jueves, 3 de noviembre de 2016

Ruta de senderismo: entorno de Cubilla de la Sierra

La apartada localidad de Cubilla de la Sierra, en pleno corazón de los Montes Obarenes, es utilizada fundamentalmente, desde el punto de vista del senderismo, como lugar más fácil para atacar la cumbre del sistema montañoso: el Humión. No obstante su privilegiada situación permite diseñar desde la misma otras variantes exploratorias, una de las cuales exponemos en este artículo.

Dificultad: Baja-Media. No presenta mayor dificultad que algunos tramos sin sendero. Se puede acortar sobre la distancia propuesta.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Fácil salvo en el tramo anterior al pico Cabezas.
Belleza: Alta.
Tiempo y distancia: 3 horas y media (13,5  kilómetros). Recorrido corto por el hayal: 12 km. con conexión hasta Obarenes: 16 kilómetros.
 

 

 
Situación

A esta zona se accede por el Portillo del Busto. A este paso podemos llegar a través de la N-I, hasta Calzada de Bureba, y de allí hasta Busto de Bureba. En esta localidad comienza el ascenso al puerto; bajándose después hasta La Aldea del Portillo del Busto. Una vez aquí giramos hacia derecha pasando por Zangández y La Molina del Portillo; llegando finalmente a las cercanías de Cubilla. Aunque es un pueblo que merece la pena conocer, la ruta no comienza en el pueblo, sino en la marcada curva a izquierda situada poco antes del núcleo urbano. En este punto, si continuamos rectos, tomamos la pista que enlaza con el pueblo de Encio a través de los Obarenes.
 
Puntos de interés
 
Prados del entorno de Cubilla. Hayedo de Rivacote. Vistas desde la parte alta. Hayedo de Esperua. Barranco de Valsorda. Ruinas del Monasterio de Obarenes (opcional).
 
Descripción de la ruta
 
Andamos unos pasos por la citada pista y enseguida vemos que nace un camino hacia la derecha que hemos de tomar. El entorno es muy bonito, rodeado de verdes prados, e hileras de árboles. Detrás de nosotros se vislumbran las casas de Cubilla, bajo la imponente sombra del Humión.
 
Los primeros kilómetros transcurren con una apariencia similar a nuestro alrededor, aunque no la podemos apreciar demasiado bien por la presencia de la niebla. Siguiendo siempre el camino más marcado primero bajamos un poco y luego ascendemos suavemente. Un cartel nos indica que entramos en terreno de Pancorbo, justo en el comienzo de un pinar.
 
No mucho después llegamos al límite con el pueblo de Miraveche, coincidiendo con la aparición de las hayas. Estamos entrando en el hayedo de Rivacote, del cual no podemos disfrutar en su plenitud debido a la niebla y a lo avanzado de la estación. La pendiente se va incrementando sensiblemente, pero es en todo momento llevadera.
 
Acabamos llegando a una especie de collado en el que vuelve a dominar el pinar. Dejamos esta pista por nuestra izquierda insertándonos en el pinar. Buscamos los mejores senderos girando un poco hacia la izquierda, hacia una especie de vallejo. Ascendemos un poco por el mismo y justo en el punto en el que tendríamos que empezar a descender giramos hacia la derecha, subiendo por una loma.
 
Poco a poco vamos alcanzado el límite del pinar y llegando a la parte alta de la loma. En realidad es una especie de pequeño cordal desde la que se localizan las principales cimas del entorno. A nuestra espalda quedan el trío de Buey, Cantoña y Verdina, todos en el entorno de los 1350 metros; a la izquierda el Humión y el Flor, casi de frente el Mancubo y hacia la derecha la llanura burebana en la que destaca la cima de El Castillete. Todas estas cumbres resaltan sobre el mar de niebla que ocupa hoy las partes bajas.
 
A nuestra derecha ha “surgido” una valla de alambre. Seguimos paralelos a la misma sin sendero definido. Primero hay que bajar un poco y luego ascender hasta la cota 1160 del pico Cabezas. Es una elevación humilde que sin embargo cuenta con buzón montañero. Tal vez porque desde la misma se observan las panorámicas comentadas.
 
Además justo debajo se encuentra el oculto valle del arroyo Valsorda, en el que se sitúa el semiabandonado pueblo de Obarenes, que da nombre a toda la sierra. Es más, a nuestros pies se extiende el interesante hayedo de Esperua o del Cura si bien hoy no podemos disfrutar plenamente de la contemplación de estos dos últimos sitios al estar ocupados por una niebla que se resiste a levantar.
 
Desde la cima tenemos dos opciones. Un sendero precario desciende al hayedo citado, pero preferimos seguir una referencia bordeando toda la parte alta del hayedo. Para ello cruzamos la alambrada y bajamos dejando el hayedo a nuestra izquierda. No hay sendero definido pero es fácil orientarse. Además encontramos algunos CAIRNS.
 
