Dificultad:
Media. Hay dos subidas principales que son más llevaderas si no están
dificultadas con la nieve.
Orientación
(sin GPS con track o cartografía): fácil
Belleza:
Alta
Tiempo
y distancia: 3 horas y media (12 km).
Situación
Hay que seguir la antigua N-623 a Santander hasta el
kilómetro 36. Aquí tomamos el desvío hacia Sedano. Tras un largo descenso, y
antes de llegar a este pueblo, tomamos la pista que hacia la derecha conduce a
Moradillo de Sedano. Este disperso pueblo tiene su grupo más notorio de casas
al final; en la dirección que seguimos. Aquí salimos de la carretera hacia la
izquierda y dejamos el coche en una amplia plazoleta.
Puntos de
Interés
Senderos de ascenso por el arroyo de la
Ruyuela y de descenso por el rio Moradillo. Vistas desde la parte alta. Dolmen
de las Arnillas. Iglesia románica de Moradillo de Sedano (opcional).
Descripción de la Ruta
Desde la plazoleta buscamos la
carretera en las cercanías de un parque infantil. Inmediatamente llegamos un puente que salva
las aguas del río Moradillo o Sedanillo. Al otro lado vemos sendos caminos a
izquierda y derecha. El de la derecha es el que hemos de tomar mientras que el
de la izquierda es por donde se efectuará el regreso.
Empezamos a caminar por el citado
camino. Junto al mismo baja el cantarín arroyo de la Ruyuela. Pronto dejamos
atrás las últimas edificaciones del pueblo y sorprendemos el rumiar de una
pareja de corzos.
Minutos después salvamos el río y
continuamos por este bonito camino paralelo al cauce y también a la carretera
que se dirige a Quintanaloma. La vegetación cercana se compone principalmente
de árboles de ribera, mientras que más arriba de las laderas se identifica las
ralas plantas típicas de la zona de páramos.
Tras otro tramo superamos otra
vez el arroyo y llegamos a una bifurcación. El camino principal sigue de frente
mientras que nosotros hemos de buscar un sendero que remonta un valle más
encajonado, a nuestra izquierda. Desde aquí la pendiente es más acusada, pero llevadera.
Enseguida superamos una corriente de agua que brota de la misma ladera.
Avanzamos por la ladera sombría
del valle. Por ello las recientes nieves cubren totalmente el sendero
haciéndole aún más interesante de lo que ya es de por sí. Sin duda ello compensa
el esfuerzo que se va acumulando para continuar el avance por el blanco
elemento. La sensación es aún más agradable por el discurrir del arroyo bajo
nosotros.
Por un momento el vallejo se
encajona pero vuelve a abrirse. Ahora el sendero es festoneado por esbeltos
ejemplares de quejigo. La carretera siempre va paralela a nuestro avance, a
veces más cerca y a veces más lejos. Tras cerca de dos largos kilómetros de
subida empezamos a intuir el pueblo de Quintanaloma. Cerca ya del mismo
ignoramos una desviación hacia la derecha.
La primera construcción con la que nos
encontramos es un restaurado lavadero. Accedemos inmediatamente al pueblo, que
conserva bien sus típicas casas de piedra del páramo. Destaca una antigua torre
fortificada, bastante modificada, con una bonita ventana renacentista. Subimos
casi hasta la salida del pueblo hasta localizar el inicio de la pista que
conduce hasta el despoblado de Loma. Pasamos junto a la iglesia, que
se edificó a mediados del siglo pasado aprovechando el ábside de la antigua
iglesia de Loma, y salimos del pueblo.
De frente destaca la antigua
iglesia, situada en un privilegiado altozano algo alejado del pueblo. Se
pregunta uno que razón fue la que llevó a edificar allí una iglesia; tal vez
tenga algo que ver con los dólmenes ubicados en los alcores de la comarca o tal
porque el antiguo pueblo se situaba en torno a este templo. Esta iglesia fue
recuperada gracias al trabajo de los vecinos, cuando ya había sido empleada
como almacén de maquinaria. Actualmente acoge un pequeño museo dedicado al
románico.
