martes, 20 de diciembre de 2016

Ruta de senderismo: fuentes del río Moradillo

Sencillo recorrido que combina bonitos senderos por sombreados fondos de valle, con la paramera del norte burgalés. El punto culminante es el emblemático dolmen de las Arnillas, el más interesante de los estudiados en la geografía burgalesa.

Dificultad: Media. Hay dos subidas principales que son más llevaderas si no están dificultadas con la nieve.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): fácil
Belleza: Alta
Tiempo y distancia: 3 horas y media (12 km).






Situación
 
Hay que seguir la antigua N-623 a Santander hasta el kilómetro 36. Aquí tomamos el desvío hacia Sedano. Tras un largo descenso, y antes de llegar a este pueblo, tomamos la pista que hacia la derecha conduce a Moradillo de Sedano. Este disperso pueblo tiene su grupo más notorio de casas al final; en la dirección que seguimos. Aquí salimos de la carretera hacia la izquierda y dejamos el coche en una amplia plazoleta.
 
Puntos de Interés

Senderos de ascenso por el arroyo de la Ruyuela y de descenso por el rio Moradillo. Vistas desde la parte alta. Dolmen de las Arnillas. Iglesia románica de Moradillo de Sedano (opcional).

 
Descripción de la Ruta
 
Desde la plazoleta buscamos la carretera en las cercanías de un parque infantil.  Inmediatamente llegamos un puente que salva las aguas del río Moradillo o Sedanillo. Al otro lado vemos sendos caminos a izquierda y derecha. El de la derecha es el que hemos de tomar mientras que el de la izquierda es por donde se efectuará el regreso.
 
Empezamos a caminar por el citado camino. Junto al mismo baja el cantarín arroyo de la Ruyuela. Pronto dejamos atrás las últimas edificaciones del pueblo y sorprendemos el rumiar de una pareja de corzos.
 
Minutos después salvamos el río y continuamos por este bonito camino paralelo al cauce y también a la carretera que se dirige a Quintanaloma. La vegetación cercana se compone principalmente de árboles de ribera, mientras que más arriba de las laderas se identifica las ralas plantas típicas de la zona de páramos.
 
Tras otro tramo superamos otra vez el arroyo y llegamos a una bifurcación. El camino principal sigue de frente mientras que nosotros hemos de buscar un sendero que remonta un valle más encajonado, a nuestra izquierda. Desde aquí la pendiente es más acusada, pero llevadera. Enseguida superamos una corriente de agua que brota de la misma ladera.
 
Avanzamos por la ladera sombría del valle. Por ello las recientes nieves cubren totalmente el sendero haciéndole aún más interesante de lo que ya es de por sí. Sin duda ello compensa el esfuerzo que se va acumulando para continuar el avance por el blanco elemento. La sensación es aún más agradable por el discurrir del arroyo bajo nosotros.
 
Por un momento el vallejo se encajona pero vuelve a abrirse. Ahora el sendero es festoneado por esbeltos ejemplares de quejigo. La carretera siempre va paralela a nuestro avance, a veces más cerca y a veces más lejos. Tras cerca de dos largos kilómetros de subida empezamos a intuir el pueblo de Quintanaloma. Cerca ya del mismo ignoramos una desviación hacia la derecha.
 
La primera construcción con la que nos encontramos es un restaurado lavadero. Accedemos inmediatamente al pueblo, que conserva bien sus típicas casas de piedra del páramo. Destaca una antigua torre fortificada, bastante modificada, con una bonita ventana renacentista. Subimos casi hasta la salida del pueblo hasta localizar el inicio de la pista que conduce hasta el despoblado de Loma. Pasamos junto a la iglesia, que se edificó a mediados del siglo pasado aprovechando el ábside de la antigua iglesia de Loma, y salimos del pueblo.
 
