viernes, 1 de marzo de 2013

Poza de la Sal

Si en nuestro anterior artículo hablamos de la explotación salinera, dedicaremos el de hoy a la villa que nació por y para dicha explotación: Poza de la Sal.

El origen de Poza de la Sal podemos buscarlo en el castro prerromano que existió probablemente la ubicación del actual castillo. Tras desalojar a estas huestes cántabras, los romanos fundaron, ya en el llano, la ciudad de Flavia Augusta, que se encontraba en el entorno de la carretera que se dirige hacia Salas (algunos dicen que el nombre de la Virgen de Pedrajas viene de los restos que se encontraban en estos suelos).

Los elementos más interesantes que nos han llegado de esta antigua cuidad son unas estelas oikomorfas, las peculiares “casitas”, absolutamente únicas en el mundo hispano-romano, y que fueron encontradas en los años 20 del pasado siglo. Destacan además de por su forma y decoración, por ofrecer indicios del más primitivo cristianismo. Hoy se conservan en el museo de Burgos. Para más información podéis consultar esta entrada publicada por Zález.



Lavaderos de Fuente Buena

También parece tener un origen romano (aunque muy modificado) el peculiar acueducto que sirve para transportar el agua dulce de Fuente Buena al barrio que se encuentra al otro lado de la torca salada, construido precisamente para permitir el suministro de agua potable a la antigua ciudad.

Acueducto de Fuente Buena, de origen romano

Es curioso el caso de esta fuente, pues aunque es bastante caudalosa no presenta muestra de la salinidad del resto del entorno. No es extraño que los pozanos la hayan cuidado creando estos amplios lavaderos y la hayan denominado Fuente Buena (también en otros lados, Fuente Vieja). Según Elías Rubio, existía desde siempre un presupuesto asignado para su limpieza. También recoge que, al ser la cofradía de San Enrique la que construyó el complejo, el ayuntamiento pagaba a la misma un canon anual por su uso.

El castillo y el pueblo que se acoge a sus pies. Al fondo los Obarenes

Flavia Augusta desapareció y pasó al olvido y no sería hasta la llegada de los foramontanos cuando el lugar volvería a poblarse para construir la actual localidad. Preocupado por las agresiones externas, el pueblo se arremolinó en la ladera de la montaña y se encerró dentro de una muralla, al amparo del castillo roquero.


Escalera tallada en la roca para subir al castillo

Poza fue durante varios siglos una villa de realengo, pero a finales del siglo XIII el rey Fernando IV entregó la villa a un miembro de la poderosa familia burebana de los Rojas: Juan Rodríguez de Rojas. En el siglo XVI los señores de Poza recibieron el título de marqueses de manos de Carlos I.
 
Galería del castillo

El castillo de los Rojas se levanta en un cantil casi inexpugnable, lo que en la antigüedad le confirió un importante valor estratégico. Incluso hoy, para acceder a sus recientemente rehabilitados restos, hemos de hacerlo por una precaria escalera tallada en la misma roca. Aún conserva una galería con bóveda de medio cañón que da paso a la parte superior.

Plataforma superior del castillo

Su primera construcción data del siglo IX, formando parte de la línea de defensa frente a los musulmanes que se extendía a lo largo de los montes Obarenes. La obra actual de los Rojas se remonta al entorno del siglo XV y fue usado incluso durante las guerras de la independencia y carlistas.

Vista desde el castillo a inicios de primavera. Almendros el flor.

 En un plano inferior al castillo encontramos los restos del palacio, perteneciente igualmente a los Marqueses de Poza. Este palacio constituye además una de las antiguas puertas de la muralla, de la que se conserva un importante lienzo cercano al palacio. Más abajo, ya en el pueblo, se conservan también algunas de las puertas originales.


El rápido crecimiento de Poza como consecuencia del comercio de la Sal provocó el peculiar entramado urbano que hoy observamos. Calles muy estrechas y casas que ya que no podían crecer a lo largo, crecían a lo alto, con varias alturas e incluso voladizos que permitían ganar algún metro a la calle, el más llamativo de los cuales lo encontramos actualmente en la peculiar casa-barco

Dos imágenes de la torre del Palacio

Mientras que las casas más humildes se construían a base de entramados de madera, adobe y yeso, las más nobles muestras piedra, con sillería en las fachadas. Para tener idea de lo que representó Poza en el pasado, señalaremos que en 1750 la localidad contaba con 570 vecinos, sólo superada en Burgos por la capital y Aranda de Duero.


Poza de la Sal, balcón de La Bureba

Hoy caminando por sus calles observamos este peculiar entramado, declarado Conjunto Histórico en 1972. Poco a poco se van restaurando más casas, mejorando el aspecto del conjunto. Como curiosidad señalaremos que en el pasado el empedrado de algunas calles se realizaba con la ofita del Castelar.


