Ya comentábamos hace unos cuantos posts, la cercanía entre dos de los pueblos abandonados de Burgos, Icedo y Hormicedo, teniendo como eje la localidad de Villanueva de Puerta. No obstante, pese a distar tan sólo 2 kilómetros de esta última localidad, el acceso es un tanto complejo al haberse desfigurado el camino. De este modo, la vía más fácil pasa a ser la que parte de Villalbilla de Villadiego.
No sabía yo esto cuando me puse a andar desde Villanueva de Puerta aunque, bien pensado, si el camino se hace a pie y se conoce el camino, se sigue tardando menos. En todo caso el recorrido es como sigue.
Al llegar al cartel de Villanueva desde Villadiego sale un carreteril de acceso al centro del pueblo a la derecha. Sin tomar la pista, en este punto un camino asciende a la izquierda en dirección a una inesperada báscula. Se deja el coche aquí.
Nace un camino que se aleja de la carretera y se interna en un incipiente robledal. En unos 100 metros dejamos un primer cruce a la izquierda e inmediatamente llegamos a una bifurcación en V en la que tomamos la opción de la izquierda. Se gira en esta misma dirección y al poco el camino se difumina. Tomanos una senda que se introduce en un tramo algo más espeso pero en unas decenas de metros se acaba la zona arbolada y vemos de frente un pequeño collado hacia el que debemos de ascender.
Desde aquí el camino desaparece con lo que la referencia será la línea de matorral (vestigio del primitivo camino) que va en ese sentido, pudiendo alternar entre las tierras de labor que se encuentran por encima y por debajo de la línea indicada. Una vez se alcanza el collado vislumbramos al fondo de un cruce de vallejos los restos de la iglesia de Hormicedo.
Descendemos hacia la misma por un camino que de nuevo puede desaparecer entre las tierras de labor. Ya casi en el fondo nos incorporamos consecutivamente a dos caminos más marcados, ambos hacia la izquierda, cruzamos dos pequeños arroyos y llegamos a lo que queda de esta antigua localidad.
En realidad en el pueblo quedan los restos cada vez más difusos de la iglesia y de una casa anexa.
También hay una pequeña edificación de servicio a una huerta.
Gracias a la información recogida por Elías Rubio en su libro "Los pueblos del Silencio" sabemos que los pinos que se observan por las laderas fueron plantados a finales de los años 50 por colonias de portugueses, una estancia que luego se convertiría en el canto del cisne del lugar.
Por aquí pasaba el camino que unía Villadiego con Valderredible, con lo que el pueblo era lugar de paso de muchos transeuntes, en especial los que se desplazaban a las distintas ferias de ganado. Muestra el libro también una foto de antiguos vecinos, que se reunieron junto a la iglesia para recordar viejos tiempos. Comparada con su estado actual, la verdad es que se ha deteriorado muy rápidamente. Más cosas cuenta el libro, pero os lo dejo para su lectura.
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