miércoles, 17 de julio de 2019

La Peña Carazo: realidades y leyendas

La peña Carazo está dentro de nuestros principales referentes de tradición popular. Tal vez se deba a que sus más de 1400 metros de altitud se pueden vislumbrar desde la mayor parte del sur provincial.


Tanto en la peña principal "Sancarazo" como en la Secundaria "San Carlos", se han encontrado evidencias de poblamiento prerromano. En este segundo se encuentra incluso restos de estructuras defensivas que se remontan al siglo XIV, aunque las torres que hoy se pueden ver responden fundamentalmente a las refortificaciones del periodo de las Guerras Carlistas, de ahí el nombre actual de la peña.




Pero sin duda las referencias más evidentes a Carazo se remontan al periodo de Fernán González. No en vano algunos de sus versos más conocidos de su poema dicen eso de:

“Era Castyella un pequenno rincón,
Era de Castellanos montes d´oca mojón,
E de la otra parte Fitero el fondon,
Moros tenían a Carazo en aquella ocasión."


Y más adelante:

“moviese con sus gentes a Carazo cercar,
una sierra muy alta, muy firme castellar”.

En la parte sur de la peña, al pie de unos conos de derrubio, se encuentra una pequeña fuente que constituye el nacimiento del río Mataviejas (antiguo río Ura). Esta fuente recibe el nombre de Fuente de la Mora.


Según la leyenda que nos cuenta Elías Rubio en su libro "arquitectura del agua", cuando las huestes critianas preparaban el asalto al risco encontraron aquí a una mora que lavaba la ropa. La mujer les avisó que la fortaleza estaba guardada por fieros perros, a partir de lo cual los cristianos idearon la estratagema de surtirse de unas perras en celo para facilitar un ataque que al final resultó exitoso.  



Tampoco nuestro Bonifacio Zamora pudo sustraerse a dedicarle unas palabras a este lugar:

"Carazo en alto duerme. El moro sueña.
despierto el Conde, la ocasión aguarda.
Moro y cristiano, luz y contraseña
son del embrujo de la noche parda.

Por el silencio de la abrupta peña
trepa una sombra. Yérguese gallarda.
pie sigiloso la traición enseña.

Mucha es la prisa, cuando el bien se tarda.
Los añafiles tocan a rebato.
Llaves de lanzas abren los postigos.
Túrbase el pecho. Nublase la vista.

Y al despertar el moro, oye un silbato
que estremece los campos enemigos
Con un clamor triunfal de reconquista."

A tiro de piedra de Fuente la Mora se encuentra la humilde ermita de la virgen del Sol. La imagen es la patrona del pueblo de Carazo y cada año tiene lugar una sencilla romería a finales de Agosto.


Esta curiosa advocación parece ser una reminiscencia de los tiempos prerrománicos, época en la que el sol era considerado como una deidad. La teoría se ve apoyada por la presencia de castros de los turmogos en la cima de Carazo.



Pero si me he decidido a dedicarle una entrada a esta ermita es por una interesantísima leyenda asociada recogida en la Revista de Folklore, que a su vez explica el nombre del río Mataviejas, y que me permito recoger a continuación.

"Era a mediados del siglo XI: Fernando I el Magno, acababa de unir bajo un mismo reino a Castilla y León, Asturias y Galicia. Viendo Fernando pacificados sus reinos después de la batalla fratricida de Atapuerca, comenzó a hostilizar a los reyes moros de Badajoz y Saracostha y se decidió resueltamente a poner cerco a Gormaz, plaza la más fronteriza de los Beni-Hud de Zaragoza.

Acostumbraba el Rey aconsejarse en todas sus empresas del ya entonces venerado y célebre Abad del convento de Santa María y San Sebastián de Silos, que debía dar más tarde su nombre de Domingo al célebre Monasterio; y con intento de pedir consejo y ayuda al Santo para tan ardua empresa envió como mensajero a un joven noble caballero de indudable valor y cristiano heroísmo. Su nombre era Rodrigo, apellidado entonces por su defecto de la lengua el Ceceoso, el mismo acaso que debía después inmortalizarse con el título del Cid Campeador Ruy de Vivar.

Volvía Rodrigo contento de entrevistarse con el Abad, cuando al llegar a las últimas estribaciones de la peña de Coba, salieron a su encuentro dos míseras ancianas que le invitaron a él y a sus gentes a tomar un descanso y refrigerio. No sabían los guerreros la triste fama de hechiceras que tenían las viejas en la comarca (y que habían sido anatemizadas por Domingo, quien veía en ellas dos viejas brujas aliadas de la morisma, espías que acechaban a los cristianos para ponerlos en manos de sus enemigos).


