miércoles, 22 de julio de 2020

Jornadas de Trilla en Mozares

Este fin de semana, ultimo fin de semana de julio, tendría que haberse desarrollado la vigésima edición de las Jornadas de Trilla de Mozares, pedanía del municipio de Villarcayo. Por razones que todos sabemos tendrán que postergarse a una mejor ocasión. Aquí os muestro algunas imágenes del año pasado.

Empiezan las jornadas con una pequeña muestra de siega a mano en una pequeña finca en los aledaños del pueblo. Los vecinos, algunos de edad avanzanda, nos dan ejemplo de su buen hacer, invitando a los curiosos a participar.








Gracias a la presencia de una pareja de vacas serranas traidas desde Quintanar de la Sierra, tanbien pudimos ver una demostración del uso de una rudimentaria segadora.





A continuación se procede a cargar las gavillas




El cereal es extendido en la era del pueblo para proceder a su trilla



La chavalería conoce de primera mano la actividad que sus antepasados desarrollaron tan a menudo hace no tanto tiempo.



Por la tarde se utilizará también esta trilladora.



Durante la jornada se pueden ver algunos ejemplos de maquinaria antigua, así como una especie de museo etnográfico improvisado.



Terminamos el artículo con un pequeño vídeo.

miércoles, 15 de julio de 2020

Via verde de Burgos a Cascajares de la Sierra

Recorrido por un nuevo tramo del ferrocarril Santander Mediterráneo cuyo proceso de habilitación como via Verde terminó en 2019. Paisaje de transición entre las vegas de los afluentes del Arlanzón y la pre-sierra que representa la comarca de Tierra de Lara. Todo ello mientras reflexionamos sobre este tren que pudo ser y no fue, aunque durante bastantes décadas formó parte de la realidad de muchas familias humildes del medio rural burgalés en sus desplazamientos a la ciudad.

Dificultad: Baja en términos generales, aunque el hecho de que el firme no haya sido convenientemente consolidado en muchos tramos hace que al final resulte bastante durilla de recorrer, especialmente si tenemos que hacer el viaje de ida y de vuelta.
Orientación: Fácil.
Belleza: Normal
Tiempo y distancia: 50 kilómetros y 3 horas (en bicicleta, sólo ida). Si consideramos sólo el tramo Cojóbar – Cascajares de la Sierra son 36 kilómetros y 2 horas y media.


Situación.

Salimos de Burgos desde el punto que nace la vía verde. Concretamente en la calle Alfareros, junto a la estatua de "Los labradores”. Si empezamos en Cojóbar, la referencia es el punto en el que la vía verde cruza la carretera de acceso a dicho pueblo desde la N-234; en las proximidades de la fábrica de piensos.

Puntos de Interés

Paisajes mixtos de tierras de cultivo, monte y bosque. Vistas de los diferentes pueblos.

Descripción de la Ruta

La vía Verde Burgos – Modúbar está acondicionada hace ya unos cuantos años, siendo bastante transitada por los capitalinos y escenario incluso de una populosa carrera nocturna. Empezamos a transitar como indicamos desde la calle Alfareros, entre bloques de edificios y por asfalto.


Labradores que durante décadas usaron el tren para su desplazamiento a la ciudad

Salimos de la ciudad y la primera localidad y estación que encontramos es Cardeñadijo



Ya entramos en entorno rural, entre campos de cultivo y en clara ascensión.



En la parte alta, rodeado de un pequeño robledal, encontramos un interesante y relativamente largo túnel. No tiene iluminación así que es recomendable llevar algún tipo de luz, especialmente si se va en bici.



Un breve descenso no lleva hasta Modubar de la Emparedada, en donde localizamos la segunda estación.




Cruzamos la carretera de acceso a Cojóbar entrando en el tramo Cojóbar-Cascajares, que es el que se ha habilitado más recientemente. Desde aquí se pone a cero en kilometraje de la señalización; de 1 a 37.



Tras dejar atrás una la zona más antropizada entramos en las vegas del río de los Ausines. Al poco pasamos por las cercanías de la torre de Olmosalbos, que no llega a verse por la vegetación y sin solución llegamos a la altura de Revillaruz, con su iglesia en lo alto.


La vía pasa por una zona de pequeñas parcelas con casetas y casas bajas y de nuevo se interna entre campos de cultivo. No mucho después cruzamos un puente sobre el citado río y sin mayores novedades nos vamos acercando al pueblo de Los Ausines; con sus tres barrios y la ermita de la Virgen del Castillo, con orígenes prerromanos. El trazado, como es norma habitual, no pasa por el pueblo sino que lo bordea a cierta distancia. Lo que sí vemos es su destartalada estación (tan sólo encontraremos otras dos en lo que nos queda).



Tras dejar atrás este pueblo afrontamos la larga recta que nos lleva a Revilla del Campo, paralelos durante unos cuantos kilómetros a una carretera local. El perfil es ascendente, de forma suave pero permanente casi desde que dejamos Cojóbar. En 20 kilómetros salvaremos un desnivel de unos 150 metros. La vegetación no nos permite apreciar desde la vía la llamativa torre-campanarios de Revilla, pero sí alcanzar un sombreado rincón junto al río en donde se puede hacer un pequeño descanso.




Pasado Revilla poco a poco se van alternando los cultivos, siempre presentes, con el monte y el bosque. Cruzamos la carretera de acceso a Quintanalara y algo después la de Torrelara. De este pueblo llegamos a ver claramente su iglesia sobre una loma en la que se ha representado el perfil de un dinosaurio; recordatorio de los importantes hallazgos arqueológicos que se han efectuado en este pueblo.




