jueves, 28 de enero de 2016

Paisajes de guerrilla (I): Breve semblanza del Cura Merino

El Cura Merino, uno de los famosos guerrilleros de la Guerra de la Independencia, es sin duda uno de los personajes burgaleses más emblemáticos. Con un periplo vital en el que se mezclan la historia y la leyenda, probablemente en su perfil personal hubiera más sombras que luces, pero es indudable que poseía algunas virtudes que en un momento y lugar determinados sirvieron para dar un gran servicio en la liberación de este país de la dominación francesa.
 
Placa conmemorativa en un anónimo lugar del sur provincial
Estas cualidades, fundamentadas en un inesperado dominio táctico y, sobre todo, en un conocimiento del terreno que rozaba lo sobrenatural, son buena excusa para hacer un repaso a algunos de los rincones de nuestra provincia que fueron escenario de sus correrías (reales o supuestas). Una ristra de lugares que podría servir para una especie de ruta temática si no fuera porque en nuestra contradictoria sociedad actual nunca se promocionaría a un personaje que tiene un lado siniestro. Pero, antes de mostrar estos lugares (lo haremos en un próximo artículo), vamos a hacer una breve semblanza de algo de lo que se sabe (o se cree saber) sobre el cura Merino. 

Gerónimo Merino nace en el pueblo de Villoviado en 1769. Desde pequeño mostró mucha afición al monte, tendencia que se vio favorecida porque pronto tuvo que cuidar del ganado familiar. La escopeta fue también pronto su compañera en jornadas de caza por los alrededores, en las que pronto demostró su puntería. La muerte de su tío el cura, cuando él tenía 21 años, decidió su futuro profesional. Se forma en Covarrubias y en 1796 toma posesión de la parroquia de Villoviado.

Las crónicas nos hablan de la fecha de 16 enero de 1808 como el momento en el que Merino entró en contacto con las tropas francesas. Buscando éstas caballerías para el transporte de material, se les comunicó que no había en el pueblo. Pensando en un engaño, obligaron los franceses a los vecinos a transportar la carga sobre sus espaldas hasta la (relativamente) cercana localidad de Lerma. Ante el escarnio de los militares, a Merino le tocó llevar los bombos y platillos de la banda; trago que el cura no perdonaría y que marcaría el inicio de su actividad guerrillera. 
 
Imagen de un Merino avejentado y derrotado, pero con el brillo de fiereza aún visible en los ojos.
A los pocos días el cura abandonó la sotana y literalmente, se echó al monte. Pronto probaría su puntería frente a un correo francés. Poco a poco sus andanzas se irían sucediendo a medida que se hacía con un grupo más y más numeroso a sus órdenes. Merino y otros crearon el concepto de guerrilla antes de que existiera. La mecánica era simple: aprovechar el conocimiento del terreno, nunca afrontar combates que no se estuviera seguro de ganar y diseñar rutas para escapatoria. Como decía el genial Galdos: “el arma principal del guerrillero no es el trabuco ni el fusil, es el terreno”. 

A medida de que sus golpes van siendo más frecuentes y contundentes, aumentan las intentonas de las tropas invasoras para capturarle; y aquí es donde aparece la capacidad de Merino para escapar una y otra vez. No obstante a medida que la tropa se militariza el sacerdote se ve cada vez más fuera de sitio; su carácter indomable siempre sale a la luz.

Acabada la guerra es nombrado gobernador militar de Burgos. Viaja a la corte donde es recibido para contar sus hazañas. El rey prefiere apartarlo de la carrera militar y lo destinan a una vacante en la catedral de Valencia. Allí pronto tiene disputas con la curia y acaba regresando a su pueblo.

En 1820 tiene lugar el alzamiento de Riego, implantando un régimen liberal con el que claramente no comulga. Vuelve a coger las armas pero esta vez fuera de la ley. Llega a enfrentarse con Juan Martín ”El Empecinado”, antiguo jefe guerrillero de mayor rango y con el que había colaborado en la guerra de liberación.

