miércoles, 24 de mayo de 2017

Ruta de senderismo: Laguna y pico de Haedillo

Bonito y poco frecuentado recorrido hacia una de las lagunas menos conocidas de la sierra de Neila. Nos sirve para tener un relativamente fácil contacto con las montañas de la zona, quizá como preparación de otras rutas más espectaculares.

Dificultad: Media.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): fácil
Belleza: Alta
Tiempo y distancia: 4 horas (13 km)





Situación

La subida a la Laguna de Haedillo o Ahedillo se realiza desde el pueblo de Tolbaños de Arriba; bastante alejado del centro provincial. Para llegar aquí desde Burgos lo mejor es tomar la carretera de Soria hasta Salas de los Infantes. En este pueblo tomamos la regional en dirección a Nájera. A la altura de Barbadillo del Pez giramos a la derecha hasta llegar a Huerta de Abajo. En esta localidad giramos de nuevo a la derecha en dirección a Tolbaños de Abajo y Tolbaños de Arriba. Hay que pasar el pueblo y justo después de las últimas casas nace una carretera a mano derecha, tras unos metros nos encontramos con una cancela (normalmente abierta) tras la cual podremos dejar el coche.

Puntos de interés


Robles de la dehesa, todo el arroyo Rompebarcas, algunos tramos de sendero, lagunas de Haedillo, vistas desde el pico Haedillo.


Descripción de la ruta


Desde donde dejamos el coche se ve la ermita de Nuestra Señora del Salterio, un edificio de cierto volumen de sencilla factura. No nos acercamos a la misma sino que seguimos por un borroso camino (más bien unas rodadas), dejándola a nuestro lado izquierdo. En esta zona adehesada podemos ver algunos robles de gran tamaño, aunque el entorno arbolado es más bien confuso, con áreas despajadas y otras ocupadas por distintas especies. 


Seguimos recto hasta un momento en el que las rodadas principales giran a la izquierda. Aquí encontramos una indicación hacia la derivación de la derecha, al principio casi imperceptible. Enseguida el camino se hace más marcado y en unos centenares de metros llegamos a la orilla de un arroyo que en realidad es una especie de canalización del arroyo Rompebarcas. Encontramos un peculiar puente hecho con una gran lancha de piedra.

Seguimos paralelos al mismo sin cruzarlo durante unos cientos de metros, a la sombra de un pinar, hasta un ramal hacia la derecha que conduce a otra pasadera similar que salva el cauce. Al instante llegamos a una gran pista en el entorno conocido como Puentes de Angelitos. Salvamos el verdadero arroyo Rompebarcas y localizamos un sendero secundario a la izquierda que nos conduce a una pista a un nivel superior. En realidad con estas últimas maniobras lo que hemos hecho es ahorrar algunas decenas de metros evitando llegar hasta los cruces de los camino principales.

La nueva pista afronta una larga recta en evidente ascenso. A nuestra izquierda baja cantarín el arroyo, que según la época tendrá un caudal variable. La existencia de la pista acelera y facilita considerablemente el ascenso, pero afea bastante el entorno del torrente, que poco a poco se ve acompañado de más ejemplares de frondosas, especialmente hayas.

Ignoramos algunas derivaciones que nos permitirían cruzar al otro lado, e igualmente hacemos caso omiso del giro de la pista principal hacia la derecha. Así, continuamos rectos por un camino algo más estrecho y descuidado, pero evidente en cualquiera de los casos. No mucho después trazamos algunas curvas de herradura que nos permiten seguir ganando altura, alejándonos con ello de forma definitiva del arroyo principal.

El camino adquiere un fondo herboso y acaba desapareciendo transformándose en un sendero en las proximidades de un pequeño regato. Aquí poco a poco los pinos van cediendo paso a las hayas (algunos de los primeros aparecen caídos). Desde este punto hay que prestar atención a los hitos montañeros y a las marcas de pintura, pues la trocha es poco evidente y zigzaguea bastante. 

