lunes, 28 de octubre de 2013

Regreso a los pueblos de silencio: Villota de Losa y Baró

Volvemos hoy a la temática de la despoblación, y más en concreto hablaremos brevemente de otros dos de "los pueblos del Silencio" de Elías Rubio. Como siempre os ofrezco apenas unos esbozos y algunas impresiones personales, animándoos a leer su libro.

La forma más rápida de llegar a Villota de Losa es probablemente siguiendo sendas pistas cercanas a Teza de Losa, y que dan servicio a una de las balsas de riego que citaba en mi anterior artículo. No obstante, si no queremos meter el coche por caminos la mejor opción es acercar el vehículo hasta la parte alta de Villacián, dejando el coche en el entorno del cementerio. Desde aquí parte un antiguo y bonito sendero acompañado de robles y arces (hay que superar una valla ganadera) que aproximadamente en kilómetro y medio nos deja en Villota.


viernes, 25 de octubre de 2013

Árboles singulares: el roble de Barriga de Losa

Las pocas veces que he estado en la parte más nororiental de Losa, al norte de la carretera Quincones - Berberana, he experimentado sensaciones contrapuestas. La primera es de desasosiego: algo parece decirte que estás de más, que no se te ha perdido nada por aquí. El paisaje se hace duro a la vista. No es ni llano ni montañoso, las lomas onduladas no facilitan el fijar puntos de referencia. Las distancias parecen cortas, pero empiezas a andar y no avanzas tan rápido como preveías. 

No hay tampoco ni grandes bosques ni terrenos de cultivo. La pradera, cuando existe, apenas logra disimular el hecho de que apenas unos centímetros por debajo está la roca; una roca que tiende a desmenuzarse perdiendo capas, como si toda la comarca fuese en realidad un enorme reptil que muda permanentemente su piel. Los pueblos apenas mitigan esta sensación de desamparo (seguro que los nativos del lugar lo ven distinto). Los casas son escasas, hechas con esa misma roca que se mimetiza en el entorno. Lo habitual es que el suelo de las calles sea ese mismo suelo natural de roca y verde, todo lo más cubierto con una leve e irregular capa de hormigón.

Ello hace que, apenas estés en el lugar, te asalten unas incomprensibles ganas de irte pero... sin embargo, algo te conduce a volver de nuevo. Es la sensación de estar en un sitio auténtico, que guarda entornos apenas conocidos. Ya me pasó hace un tiempo con mi búsqueda de El Valle de los Arces, y lo mismo con esta nueva búsqueda de un árbol singular: El Roble de Barriga de Losa.

Para llegar al lugar nos dirigimos al pueblo citado. Antes de llegar al mismo encontramos una gran balsa de riego. En Losa el agua es abundante, pero el carácter cárstico del terreno (existen varias cuevas de interés espeleológico) hace que sea muy difícil y laborioso de captar. Recientemente el Ayuntamiento ha construido tres grandes balsas que permiten asegurar la producción de la patata que citábamos hace unos días.

En Barriga dejamos el coche y buscamos las señales del sendero de Gran recorrido GR-282 "senda del Pastoreo". Ello nos hace caminar en dirección norte ganando altitud pro un camino denominado "de Bustantiego". Pasados unos 3 kilómetros y habiendo ganado 200 metros de desnivel (de 720 a 920) encontramos a la vera del sendero el roble que estamos buscando, incluido dentro del catálogo de árboles singulares de Castilla y León.


Como vemos el ejemplar muestra un estado bastante bueno. La copa aparece bastante uniforme alcanzando una altura de 12 metros. El tronco tiene un perímetro de unos seis metros a la altura de los brazos.




En la continuación del camino encontramos algunos otros ejemplares interesantes. 


