jueves, 18 de febrero de 2021

Monasterio de Santa María de la Vid

Complementariamente a la ruta de senderismo que describíamos ayer, dedicamos la entrada de hoy al Monasterio de Santa María de la Vid.

El monasterio de Santa María de la Vid perteneció desde su fundación hasta el periodo desamortizador a la hoy poco conocida y casi desaparecida orden de los premostratenses o mostenses, contemporánea en origen a los cistercienses, y durante muchos años competidora en cierto sentido con la misma. Deben su creación a San Norberto, y su nombre al primer monasterio, Premontré, en Francia.
 

 
Los premostratenses se introdujeron en España de la mano de Sancho Ansúrez, sobrino de Pedro Ansúrez, fundador de Valladolid  junto Domingo hijo del conde de Cadespina. Siendo jóvenes marchan a París para estudiar a la Universidad, pero allí conocen de la existencia de la nueva orden, fueron a Premontré y conocieron en persona a San Norberto. A su vuelta Sancho funda Retuerta y Domingo La Vid. Este hecho es de suma importancia ya que aunque Retuerta será designada como cabecera de la nueva orden, La Vid siempre reclamará un importante grado de independencia, por el hecho de haber sido fundada a la vez que el monasterio principal.
 
 

La fecha de fundación parece ser 1156 cuando Alfonso VII dona al abad Domingo el territorio de La Vid. La duda sobre la fecha exacta proviene iguamente de la rivalidad con el monasterio de Retuerta, dada la importancia del hecho de que un monasterio fuese fundado antes que el otro.

El origen legendario cuenta que Alfonso VII, tras perseguir a una pieza de caza, llegó a un paraje donde unos ángeles se elevaban sobre una zona de espesura. Ordenó el monarca que allanasen la zona y encontró una imagen de la virgen de la época de los godos, debajo de una parra o Vid.

Aunque con importantes dotaciones, la riqueza del monasterio se evaporaba dada la mala gestión. No sería hasta la llegada del  Cardenal López de Mendoza, a principios del siglo XVI, cuando se produciría una importante mejora organizativa y constructiva. Apoyado por su hermano el Conde de Zúñiga-Avellaneda, engrandecieron el cenobio, y dispusieron la construcción de la gran capilla central, cuyo cimborrio tanto destaca al exterior, para el enterramiento de ambos. Para el costeo de las obras consigueron que el Papa dictase una bula por la que se concedía indulgencia plenaria a los fieles que aportasen fondos para la misma. Al parecer está construida a imitación de la capilla del condestable de Burgos, del que el conde era rival personal.

Durante la segunda mitad del siglo XVI también se convierte en centro de devoción mariana al concederse por parte del papa indulgencia plenaria a sus peregrinos. En 1592 se comienza la elaboración del altar mayor, a costa de Juan de Zúñiga, virrey de Nápoles. De hecho buena parte de las pinturas que aún se observan por el monasterio tienen origen italiano. Salvo la cabecera-panteon, el resto del edificio data de los siglos XVII y XVIII.

Como es tónica habitual, el monasterio sufrió graves daños durante el periodo de ocupación francesa, especialmente en su valiosa biblioteca. Como la práctica totalidad de los monasterios premostratenses La Vid fué exclaustrada con la desamortización. Los bienes muebles se repartiron por la región y hubo en cierto sentido algo de suerte pues el edificio pasó a depender directamente del Obispado de Osma, se consiguieron salvar salvar 2000 de los 40000 volúmenes que llegó a tener la biblioteca.

Nos cuenta Gonzalo Santonja en su libro "Museo de Niebla" que durante el periodo liberal hubo un sacrílego incendio de su enorme archivo. Incluso en 1997 en una sala de subastas, el propio autor descubrió la venta de un pergamino con las reglas del monasterio, del siglo XIV, y tras oportuno aviso pudo ser comprado por la Junta de Castilla y León. Un monje reconvertido en párroco impidió la partida del retablo y de la librería (para la que alguno había pensado como destino el Congreso de los Diputados).

Afortunadamente los agustinos acabaron con este periodo de inestabilidad con su llegada al lugar en 1866, tras obtener su cesión por parte del Papa y de la Reina.  Desde entonces han conseguido recuperar tanto el edificio como parte de su patrimonio, funcionando en la actualidad como hospedería.

Vista general del edificio, que data en su casi totalidad de los siglos XVI al XVIII y en el que son características la espadaña y el cimborrio de la capilla mayor.

El sencillo claustro renacentista.






En una de las alas del claustro, durante una restauración en 1986, aparecieron estos ventanales y puerta románicos, con ciertos aires silenses, que daban paso a la antigua sala capitular.


Vista parcial de la capilla mayor. En el centro del retablo la titular.




La talla es un excepcional trabajo en piedra, y destaca por su gran expresividad. Lleva en la mano una hoja de parra.





Vista de la cúpula.



 
Además se puede visitar un pequeño pero interesante museo y una excepcional escalera, sorpresa y admiración de arquitectos contemporáneos. Para saber más os remito a la página web del monasterio.
 


 

 

5 comentarios:

Doña Umé dijo...

Yo, estuve en La Vid hace ya bastante tiempo, pero por alguna razón que no recuerdo, no pude entrar a ver el monasterio, aunque guardo un grato recuerdo del entorno. Además, me sorprendió lo cerquita que está de Aranda.

Estupenda información.
un abrazo.

Abilio Estefanía dijo...

Hola Montacedo, estando por la zona es de obligada visita un recorrido por el Monasterio y como dices en tu crónica es un lugar con mucha historia y cultura.
Yo lo he visitado en dos ocasiones y ninguan de ellas me ha defraudado.

Un abrazo

Montacedo dijo...

Gracias por vuestras aportaciones.

Anónimo dijo...

Gracias por esta información tan valiosa, pronto estaré por alli para conocer las tierras de mis antepasados, yo tengo mi nombre gracias a San Norberto.

Montacedo dijo...

Gracias a tí por el comentario. El agustino que enseña el templo os contará muchas más cosas.