Dificultad: Media
Orientación (sin GPS con cartografía o track): Media
Belleza: Normal
Tiempo: 4 horas y media (19 kilómetros)
Girando a la derecha en la plaza de Perex entramos en un nuevo camino y en unos 600 metros llegamos a una portilla canadiense y un cruce, en el que hemos de seguir de frente. El pinar se hace dueño del paisaje mientras avanzamos por una pista ancha. Pasado un primer tramo suave hemos de afrontar una larga y dura rampa al final de la cual nos encontramos un camino a la izquierda que hemos de tomar.
Descendemos rápidamente durante algo más de un kilómetro, hasta encontrarnos con una puerta que hemos de cruzar. Justo al otro lado nos encontramos con otro camino, que tomamos esta vez hacia la derecha para volver a ascender suavemente. El pino sigue siendo el protagonista de todo este tramo, pero abundan interesantes ejemplares de roble y haya.
La ascensión culmina junto a un área de recreo, con fuente, mesas y asadores. Desde esta área hemos de seguir unos 300 metros más hasta descubrir un camino no muy marcado que nace hacia la izquierda. Habremos avanzado unos 500 metros por este maltratado camino cuando en una curva llegamos a una especie de cruce. Nosotros seguimos por el camino que se encuentra de frente, de modo que en realidad trazamos una curva a izquierdas. Al poco rechazaremos una opción para ir a la derecha.
Aunque el camino no se encuentra en muy buenas condiciones, siempre será el más marcado, avanzando, aún con algunas curvas, siempre en dirección oeste. En un punto deberemos superar una portilla para el ganado. De esta manera llegaremos junto a una tejavana para la paja, punto en el cual debemos de buscar hacia la izquierda la portilla que hemos de superar. El camino situado al otro lado es más marcado, gira hacia la derecha y luego hacia la izquierda y acaba junto a otro camino que hemos de tomar hacia la derecha, ya en las proximidades del pueblo de Paresotas.
Alcanzamos el caserío junto a la carretera que lo cruza pero, a no ser que necesitemos buscar la fuente, tomamos esta última hacia la izquierda alejándonos de las casas. La carretera cruza el arroyo de la Serna e inmediatamente después hemos de dejarla por el camino que nace a la derecha.
Ascendemos rechazando las opciones que surgen a nuestra derecha y nos introducimos de nuevo en el bosque, esta vez protagonizado por encinas carrascas. Los siguientes metros seguimos siempre por el camino frontal y acabamos saliendo a una zona más amplia ocupada por tierras de labor hacia nuestra izquierda y dehesa a nuestra derecha. Desde esta zona podemos ver los Montes de la Peña que aparecen casi a nuestras espaldas y de frente diversos páramos de escasa altura.
El camino sigue sin pérdida posible en dirección suroeste. Tras un largo tramo ascendemos un poco y llegamos a un cruce más marcado, en el que hemos de seguir hacia la izquierda y descender hasta el pueblo de Návagos, que se encuentra muy cercano. Tras observar el perfil de una torre medieval, usada hoy como cementerio, y la espadaña de la iglesia alcanzamos las primeras casas. Giramos hacia la izquierda pasando junto a una bella fuente y alcanzamos la calle principal del pueblo, que seguimos hacia la derecha. Recién abandonado el pueblo llegamos a una bifurcación en la que seguimos por el camino de la izquierda (el otro da servicio a una nave).
Avanzamos sin grandes novedades por el nuevo camino, que vuelve a estar sombreado. El primer tramo está más marcado y luego se convierte en camino carretero. Saliendo del bosque llegamos a un valle algo más definido, apareciendo de frente una pequeña cima de forma cónica. Una vez en las faldas de dicha cima llegamos a un camino de tierra de mayor anchura. Lo tomamos hacia la izquierda y vamos girando y bordeando la cima citada hasta llegar a un nuevo valle que nos conduce al pueblo de Villamor.
Entramos en el pueblo junto a la carreterita que lo cruza y desembocamos en la BU-551, más ancha y con doble carril. La seguimos hacia la derecha unas decenas de metros pero tomamos un estrecho sendero que asciende hacia la derecha, cruzando una portilla.
La vereda transcurre por una ladera apenas ocupada por esbeltos robles y va ganando algo de altura. De frente observamos unas lomas y el perfil del cementerio de Salinas de Rosio, hacia donde nos dirigimos. El sendero busca un antiguo camino que tras un corto tramo de ascenso llega al lugar citado. Desde aquí disfrutamos de una amplia panorámica de esta parte del valle de Losa, con mayor proporción de cultivos. A nuestros pies el Pueblo de Salinas de Rosío y junto al mismo un área sin cultivar en donde se encontraban las antiguas eras de Sal, que se remontan a época romana.
Una pista de cemento nos permite descender del cementerio hasta el pueblo, que alcanzamos a la altura de su iglesia, su preciosa fuente y los restos del antiguo Hospital de la Misericordia, del siglo XV, únicos vestigios de un pasado bastante más próspero.
Comentarios
Este tramo puede hacerse un tanto pesado. Con tanto cambio de dirección es fácil perderse. En realidad esta etapa se podría acortar sensiblemente sin afectar a su interés uniendo de manera más directa Pérex con Paresotas siguiendo los senderos de Medina GR186 y PRBU134; ambos por otra parte mejor señalizados.
Track de la ruta:
Presentación con fotos de esta etapa.
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