en fosa común que pudieran corresponder a los muertos de alguna batalla.


Fuente del Campo de los Muertos
La “tercera pata” patrimonial de Hacinas la constituye su importante legado de patrimonio inmaterial. Por una parte tenemos su secular carnaval, uno de los más singulares de Burgos, en el que la Tarasca juega un papel fundamental. Aún se sigue celebrando la característica romería de Santa Lucía, aunque ha pasado de finales de diciembre (la fecha natural) al tercer fin de semana de septiembre. Todavía más, parece que se está en proceso de recuperación de la singular fiesta de El Reinado. Para saber más sobre las mismas se puede consultar la página web del Ayuntamiento.
 

Ermita de Santa Lucía
 

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