Pocos serán los burgaleses que no hayan oído hablar de la piedra de Hontoria, aquella con la que se construyó nuestro más insigne monumento, la Catedral, pero también muchos otros tanto de dentro como de fuera de la provincia.
Lo que es menos probable es que nos hayamos al menos acercado al lugar propiamente dicho de donde se extraía este material. Para ello, pasado el pueblo de Hontoria, tomamos la carretera que, hacia la derecha, conduce a Tornadijo. Enseguida llegamos al vallejo donde se abren las principales canteras, presidido por los restos de una antigua instalación militar. Por cierto, aunque en el imaginario popular siempre se habla de “Piedra de Hontoria”, lo cierto es que la mayor parte de la piedra se extrajo en terreno de Cubillo del Campo, y en menor medida de los citados Hontoria y Tornadijo.
Aspecto parcial de la zona de canteras. En la imagen se observan dos bocas utilizadas actualmente para aprisco ganadero y restos de la instalación militar. |
Aunque en las primeras centurias la explotación se desarrolló a cielo abierto, en el último periodo la piedra se extrajo subterráneamente, formando unas galerías de dimensiones considerables. Cabe decir que existen varias entradas a las diferentes canteras, algunas con cerramiento (empleadas incluso como aprisco para el ganado), otras de acceso “libre” y otras aún en explotación (actualmente por la empresa CALIZAS DE BURGOS).
Esta empresa es la concesionaria de la producción; así como de cualesquiera otros posibles usos que se quieran desarrollar en las antiguas canteras ya agotadas. Y es por ello que recientemente se ha creado una subdivisión para la puesta en valor turístico de estos lugares; en parte al “calor” de la celebración del octavo centenario de la puesta de la primera piedra de la sinpar Catedral de Burgos.
Actualmente (primavera de 2021) existe un programa de visitas estándar que comprende la galería de un antiguo polvorín y una segunda galería sin alterar desde que finalizó la explotación. Está planificado un ambicioso programa a largo plazo para ampliar el potencial turístico e incluso comercial o cultural (por ejemplo, grabación de películas o spots, conciertos etc..). De todo ello os podéis informar en la web https://patrimoniodelaluz.com.
La galería del antiguo polvorín o “La Catedral” se corresponde con una cantera abandonada que ya en periodo de guerra se utilizó para el fin indicado. Tristemente, como en otros casos, presos republicanos fueron obligados a trabajar en su acondicionamiento. Terminadas las obras quedó al cargo de las instalaciones un destacamento que se instaló en las edificaciones cuyos restos vemos en el vallejo junto a la carretera. Aunque hoy su aspecto es desalentador, cuentan los vecinos que en tiempos los militares tenían ciertas comodidades y contaban incluso con piscina. Todo ello tras menos de tres décadas de abandono del lugar y tras el consiguiente proceso de rapiña y desidia a los que tan acostumbrados estamos por estos lugares.
Llegado ese momento esta cantera empezó a ser frecuentada por personas de variopinto perfil; desde simples curiosos o interesados hasta grupos que aprovechaban los restos de instalaciones para diferentes actividades “lúdicas” que nos podemos imaginar. Con el planteamiento del nuevo proyecto se procedió a limpiar la gran cantidad de basura acumulada y derribar los muretes que aún existía, dejando un espacio diáfano que es el que hoy puede visitarse.
Galería "La Catedral". A los lados los espacios destinados a almacenamiento del material del polvorín |
Galería "La Catedral". Se observan perfectamente las formas de los bloques extraídos a pico. |
Observamos así una galería amplia que permite hacer un recorrido circular (de hecho, así se diseñó para la circulación de camiones). En su parte más alta hay un curioso espacio semicircular (en tiempos se empleó para celebrar entre otras las obligatorias misas), con una columna natural en el centro, que parece hecho aposta para ser usado como escenario; y de hecho para ello es usado con cierta frecuencia; tal y como os detallarán en la visita.
La segunda galería visitable, “el pozo”, permite hacerse mejor a la idea de cómo es una cantera de este tipo y cómo fueron las condiciones de trabajo en la misma hasta hace unas décadas; el trabajo a mano, las formas de cortar los bloques, su transporte, la iluminación… de todo ello es darán buena cuenta durante el recorrido.
A todo ello hay que sumar quizás como principal punto de interés la impresión que ofrece a la vista este lugar subterráneo de piedra blanquecina que forma parte sin duda del más singular patrimonio burgalés.
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