Gayangos se encuentra en uno de los extremos del diapiro de Salinas del Rosío, lo que le confiere un peculiar carácter hidrogeológico. Fruto de ello son sus lagunas, de las que hablaremos en un próximo post, pero también una riqueza en aguas mineromedicinales.
El ejemplo más visible lo tenemos en las aguas ferruginosas (basta ver la coloración de la piedra) de la neoclásica fuente de la plaza mayor de la localidad.

Pero la historia que realmente merece la pena contarse es la de su antiguo y prácticamente desconocido balneario de Fuensanta, que hoy parece mantenerse en pié como por apuesta. Dentro de poco sólo quedará el recuerdo. (
actualización, en el año 2013 colapsó el edificio).

A las espaldas se encuentran el jardín y los restos de zona de baños propiamente dicha, que no visité por precaución.
Este balneario era ya citado por Limón Montero en el año 1697 y por Madoz en 1845, como “
establecimiento público de baños minerales, en el centro del pueblo, cuyas aguas son muy buenas para el mal de orina y erupciones cutáneas”. En todo caso se trata del primer balneario que existió en la provincia de Burgos.
Se abastecía de dos manantiales; uno de ellos de aguas sulfurosas ya citado por D. Pedro María Rubio en 1853, “cuyo agua es cristalina, de olor y sabor a huevos podridos” y también se cita que “D. José Ruiz de Santayana, comisario de guerra, natural de aquel país, mandó hacer a sus espensas el pertinente análisis en obsequio de sus paisanos, que pudieran verse en la necesidad de usar aquel remedio”. A pesar del escaso caudal de este manantial, los habitantes del pueblo hasta hace poco aún recogían sus aguas para su consumo. Aquí lo vemos entre los olvidados castaños de indias del antiguo jardín.

En el libro La Merindad de Montija y sus pueblos, se recoge un artículo referente a este balneario publicado en el Boletín de la Real Academia de la Historia en 1887:
“Al norte de la provincia de Burgos, en la carretera que conduce a Bilbao, se encuentra el establecimiento Balneario, minero-medicinal, denominado “Fuente Santa de Gayangos”, recostado sobre una colina, dentro de la Merindad de Montija. El establecimiento se encuentra cercado de un elegante jardín y hermoso paseo que sembrado de acacias, pueden los bañistas recorrer libremente todas las horas del día, aún en las de más calor, sin ser molestados por los rayos del sol, disfrutándose de una agradable temperatura.
Sus aguas dan excelentes resultados en la curación del mal de orina, en las erupciones cutáneas, en la mayor parte de los que sufren las membranas mucosas, en los vicios escrupulosos y sifilíticos, en los reumatismos y parálisis. Son claras y diáfanas, y de un olor fuerte a huevos podridos. Su temperatura es de 15-17 grados.
El edificio fue construido en 1835 y puede competir con los mejores de su clase, hallándose montado con todos los adelantos modernos debido a la actividad de su propietario Dionisio Garmendia, que no ha omitido sacrificio alguno. Además de la elegante y hermosa galería para los baños, tiene otros departamentos y cuantos aparatos son necesarios para gases, inhalaciones, pulverizaciones, duchas etc...El establecimiento que se comunica con la galería, consta de dos pisos con magníficos cuartos, sala de recreo, lectura, excelente comedor y piano."
A su vez esta agua son citadas en la Guía de Balnearios del año 1912 como especialmente indicadas para las dermatosis herpéticas y los catarros bronquiales. Os pongo un anuncio de la época.
El balneario siguió en funcionamiento con mayor o menor fortuna hasta la Guerra Civil. A continuación se usó como cuartel y como sanatorio de tuberculosos. En 1945 los enfermos fueron trasladados al de Fuentes Blancas, de Burgos. A partir de entonces comenzó el expolio y la ruina. Hasta donde yo sé tanto los restos del balneario como los del jardín de 15.000 metros cuadrados están a la venta.
Un artículo más completo lo tenéis en el excelente blog "
7 Merindades"