Tras la restauración de la monarquía en 1823 se retira a su pueblo pidiendo una pensión que emplea en parte en arreglos en la iglesia y en parte en construirse su casona. Muerto Fernando VII en 1833 y ante la insistencia de los cabecillas carlistas vuelve a reunir una nueva tropa para enfrentarse al ejército regio que vuelve a defender los principios liberales. 

No obstante Merino ha perdido buena parte de su magia. Ahora debe manejar un verdadero ejército que fracasa en casi todas sus grandes operaciones, aunque siempre escapa de los intentos de captura incluso cuando su ejército es deshecho. Va dando bandazos hasta sus últimas escaramuzas en el año 1838.

 Huye en 1839 con los últimos afectos al pretendiente don Carlos pasando la frontera con Francia. Acabaría asentándose con otros refugiados en Alençon. Allí muchos curiosos vienen a preguntarle por sus hazañas. Tiene una vida apacible pero le acosa cada vez más la melancolía de España. Murió en noviembre de 1844. Fue enterrado en el cementerio de la localidad. Allí permanecerían sus restos hasta ser trasladados a Lerma en 1968.

martes, 26 de enero de 2016

Escultura del agua: Fuentenegra

Como cada temporada voy a publicar de manera periódica sobre algunos lugares naturales relacionados con el agua. Este año dominarán los manantiales naturales, como este de Fuentenegra, situado a menos de un kilómetro de la localidad serrana de Quintanilla de Urrilla, en el valle de Valdelaguna. El acceso se realiza por un bonito sendero siguiendo el curso del arroyo Tejero o Quintanilla; trayecto en el que se cruza un puentecito de factura medieval.
 

 
Llegado al lugar nos encontramos con una surgencia de color oscuro que mana desde varios puntos de la peña. Su turbidez y fuerza de caudal (Se estima en unos 200 l/s) ha hecho que hasta ahora no haya sido posible su exploración. No obstante los expertos tampoco prevén una distancia explorable demasiado larga.
 


Como otro lugares similares el lugar arrastra su particular leyenda (muchas son similares entre si). Aquí la podemos conocer leyendo la placa que se encuentra en el mismo manantial "Cuenta la leyenda, que un día se cayeron a las frías aguas de la poza de Fuentenegra, una mujer con la yunta de bueyes con la que estaba arando y con su hijo que llevaba a la espalda y nunca más se supo de ellos". De hecho la legendaria longitud de esta surgencia es comentada por algunos lugareños; según los cuales a veces se ven surgir acículas de pino provenientes de las lejanas laderas de las sierras de Neila.

Aquí os dejo un pequeño vídeo que he subido a internet:


jueves, 21 de enero de 2016

Repaso anual a la despoblación y séptimo aniversario

Como otros años, aprovechando la publicación en el INE de los datos actualizados a 1 de enero de 2015 del censo de población, dedicamos a entrada de hoy a hacer un pequeño repaso a la despoblación de los pueblos burgaleses de menor tamaño.

El primer dato que buscamos es el de núcleos que aparecen con cero habitantes, que tras intentar filtrar aquellos que realmente son barrios o granjas queda en 22, dos más que el pasado año (ya comentamos en su momento que en realidad hay unos cuantos más que ya no aparecen siquiera en el censo). Las variaciones consisten en que Santa Coloma y Valmayor de Cuesta Urria (ambos en Merindad de Cuesta Urria) han perdido el único empadronado que tenían. En este último caso ya sabemos que es por fallecimiento del añorado Hugo Ceusters.

Como en otras ocasiones, considero que tal vez sea más representativo el dato de localidades que no superan los 10 habitantes, que serían aquellos con probabilidad de no tener población "real" y en todo caso con alto riesgo de desaparecer. Siguiendo mis criterios de limpieza de aquellos que no pueden considerarse "pueblos", llegamos a la triste cifra de 237 pueblos o núcleos en esta situación. (el pasado año eran unos cuantos más, 246).