De frente destaca la antigua iglesia, situada en un privilegiado altozano algo alejado del pueblo. Se pregunta uno que razón fue la que llevó a edificar allí una iglesia; tal vez tenga algo que ver con los dólmenes ubicados en los alcores de la comarca o tal porque el antiguo pueblo se situaba en torno a este templo. Esta iglesia fue recuperada gracias al trabajo de los vecinos, cuando ya había sido empleada como almacén de maquinaria. Actualmente acoge un pequeño museo dedicado al románico.
 
Llegamos a una bifurcación saliendo de la pista que conduce a esta iglesia. Seguimos por un camino alternativo, a la izquierda, que sube lentamente. A nuestro alrededor el paisaje despejado de la alta zona de páramos. Distinguimos a lo lejos algunas cimas nevadas: Sierra de la Demanda, aerogeneradores del pico Otero, Alto Campoo y montaña palentina, Peña Amaya…
 
Llegamos al punto culminante del suave ascenso. De frente y bajo nosotros encontramos los restos del pueblo abandonado de Loma. Más hacia la derecha aparece la ermita de Santa Ana, edificio también en una peculiar ubicación, colgada del barranco del rio Moradillo. Bajamos hacia el pueblo, lugar que alcanzamos rápidamente. Seguimos un cruce hacia la derecha, ya entre los arruinados edificios, dejando atrás algunos otros en mejor estado pero aparentemente también deshabitados (tenemos la opción de acercarnos a un mirador siguiendo de frente, en cuyo caso deberemos volver hasta este punto).
 
El camino que tomamos se acerca a la ermita de Santa Ana. Como a unos 300 metros de la misma tenemos dos opciones. La primera consiste en seguir por el camino de la izquierda comenzando el descenso hacia el barranco. La segunda, por la que nos decidimos, es acercarnos hasta el sencillo edificio que también fue rehabilitado por los vecinos de Quintanaloma. De frente, al otro lado del valle, hemos de fijarnos en una clara abertura en el frente rocoso que limita el barranco, es importante ya que por aquí se efectuará el ascenso hacia el dolmen de las Arnillas.
 
Para continuar buscamos un practicable destrepe desde la parte izquierda de la ermita. Bajamos con precaución el fuerte desnivel hasta enlazar con el camino que hubiéramos tomado caso de seguir la otra opción. Siguiendo este camino giramos bajo la sombra de la peña que acoge la ermita y llegamos a otro giro. Aquí seguimos hacia la izquierda pasando a la otra vertiente del vallejo, ignorando un sendero que sigue remontándolo.
 
Pronto alcanzamos la fuente y lavadero de Santa Ana, que se nutren de un manantial que podría considerarse el nacimiento del río Moradillo o Sedanillo. Unos pasos después tenemos que tomar la principal decisión del recorrido: O bien iniciamos el descenso, o bien completamos la ruta ascendiendo hacia el dolmen de las Arnillas. La diferencia son 3 kilómetros (entre subida y bajada) y un desnivel de unos 150 metros.
 
Con mucha atención localizamos los rastros de senderos que suben paralelos a un arroyo intermitente que viene por nuestra derecha. Tampoco es fundamental su localización, pues la tarea más importante es ir evitando los arbustos. Ascendemos con cierto esfuerzo hacia el paso que vimos desde la ermita, con poca pérdida posible. Son evidentes los restos de antiguos muros.
 
Un estrechamiento nos lleva a la parte alta siguiendo un sendero que pudiera tratarse de un antiguo camino. A la izquierda se intuyen antiguos cercanos mientras que las ladera aparecen ocupadas por plantaciones de pinos. Unos centenares de metros más adelante llegamos a un encuentro de dos vaguadas. Superamos con cierta facilidad dos alambradas (creo que su objeto es precisamente proteger las plantaciones) y seguimos por la hondonada de la izquierda.
 
Podemos seguir por la misma hasta su final, al encuentro de una nueva alambrada, pero es mejor ir desviándose por la ladera de la izquierda para ganar algunos metros. Avanzando de esta manera entre los pequeños pinos buscamos la confluencia de la alambrada que viene por nuestra izquierda, por encima de nosotros, con otra que aparece por la derecha. En este punto hay una especie de portilla que superamos. Desde aquí torcemos un poquito hacia la derecha y nos incorporamos a un camino evidente que nos permitirá culminar el ascenso.
 
