jueves, 17 de enero de 2019

Cabañes de Esgueva: La hoguera de San Sebastián y el enebro de los Buitres

La fiesta de San Sebastián, muy cercana a la de San Antón, es una de las más importantes del calendario festivo tradicional de nuestra provincia. Interesantes ejemplos ya han sido mostrados en este blog, como los de Villasandino y Melgar.

Hasta donde he podido saber, parece que se aún se celebra esta festividad en lugares como Santa María Ribarredonda, Canicosa de la Sierra, Quintanar de la Sierra, Adrada de Haza y Caleruega, en la mayoría de los cuales se conserva la cofradía bajo el patronazgo de San Sebastián.

Caso aparte por lo original es el de Cabañes de Esgueva, pues se procede a la quema de la tradicional hoguera de San Sebastián. Los actos en honor de este mártir romano comienzan por la mañana del sábado más cercano a la fiesta; con la procesión del Santo y la bendición del enebro, que servirá de centro a la gran fogata.

Bendición del enebro y procesión del santo.
También se bendice el vino que se repartirá por parte del Ayuntamiento entre todos los que asistan a la quema de la hoguera. Este vino es embotellado específicamente para la fiesta. También se aprovecha el evento para la celebración de la matanza del cerdo al estilo tradicional. 


El enebro (que en realidad se corresponde con el árbol de la sabina) se recoge a partir de la poda de numerosos ejemplares los días previos a la fiesta (la “limpia del monte”). Este trabajo comunitario, en el que se llenan varias galeras, sirve para reforzar los lazos entre los vecinos. Terminado el trabajo las ramas son transportadas a la plaza, en donde permanecerán a la espera de su quema.




Durante la hoguera propiamente dicha, que empieza en torno a la medianoche del sábado al domingo, la pira inicial es alimentada continuamente con nuevas ramas aportadas por los asistentes, de modo que transcurren varias horas en consumirse todo el enebro cortado, desprendiendo ese característico olor.




No es muy conocido el origen de esta tradición ni los motivos de la misma, pero antiguos vecinos de esta localidad afirmaban que se empezó a celebrar hace muchos años -sin concretar- con motivo de una fuerte epidemia de peste que sufrió el pueblo. Esto obligó a encender una hoguera para quemar los enseres, ropas y pertenencias infectadas para evitar que se propagara el contagio... De aquel acto arrancó una costumbre que se sigue realizando en la actualidad y en Cabañes se tiene la convicción y así la practican de que para salvarse y librarse de la enfermedad cada uno de los asistentes tiene que arrojar por lo menos una rama al fuego. De hecho parece ser que incluso las personas impedidas que no podían ir a la hoguera quemaban una rama en la chimenea

Se desconoce la vinculación de la hoguera con la fiesta de San Sebastián. Pudo ser una coincidencia simplemente, pero lo más probable es que se hiciera en esa noche para pedir la protección de este Santo a quien el pueblo cristiano invoca como patrono contra la peste. Algunos creen incluso que el madero al que está atado en su iconografía habitual es un tronco de enebro.

El culto a san Sebastián ha estado ligado desde antiguo a los preservativos y remedios contra la peste. La tradición remonta a Roma, cuando en el año 680 fue golpeada por la peste y la erección de un altar a san Sebastián hizo que cesara de inmediato. El hecho cobro tanta fama, que con el correr de los años las desapariciones de las pestes en Milán en 1575 y en Lisboa en 1599 se atribuyeron a la intercesión del santo.

Lo cierto es que en pueblos y lugares cacereños o asturianos o incluso en enclaves pirenaicos se encienden hogueras en dicha fecha. Según parece, dentro de los actos de san Sebastián en Melgar de Fernamental, a los que hemos hecho referencia en este blog, se encendía la víspera una hoguera en la puerta de cada cofrade. También es enebro (sabina) lo que se quema en las hogueras de la Fiesta de los Jefes de Santo Domingo de Silos.

Resulta curioso que precisamente el mayor ejemplar de sabina de nuestra provincia (hasta la fecha y hasta donde llegan mis conocimientos) se encuentre precisamente en esta localidad de Cabañes de Esgueva; ya en la zona de Ribera del Duero y bastante alejado de los grandes sabinares burgalesas.

La sabina, llamada enebro en muchos pueblos, es un árbol muy frecuente en el curso medio del río Arlanza. No en vano da nombre a un Parque Natural en su zona habitual de desarrollo; en donde por momentos forma bosques de cierta entidad. Desde aquí llega a extenderse hacia el este, hasta entrar en conflicto con los pinares; y hacia el sur y el este en forma de ejemplares cada vez más aislados.

Es quizá en estos últimos emplazamientos en donde comprobamos cómo este árbol, que en general muestra un porte pequeño y hasta cierto punto raquítico; puede llegar a desarrollarse en forma de elegantes ejemplares sin se dan las adecuadas condiciones de suelo y humedad. Así, no es raro observar amplios campos de cultivos salpicados aquí y allá de estos venerables árboles.

Quizá las sabinas de buen porte fuesen más frecuentes hoy en día si no se hubiesen utilizado secularmente como elementos constructivos; dado su excelente rendimiento frente al fuego, la humedad y los insectos (su madera no se pudre).  Tampoco habrán ayudado los procesos de concentración y mecanización agraria.


El llamado "Enebro de los Buitres", recibe tal denominación porque según los vecinos no era raro encontrar a tales animales posados en sus ramas; en donde llegarían incluso a anidar. Lo primero quizás sea más factible de lo que parece, como lo demuestra esta imagen de unos buitres en la copa de un gran pino, pero lo segundo se me hace inverosímil. En todo caso se trata de un precioso ejemplar de unos quince metros de altura y cinco de perímetro a altura normal. 



Muestra signos de algunas podas lo que ha contribuido a la definición de su gran tronco. Está situado en medio de una finca, aunque más bien en un estrechamiento de la misma; que tal vez en origen fueron dos diferenciadas. De hecho, con un poco de atención se observa (en primavera, cuando yo lo visité), cómo los alrededores del árbol están un tanto encharcados. Es bastante probable que aquí existiera un antiguo manantial que ha ayudado a dar su vitalidad a este ejemplar.


Esperemos que el dueño de la finca sea una persona capaz de apreciar la belleza de este ser vivo. Seamos optimistas, el que no lo haya cortado hasta ahora es signo positivo. Lo cierto es que Cabañes posee unas 300 hectáreas de monte, conformado fundamentalmente por enebros, y las podas periódicas con ocasión de la festividad de San Sebastián sirven de limpieza para el mismo.

Quiero agradecer la información suministrada por la alcaldesa de Cabañes de Esgueva para la elaboración de este artículo. Las fotos de la poda y la celebración han sido aportadas por ella, así como parte de la información contenida en el mismo.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente artículo sobre el enebro, es una planta asombrosa y que tiene muchas propiedades naturales, por eso es importante saber sus características para poder distinguirla

Nieves dijo...

¡Precioso artículo, gracias de parte de todo el pueblo de Cabañes de Esgueva! 😊☺👏

Lucía dijo...

Es importante mantener las tradiciones y una tan arraigada como es la hoguera más.