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viernes, 18 de octubre de 2013

San Llorente

Al norte del Río de Losa tenemos Villaluenga y a partir de aquí el valle se abre considerablemente. Son tierras que según las crónicas estuvieron empantanadas hace siglos; lo que les hizo muy adecuadas para el cultivo una vez desecadas. Hoy producen unas patatas de siembra de gran calidad; muchas veces usadas para suministrar a la cercana Patata Alavesa. De hecho, hay varias cooperativas que trabajan con este producto.



En medio de esta zona nos encontramos con el pequeño pueblo de San Llorente. Además de algunas casas y la pequeña portada románica de su parroquial, llama la atención una torre medieval muy modificada. La casa-fuerte perteneció a la familia de los Salinas. La torre la mandaron construir a principios del siglo XVI los antecesores de los Salinas, los Salazar y los Hurtado de Mendoza.





Consiste en un paralelogramo de 14 por 10 metros de lado, con grosor de 0,90 metros, que presenta dos plantas y bajo cubierta.. En los lienzos se abren ventanas en que predomina el arco carpanel con molduras típicas del renacimiento que alternan con saeteras. El material de construcción es la piedra, siendo las esquinas de sillería y el resto del edificio de "losa", material que da nombre a la comarca y que es muy abundante. 

miércoles, 16 de octubre de 2013

La preceptoría de Río de Losa


Tras el paréntesis de la última publicación volvemos al Valle de Losa remontando el río que define la comarca: el Jerea. Tal y como indicamos hace algunas semanas, durante siglo y medio Río de Losa fue cabeza de un pequeño municipio que acabó desapareciendo al integrarse en el actual de Valle de Losa. Tal vez por ello su casco urbano tenga un tamaño relativamente grande y bien estructurado.




En todo caso, si hemos parado en Río de Losa es en busca un edificio un tanto aislado, situado a la salida del pueblo siguiendo la pista que conduce a Villaluenga. A primera vista se trata de una casa de proporciones generosas, pero no espectaculares. Sin embargo, lo que estamos viendo es lo que queda de la torre defensiva levantada en el siglo XV por un miembro de la casa de Angulo. De su primer periodo apenas quedan algunos vanos y aspilleras.



La torre sufrió una transformación casi total a principio del siglo XX; y es precisamente este periodo de su historia el que más nos interesa y que nos describe Jesús Fernández en el libro “el Valle de Losa en la historia y en la Memoria”.

El señor Pradales, deán que fue de la Catedral de Burgos, adquirió la propiedad y dispuso la creación en la misma de una preceptoría o pre-seminario, cuyo objeto era ofrecer la primera formación a los niños de la zona que deseasen dar los primeros pasos en la carrera sacerdotal.

La preceptoría se creó con la autorización del arzobispado de Burgos en 1907, bajo el nombre de “preceptoría de Latín y Humanidades de Rio de Losa”. Inició su andadura con un capital inicial de 34.000 pesetas; cantidad a la que luego se irían añadiendo otras donaciones.

El primer preceptor o maestro fue Nicolás Oteo, que estuvo ejerciendo el cargo durante más de 40 años. Su sueldo inicial era de 1.000 pesetas anuales, a lo que se añadía parte de la contribución de los niños con mayores recursos, si bien la mayoría eran considerados pobres y no pagaban. Las cuentas de la preceptoría eran aprobadas por los curas de los pueblos cercanos.

Las materias de estudio consistían, entre otras, de Gramática Latina, Castellana y Griega, Traducción y Geografía. Los estudios terminaban en el tercer curso, pudiendo los alumnos ingresar a continuación en el cuarto curso en el seminario de Burgos. Los estudiantes participaban en las misas de los domingos del pueblo y colaboraban con el cura párroco. Tenían hasta una huerta cultivada por ellos mismos. La preceptoría se mantuvo como tal hasta mediados de siglo, pasando por la misma más de un centenar de alumnos.


