viernes, 21 de enero de 2011

Mil años en la historia burgalesa a través de una abadía (IV)

Fernando I no mostrará una especial predilección por el monasterio de Oña. No ocurre lo mismo con su hijo Sancho II, el del famoso episodio del cerco de Zamora, asesinado por Vellido Dolfos, y que indujo la escena de la Jura de Santa Gadea entre el Cid y el hermano de Sancho, Alfonso VI.

Sancho II también será enterrado en Oña, y quiere la tradición que sus restos fuesen trasladados allí por el propio Rodrigo Díaz de Vivar. De hecho se tienen noticias de un poema del siglo XII que narra toda esta peripecia, siendo el primer documento que hace referencia a la figura del Cid, años antes de que en Cardeña se escriba el poema.

Sancho II como decimos fue el mayor benefactor del monasterio tras el fundador, labor que quedó interrumpida por su temprana muerte. Aparte de las donaciones, dotó a la abadía de una serie de privilegios, algunos de los cuales no podrán subsistir mucho tiempo: otorgó derechos de población y licencia para construir iglesias dentro de sus posesiones y le cedió el diezmo de lo que correspondía al rey, tanto en especie como en dinero, de las salinas de Añana (la sal era una materia prima de gran valor en aquel entonces). Como dato curioso incluyó también el privilegio de ración para el abad y doce acompañantes cada vez que visitaran al rey en palacio.

Su hermano Alfonso VI muestra poco dadivoso con Oña, más atento a favorecer a Sahagún. Si bien le hizo donación del monasterio de San Vicente, junto a Becerril, y tuvo gran protagonismo en la obtención de la bula de protección y libertad de la santa sede.

A partir de este momento Oña deja de estar en el primer plano de la política castellana, pero no deja de crecer su importancia económica. Es el periodo de la construcción del segundo templo románico (el primero debió ser de escasas dimensiones), que ya estaba terminado hacia 1170, alguno de cuyos restos podemos ver actualmente.

Una idealización de este monasterio lo tenemos en las siguientes dos imágenes, tomadas del libro “El monasterio de Oña”, de Nemesio Arzalluz. En la primera vemos la sencilla portada, que en general se conserva aunque oculta por añadidos posteriores. En la segunda, una vista de lo que pudo ser la iglesia completa, en la que destacaba la alta torre románica.



Poco más se conserva de este periodo pero harto representativo: en la antigua sala capitular (y en unas condiciones mejorables) hallamos los restos de un espectacular frontal que representa la última cena, policromado y con trabajados frescos, que en su momento presidió el refectorio o comedor del monasterio. Para imaginarnos como debió ser este templo basta recordar que edificios señalados en la actualidad como Santo Toribio de Liébana, Rebolledo de la Torre, San Pedro de Tejada o Monasterio de Rodilla pertenecían en la época de su construcción al monasterio de Oña.
 


 
Aunque las diversas fuentes no se ponen de acuerdo en cuanto a una cifra, el número de lugares sobre los que llegó a tener jurisdicción el monasterio de Oña en los siglos XII y XIII rondó los trescientos. A fines del siglo XII, sus extremos – Miengo, Liencres, Santoña – le abrían acceso al cantábrico por el norte, lo ligaban al sur con el Arlanza – Santa María de Lara, Cubillo del Campo- Al oeste con Pisuerga – Santa María de Mave, Santa Eufemia de Ibia, Sotovellanos, y lo enfrentaban al este con Nervión (Santa María de Arrigorriaga), el condado de Treviño (Añana, Comunión) y Álava (Pancorbo). En la lejanía dispuso de la villa de Nuevo en Huesca y San Benito de Calatayud. En este periodo, de las 2000 iglesias burgalesas, Oña llegó a poseer más de 300. Entre los siglos XI y XIII este monasterio fue sin duda el más poderoso de Castilla y probablemente de todos los reinos peninsulares, iniciando desde entonces una lento estancamiento.

