miércoles, 25 de noviembre de 2020

Gumiel de Izán

Gracias a su emplazamiento a la vera del camino a Madrid y a la rentabilidad de sus viñedos la villa de Gumiel de Izán fué próspera ya desde la Edad Media. Pero, a diferencia de otros lugares, los gomellanos han sabido mantener esta vitalidad del pasado, lo que se ve en el mantenimiento de un trazado urbano de cierto interés y sobre todo en el fervor con que conservan sus ancestrales costumbres.


En todo caso, el elemento más interesante de todo el pueblo, que sorprende incluso al que viene sobre aviso, es la enorme iglesia parroquial de Santa María, y más en concreto la gran fachada barroca de más de quince metros de altura, configurada como un retablo en piedra.
 
 
La fachada aparece datada en el año 1627, lo que la hace un siglo posterior a la construcción del grueso del templo. Salvo las figuras centrales de La Asunción y La Coronación, la mayor parte de las hornacinas aparecen vacías, lo que parece indicar un problemas presupuestarios de última hora. Vamos, que estas cosas no sólo pasan ahora.






 
La fachada por sí sola bien merece la parada, pero si tenemos oportunidad de visitar su interior no debemos desaprovecharla. Para ello deberemos intentar contactar con el cura (teléfono 947 54 40 18) o aprovechar los periodos de apertura en verano o Semana Santa. Si lo logramos, nos encontraremos con uno más de nuestros amplios y abundandes templos góticos (tal vez por ello menos valorados) y sobre todo con un excepcional retablo tardogótico de finales del siglo XV.


Esta obra es una de las mejores en su género de toda Castilla.  Su estructura es de tipo casillero y una restauración relativamente reciente hace que la escultura, el dorado y la policromía de sus veinte relieves luzcan en todo su esplendor. Muestran escenas de la vida de Cristo y de la Virgen.







Aunque el retablo eclipsa el resto de obras, merece dedicar un poco de tiempo a las mismas. La antigua Sacristía sirve ahora como museo y capilla de invierno. En la misma encontraremos un muestrario de diversas obras, entre las cuales la más destacada pueda ser una virgen del siglo XII que ha participado en alguna edición de Las Edades del Hombre. 
 

 





De las diferentes capillas me llaman la atención un cristo articulado (que puede disponerse tanto en la cruz como yaciente) de rostro muy bien tallado, un gran cristo gótico del siglo XIII, un órgano necesitado de reparaciones, y tallas-relicario y capiteles procedentes del ya desaparecido y en su tiempo pujante monasterio de San Pedro de Gumiel.





 









 

miércoles, 18 de noviembre de 2020

Iglesia románica de Santa Eugenia de Lences

La iglesia de Lences, desde el punto de vista del románico, tiene un menor interés que las recogidas en anteriores posts, pues se conserva de este periodo poco más que la portada. De talla relativamente tosca, (que puede deberse a un peor estado de conservación) tiene cinco arquivoltas. Las dos primeras se decoran con motivos vegetales y geométricos. La interior tiene en la clave la cabeza de un felino con orejas puntiagudas. Las dos siguientes son las más interesantes por su decoración de figuras humanas y animales. 
 





 
En la primera, de derecha a izquierda, tenemos, entre otros elementos: un mono con las piernas cruzadas, una figura humana en una escena de labranza, una oveja, una arpía, otra persona con un azadón y san Pedro con las llaves. En la siguiente, un obispo bendiciendo, un grifo con las alas abiertas, una serpiente alada enroscada sobre sí misma, una liebre perseguida por un galgo que ha perdido la cabeza, un guerrero que clava su lanza a un dragón, la clásica representación de la mujer cuyos pechos son mordidos por serpientes, y un músico que toca una fídula y un perro que baila a sus pies. La decoración de los capiteles de las columnas es vegetal. La impresión general es la de una portada con ciertas relaciones con las de Almendres, Soto de Bureba o Miñón.