Posteriormente el edificio permaneció en manos de la iglesia, y era ocupado por jóvenes para actividades de tiempo libre. No sé cual es su uso actual, pero hace unos 15 años, camino de la Lobera de Perex, pasamos junto a unas edificaciones cercanas (ya en medio del monte) que reciben el nombre de “El Campamento”, en las que observamos un grupo de jóvenes y monitores. Tal vez haya una vinculación entre ambas cosas. A ver si algún lector puede aclararnos algo al respecto.

viernes, 11 de octubre de 2013

Lobera de Perex o de la Barrerilla

Las loberas son unas construcciones de origen probablemente prehistórico que tenían por objeto facilitar la captura de este esquivo, temido y misterioso animal. No son muy abundantes en la geografía española; y curiosamente buena parte de las que hoy se conservan se encuentran en el norte de la provincia burgalesa, especialmente en la zona más nororiental.

Durante las ultimas décadas se ha procedido a recuperar algunas de ellas, siendo la más conocida una de las que se encuentran en el Monte Santiago; pues se ubica a unos centenares de metros del salto del Nervión. No obstante, mi preferida es esta de Perex, pues pese a estar situada en lo más profundo de un poco transitado bosque se encuentra en un estado estupendo, lo que contribuye a crear un ambiente más proclive a dejar correr la imaginación. Al parecer la razón de la conservación de esta lobera radica en la preocupación de los agentes forestales de la zona; los cuales, por una vez, llegaron a tiempo de lograr una extracción controlada de los pinos que fueron plantados en la zona.

El acceso a la lobera de Perex o de la Barrerilla se puede hacer de forma relativamente sencilla desde el propio pueblo de Perex o desde Río de Losa. Se da la circunstancia de que uno de los caminos de acceso coincide con el trazado del sendero de gran recorrido GR-85. Como observamos en la siguiente imagen la estructura de la lobera es perfectamente visible en una imagen aérea. Añado una segunda imagen en la que explico los diferentes componentes de la construcción.



La estructura de las loberas consistía en dos altas paredes – cerca de tres metros de altura - convergentes, levantadas con sillarejos de piedra, que acababan a modo de embudo en un profundo foso en el que se atrapaban los temidos carnívoros. El foso era lo bastante profundo para que el lobo no pudiera escapar de él.



Últimos metros antes de llegar al foso

El método para capturar los abundantes lobos que poblaban los montes de Las Merindades consistía en realizar una batida con perros y ojeadores que conducían a los animales hasta la entrada de la lobera. Una vez dentro de la trampa, el lobo era azuzado desde unos refugios de piedra, llamados esperas o cabañuelas, para evitar su retroceso

cabañuela a escasos metros del foso

Los muros del tramo final tenían una especie de alero para impedir el salto de los lobos en su último y desesperado intento de huída. Además el foso era tapado con ramas para que el lobo no pudiese detectarlo anticipadamente. Una vez en el foso el lobo era sometido a un simulacro de juicio popular en el que se le acusaba de todos los desmanes que había producido. Posteriormente su cadáver era paseado por todos los pueblos de la zona como testimonio de que había dejado de ser una amenaza. 

Llegamos al foso. Obsérvese el alero de las piedras superiores del muro.

La lobera de Perex tiene unos muros muy bien conservados que se extiende varios centenares de metros por la parte occidental, mientras que en la oriental se prolongan hasta un cortado rocoso que por sí solo hacía las veces de “muro”. Ello nos deja claro que, pese a tratarse de construcciones relativamente sencillas; se requería un profundo conocimiento de la geografía y de las costumbres de los lobos para decidir acerca de la ubicación de las loberas, amén del trabajo implicado en su construcción y mantenimiento.

Obsérvese la pericia en la construcción del muro

Además de su buen estado, respecto a la lobera de Perex es muy interesante que se hayan conservado las ordenanzas que regulaban su uso, las cuales se remontan al menos al siglo XVIII. En las mismas se dejaban claras las diferentes responsabilidades que tenía cada vecino que participaba en la batida. Cuando cualquier vecino detectaba la presencia del lobo debía dar la voz para que los vecinos de las diferentes localidades fueran convocados por medio del tañer de las campanas.