Cruzamos el arroyo y ganamos altura por una pedrera algo incómoda. Alternamos tramos casi llanos, hacia la izquierda, con otro de claro ascenso, en la única parte del recorrido dominada por el hayedo. Finalmente se intuye la cercanía de la laguna al alcanzar un segmento casi llano con fondo herboso; alcanzando la lámina de agua a los pocos instantes.

Enmarcada por unas imponentes moles rocosas que forman su circo, esta laguna se caracteriza (como la mayoría de las de este tipo) por su poca profundidad, lo que hace que esté cubierta por cañaverales en su gran mayoría. El croar de las ranas domina el espacio; y con un poco de suerte veremos anátidas en el agua. Procedemos a bordear la laguna por su lado derecho para ascender al circo glaciar, por una clara brecha que se abre en el mismo a la derecha de una gran peña en forma de saliente. 

Los hitos montañeros nos guían de nuevo en la subida, que parece más compleja de lo que parece desde abajo. Cuando llegamos al cordal lo tomamos hacia la derecha en dirección al pico Haedillo (cercano a los 1900 metros de altitud). Hay que calcular unos 500 metros de avance por el cordal; al principio bastante cómodos y luego por un lapiaz cada vez más marcado. Desde el pico, con apenas pendiente desde el lado desde el que nos aproximamos, podemos ver unas grandes vistas. Estamos en la cumbre más occidental de la sierra de Neila; y es hacia ese lado y hacia el norte donde las vistas son más evidentes: algunos pueblos serranos, la peña Carazo, las sierras del Mencilla y San Millán, y su continuación hacia tierras riojanas, y a nuestros pies el ondulado y boscoso valle de Valdelaguna. 
De regreso podemos asomarnos un poco a los cortados para tener una vista hacia la laguna en la que estuvimos hace poco. Con un poco de atención podemos ver que cerca de la misma hay otras lagunas de menor tamaño.
De vuelta de nuevo al borde de la laguna la seguimos por nuestra derecha y, a la altura de unos pinos que nacen en medio de la misma, tomamos una pequeña loma a nuestra derecha que nos deja en pocos metros al borde de la segunda laguna. Esta nueva laguna es bastante más pequeña que la anterior, pero más profunda, lo que impide que se cubra de juncos. Bordeando la misma por su lado izquierdo podemos acercarnos a una tercera laguna de características similares a la anterior. Aunque podemos continuar hasta enlazar con el camino original, lo mejor es desandar lo andado volviendo a la laguna principal; para desde aquí afrontar el regreso a Tolbaños que realizaremos por el camino de subida. 
Comentarios
 
Se trata de una ruta relativamente fácil pese a un desnivel principal superior a los 600 metros. Buena parte del ascenso se realiza por pista y el resto no es especialmente trabajoso. También se puede evitar el ascenso a la cumbre, si bien comparada con otras ascensiones finales como las del Mencilla o San Millán es relativamente suave y corta.
 
En cuanto a orientación, la ruta se encuentra señalizada por marcas de pintura amarilla y blanca e hitos montañeros. Se pueden contemplar algunas variantes para no retornar por el mismo camino. Si se accede a la ruta con autobús o con varios coches, es posible planificar una interesante combinación con salida o llegada en el entorno de las lagunas de Neila.

Track del recorrido (pulsa en el círculo verde para más información)


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Vídeo del recorrido:


 

2 comentarios:

Amador dijo...

Hola Javier,bonita ruta con unos paisajes muy bonitos.El video de la ruta te ha quedado muy aseado,yo le doy el visto bueno a la camara.Me parece muy interesante el video de presentacion del blog y la idea de Diego.Un saludo desde Burgos.

Montacedo dijo...

Hola gracias por comentar. Pensando la idea de Diego con un poco más de calma me parece que sería un poco difícil hacer algo técnicamente decente con la capacidad que tengo actualmente. De momento lo voy a dejar para el futuro. Un saludo.