Al final no me podido abstraer del tema que está monopolizando la información provincial en los últimos tiempo...¿os fijáis que Burgos sale poquísimo en los informativos nacionales, y cuando sale casi siempre es por malas noticias?
Entonces, ¿Garoña sí o Garoña no?. No es una pregunta fácil de contestar. A mí no me gusta la Nuclear pero eso no significa que tenga que rechazarse de pleno. Yo desde luego no me considero ecologista, quiero decir no soy ecologista si ello significa decir "No" a todo, da igual que haya o no alternativas, hay que decir "No" o...¿Es que nos gusta encontrar todos nuestros montes más bellos plagados de aerogeneradores (y más que vendrán)? ¿Es que no queremos saber que esta energía sólo es rentable a base de subvenciones? ¿Es que no vemos parque eólicos que después de construidos están meses y meses parados antes de funcionar?¿Es que no queremos saber que la minería del carbón, cuya contaminación a día de hoy sigue sin controlarse, sigue subvencionada?¿Es que no queremos saber el sobrecoste que tiene en nuestra factura energética la moratoria nuclear?...En fin, que hay mucha demagogia.
Por otro lado, se justifica que Garoña puede cerrarse porque su producción puede cubrirse por otros medios...salvando el tema de los residuos, es como decir que una empresa que fabrica automóviles, que es rentable y da subvenciones en la zona, tiene que cerrar porque los coches también se fabrican en otro lado...
En todo caso, desde el punto de vista de este blog, la cuestión no es si Garoña sí o Garoña no. Harto significativo es el hecho de que, dado el poco desarrollo de la zona y el poco grado de decisión que tienen sobre su propio destino, los vecinos no sólo no hayan impedido la existencia de la planta en su valle, sino que estén más que agradecidos con su existencia...porque basta avanzar unos cuandos kilómetros hacia las zonas cercanas para darse cuenta que la alternativa es la nada.
Pero, y he aquí la cuestión principal, ¿y después de Garoña, qué?. Lo que se filtra hasta ahora por los medios no es en absoluto alentador y muestra, ante todo, un desconocimiento y desprecio absoluto sobre la zona.
En primer lugar parece que la inversión se va centrar en Miranda, sin tener en cuenta que Miranda no es el Valle de Tobalina. Invertir en Miranda serviría para abrir un poco más la brecha entre los polos de desarrollo y el resto de zonas provinciales.
En segundo lugar se habla de iniciativas relacionadas con el turismo, como si fuera lo mismo trabajo de ingeniería cualificado que, con todos los respetos, servir cafés (¿alguien duda de que todos los trabajadores cualificados que puedan no van a emigrar?¿donde va a quedar la inversión inducida de estos trabajadores (consumo en servicios, comercio, actividades infantiles...)?¿Que va a pasar con el grado de innovación que habían adquirido las empresas proveedoras de Nuclenor?).
Por último, se habla de un generoso paquete de subvenciones, pero ¿quién va a querer invertir en una zona en la que no hay alicientes económicos y estratégicos? Entiéndanme, sí se abrirán más casas rurales y otros centros relacionados con el ocio, pero ni de lejos los suficientes como para mantener la actividad social de la zona (¿quedará desierto el colegio?¿infrautilizadas las infraestructuras?¿desiertos los concursos?¿vacías las actividades?). En definitiva, una riada de dinero en inversiones tan atomizadas que quedarán en la nada, o en la casi nada, al cabo de pocos años.
Desde mi punto de vista la única opción son inversiones directas públicas, no sólo en carreteras sino en instalaciones industriales que creen trabajo directamente; como por ejemplo ha ocurrido en El Bierzo con la creación de la
Fundación Cuidad de la Energía. Una infraestructura lo suficientemente grande como para crear empresas satélites que, esta vez, sí, vean un mercado más allá de los primeros años cubiertos por las subvenciones.
Pero claro, esto no es León, ni hay 80.000 votos, ni somos tan reivindicativos. Los trabajadores moderarán sus protestas a medida que reciban generosas indemnizaciones y sean colocados en otros puestos (los más cualificados, fuera, obviamente, la empresa tiene un compromiso para mantenerlos en puestos similares). Y el sueño del desarrollo, un sueño nuclear y con residuos, pero sueño al fin y al cabo, se diluirá lentamente como un azucarillo.