Podemos hacernos un poco a la idea de cómo sería el día a día de esta época de esplendor para el monasterio. Disponía de dos áreas que formaban el núcleo de sus dominios: La Bureba, con su producción cerealista, y las actuales Merindades, con su riqueza ganadera, cinegética y maderera. No debemos olvidarnos del vino, que aunque en general de no muy buena calidad se cultivaba en toda la zona, siendo algo mejor el las laderas soleadas de los valles cercanos a Oña. Algo similar ocurría con los frutales y huertas. Muchas tierras se dedicaban a henares para la siega en verde y posterior alimentación del ganado y linares para la confección de vestidos.

La cabaña ganadera tiene su origen en la dotación inicial del Conde Sancho García: 500 ovejas, 35 vacas y diez cerdos, y una amplia extensión libre de montazgo en Espinosa de los Monteros. De la cabaña ganadera Oña obtenía leche, mantequilla, queso, lana, pieles para cuero y pergamino y la fuerza de tracción animal. El pescado se obtendría de las pesquerías dentro del dominio, que como decíamos llegaba al Cantábrico y la sal de Añana. A mayores, Oña consigue de Alfonso VIII que el mercado comarcal se traslade a un señorío suyo, Cornudilla, en 1175.

Con un poco de trabajo he construido este mapa en el que figuran la ubicación de las posesiones del monasterio, faltando otras tantas que no he podido relacionar con lugares existentes en la actualidad. Hay que señalar no obstante que en la gran mayoría de los casos se trata de posesiones parciales en los lugares, y no del control total de una población, al estilo feudal, limitados a pueblos como Cornudilla, Solduengo o Padrones de Bureba, entre otros. En verde los monasterios o iglesias y en azul el resto. Puede haber errores.


Ver Posesiones del Monasterio de Oña en un mapa más grande

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NO LO OLVIDÉIS, MAÑANA Y PASADO DE 9 A 13 EMISIÓN DEL PROGRAMA "NO ES UN DÍA CUALQUIERA" DE RNE DESDE OÑA.

6 comentarios:

Abilio Estefanía dijo...

Hola Montacedo, aunque no te he comentado en estas otras entradas te he leido con atención y me quedo boquiabierto con toda la documentación que manejas.

Un abrazo

Jose Ramon Santana Vazquez dijo...

..querido amigo
a vistas
de mi nuevo
post sobre
el medievo
me han sido
de gran valia...

MONTECEDO.UN FUERTE ABRAZO.

...traigo
sangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...


desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ


COMPARTIENDO ILUSION
MONTECEDO

CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...




ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE ALBATROS GLADIATOR, ACEBO CUMBRES BORRASCOSAS, ENEMIGO A LAS PUERTAS, CACHORRO, FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER Y CHOCOLATE.

José
Ramón...

Anónimo dijo...

Montacedo: estoy observando en tus posts muchas inexactitudes y errores , te aconsejo que te documentes un poco mas . un saludo

ZáLeZ dijo...

Hola Montacedo:
Gracias por tu trabajo de investigación y recopilación que me ha parecido encomiable y como en otras ocasiones me lo guardo en archivo.
En cierta ocasión, creo que igual ya te lo he comentado alguna vez, un filólogo de lengua vasca de "Las Encartaciones" me suplicó a ver si le conseguía una reproducción del Cartulario de Oña, pues según él la historia de su tierra estaba ligada a Oña y amablemente "pero con sorna" le dije que para eso tendría que ir a Santander, que es donde está el original...
Un abrazo,

desdelaterraza-viajaralahistoria dijo...

Desde algún enlace de los blogs que sigo he llegado al tuyo. Me ha gustado. En parte trata de lo que a mí también me gusta y de lo que escribo: la historia en general y en particular de la más desconocida, y como tu dices minusvalorada. Ya volveré por tu blog otro rato para leer algunos de tus artículos antiguos. Un saludo.

Montacedo dijo...

Gracias a todos por los comentarios, que siempre se agradecen (Zález, gracias por el mensaje). Al anónimo de los errores me deja pensando pues asumo que tengo algunos errores menores y otros derivados de teorías que tal vez sean descartables, pero pensé que no eran masivos.

Montacedo