Llegamos a una bifurcación
saliendo de la pista que conduce a esta iglesia. Seguimos por un camino
alternativo, a la izquierda, que sube lentamente. A nuestro alrededor el
paisaje despejado de la alta zona de páramos. Distinguimos a lo lejos algunas
cimas nevadas: Sierra de la Demanda, aerogeneradores del pico Otero, Alto
Campoo y montaña palentina, Peña Amaya…
Llegamos al punto culminante del
suave ascenso. De frente y bajo nosotros encontramos los restos del pueblo abandonado de Loma. Más hacia la derecha aparece la ermita de Santa Ana, edificio
también en una peculiar ubicación, colgada del barranco del rio Moradillo.
Bajamos hacia el pueblo, lugar que alcanzamos rápidamente. Seguimos un cruce
hacia la derecha, ya entre los arruinados edificios, dejando atrás algunos
otros en mejor estado pero aparentemente también deshabitados (tenemos la
opción de acercarnos a un mirador siguiendo de frente, en cuyo caso deberemos
volver hasta este punto).
El camino que tomamos se acerca a
la ermita de Santa Ana. Como a unos 300 metros de la misma tenemos dos
opciones. La primera consiste en seguir por el camino de la izquierda
comenzando el descenso hacia el barranco. La segunda, por la que nos decidimos,
es acercarnos hasta el sencillo edificio que también fue rehabilitado por los
vecinos de Quintanaloma. De frente, al otro lado del valle, hemos de fijarnos
en una clara abertura en el frente rocoso que limita el barranco, es importante
ya que por aquí se efectuará el ascenso hacia el dolmen de las Arnillas.
Para continuar buscamos un
practicable destrepe desde la parte izquierda de la ermita. Bajamos con
precaución el fuerte desnivel hasta enlazar con el camino que hubiéramos tomado
caso de seguir la otra opción. Siguiendo este camino giramos bajo la sombra de
la peña que acoge la ermita y llegamos a otro giro. Aquí seguimos hacia la
izquierda pasando a la otra vertiente del vallejo, ignorando un sendero que
sigue remontándolo.
Pronto alcanzamos la fuente y
lavadero de Santa Ana, que se nutren de un manantial que podría considerarse el
nacimiento del río Moradillo o Sedanillo. Unos pasos después tenemos que tomar
la principal decisión del recorrido: O bien iniciamos el descenso, o bien
completamos la ruta ascendiendo hacia el dolmen de las Arnillas. La diferencia
son 3 kilómetros (entre subida y bajada) y un desnivel de unos 150 metros.
Con mucha atención localizamos
los rastros de senderos que suben paralelos a un arroyo intermitente que viene
por nuestra derecha. Tampoco es fundamental su localización, pues la tarea más
importante es ir evitando los arbustos. Ascendemos con cierto esfuerzo hacia el
paso que vimos desde la ermita, con poca pérdida posible. Son evidentes los
restos de antiguos muros.
Un estrechamiento nos lleva a la
parte alta siguiendo un sendero que pudiera tratarse de un antiguo camino. A la
izquierda se intuyen antiguos cercanos mientras que las ladera aparecen
ocupadas por plantaciones de pinos. Unos centenares de metros más adelante
llegamos a un encuentro de dos vaguadas. Superamos con cierta facilidad dos
alambradas (creo que su objeto es precisamente proteger las plantaciones) y
seguimos por la hondonada de la izquierda.
Podemos seguir por la misma hasta
su final, al encuentro de una nueva alambrada, pero es mejor ir desviándose por
la ladera de la izquierda para ganar algunos metros. Avanzando de esta manera
entre los pequeños pinos buscamos la confluencia de la alambrada que viene por
nuestra izquierda, por encima de nosotros, con otra que aparece por la derecha.
