El Rudrón es el principal tributario del Ebro en su tránsito por las parameras burgalesas, y contribuye con el mismo a la característica configuración del Parque Natural de las Hoces del Ebro y Rudrón. Presenta este río una peculiar configuración en su curso más alto, fruto de fenómenos cársticos, cuyos elementos paisajísticos describiremos a continuación.
Difícil es determinar cual es la fuente principal de este río. Algunos apuntan a que debería considerarse como tal la cueva de Villaescobedo (también tratada en este blog) al ser el punto más alejado de su desembocadura; aunque por caudal quizás sea más propio tomar como tal los arroyos configuradores del río Valtierra o Rudrón; y en especial Fuente Abar (emplazamiento del que toma su nombre el pueblo de San Mamés de Abar).
En todo caso lo más original del curso del Valtierra viene poco después, pasado Basconcillos del Tozo, al discurrir durante algo más de un kilómetro bajo tierra y resurgir ya con el nombre de Rudrón. Curiosamente este fenómeno supone una especie de trasvase natural, de la cuenca del Duero a la del Ebro.
Difícil es determinar cual es la fuente principal de este río. Algunos apuntan a que debería considerarse como tal la cueva de Villaescobedo (también tratada en este blog) al ser el punto más alejado de su desembocadura; aunque por caudal quizás sea más propio tomar como tal los arroyos configuradores del río Valtierra o Rudrón; y en especial Fuente Abar (emplazamiento del que toma su nombre el pueblo de San Mamés de Abar).
En todo caso lo más original del curso del Valtierra viene poco después, pasado Basconcillos del Tozo, al discurrir durante algo más de un kilómetro bajo tierra y resurgir ya con el nombre de Rudrón. Curiosamente este fenómeno supone una especie de trasvase natural, de la cuenca del Duero a la del Ebro.
El punto donde desaparece el río es un anfiteatro rocoso de gran belleza, dando lugar a la llamada Cueva del Agua o de Basconcillos, con más de tres kilómetros de recorrido total incluyendo una sala de más de 10.000 metros cuadrados.
En la superficie se encuentran algunos hundimientos del terreno, posiblemente relacionados con derrumbamientos en las cavidades inferiores. De la geología configurada por estos hundimientos el elemento más peculiar es el puente del Hoyo.
Justo al lado del Puente del Hoyo se localiza un importante desnivel. En la base del mismo se sitúa la llamada Cueva de los Moros, seca durante la mayor parte del año pero que ocasionalmente ofrece el espectáculo del surgimiento de gran cantidad de agua como rebosadero del caudal proveniente de la Cueva de Basconcillos.
El impresionante, casi atemorizador aspecto, de la cueva de los Moros ha servido de base para la construcción de una leyenda del ciclo cidiano. Se dice que aquí habitaba una gigantesca serpiente, tan grande que formó el puente del Hoyo en uno de sus periplos, y que la misma fue abatida por la poderosa pata de Babieca, el caballo del Cid. El rastro de tal mito ha quedado grabado en las mentes de las gentes de la zona de manera que hasta incluso la misma ha sido también conocida como "La Patada del Cid".
Volviendo a lo prosaico, lo cierto es que la mayor parte del año es suficiente la Fuente del Molino para dar salida al agua. Al lado de la misma se erige un edificio de ciertas dimensiones que a punto estuvo de convertirse en hotel con ocasión del boom del petróleo, y que hoy duerme en sueño de los justos.
A decir verdad, en el cercano pueblo de Barrio Panizares al Rudrón se le suma otra importante aportación de agua procedente del Río Fuentes, pero esa es otra historia que describimos en otro artículo. Cerramos este con un pequeño vídeo que tal vez sea más ilustrativo.
2 comentarios:
Al parecer recientemente han derribado el sencillo monumento recordatorio de la leyenda de "La Patada del Cid". Para los que somos descendientes de la zona y hemos estudiado su importancia antropológica, es decepcionante.
Independientemente de que todos/as las personas de la zona entiendan la trascendencia de la leyenda y la persistencia física de su entorno, su valor trasciende los siglos. Enterrar la historia, es enterrarnos a nosotros mismos y en último caso borrar nuestra identidad y acceso a la auto-comprensión.
Gracias a los/as que os esforzáis en que perdure nuestro pasado y con él nuestra identidad.
Gracias a ti. ¿Dónde estaba ese monumento?
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