Desde Revilla Vallejera empezamos a remontar el curso bajo
del Arlanzón para hacer nuestra siguiente para en Villaverde Mogina. Allí, a la
entrada del caserío encontramos un original edificio de importantes dimensiones
que se corresponde con el palacio de los Barahona o Varona. Consta de dos
cuerpos principales unidos por un ala central, formando una planta en forma de
U.
Fue el centro del mayorazgo que en 1592 fundara don Pedro
Barona, coincidiendo con la construcción del edificio. En el frente izquierdo
remata una espadaña, ya que era el lugar donde se alojaba la capilla.
Lo más llamativo son precisamente los frentes laterales, en
cierto modo simétricos, caracterizados por sus pináculos y los grandes escudos
familiares. Uno de ellas luce original relieve con lo que parecen ser dos
monjes copistas.
Se cuenta
que en algún momento llegó a ser del Arzobispado, y que éste lo vendió a “unos
americanos”, quienes lo utilizaron como colonia veraniega durante media docena
de años, viniendo solamente en los meses de verano.
A finales de
los años setenta del pasado siglo los americanos lo vendieron a la asociación
El Patriarca, dedicada al tratamiento de la drogadicción. Se mantuvo con estos
usos hasta principios de los noventa, momento en que la asociación empezó a
tener problemas económicos que derivaron en el embargo del edificio.
El palacio
acabó poniéndose a la venta hace ya unos cuantos años y fue comprado por la
familia Ojeda. El proyecto era hacer un parador o establecimiento hostelero de
postín, aunque por lo que parece la idea avanza lentamente y a trancas y
barrancas. Hasta 2009 no se observaron signos de reforma del edificio.
El año siguiente comenzaban las obras de adecentamiento del exterior del edificio, fase que se puede considerar acabada, si bien el acabado interior y la puesta en marcha del negocio parece que tendrá que esperar.
El contenido
de esta entrada está basado en varios artículos de Elías Rubio y de periódicos
locales. Para más información podéis consultar los siguientes enlaces:
2 comentarios:
Como me gustan los adornos de el ábside...Las figuras...una belleza..de verdad.
salut
Es una preciosidad, lástima que Villaverde haya venido tanto a menos y no sea atractivo para hostelería.
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