El foso aún es bastante profundo

A la lobera de Perex estaban asociados los pueblos de Perex, Castriciones, Robledo, Oteo, Paresotas y Momediano. En las ordenanzas se regulaba el número de vecinos de cada pueblo que estaban obligados a acudir a la batida, so pena de multa: De Castriciones, Perex y Robledo debían asistir todos los vecinos, de Oteo y Momediano ocho y cinco de Paresotas.  En total se reunían unos 50 hombres que en menos de dos horas estaban preparados para realizar la batida.


Vista desde el foso hacia atrás. Al lobo no le quedaban alternativas.

En definitiva, un patrimonio histórico y etnográfico de primer orden que debemos preocuparnos por mantener en nuestra tierra y en nuestra memoria. Aún hay más interesantes aspectos relacionados con las loberas que pasan desapercibidos para la vista neófita. Los dejamos para un futuro análisis en profundidad.

lunes, 7 de octubre de 2013

cambios territoriales en la comarca de Losa durante los dos últimos siglos

Tras pensarlo un poco, y puesto que he hecho algunas referencias en anteriores entradas, he decidido publicar este artículo explicativo sobre los cambios territoriales en Losa durante los dos últimos siglos, que espero que pueda resultar de interés para algunos lectores aun a riesgo de que les resulte una "brasa" a otros. Los datos que se indican son aproximados y puede haber algunos errores.

La antigua Merindad de Castilla la Vieja, la más vieja Castilla, quedó dividida en el siglo XV en siete merindades menores. La más grande de todas ellas fue la Merindad de Losa, que ocupó todo sector nororiental de la provincia, con excepción del Valle de Mena. Debido precisamente a su tamaño, y para facilitar su gestión, la Merindad de Losa estaba subdividida en una serie de Juntas. 

Situación de la comarca de Losa en las Merindades y en la provincia de Burgos

Además existían cuatro pueblos, agrupados bajo la denominación común de Aforados de Losa, que quedaban bajo la jurisdicción de los fueros de las Encartaciones de Vizcaya. Ello significaba, entre otras cosas, que sus habitantes no debían pagar determinados impuestos a los que sí estaban sometidos el resto de lugares castellanos; y que sus mozos no debían cumplir el servicio militar. En concreto, los aforados de Losa eran los pueblos de Villalacre, Villaventín, Paresotas y Momediano.


Entrado el siglo XIX se lleva a cabo una reorganización territorial de España en provincias y ayuntamientos. Durante este proceso, la Merindad de Losa desaparece como tal y en su lugar se constituyen tantos Ayuntamientos como Juntas. Tras una serie de litigios, los aforados de Losa también acaban integrándose en las correspondientes Juntas.

Situación administrativa a mediados del siglo XIX


Así pues, nos presentamos a finales del siglo XIX con la comarca de Losa dividida en las siguientes juntas-ayuntamientos:

La Junta de La Cerca. Constituida por los siguientes pueblos: Bóveda de la Ribera (el de mayor tamaño, con unos 175 habitantes), La Cerca (capital, con unos 120 habitantes), Quintanamacé, Rosales, Rosío, Torres, Villamor, Villanueva, Villate y Villota, sumando en total unos 900 habitantes.

La Junta de Oteo. Constituida por los siguientes pueblos: Baró, Cabañes, Calzada, Castresana, Castriciones, Gobantes, Lastras de la Torre, Momediano, Návagos, Oteo (La Capital, con 200 habitantes), Paresotas, Pérex, Quinconces de Suso, Quincoces de Yuso (entonces ya era la localidad más pujante, con cerca de 400 habitantes), Relloso, Robredo, San Miguel de Relloso, Vescolides, y Villabasil. Sumaban por entonces más de 2000 habitantes.