Por una pendiente más llevadera vamos alcanzando el dolmen de las Arnillas (LINK), que se encuentra en el punto más alto de la zona a 1045 metros de altitud. Sin duda se trata de un lugar especial tanto por su ubicación, con amplias panorámicas en todas direcciones, como por su tamaño y buen estado de conservación.
 
Tras disfrutar del enclave deshacemos todo el último tramo, de forma mucho más rápida debido al carácter descendente y a que ya hemos memorizado el mejor trayecto. Una vez en el camino cercano a la fuente el avance se simplifica ya hasta el final del recorrido. El sendero es similar a aquel por donde ascendimos al inicio de la ruta, también acompañado por el discurrir del regato. Por las orillas caen pequeños chorretones de agua que van nutriendo al incipiente río Moradillo. Nos acercamos a uno buscando un humilde salto de agua.
 
Al poco hay que pasar al otro lado del río. El camino pasa a ser una estrecha y deliciosa vereda que transita entre quejigos, en un plano algo superior al cauce. Observamos que el fondo del vallejo se ensancha y por momentos aparece encharcado de agua. Este tramo continúa de esta manera durante un buen rato. En algunos momentos giramos obligados por las formas de las canales que bajan por nuestra izquierda.
 
Avisados por el oído observamos en la pared de enfrente, a cierta distancia, un chorretón de agua que surge y se desliza desde la misma roca. Poco después el sendero se trasforma en camino; junto a un nogal casi seco que con su cerca de seis metros de perímetro es uno de los ejemplares más gruesos que he visto. Seguimos descendiendo hasta que va apareciendo ante nosotros la robusta iglesia de Moradillo ubicada, como no, en un emplazamiento elevado. Poco a poco nos vamos acercando a las casas, siguiendo el rumor del arroyo, hasta alcanzar el puente del inicio del recorrido.
 
Comentarios
 
Salvo el enlace y posterior regreso hasta el dolmen de las Arnillas, este recorrido se corresponde con el sendero de pequeño recorrido PRC-BU-3 “Valles románicos”. Por su codificación vemos que es uno de los primeros senderos que se señalizaron en la provincia, tras el del cañón del Ebro y el que yo llamo “Sendero de los pueblos con Solera”. Yo pensaba que este sendero estaba descatalogado pero en el momento de realizar la ruta la señalización era bastante correcta. Por lo demás, es un recorrido fácil de seguir.
 
Visto a posteriori, creo que no merece la pena acercarse hasta la ermita de Santa Ana, la cual por otra parte observamos a corta distancia durante cierto tiempo. Es factible efectuar el descenso desde el dolmen de las Arnillas hacia un punto más bajo del barranco del arroyo Moradillo, para acortar tiempo y distancia (creo que se podría acortar cerca de dos kilómetros); pero como no hay sendero e implica cierta dificultad técnica y orientación, he creído conveniente proponer el descenso por el mismo lugar que se asciende.
 
Aunque en esta descripción no se considera, es inexcusable visitar, para aquellos que no la conozcan, la iglesia de Moradillo de Sedano. Conserva del periodo románico una excepcional portada así como otros interesantísimos elementos en su interior.

El río Moradillo tiene un recorrido de unos diez kilómetros antes de verter sus aguas al Rudrón a la altura de Covanera. A medio camino, a la altura de Sedano, forma una bonita cascada que mostramos en nuestro anterior artículo.

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Track del recorrido (pulsa en el círculo verde para más información)


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Video con imágenes del recorrido
 

1 comentario:

Miguel Cantera dijo...

Buenas Montacedo! hoy he hecho esta ruta y genial, como comentas muy sencilla de seguir y agradable incluso en invierno. Impresionaba ver Loma desde abajo. Saludos!