La pendiente se va haciendo poco a poco más acusada mientras percibimos hacia la derecha el perfil de Peñalara, que estará presente prácticamente en todo lo que nos queda de recorrido. Cruzamos la carretera y afrontamos los últimos kilómetros de ascenso; que termina en el kilómetro 22 considerando el inicio en Cojóbar. Entramos así en la zona principal de Tierra de Lara: a la derecha las proximidades de Peñalara y a la izquierda la zona de la solana del Mencilla.


Pasamos por las proximidades del pueblo de Paúles de Lara y seguimos hasta el entorno del pueblo de Lara de los Infantes, con su enhiesta torre y los restos del picón y castillo de Lara. A lo lejos vemos los perfiles de la sierra de Mamblas, el Gayúbar e incluso Peña Carazo.



Alcanzamos las ruinas de la estación de Campolara, en las proximidades de dicho pueblo y algo más adelante, tras cruzar el río Valparaíso, el pueblo de Villaespasa, de los pocos en los que la vía transitaba en las cercanías de las casas. Una larga recta nos encamina a las cercanías de la Dehesa de Jaramillo Quemado y la ermita de Valpeñoso. Cruzamos el puente sobre el río San Martín, el más largo de todo este tramo.







La vía pasa por las cercanías de unas estructuras tumulares, cruza la carretera de acceso a Jaramillo Quemado y afronta los últimos kilómetros hacia las empinadas faldas del Gayubar. Por fin alcanzamos la estación de Cascajares – Hortigüela, fin de este tramo, en las proximidades de la nacional N-234.






Comentarios.

Tal y como se ha indicado, el recorrido se hace durillo por la abundancia de grava y piedra poco pisada y de tamaño relativamente grande.

miércoles, 8 de julio de 2020

Árboles singulares: Los castaños y el roble de La Parte de Sotoscueva

 A la entrada (o salida, según se mire) del pueblo de La Parte de Sotoscueva, encontramos un roble llamado Roble Cadalso. Recibe este denominación al situarse en la calle de dicho homónima. Cadalso es sinónimo de patíbulo, o bien de estrado, pero Cesar Javier Palacios (autor del libro "árboles singulares de la provincia de Burgos") no encontró en la memoria del lugar recuerdos de la existencia de tal lugar en el pueblo.



Parece que fue un guarda forestal el que convenció a los vecinos para que no transformaran el árbol en traviesas para el cercano ferrocarril de FEVE. Otros 20 robles vecinos de la campa no tuvieron la misma suerte.

El perímetro del árbol a 1,3 metros ronda los 5. La edad se puede estimar en unos 500 años y su estado de conservación es regular tirando a malo. Presenta varias grandes ramas ya secas y un lateral pelado, probablemente por los efectos de un rayo o un incendio. En todo caso van pasando los años y ahí sigue.

El castaño es un árbol que siempre ha atraído las leyendas populares. Su longevidad (para mucho expertos, es el árbol que más años puede vivir), el tamaño que puede adquirir y sus formas caprichosas, siempre a punto para servir de cobijo, han sin duda contribuido a su integración en la cultura popular.

En contra de lo que suele apuntarse, el castaño es un árbol autóctono en España, como así lo atestiguan diversos restos fósiles. Su distribución actual comprende fundamentalmente la franja más noroccidental de la península.

No es Burgos tierra de castaños, es más habitual encontrarlo en regiones más norteñas como Cantabria, Asturias y Galicia. Sin embargo, como encrucijada climática que es nuestra tierra, no podían faltar ejemplos tampoco de castaños. Y los que hay son de tamaño sorprendente. Se encuentra fundamentalmente en la Merindad de Sotoscueva y en Espinosa de los Monteros, y parecen tener su origen en una plantación preferente en los bordes de las praderías hace ya centenares de años (no hay que olvidar que la castaña fue la herramienta para huir del hambre en muchas zonas peninsulares).

El Castaño Calderas es aparentemente humilde y muestra un estado lamentable. Se encuentra a escasos 100 metros del Roble Cadalso.Nos cuenta Cesar Javier Palacios en su libro que el nombre proviene de un antiguo propietario que se dedicaba a fabricar calderos. Sus aproximadamente 5 metros de perímetro permiten pronosticar una edad en torno a los 400 años. 


 
Desde el tristón Castaño Calderas podemos acceder a una ladera en la que nos vamos a encontrar con sorprendentes ejemplares. Pasamos una valla por la portilla a tal efecto y entramos en un prado semiabandonado, cubierto de helechos y vegetación espinosa, que no promete mucho.
No obstante tras ascender un poco por la loma y sin alejarnos en demasía del curso situado a nuestra izquierda, (hay marcas de sendero evidentes), llegamos al castaño del Arroyo.

Aunque a cierta distancia el árbol no parece gran cosa, ya sabemos que los castaños muestran todo su esplendor en su tronco más bajo. Ya junto al mismo vemos su enorme tamaño pese a que una descomunal rama se ha desgajado (y ya ha sido aprovechada).


"Con bicho" y "sin bicho"
Aquí se aprecia mejor el tamaño del Gigante.


Palacios le da unos 8 metros de perímetro nominal y unos 700 años de vida. No está mal.



Desde este punto resulta posible intuir la existencia de otros grandes ejemplares, siguiendo el arroyo o en otro arroyo que se sitúa más hacia el oeste. Decido probar esta opción siguiendo el pequeño arroyo hacia abajo unos metros y localizando una senda más o menos marcada que lo cruza. Subimos un poco y enseguida encontramos tres buenos ejemplares. Os pongo unas fotos del que parece de mayor tamaño.


Como vemos tiene un aspecto mejor que el recién visitado. Aquí junto al pequeño curso de agua que le sirve de sustento.



Y como siempre, hasta que no tenemos referencia no es posible apreciar el tamaño real, que es comparable al anterior.


Nos alejamos del lugar rodeados de brezos en flor.