viernes, 25 de junio de 2010

ruta de senderismo: Los pueblos de Bricia

La geografía del noroeste de Burgos forma en su límite con Cantabria una serie de vericuetos, entrantes y salientes. Paisajísticamente nos encontramos en una zona de curiosa transición entre las Parameras de Bricia y los húmedos valles norteños. En la memoria encontramos un patrimonio ya prácticamente invisible, el relacionado con la guerra civil, que tuvo en esta zona uno de sus frentes.

Dificultad: Media
Orientación (sin GPS con track o cartografía): fácil
Belleza: Normal
Tiempo: 3 horas (13 kilómetros). Si eliminamos el ascenso al castro de Barrio serán dos kilómetros menos y si hacemos lo mismo con Quintanilla de Rucandio serán 3 kilómetros menos, de modo que recorrido puro circular son unos 8 kilómetros.


Situación.

El acceso desde Burgos es muy simple. Tomamos la carretera antigua a Santander N-623, hasta las parameras de Bricia. Casi al final de las mismas, tras unos 75 kilómetros, tomamos el cruce que a la izquierda conduce a Barrio de Bricia, capital del Ayuntamiento de Bricia y punto de partida de la ruta.

Puntos de Interés

Vistas sobre el páramo y sobre Valderredible. Vistas sobre el Castro de Quintanilla. Iglesia de Quintanilla de Rucandio. Barrio de Bricia. Vegetación de transición.

Descripción de la Ruta

Podemos dejar el vehículo a la altura de las primeras casas, ya que en la parte alta del pueblo las calles son mas estrechas. Tomando la calle principal, que tiende un poco a la derecha, pasamos junto a una ermita y al poco alcanzamos una bonita fuente con pilón fechada en 1908, y en donde podemos llenar la cantimplora.


En este punto tomamos el camino de la derecha y a la altura de las últimas casas buscamos una pista de cemento que al poco se convierte en un camino bastante ancho.



Salimos del pueblo mientras que a nuestra derecha se abre la vista al páramo de Bricia. La vegetación es fundamentalmente arbustiva; espinos, majuelos...la típica del páramo. Ganamos altura poco a poco y rechazamos una variante a la derecha.

Tras haber avanzado algo menos de un kilómetro, justo cuando el camino alcanza su punto más alto, podemos distinguir un camino muy poco marcado a la izquierda, que en este punto dibuja una curva muy cerrada, también a la izquierda, de modo que al tomarlo cambiamos prácticamente de sentido, pero ascendiendo un poco más.

Un centenar de metros más adelante el camino dibuja una nueva curva cerrada, esta vez a la derecha, y al poco otra a la izquierda, aumentando a continuación un poco su pendiente. A la derecha observamos la mole del Castro de Bricia o Mata del Cueto, adonde nos dirigimos. Nos fijaremos como referencia en una discontinuidad en el frontal rocoso y, unos cientos de metros más abajo, en una cerca alambrada que parece impedir la ascensión.

El camino enseguida nos conduce a una cerca de piedra, que bordearemos, abandonando el camino original para tomar uno mucho menos marcado. Tras unos rápidos zigzags llegamos a la alambrada descrita, justo junto a una entrada practicable.


Desde aquí ascendemos directamente, sin sendero definido, a la discontinuidad de su cima antes citada, el punto por el que accederemos a la misma. Sin demasiadas dificultades llegamos a la parte superior (1190 metros) de este monte, bastante erosionado.
 
Al Oeste se abre la extensa panorámica de los bosques de robles de Vaderredible, al Noroeste el Castro de Quintanilla (1220 metros), más imponente que el punto donde estamos. Al este el páramo de Bricia y las discontinuidades que los separan de Valdebezana. A nuestros pies, y casi en el límite entre ambos paisajes, Barrio de Bricia, tras el que se levanta otro pequeño castro.