En este punto hay una especie de portilla que superamos. Desde aquí torcemos un
poquito hacia la derecha y nos incorporamos a un camino evidente que nos
permitirá culminar el ascenso.
Por una pendiente más llevadera
vamos alcanzando el dolmen de las Arnillas (LINK), que se encuentra en el punto
más alto de la zona a 1045 metros de altitud. Sin duda se trata de un lugar
especial tanto por su ubicación, con amplias panorámicas en todas direcciones,
como por su tamaño y buen estado de conservación.
Tras disfrutar del enclave
deshacemos todo el último tramo, de forma mucho más rápida debido al carácter
descendente y a que ya hemos memorizado el mejor trayecto. Una vez en el camino
cercano a la fuente el avance se simplifica ya hasta el final del recorrido. El
sendero es similar a aquel por donde ascendimos al inicio de la ruta, también
acompañado por el discurrir del regato. Por las orillas caen pequeños
chorretones de agua que van nutriendo al incipiente río Moradillo. Nos acercamos a uno buscando un humilde salto de agua.
Al poco hay que pasar al otro
lado del río. El camino pasa a ser una estrecha y deliciosa vereda que transita
entre quejigos, en un plano algo superior al cauce. Observamos que el fondo del
vallejo se ensancha y por momentos aparece encharcado de agua. Este tramo continúa
de esta manera durante un buen rato. En algunos momentos giramos obligados por
las formas de las canales que bajan por nuestra izquierda.
Avisados por el oído observamos
en la pared de enfrente, a cierta distancia, un chorretón de agua que surge y
se desliza desde la misma roca. Poco después el sendero se trasforma en camino;
junto a un nogal casi seco que con su cerca de seis metros de perímetro es uno
de los ejemplares más gruesos que he visto. Seguimos descendiendo hasta que
va apareciendo ante nosotros la robusta iglesia de Moradillo ubicada, como no,
en un emplazamiento elevado. Poco a poco nos vamos acercando a las casas,
siguiendo el rumor del arroyo, hasta alcanzar el puente del inicio del
recorrido.
Comentarios
Salvo el enlace y posterior regreso
hasta el dolmen de las Arnillas, este recorrido se corresponde con el sendero
de pequeño recorrido PRC-BU-3 “Valles románicos”. Por su codificación vemos que
es uno de los primeros senderos que se señalizaron en la provincia, tras el del
cañón del Ebro y el que yo llamo “Sendero de los pueblos con Solera”. Yo pensaba que este sendero estaba descatalogado pero en el momento de
realizar la ruta la señalización era bastante correcta. Por lo demás, es un
recorrido fácil de seguir.
Visto a posteriori, creo que no
merece la pena acercarse hasta la ermita de Santa Ana, la cual por otra parte
observamos a corta distancia durante cierto tiempo. Es factible efectuar el
descenso desde el dolmen de las Arnillas hacia un punto más bajo del barranco
del arroyo Moradillo, para acortar tiempo y distancia (creo que se podría
acortar cerca de dos kilómetros); pero como no hay sendero e implica cierta
dificultad técnica y orientación, he creído conveniente proponer el descenso por
el mismo lugar que se asciende.
Aunque en esta descripción no se
considera, es inexcusable visitar, para aquellos que no la conozcan, la iglesia
de Moradillo de Sedano. Conserva del periodo románico una excepcional
portada así como otros interesantísimos elementos en su interior.
El río Moradillo tiene un recorrido de unos diez kilómetros antes de verter sus aguas al Rudrón a la altura de Covanera. A medio camino, a la altura de Sedano, forma una bonita cascada que mostramos en nuestro anterior artículo.
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Video con imágenes del recorrido
1 comentario:
Buenas Montacedo! hoy he hecho esta ruta y genial, como comentas muy sencilla de seguir y agradable incluso en invierno. Impresionaba ver Loma desde abajo. Saludos!
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