La foto que encabeza esta entrada corresponde a la llamada Ferrería de Arriba de Barbadillo de Herreros. Junto con la de Huerta de Abajo, son las dos únicas que aún se mantienen en pie, aunque esta es sin duda la más conocida y la mejor conservada merced a una labor de consolidación de su chimenea realizada hace ya algunos años.
El propio nombre del pueblo, Barbadillo de Herreros, delata su relación con la actividad metalúrgica. Esta relación duró casi mil años. Las primeras ferrerías estaban situadas aguas abajo del pueblo y de sus fraguas surgieron, según algunas tradiciones, las espadas con que lucharon los héroes y guerreros que fundaron Castilla y las que detuvieron el avance de Roldán en Roncesvalles. Así lo narraba el Poeta Bonifacio Zamora en su libro "Temas y paisajes".
Barbadillo de Herreros, ya no suenan
sobre los yunques los martillos. Martes
de la guerra, en otro tiempo, aquí forjaron
sus armaduras ¿fueron capitanes
de las mesnadas de Fernán?¿fue el mismo
Fernán armado aquí? Dejad que callen
los martillos y yunques. Y en las fraguas
de ayer, la vieja tradición alabe
el temple de la espalda de Bernardo,
vencedor de Roldán en Roncesvalles.
Pero fue a partir de mediados del siglo XIX cuando las ferrerías de la localidad alcanzaron su mayor esplendor. En 1864 existía la ferrería de Abajo, y en 1874 se fundó la de Arriba. Esta última llegó a ser la más importante y se edificó, aguas arriba del pueblo y a ambos lados del río Pedroso, en el término de Valdecinarre. Sus primeros dueños fueron los Grandmontagne, familia de ferrones vascos de la que nació el escritor de la Generación del 98 Francisco Grandmontagne.
La ferrería de Arriba, llamada también “La Constancia”, contaba con dos hornos para elaborar el hierro dulce – el principal de nueve metros de altura que aún sigue en pie -, otro para el acero y varias edificaciones que protegían las carboneras, machacadoras, ruedas hidráulicas, martinetes y forjas. Una presa de mampostería regulaba las aguas del río y hasta las mismas puertas de la fábrica llegaba un ramal del ferrocarril minero. De estas construcciones podemos ver aún algunos restos. Para saber más os vuelvo a remitir al libro "Ferrerías de la demanda burgalesa".
Para llegar a este lugar desde Barbadillo de Herreros seguiremos la carretera hasta la calle que se abre hacia la izquierda, inmediatamente anterior al puente sobre el Pedroso. Esta calle se convierte en una pista asfaltada que termina justo después de pasar sobre dicho río. Dejamos el coche aquí y remontamos unos metros el cauce (observamos a nuestros lados los restos de las construcciones citadas) hasta llegar a la chimenea. Unos metros por encima transita el trazado del ferrocarril minero, hoy via verde.
En la próxima entrada, que espero publicar mañana, os describiré una pequeña ruta de senderismo que parte de este punto.
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