 



Bajamos por el mismo trayecto hasta el camino principal que retomamos. En este punto, aunque no hay señal indicativa, entramos en Cantabria. Vemos que la vegetación de la paramera se ve salpicada aquí y allá por ejemplares típicos de una vegetación más húmeda, como las hayas y sobre todo los robles, que serán los dominadores del paisaje dentro de poco. Junto a bosquetes de avellanos llegamos enseguida a Renedo de Bricia. Vamos en búsqueda del humilde edificio de la iglesia, junto a la cual existe una bonita balconada sobre el valle.

 

Este núcleo tiene la particularidad de que, aunque pertenece a Cantabria, su acceso por pista asfaltada debe realizarse por Burgos. También destaca por la fealdad de la mayoría de las construcciones, y es que hay que decir que durante la guerra quedó prácticamente arrasado. Desde la iglesia seguimos la calle que bordea una serie de edificios en mal estado y tomamos la primera opción que se nos ofrece a la izquierda. A la salida del pueblo rechazaremos un camino que se dirige a la derecha.

A partir de aquí afrontamos un descenso que puede caracterizarse como vertiginoso, mientras el arbolado aumenta. Aunque encontramos algunas hayas, abundan mucho más esbeltos ejemplares de roble albar, fruto sin duda del abandono de la actividad ganadera, de modo que es raro encontrar ejemplares de tamaño reseñable.

Enseguida alcanzamos un cruce. A la derecha está el acceso a Quintanilla de Rucandio, en el cual lo más interesante es su iglesia románica cuyo perfil ya se dibuja en el horizonte. No es imprescindible tomar este ramal, pero en todo caso indicaremos que son unos 3 kilómetros entre ida y vuelta.




De regreso al cruce, seguimos el camino de la izquierda que primero asciende y luego desciende. Al cabo de aproximadamente un kilómetro y poco después de pasar bajo unos cables eléctricos, debemos localizar un sendero no muy marcado que nace a la izquierda del camino, ascendiendo por la ladera (ver la siguiente foto).



Al principio la pendiente se hace algo dura, mientras avanzamos junto a una alambrada. La vegetación sigue siendo mixta y mostrando un bosque en proceso de autoregeneración. Es evidente que avanzamos por un antiguo camino que ya no se usa, y que se mantiene sólo como sendero para caminantes.


Tras un par de curvas cerrada la pendiente se suaviza bastante, mientras avanzamos en dirección sur disfrutando de los bosques de Valderredible (el municipio más grande de Cantabria) a nuestros pies. Unos cientos de metros después el sendero gira hacia el oeste y al poco observamos la espadaña de la iglesia que nos indica la proximidad de Barrio de Bricia, el fin de trayecto.



Podemos pasear un poco por las calles de este pueblo, con una arquitectura popular en relativo buen estado, con un estilo que parece combinar la casa montañesa con el caserío vasco. Podemos fijarnos también en el detalle de las piedras agujereadas de la torre de su iglesia, especialmente en su frontal norte, fruto de las escaramuzas de la guerra civil, pero esta historia la contaremos en otro momento.

Comentarios

La ruta propuesta es una variante del sendero de pequeño recorrido PR-S-36, del que encontraremos algunas indicaciones en nuestro caminar, si bien las modificaciones me hacen incluirlo como ruta de Burgos. En este sentido, en el recorrido estándar se parte de Quintanilla de Rucandio y no se asciende a la mata del Cueto, además de realizarse en sentido contrario. Esta modalidad puede resultar más llevadera.

Tanto la opción de acercarse a Quintanilla como la de subir a la Mata del Cueto son optativas, aunque esta última es más recomendable, salvo que dudemos de nuestro sentido de la orientación. También existe la posibilidad de subir al Castro de Quintanilla, desde este último pueblo.
 
Track real (pulsa en el círculo verde para más información)
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1 comentario:

pm dijo...

Es una zona preciosa . Qué descripción tan bonita