La Junta de Rio de Losa Constituida por los siguientes pueblos: Quintanilla la Ojada, Rio de Losa (La capital, con unos 170 habitantes), San Llorente, San Pantaleón y Villaluenga. En total unos 650 habitantes.

La Junta de San Martín de Losa. Constituida por los siguientes pueblos: Aostri, Fresno (la capital, con cerca del centenar de habitantes), Hozalla, Llorengoz, Mambliga, San Martín de Losa (el de mayor tamaño, rondando los 200 habitantes), Villalambrús, y Villaño. En total unos 700 habitantes.

La Junta de Traslaloma. Constituida por los siguientes pueblos: Castrobarto (capital y localidad mas grande, con unos 300 habitantes), Colina, Cubillos de Losa, Las Eras, Lastras de las Eras, Muga, Tabliega, Villalacre, Villatarás, y Villaventín. En total:1250 habitantes.

Y la Junta de Villalba de Losa. Constituida por los siguientes pueblos: Barriga, Lastras de Teza, Mijala, Murita, Teza, Villacián, Villalba de Losa (capital y localidad de mayor tamaño, con unos 250 habitantes), Villota y Zaballa. En total contaba con unos 900 habitantes.

A ello hay que sumar el curioso caso del municipio de Aldeas de Medina, formado por numerosas localidades del entorno de Medina de Pomar. Se había constituido igualmente a principios del siglo XIX, cuando quedó abolido el régimen de señorío que hasta entonces había tenido la ciudad sobre dichas aldeas. Estas aldeas deciden organizarse en un peculiar Ayuntamiento en el que varias localidades quedan aisladas del resto, teniendo con frecuencia municipios mucho más cercanos que la cabeza del propio.

Por cierto, que dicha cabeza estaba situada en Salinas de Rosío (capital del municipio, con unos 270 habitantes), contando en la comarca de Losa con estos otros pueblos: Betarres, Criales (población que rondaba los 250 habitantes), Recuenco, La Riba, San Martín de Mancobo y Villatomil.

De todos estos municipios, el único que no ha sufrido cambios geográficos a lo largo del siglo XX ha sido el de la Junta de Traslaloma. En todo caso hoy suma menos de 150 habitantes y su capital, Castrobarto, no llega a los 40.

Situación a principios del siglo XX. Han desaparecido los Aforados de Losa y el municipio de Aldeas de Medina.

A principios del siglo XX, no he podido precisar cuando, se disgrega el grande pero ilógico municipio de Aldeas de Medina. La parte occidental es absorbida por Villarcayo, la central (la más pequeña) pasa a formar parte de Medina de Pomar, y la más oriental (que incluye a las localidades citadas anteriormente) se integra en la Junta de La Cerca, que, como ya dijimos pasa a tener 16 localidades y una población en torno a las 1500 personas.

Situación desde los años 80. Importante integración en Medina de Pomar y agrupación de varios municipios en el de Valle de Losa, de nueva creación.

El resto de Juntas no sufren cambios importantes (salvo el proceso despoblador) hasta los años 70. Muchas localidades pequeñas son atraídas por la pujanza de Medina; que inicia un gran proceso expansionista que implica la absorción de toda la Junta de La Cerca y la parte más cercana de la Junta de Oteo (incluyendo su capital). En concreto los pueblos de Gobantes, Momediano, Návagos, Oteo, Paresotas, Pérex y Robredo de Losa. El caso es que, a modo de ejemplo para el lector, indicaremos que hoy los únicos de todos estos pueblos que superan los 20 habitantes son Criales de Losa (45) y Oteo (44).

Ante este proceso expansionista, las juntas de Rio de Losa, San Martín de Losa y los pueblos restantes de la Junta de Oteo (con Quincoces de Yuso a la cabeza), inician un proceso de integración que culminará en la creación del Municipio de Valle de Losa. Además se incorporan algunos pueblos de la Junta de Villalba de Losa; en concreto Barriga, Lastras de Teza, Teza y Villacián. Durante unos años la capital se localizará en Río de Losa, hasta que pudo concluirse, ya en el año 1987, el edificio del nuevo Ayuntamiento.