En este sentido, en las ampliaciones del censo podemos ver unos cuantos ejemplos algo sorprendentes. San Vicentejo de Treviño pasa de 2 a 6 habitantes, Avellanosa de Rioja y Robredo de Losa pasan de 4 a 7, Villanoño amplia de 6 a 12, Ojeda (Caderechas), de 7 a 14, Bañuelos del Rudrón de 9 a 15 y Tubilleja (Los Altos), de 8 a 15. A lo mejor tiene esto algo que ver con la empadronación el año previo a las elecciones municipales; esperemos que sea algo más que esto.

Por el contrario, afortunadamente en la lista de reducciones censales encontramos menos ejemplos y no tan llamativos. Podemos citar los casos de Robredo de Zamanzas, que pasa de 3 a 1 empadronados, Peones de Amaya, de 10 a 7, y Huéspeda e Hinojar de Cervera que reducen de 11 a 8 habitantes.

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Coincidiendo con este repaso alcanzamos el SÉPTIMO ANIVERSARIO DE ESTE BLOG. No os voy a aburrir con cifras que, por otro lado, ya desglosé hace unos meses coincidiendo con la publicación del artículo 1000. ¿Habrá un octavo aniversario? Ya veremos. Por de pronto ya he decidido reducir el ritmo de artículos desde 3 semanales a 2 semanales.

martes, 19 de enero de 2016

Quintanilla Escalada

Quintanilla Escalada es un pueblo sin duda desarrollado en torno al otrora importante puente sobre el Ebro. Tal vez no llama tanto la atención en un primer momento como otros pueblos del entorno aunque, sin embargo, y tal y como vemos en las siguiente imágenes, el pueblo muestra algunas casas y calles de claro sabor medieval. 
 




Entre las mismas, vamos a mirar algo más detenidamente este edificio, la antigua casa del médico. Su interés no radica tanto en la calidad de su construcción como en una serie de curiosos canecillos y cornisa románicos (lamentablemente bastante deteriorados) que se observan en una de sus fachadas.

jueves, 14 de enero de 2016

Ruta de senderismo: El páramo de Escalada y la encina centenaria

El recorrido de hoy transcurre por una zona menos transitada de las hoces del Ebro. Siguiendo caminos seculares recientemente recuperados disfrutaremos de interesantes perspectivas de una parte del cañón y de dos de sus pueblos.  

Dificultad: Media-Baja. El ascenso es llevadero y la distancia más bien corta.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): fácil.
Belleza: Alta
Tiempo: 3 horas y media (12,5 km). Opción corta: 2 horas y media (8 kilómetros).

 



martes, 12 de enero de 2016

Árboles singulares: la encina de Quintanilla Escalada

En mi visita, hace un tiempo, al espectacular enclave donde se encuentra el Haya Canticio, pude apreciar en la lejanía, en el páramo que se extiende hacia Sargentes de la Lora, lo que parecía una gran encina que se elevaba sobre el mar de carrascas circundantes.
 
 
 
Tirando del hilo pude saber que este ejemplar se conoce con el sencillo nombre de Encina de Quintanilla o "La Carraspa" (por deformación de "carrasca"). Preguntando por la razón de la existencia de este ejemplar parece ser que en el pasado había más ejemplares de este tipo en toda esta zona de páramos, y que servían como referencia al caminante (este ejemplar se encuentra bastante cerca del límite con Sargentes de la Lora). Hay que tener en cuenta que su aspecto debía ser más imponente hace unas décadas, antes de que las encinas empezasen a recuperar el terreno ocupado por cultivos y pastos. En el pueblo de Quintanilla-Escalada hay un bar llamado "La Encina", probablemente en referencia a este espécimen.
 
La encina se encuentra alejada de los núcleos de población, pero hay un acceso bastante interesante que os describiré en mi próximo artículo. Una vez junto al precioso ejemplar comprobamos que está compuesto de dos troncos principales, cada uno de unos tres metros de perímetro, y que alcanzan unos doce metros de altura. Son unas cifras difícilmente alcanzables por otras encinas de la zona.