 









Como dato histórico de relevancia está la constancia de que tanto el pueblo como la iglesia existían ya a principios del siglo XI, ya que aparecen en el documento de donación fundacional del San Salvador de Oña:

"...in Lençes, cellam Sancte Eugenie cum integritate. "
 
Lences también puede presumir de un puente medieval excelentemente conservado. Desde el mismo hasta hace unos años podíamos apreciar placas funerarias adosadas a la pared de la iglesia, aunque una relativamente reciente actuación ha adecentado notablemente el entorno.

 
 

 

miércoles, 11 de noviembre de 2020

Regreso a los pueblos del silencio: Ahedo de Bureba

Ya he comentado que cada ver me resulta más doloroso visitar estos pueblos del silencio, pero de cuando en cuando me sigo pasando por alguno. Uno de los más desconocidos es este de Ahedo (o Haedo) de Bureba. El acceso más cómodo se realiza desde la pista que une Caborredondo con Galbarros, tomando un camino que nace hacia la izquierda poco antes del pronunciado descenso hacia este último pueblo; no hay ninguna indicación.


Vemos que son pocas las casas que permanecen pero en estado relativamente bueno.



El punto más interesante del pueblo es su iglesia, aun arruinada.Aquí la vemos desde el sendero que viene desde Galbarros, con el pueblo de fondo. Alguien tuvo la idea de plantar un cedro a su lado, que ahora es enorme.

 
 Lo más interesante es la portada románica, con sus capiteles y un tímpano monolítico de enigmático mensaje y gran originalidad.




Precisamente evitar la pérdida definitiva de este elemento patrimonial ha sido objeto de debate en los últimos tiempos (año 2020). El arzobispado se inclina por trasladarlo al Museo del Retablo mientras que el escasísimo vecindario clama por su consolidación y conservación in-situ. Puedes saber algo más en este enlace.


De acuerdo con el diccionario de Madoz, a mediados del siglo XIX el pueblo contaba con ayuntamiento propio. Se hacía referencia a la baja calidad de las casas y a la inmundicia que cubría las calles; así como a la fuente que aún existe. Contaba por entonces el lugar con 32 habitantes. En 1900 alcanzaría los 47.

Nos cuenta Elías Rubio en su libro "Los pueblos del silencio" que el pueblo quedó deshabitado en 1973. En los últimos años figuran cuatro personas empadronadas en el pueblo. Hoy el Ayuntamiento radica en Galbarros, y forman parte del mismo, además de los citados, San Pedro de la Hoz y Caborredondo. La población teórica en total del municipio ronda la treintena de personas, pero a poco que los recorramos veremos que es difícil encontrar gente en cualquiera de ellos en muchas épocas del año. 
 

miércoles, 4 de noviembre de 2020

Árboles singulares: El Haya-roble de Riocavado de la Sierra

 En Burgos no sólo tenemos un Pino-roble; también tenemos un Haya-roble, aunque este ejemplar es mucho menos conocido que el primero. Se encuentra dentro del término municipal de Riocavado de la Sierra, un pueblo agraciado con una preciosa iglesia románica, un bonito casco urbano y un exhuberante bosque.

Este bosque crece tanto en áreas de solana como en umbrías, lo que favorece que en muchos puntos puedan crecer mezclados hayas y robles, tanto como para dar lugar al fenómeno objeto de este artículo. Uno de estos puntos es el área recreativa de Nonzabaya o Fonzabaya, a tres kilómetros del pueblo en dirección a Pineda de la Sierra, y muy cerca de la Vía Verde de la Sierra de la Demanda.

 
Se trata de un lugar delicioso, tal que como muestran estas dos imágenes.


 
Caminando unos pasos desde el área recreativa en dirección a la Via Verde encontramos el ejemplar, a unos poco metros del trazado. Como en el caso del Pino-roble, la semilla del "invasor" (en este caso un hayuco), ha logrado nacer en la misma cruz del roble. En el ejemplar que nos ocupa el haya aún es pequeña y no tiene aún el mismo protagonismo que el "huésped"; pero "tiempo al tiempo". 


 
Nótese el esbelto tronco de haya y la combinación de ambos tipos de hoja