Lienzo de muralla en las cercanías del Palacio

 La Poza de hoy conserva varias tradiciones propias. Se conserva la devoción a Nuestra Señora de Pedrajas, en cuyo santuario existe una relativamente inquietante colección de exvotos, pero la más peculiar es la Danza del Escarrete, a la que ya hemos hecho mención en el pasado. Recuperada hace unas décadas, tiene como eje principal a un gallo o conejo en torno al cual se danza. Se celebra el primer fin de semana de febrero y tiene una clara filiación carnavalesca


Puerta de Las Eras.

 La danza del Escarrete se celebra en la Plaza Nueva, auténtico eje vital de la villa. Entre la Plaza Nueva y el antiguo núcleo urbano se encuentra la puerta del conjuradero, un nombre que nos ofrece claras reminiscencias del sentido religioso que existían en el pasado en el lugar. 

Desde este balcón el sacerdote salía a pronunciar antiguas plegarias para intentar alejar a los fenómenos meteorológicos que amenazaban a las cosechas. En los registros municipales se conservan incluso datos del presupuesto destinado a conjuros.

Mención aparte merecería la centenaria banda de música, que durante décadas ha amenizado las festividades de muchos lugares de la provincia.


 
Arco del Conjuradero.

Para el visitante la Plaza Nueva se constituye en la mejor atalaya de esta villa que también es conocida como el balcón de la Bureba. Además de esta panorámica y del paseo por las calles, se puede visitar en el entorno del Ayuntamiento un museo mixto que acoge una interesante colección de equipamiento de radio y otra sección denominada exactamente: “aventuras de un joven naturalista y sus amigos de Poza de la Sal”.


Plaza Nueva

En efecto, unas disensiones que desde fuera cuesta entender, impiden a los pozanos usar en su promoción el nombre de su hijo más ilustre, Félix Rodríguez de la Fuente. También podemos conocer la iglesia de San Cosme y San Damián, de estilo fundamentalmente barroco.

Ayuntamiento. A la derecha la entrada al espacio medioambiental
y Museo de La Radio

Iglesia Parroquial

Plaza Vieja







En las fotos anteriores, diversas estampas del trazado urbano de Poza de la Sal.

No quedemos acabar este artículo sin volver sobre la esencia de Poza de la Sal como balcón natural; y para ello recogeremos los versos escritos al respecto por Bonifacio Zamora:
Desde el mirador de Poza,
paréceme la Bureba
rico tapiz de trigales,
de viñedos y de huertas.
oro las espigas, plata
los ríos y el campo seda.
bordadura los poblados
 relieves las iglesias.
orla del tapiz, las cumbres,
roquedales y pinedas.

Floración primaveral.

3 comentarios:

ZáLeZ dijo...

Hola Montacedo:
Magnífica recopilación histórica y gráfica.Me ha encantado.
En cuando al antiguo castro donde supuestamente se ubicó "Salionca", nombre prerromano, se encontraba en el cerro de Los Milagros que está encima de la Granja La Vieja que hay en dirección Salas de Bureba y donde precisamente se encontraron muchas estelas funerarias.
Gracias por el enlace. Lástima que muchas de las estelas que muestro en el vídeo o han desaparecido o se ignora su paradero.
Saludos,

mejora dijo...

Hola Monteacedo : muy buen reportage gráfico sobre Poza y bien documentado. Redundando en lo que dice Zález sobre los origenes de Poza y lo que dices tú . Yo creo que no está muy claro los origenes de Poza . Lo que parece ser es que ha tenido 3 asentamientos.
En la cima del Castelar ( monte de ofita encima de Las Salinas , no el castillo actual ) aparece un castro . En el cerro de los Milagros , a la izda de la Venta de la Vieja según se va a Salas desde Poza aparecen los vestigios de otro asentamiento .
Aparecen los vestigios de la ciudad romana entre la venta de la Vieja y Pedrajas ,al hacer el ferrocarril Santander - Mediterráneo aparecieron muchos restos romanos.
Y logicamente el asentamiento actual.
En cuanto a las aguas del acueducto iban directamente a la ciudad romana . Nunca ha alimentado de agua para consumo humano al barrio de Los Corrales ( el que esta separado del pueblo, barrio que se hizo para los labradores y ganaderos que no tenian espacio dentro de las murallas o sea en la edad media ya muy avanzada). Las aguas que iban a la ciudad romana , despues de la romanización se usaron para regar las huertas que hoy están en el barrio Los Corrales y ese uso se le sigue dando ahora. un saludo

Montacedo dijo...

Gracias por vuestro comentarios. Sólo un par de comentarios a fin de aportar y no de rebatir.

Efectivamente no está claro donde estuvo Salionca y ya me sonaban esos asentamientos que comentáis, sólo añadir a vuestros comentarios que en los paneles informativos del castillo también se hace mención a indicios prerromanos o por lo menos romanos.

Respecto a lo que comentas de barrio Los Corrales, entiendo que a finales de la Edad media aún no habría agua corriente en dicho barrio y no veo porqué no iban a aprovechar ese agua tan buena que pasaba junto a ellos.