Ójala, muy sinceramente, que me equivoque y que este bello valle, que ahorá estará más bello sin "la atómica" mántenga su vitalidad no sólo en la naturaleza sino también en sus pueblos.
2 comentarios:
Buen post. Pero 2 peros (si se me permite):
a) Los molinos no son tan malos. A ver, mejor sería que no hubiese nada en nuestros montes, pero me parece una de las mejores alternativas hasta la fecha. La solar termo/foto necesita vastas cantidades de terreno (acaba causando más impacto). Las minihidroeléctricas modifican la fauna y flora fluviales. Del carbón no hablamos. Los combinados son eso, combinados. En fin, que hasta la fecha en lo que a energía se refiere nos movemos como la política: por el mal menor.
Ahora nos fijamos en los aerogeneradores porque no dejan de ser la novedad, pero... ¿quien se fija en las torretas de alta tensión? Pues ni Dios, y atraviesan montes, bosques y valles, y ya nadie se percata de ello. Esta claro que tal vez por su color sean mas discretas. Pero los molinos por algo son blancos: para que sean visibles por la avifauna. La otra opción para salvar pajaruelos es que fuesen negros, así que ya ves, creo que hay justificación.
Con el tiempo serán más pequeños y eficientes, pese a que la evolución actual es crecer en tamaño; pero llega un punto en que nadie hipoteca un parque de 10 MW poniendo 3 molinos de 4MW aprox. Vamos, que el futuro, como siempre, está en la eficiencia. Y desde luego, molinos más pequeños = mantenimiento y transporte más sencillo. Vamos, que tiempo al tiempo.
b) En cuanto al Valle de Tobalina, creo que puedo decir que lo conozco un poco: por algo trabajé intermitentemente 6 meses en su capital. Y va a ser el gran olvidado, en el sentido de que al final los gobiernos se preocuparán por el empleo, que no es que esté muy fijado en el municipio. Casi todo viene de Miranda, creo, vía empresas proveedoras, mantenimiento, etc. (en este sentido, buenas serán las actuaciones que TAMBIÉN se ralicen allí.
Así que las papeletas para ser olvidado son muchas: fundamentalmente que el Valle se ha convertido en un municipio caro de mantener, que ha tenido dinero y que goza de un fantástico patrimonio, pero muy poca industria más allá de la nuclear y no demasiado sector primario. Frías y Trespa me preocupan menos en el sentido de que son más fáciles de gestionar. Pero mucho me temo de que el Valle lo tiene más dificil, y puede comenzar a parecerse al Valle de Losa: a sufrir más despoblación todavía con la desventaja de estar más lejos del Pais Vasco,y por lo tanto, de los ingresos que Losa recibe como una de las segundas residencias oficiales de Bilbao y demás.
Desde luego, cualquier sustituivo no será la solución, como el tema del Parador / Hotel / Lo que sea (me entra la risa). Pero si cierran las puertas del todo y están dispuestos a poner una alternativa mucho menor, que piensen bien la temática, puesto que va a pasar a ser el motor económico de la zona. Y sea más grande o más pequeño... por Dios, que sea algo que merezca la pena.
Si te soy sincero, y las condiciones técnicas lo permiten, no descarto ver por allí en 8 años el cementerio nuclear nacional... tiempo al tiempo.
Hola Jordi. Suscribo al 90% tu respuesta. Lo de los aerogeneradores efectivamente pienso que es el mal menor, pero ha habido una fase (hace ya unos cuantos años) que se han puesto en los mejores montes de las Merindades y cuyo impacto nos dolerá durante décadas. En este sentido me parecen mucho más lógicos todos los situados en la zona de páramos (incluso, eventualmente, ofrecen una imagen estética, como lo del alto de Poza).
Por otro lado, si te das cuenta lo que vengo a criticar es la creación de corrientes de opinión partidistas y demagógicas que casi nunca se basan en criterios objetivos.
Lo demás, ya iremos viendo. Lo del cementerio nuclear lo veo difícil, no tanto por la oposición de la gente, sino porque no es el mejor lugar desde el punto de vista ecológico/geológico.
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