jueves, 5 de octubre de 2017

Castillo de Úrbel del Castillo

Úrbel del Castillo es un pueblo en el que la mayoría de los edificios lucen la buena y recia piedra castellana. A su entrada aún existen prados que recuerdan lejanamente a aquellos a los que llegaban los rebaños de la Mesta desde la sierra de Neila.


Pero hoy en día todo el conjunto queda supeditado a los restos de su antiguo castillo roquero, que podría aparecer acompañando la definición de "inexpugnable".Tanto es así que si intentamos acceder sin conocer el sendero más adecuado, es probable que acabemos enriscados y teniendo que usar las manos para alcanzar los restos de su torre del homenaje.


Los orígenes de este castillo hay que buscarlos muy probablemente en el periodo de repoblación de finales del siglo IX. Se encuentra ya documentado en el siglo XI, centuria en la que pasa a formar parte durante un pequeño periodo de tiempo (unos 20 años) del reino de Navarra como consecuencia de la división del reino entre los dos hijos de Sancho el Mayor.


Tuvo esta fortaleza cierto protagonismo durante esos años, al situarse justo en la línea divisoria. Como consecuencia de los resultados de batalla de Atapuerca (1054), los castellanos tiene via libre para recuperar el territorio perdido y las principales plazas van cayendo rápidamente en sus manos. Según algunos textos fue Diego Laínez, padre del Cid, el que se ocuparía de recuperar los castillos de Ubierna y de Úrbel.


En el libro "a orillas del Úrbel" nos narran la leyenda según la cual el castillo pudo rendirse gracias a la traición del navarro Íñigo Felones, que descubrió a los castellanos la existencia de un pasadizo secreto que desde la parte baja conducía al castillo. Tal vez el apellido Felones guarde relación con la palabra Felonía, que aún recoge el diccionario con el significado de deslealtad o traición. 


En los siglos posteriores la posesión de la plaza fuerte se alternó entre la Corona y diversas familias a las que la misma concedía su posesión en recompensa a determinados servicios. Ya en el siglo XV, época de construcción de los restos que ahora observamos, su propiedad estaba en manos de la familia de los Zúñiga. A nivel de anécdota, citaré que durante un año dicha propiedad fue retenida por los Reyes Católicos al optar esta familia por apoyar a Juana La Beltraneja. Registros del siglo XVIII ya dejaban claros el abandono y la ruina del lugar.


El resto más evidente de la fortaleza es una pequeña torre de planta pentagonal, con una forma adaptada al exiguo espacio de la cima de la peña. En el pequeño torreón llaman la atención unas pequeñas y estilizadas almenas. En el interior dos filas de canes dejan claro el espacio donde se ubicaban las plantas del edificio. 


En las zonas más practicables se observan también restos de pequeños muretes. Al pie de la parte más escarpada hay indicios de lo que pudiera ser la plaza de armas y de algún pozo. 






 

3 comentarios:

Abilio Estefanía dijo...

Hola Montacedo, buen apunte de historia.

Un abrazo
el lio de Abi

Uno más dijo...

Está bien lo de recordar la "buena piedra castellana", porque para muchos, Castilla es adobe. A ser posible sucio y medio caído.

Montacedo dijo...

Sí, en toda esta franja desde la capital hasta el límite con Palencia, más o menos a ambos lados de la N-627, y también al sur de la capital, domina la denominada "casa de páramo", que a base de verla no le damos el valor que tiene. En las zonas con menor disponibilidad de piedra abunda el ladrillo que poco a poco ha ido sustituyendo al adobe. Al norte se nota la influencia montañesa y al sureste la piedra rojiza de la Sierra de la Demanda.