Es un edificio anodino y funcional de factura moderna que se localiza en el cruce de las Carreteras a Berberana y al puerto de Angulo. Supongo que no se hizo en el mismo Quincoces para evitar reticencias del resto de pueblos, aunque a efectos prácticos es evidente que este pueblo es la cabeza del municipio y el que ha podido resistir algo más la despoblación. Por el contrario, ninguno de los otros 23 pueblos que componen el municipio llega a los 30 habitantes.

En el orden poblacional, y a modo de conclusión, he hecho un cálculo rápido y me sale que esta comarca ha pasado en los últimos 60 años de unos 7000 habitantes a menos de 1000.

viernes, 4 de octubre de 2013

Ruta de senderismo: Montes de Losa

Los montes de la parte suroccidental del Valle de Losa (hoy en su mayoría integrados en el municipio de Medina de Pomar) fueron objeto hace décadas de una intensa política de repoblación forestal que ha dado como resultado un gran bosque de coníferas que en otoño hace las delicias de los recolectores de setas. Amén de los paisajes que nos ofrecen algunos de sus puntos, aún podemos disfrutar de aisladas manchas de interesante bosque autóctono.

Dificultad: Media
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Normal (sólo hay una zona algo compleja)
Belleza: normal
Tiempo y distancia: cuatro horas y 15 kilómetros







Situación

Hay que salir de Burgos por la N-1 o la A-1 hasta Briviesca. Desde aquí buscamos la carretera provincial que enlaza con la N-232 y con Oña. Pasada esta localidad tomamos la N-629 por el desfiladero de la Horadada hasta Trespaderne. Desde aquí cambiamos a la carretera que se dirige al Puerto de Angulo. Pasado unos 20 kilómetros desde Trespaderne llegamos a Villaluenga. La parte principal del pueblo aparece en la ladera que aparece hacia el oeste, con lo que podemos optar por aparcar junto a la carretera o junto a una pista que se dirige a Calzada de Losa. En todo caso la referencia es la iglesia.
 
Puntos de Interés
 
Bosques de pinos. Manchas de hayedos, robledales y arces. Vistas sobre los montes de la Peña y el valle de Losa. Caballos en libertad (algunos parecen losinos).
Descripción de la Ruta
 
Con un poco de atención encontramos un sendero que nace por la parte de atrás de la iglesia, pasando una portilla y dejando a un lado una finca con piscina cubierta. Subimos cómodamente por este sendero entre robles y algunos ejemplares de arce y haya (estas tres especies serán las que intenten competir con el pinar). Tras ignorar una variante que se dirige hacia la derecha seguimos ascendiendo unos minutos más hasta llegar a una zona más llana rodeada de encinas.

En general no es difícil seguir el sendero principal, que continúa en sentido noroeste. Volvemos a ascender un poco más hasta que, pasados unos dos kilómetros desde Villaluenga, nos incorporamos a una pista justo en el punto en que traza una gran curva. Ascendemos por esta pista forestal junto a la que el pino se ha hecho dueño y señor, salpicado aquí y allá por bonitos ejemplares de haya.

El siguiente tramo no tiene mucho más que contar, pues basta con seguir la pista en dirección noroeste. Cuando llevamos casi dos kilómetros por dicha pista nos cruza transversalmente una carreterita asfaltada que se convierte en el camino que se dirige a Robredo de Losa. Nosotros seguimos de frente pasando junto a un monumento dedicado a un ingeniero forestal junto al que se encuentra un gran ejemplar de roble.
 
Seguimos entre los pinos un kilómetro más hasta llegar a una bifurcación junto a la que se encuentra un nuevo monumento a los ingenieros forestales (el lema escrito “En homenaje a los primeros forestales, que lucharon ante la incomprensión popular” da para pensar). La pista de la izquierda conduce directamente al Alto del Guardia, pero nosotros iremos a este punto por el otro camino, siguiendo el sendero de pequeño recorrido PRB-138, incluido dentro de la red de senderos de Medina de Pomar.



