miércoles, 9 de abril de 2014

El Comunero de Revenga y sus yacimientos arqueológicos

El atractivo entorno de unas 150 hectáreas que hoy conocemos como comunero de Revenga es un lugar de poblamiento antiguo, datable al menos en el siglo X, tal y como atestiguan dos importantes yacimientos altomedievales cargados de enigma: la necrópolis de Revenga y el enclave de la Cerca.
 

Casi en el mismo centro del comunero de Revenga, sobre un modesta y lisa elevación rocosa, se localiza una impresionante necrópolis altomedieval.
 

 

Los expertos pueden identificar con bastante claridad las huellas de la antigua iglesia. Para los legos, el rastro más evidente es un orificio circular, que probablemente hacía la función de pila para bautizar a los fieles por inmersión o bien era usado como baño ritual de los difuntos previamente a su inhumación.
 

Rodeando el templo se descubren hasta 145 tumbas excavadas en la roca. Las más próximas a la cabecera de la iglesia pertenecen a niños y tienen forma de bañera. Los enterramientos de los adultos repiten este modelo para las mujeres y optan por la tumba antropomorfa para los hombres. El estudio de los enterramientos (con la cabeza siempre hacia oriente) permite establecer una mortalidad infantil en torno al 70%; siendo habitual que las madres perecían en el alumbramiento. Tanto la iglesia como la necrópolis han sido datados en el siglo X.
 
Para los observadores avezados (entre los que yo no puedo incluirme) al parecer se distinguen también una serie de misteriosas insculturas: Varias manos grabadas, una figura demoníaca, la representación de una escena fálica y una misteriosa serie de hoyos circulares comunicados por un fino reguero, que podrían servir para conducir la sangre de algún sacrificio ritual. Incluso existen unas huellas fósiles de un gran dinosaurio terópodo.
 

Aproximadamente a un kilómetro del yacimiento de Revenga, y ya en lo más intrincado del pinar, se encuentra el aún más misterioso enclave de La Cerca. Las teorías actuales plantean que este lugar pudiera ser un monasterio rupestre altomedieval que aprovechó las oquedades de un pequeño promontorio rocoso para su desarrollo. Los monjes eremitas aprovecharon todas sus cuevas, abrigos y grietas para instalar numerosos habitáculos, lugares de culto y enterramientos.
 


El espectador inexperto puede apreciar una cueva principal con varias oquedades artificiales a modo de hornacinas y cazoletas. Justo enfrente hay una gran roca abrazada por un roble centenario; que fue el altar de la antigua iglesia. Tiene labrada una cruz y se observan claramente unas escaleras talladas en la misma.
 

El conjunto cenobítico se completa con otra serie de pequeñas cuevas y abrigos en los que, así mismo, aparecen varias hornacinas y cazoletas. Dispersas por toda la zona y, en su mayoría ocultas por la espesa vegetación que se ha enseñoreado del lugar, se localizan unas cuantas tumbas antropomorfas excavadas en la roca.
 


 
 Para completar las sorpresas que nos ofrece este enclave, resulta que el murallón rocoso es parte del entorno protector de un antiguo castro de la edad del hierro, del que se pueden rastrear los restos de sus antiguos muros.
 
Imagen tomada de un panel explicativo
Cabe decir que los restos de este enclave debieron ser bastante más evidentes hasta principios del siglo pasado. Durante este tiempo el yacimiento fue usado como cantera por parte de gentes de la zona hasta que un desprendimiento ocasionó la muerte de una persona. Desde entonces el lugar (que ya se conocía como “iglesia de los moros”) fue evitado en parte por razones de superstición.
Según documento que se remonta al siglo XI, el territorio de Revenga fue cedido por el conde Sancho al monasterio de San Millán de la Cogolla. En 1212 pasa a depender del monasterio de San Pedro de Arlanza y para el siglo XIV queda casi despoblado. Por un documento fechado el 8 de Octubre de 1481 el abad don Andrés cede el término a las villas de Quintanar, Canicosa y Regumiel, que son las que hacen límite con este enclave, para administración conjunta. Curiosamente Revenga se encuentra prácticamente a la misma distancia de los tres pueblos.
Este modelo de gestión se ha ido prolongando hasta nuestros días, existiendo una gestión rotatoria que se transfiere con ocasión de la romería anual, que tiene lugar el último domingo del mes de mayo. En este día los vecinos y allegados acuden masivamente a este bucólico entorno (también muy frecuentado todos los fines de semana de buen tiempo) para honrar a la Virgen de Revenga. Es entonces cuando se entonan esas canciones serranas que muchos habremos escuchado más de una vez:
“A la Virgen de Revenga
un serrano le pidió
el amor de una serrana
y la virgen se lo dio…”
 

La ermita actual se rehace en el siglo XIX sobre una construcción del siglo XVIII, que a su vez se había levantado sobre otra románica del siglo XII. Forma un conjunto con la ermita una casa consistorio que data del siglo XVIII. En los últimos años se han incorporado a los atractivos de Revenga la llamada “Casa de la Madera”: un singular edificio gestionado por la Consejería de Medio Ambiente y que sirve para difundir los valores de este territorio...
 
 
 
 ... y el parque de aventuras “de Pino aPino”.
 

En el próximo artículo describiré una ruta senderista que nos permite aproximarnos al comunero de Revenga y a otros lugares interesantes de las proximidades.

1 comentario:

Miguel Cantera dijo...

Gracias por la entrada Montacedo, Revenga es un sitio espectacular (esos sitios que aprecias más con el paso del tiempo). Desconocía que era fue un antiguo castro, y anda que no habré ido veces de niño con el colegio. Un saludo!