Hay que fiarse un poco de estos últimos en la parte más baja, ya entre encinas. Es la parte más delicada del trazado. Como referencia diremos que no nos llegamos a alejar del hayedo, aunque siempre andaremos entre encinas. Si hemos seguido con fortuna la trocha alcanzaremos un vallado justo en el punto en el que existe una abertura fácilmente practicable. Justo a nuestra izquierda aparecen las primeras hayas.
 
Continuamos buscando el sendero casi de frente. Por una zona rocosa con algo de caída hacia la izquierda. No vamos hacia el hayedo sino que seguimos por el encinar, aunque con vistas al bosque. Poco a poco el sendero se va haciendo más evidente hasta desembocar en un camino. Tomamos el mismo hacia la izquierda y entramos en el hayedo.
 
Pronto llegamos a una bifurcación en la que podemos seguir dos opciones. Si seguimos recto el camino llega sin mayores problemas a la parte baja pero transita menos tiempo por el bosque. Nosotros nos decidimos por una opción más costosa pero más interesante girando hacia la izquierda. Entramos así en un camino ancho pero con evidentes signos de usarse poco, con base con abundante hierba y pequeño arbusto y con puntos embarrados.
 
Subimos durante un tramo por el hayedo. Al cabo empezamos a descender y llegamos a una bifurcación. El camino principal va hacia la izquierda, pero nosotros debemos continuar por la derecha. Hay zonas en las que la vegetación dificulta un poco el avance. Descendemos por varias revueltas que nos ofrecen diferentes perspectivas del bosque y alcanzamos un tramo recto, en el límite entre el hayedo y el encinar, que desciende decididamente.
 
Al final de este tramo relativamente largo encontramos una puerta metálica a nuestra izquierda y un camino que viene por nuestra derecha. Si hubiésemos escogido el descenso rápido por el hayedo habríamos acabamos junto al comienzo de una pista. En este punto deberíamos haber girado hacia izquierda y en unos segundos habríamos acabado junto a la citada puerta metálica.
 
El recorrido continúa al otro lado de esta puerta que superamos fácilmente. Tras unos momentos de duda identificamos la continuación del sendero, un poco a la derecha de una alambrada que rápidamente perdemos de vista. Avanzamos por un bonito túnel vegetal formado fundamentalmente por encinas carrascas y avellanos. Caminamos junto a lo que parece el cauce seco de un arroyo.
 
Tras unos centenares de metros el difuso sendero cruza el supuesto cauce, cada vez más evidente, y remonta unos metros por la derecha. Enseguida nos incorporamos a un sendero mucho más marcado y vemos los signos de un sendero de pequeño recorrido: se trata del sendero SLC-BU-91, sendero de Mancubo.
 
Al poco nos incorporamos a un sendero todavía más claro y vemos frente a nosotros el nacimiento de un tupido barranco. Se trata del barranco de Valsorda, el cual remontaremos hasta su parte alta. El interesante sendero avanza por el barranco, ocupado por una variada comunidad vegetal y culminado por rocas cada vez más evidentes.
 
Tras varios cientos de metros disfrutando del entorno nos desviamos de manera casi inapreciable por un barranco secundario que nace hacia la derecha. Afrontamos una marcada subida que nos permite contemplar el barranco desde la parte alta y sin solución de continuidad salimos del mismo. Decenas de metros más adelante encontramos la pista del inicio del recorrido. Seguimos por la misma en ascenso claro pero llevadero.
 
Tras unos cientos de metros la pista pasa a estar asfaltada. Esta pista ocupa una parte de la llamada calzada napoleónica, un trazado que se remonta a época medieval e incluso a época romana; pero que debe su configuración actual fundamentalmente a su reforma durante los periodos de ocupación francesa de principios del siglo XIX.
 
En todo caso, este tramo que ahora recorremos no guarda ningún rastro de aquella época y ha sido reformado varias veces con posterioridad. Sin mayores novedades vamos cubriendo los alrededor de dos kilómetros que nos separan del punto en donde dejamos el vehículo.
 
Comentarios
 
Interesante recorrido que hubiese mejorado caso de realizarse en el clímax del periodo otoñal. Tal y como se ha indicado podemos encontrar algo de barro el recorrido por el hayedo.
 
Desde la parte baja del hayedo de Esperua podemos conectar con el pueblo y monasterio abandonado de Obarenes. Son algo más de tres kilómetros entre ida y vuelta, por una pista fácil de recorrer que nace en dirección contraria a la puerta metálica que hemos indicado. En el nacimiento de la misma encontraremos unas casas semiarruinadas junto a las que hay dos perros sueltos. Aunque nos ladrarán en principio conservando la calma no dejarán tranquilos sin mayores novedades. En todo caso a los restos de este lugar le dedicaremos un artículo específico próximamente.
 
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 Track para GPS, incluyendo el enlace hasta Obarenes (pulsa en el círculo verde para más información).
 

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 Vídeo con imágenes del recorrido
 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como nos tiene acostumbrados, una buena ruta a seguir. Le seguimos desde hace tiempo, es un magnífico referente para los que andamos por este Burgos tan espectacular.Muchas gracias por sus artículos.

Montacedo dijo...

Muchas gracias.