En tiempos de nuestros antepasados los trayectos más habituales para cruzar los sistemas montañosos no eran siempre los desfiladeros (si los había). Hay que tener en cuenta que hasta hace relativamente poco no había maquinaria para poder morder u horadar las paredes rocosas y muchos de los puentes eran periódicamente destruidos por las riadas. Además, al realizarse el desplazamiento a pié o en cabalgadura, con frecuencia el camino más corto en tiempo era el más corto en espacio, aunque ello supusiera tener que cruzar un sistema montañoso.
Este es el caso de la comunicación entre el valle de Valdivielso y Medina de Pomar, entre los cuales se utilizó durante mucho tiempo el sendero que cruzaba la sierra de la Tesla por el llamado portillo de Medina, camino que recorríamos en parte en la ruta descrita en nuestra anterior entrada.
No es casual que el portillo de medina quede prácticamente sobre la vertical del castillo de Urria.
Elías Rubio, en su excelente blog "Memorias de Burgos", nos cuenta interesantes historias asociadas a este camino.
"Fue utilizado, fundamentalmente, por los habitantes de dicho valle, aunque con mayor frecuencia por los de los pueblos de Arroyo y Tartalés de los Montes. Los yeseros de esta última localidad tenían en este portillo su principal salida hacia Medina de Pomar para vender, en esta población y en otras de la citada Merindad, el yeso por ellos fabricado. Al descender de la sierra llegaban a Quintanalacuesta, y después de cruzar el río Nela en Paralacuesta, seguían hacia Medina por donde mejor les cuadraba. Pero no fueron sólo los yeseros quienes cruzaron por este paso de montaña, también lo hicieron los resineros, con sus burros cargados de resina, y el resto de los vecinos de los dos pueblos citados cuando tenían que acudir a Medina a las ferias de ganado o para proveerse de lo que les era necesario y carecían.
Los habitantes de Cuesta Urria debieron utilizar menos el Portillo de Medina, aunque hay constancia de la inquietud que había en esta parte de La Tesla por comunicar ambos valles por medio de un túnel que taladrara la sierra. En relación a este legendario e imposible túnel, la tradición oral dice que a principios de este siglo (XX) alguien, no se recuerda quién, tuvo la ensoñación de construirlo, y que de ese proyecto, ingenuo y faraónico, queda como testimonio, en el término de Quintanalacuesta, la llamada Cueva de la Mina, que no es otra cosa, según hemos recabado entre los vecinos de más edad, que el principio de ese pasaje hecho por gente de Urría con picos y palas. Al parecer, al iniciar esta obra los vecinos de Quintanalacuesta y Valdelacuesta pensaban que la tarea sería menos complicada si llegaban a contactar su excavación con la mina de carbón que había al otro lado de La Tesla, en el pueblo de Arroyo. Pronto, sin embargo, debieron darse cuenta de la dificultad que entrañaba el intento y abandonaron la obra, dejando hecha una galería de cuarenta metros en la falda de la sierra."
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