Ya mencionábamos hace ya bastante tiempo que Santo Domingo de Silos es algo más que su monasterio. Casi de casualidad coincidió mi paso por la localidad con la celebración el pasado sábado 2 de julio de la fiesta en honor a la Vigen del Mercado, patrona de la localidad, y me detuve un rato a disfrutar de la misma.
Es esta una celebración con valor folclórico que se compone de varias acciones diferenciadas. Está por una parte la elaboración y colocación de un gran ramo en la puerta de la iglesia de San Pedro; actividad que realizan los jóvenes antes de la celebración de la misa.
Durante la celebración eucarística tiene lugar la ceremonia para el nombramiento de nuevos miembros de la Cofradía de Nuestra Señora. También se entonan una serie de canciones específicas de la jornada, como son el himno a la Virgen del Mercado, la Peregrina y la Jota de la Virgen de Silos.
Pero sin duda la mayor singularidad de esta fiesta radica en la participación de ocho niños danzantes vestidos con trajes típicos (enagua blanca almidonada, camisa, medias y zapatillas blancas; dos anchas bandas de seda cruzadas por el pecho y la espalda y una pañoleta, también de seda, ceñida a la cintura; cintas en los brazos y en la cabeza, todas ellas de muy vivos y variados colores) y provistos de castañuelas o palos.
Bailan las danzas al son del tambor y la dulzaina y son dirigidos por el zarragón, un muchacho o persona de mayor edad que viste una llamativa indumentaria (pantalones y chaqueta de colores rojo y amarillo y un gorro, de los mismos colores, de militar de campaña), que marca su ritmo con un gran crótalo. Las danzas de Silos se sustentan en unas letras que no se cantan en voz alta, sino que son entonadas mentalmente por cada niño para ayudarse a mantener el ritmo correcto.
Las danzas se ejecutan en diversos momentos de la jornada: Al trasladar la Virgen al templo parroquial por la mañana antes de la misa; tras esta celebración, durante la procesión por las calles del pueblo y en la plaza; por la tarde, tras el Rosario, en la puerta de la iglesia y a petición de los habitantes del pueblo. Tras las danzas de la mañana, los niños entonan sus versos (cuartetas) a la Virgen. Comienza el zarragón con una invocación breve y general a la Virgen del Mercado. Luego, cada niño realiza su propia petición a la Patrona.
Según parece esta festividad se remonta al siglo XIV. El baile principal, que ahora se ejecuta en una explanada junto a la Fuente Grande, antiguamente tenía lugar a la sombra de una gran olma cuyas ramas llegaban hasta el campanario de la iglesia del monasterio. En 1792, concluida la nueva iglesia del cenobio, los monjes decidieron podar la olma porque estorbaba el paso de la luz por la ventana del ábside. Pero la olma era considerada un árbol sagrado por los vecinos. A su pie, el día de la fiesta, descansaba la Virgen del Mercado en la procesión. Una turba de mujeres tocando las campanas a rebato consiguió reunir a los hombres para impedir que la olma fuese tocada. Mucho más tarde, en 1948, un rayo partió y terminó secando el venerable árbol.
Las fotos que acompañan al artículo corresponden a la procesión y bailes que tienen lugar después de la misa. También he grabado un vídeo con estos mismos contenidos
Las fotos que acompañan al artículo corresponden a la procesión y bailes que tienen lugar después de la misa. También he grabado un vídeo con estos mismos contenidos
La mayor parte de la información de este artículo ha sido adaptada desde el interesante y completísimo artículo “RELIGIOSIDAD POPULAR EN SANTO DOMINGO DE SILOS Y SU COMARCA”, publicado en la revista de Folklore.
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