Siguiendo las señales de pintura entramos en una zona con mayor abundancia de hayas. Muy pronto llegamos a la altura de una desviación a la derecha que hay que tomar. Serpenteamos en torno a un abrevadero y salimos a una zona abierta desde la que se empiezan a tener muy buenas vistas sobre los montes de la Peña. El sendero asciende con suavidad por una zona abierta siguiendo los entrantes y salientes del monte.
 

Sin mayores novedades llegamos al Alto del Guardia, a 961 metros de altitud, en donde se ubica una torre de vigilancia forestal, un vértice geodésico y un buzón montañero. Desde aquí se tienen muy buenas vistas del valle de Losa, especialmente de la parte que se extiende hacia Berberana, con Quincoces del Yuso bajo nosotros.

Para continuar tomamos la pista que da servicio a esta torreta, y en leve descenso entre los pinos (por aquí se ven unos cuantos acebos) llegamos con facilidad al cruce en el que ya estuvimos con anterioridad. Continuamos como si empezáramos a volver sobre nuestros pasos, pero enseguida vemos la señalización de un ramal del mismo PRBU-138 que se dirige a Robredo de Losa.
 
El nuevo camino es menos ancho y se encuentran más árboles autóctonos. Como en unos 500 metros llegamos a la fuente del Duengo, acondicionada con varias mesas. Giramos por encima de ella y acabamos llegando a una pista forestal. Giramos a la izquierda superando un paso canadiense y ya alcanzamos el citado pueblo.
 
 

Atravesamos la única calle asfaltada de este aislado pueblo (4 habitantes empadronados) rodeado de un precioso entorno (también podemos acercarnos a la pequeña iglesia, junto a la que crecen dos sorprendentes y robustos ejemplares de fresno). Al final de la misma la calle se trasforma en un nuevo camino desde el que se tienen muy buenas vistas de un precioso rodal de hayedos entre el pinar. Pasados unos metros llegamos a la zona más confusa del recorrido de hoy. Por la pradera de nuestra derecha buscamos un sendero casi borrado en sentido suroriental.
 
Seguimos este sendero hasta zona una de arbustos en donde hemos de buscar otro sendero que baja por un pequeño barranco que empieza más a nuestra izquierda. Lo difícil es encontrar el sendero pues luego se le sigue fácilmente en su descenso. Este camino se conoce como Camino de la Escalerilla. Por momentos este sendero tiende a cerrarse pero no hay problema pues nos podemos salir hacia el prado de nuestra izquierda.
 

 
El descenso termina en un barranco más profundo por el que trascurre un camino más ancho. Seguimos el camino en su descenso por una zona con grandes ejemplares de haya y algunos arces. No hay más que seguir el camino por este interesante tramo en suave descenso hasta que salimos del bosque. A nuestra izquierda vemos ya los sembrados del valle de Losa. Un camino se nos une por nuestra izquierda y enseguida llegamos a Villaluenga.

Comentarios
 
Ruta sencilla. Con un poco de atención los cruces no son demasiado complicados. La práctica de la recogida de setas está cada vez más regulada. No estaría de más informarse sobre posibles permisos en los respectivos Ayuntamientos. En las afueras de Villaluenga podemos acercarnos al entorno de la ermita de San Antonio, que tiene una curiosa historia que ya comentamos en su momento.
 
Para comer y dormir, podemos acercarnos a Quincoces de Yuso, en donde podremos probar algunos productos de la zona: setas de temporada, patata losina, carne de potro…Otra opción es acercarse a un hotel rural en el pueblecito de Oteo, cuyo nombre no deja lugar a dudas: "Los Perrechicos".

 
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 Track de la ruta (pulsa en el círculo verde para más información)



vídeo con imágenes del recorrido