Engañados Rodrigo y su gente se dejaron conducir a unos prados amenísimos. Allí disfrutaron de su frescura, muy relajados y descuidados. De pronto suenan a sus espaldas trompas y voces de combate, y ven que desde lo alto de la montaña se precipitan sobre ellos las huestes enemigas de la morisma: eran los de Gormaz que guiados por las malditas hechiceras, creían hacer de los cristianos fácil y segura presa. «¡Traición!», gritó el Ceceoso, y en un instante saltan los cristianos a sus caballos, empuñan las armas y se disponen a la defensa. Pero el enemigo es numeroso y bien apercibido; caen como un alud sobre los nuestros, quienes oponen en un principio fuerte oposición; Rodrigo hace prodigios de valor; pero al fin los cristianos se ven cercados y acometidos por todas partes; cortada la retirada, o se rinden o intentan un supremo esfuerzo.

Rodrigó reunió a sus valientes; el sol iba acercándose a su ocaso y ya las sombras de la peña Coba venían avanzando sobre el llano. No había más recurso que forzar a los enemigos y buscar refugio en la plaza más próxima. Silos era el lugar más idóneo. Precisamente en aquel instante el astro del día parecía señalar desde las alturas el camino del Monasterio, y Rodrigo indicando a su gente el rumbo de salvación que debían seguir dio la señal de avance con estas solas palabras: «¡Cara al zol!». «¡Cara al sol!», repitió la pequeña hueste, y ya iban a precipitarse contra las filas enemigas, cuando en lo alto del cielo se advirtió un extraño fenómeno. El sol, cuyos rayos se iban amortiguando, pareció revestirse de nuevo brillo, y alzando los ojos los moros y cristianos vieron aparecer ante el astro del día un globo de brillantísimas luces, y en medio de él como sobre lunática nube una señora de celestial majestad y hermosura: era la Auxiliadora de los cristianos que venía a socorrer a sus hijos.

Ante ella, huyen los mahometanos; los cristianos les persiguen hasta las puertas de Gormaz y ayudados por nuevos guerreros que se les unen en el trayecto, ponen cerco a la plaza. Rodrigo en persona comunica al Rey la buena nueva, pero no olvida el favor de la Virgen y la traición de las hechiceras y vuelve al lugar de los hechos. Las viejas habían muerto, pues queriendo huir cayeron en el torrente que atravesaba la llanura, donde perecieron miserablemente, dando su nombre al riachuelo que hoy se llama Mataviejas. En el lugar del combate se edificó una villa fuerte, que para conmemorar el grito de guerra empleado por Rodrigo, denominóse Carazol (Carazo) y sobre el mismo sitio de la celestial aparición de la María se erigió un santuario con la advocación de Nuestra Señora del Sol"
 




Lo cierto es que junto a la ermita fueron localizados dos enterramientos realizados según el rito árabe. Aún más material para darle vueltas a la cabeza.

Y por si fuera poco, en una cercana roca, encontramos una serie de petrogliflos antropomorfos cruciformes que los expertos ubican en la franja temporal entre el fin de la edad de Bronce y la primera edad del Hierro, hace unos 2500 años. 




Presentan la particularidad de estar orientados hacia el este , hacia la salida del sol, y simultaneamente hacia los restos castreños de que se encuentran en la cima.  


6 comentarios:

Abilio Estefanía dijo...

Hola Montacedo, la verdad que ademas de ser una zona muy bonita toda esa tierra de sabinas, esta cargada de historia.
Me voy "pal" twitter a seguirte.

Un abrazo

ZáLeZ dijo...

Hola Montacedo:
El macrocerro de Carazo es impresionante, y es imposible no echar el ojo sobre él, por todo lo que representa en la historia burgalesa, pero Hacinas, la tengo unas ganas... que no lo sabes tu bien, jeje. La primera foto que está tomada desde el promontorio rocoso de Hacinas (que es un altar de sacrificios, entre los asientamientos más antiguos, donde se adoraba a la montaña de Carazo, lo tengo en el punto de mira desde hace algún tiempo y voy a ir exclusivamente por esa razón. Bueno, que harto sabes que todo que huela a prerromano me atrae especialmente.
Por cierto, me gusta la fórmula de mostrar lugares con excplicaciones individuales, y luego la forma en que las compilas al hacer la ruta correspondiente. Muy bueno.
Saludos,

Montacedo dijo...

Gracias por dejar comentarios. Zález, sí me gusta hacerlo así porque me hace ilusión pensar que así creo algo más de suspense.

Rodrigo dijo...

Ya sabéis que teneis una webcam en directo las 24h del dia.

http://meteohacinas.es
http://meteohacinas.es/webcam.htm

Muchas gracias por el artículo. Muy bonito.

Rodrigo dijo...

Me alegro que te guste mi pueblo.

Un cordial saludo.

Montacedo dijo...

Gracias por comentar. Tengo pendiente visitar el centro del árbol fósil.