jueves, 19 de agosto de 2010

Cernégula

Cernégula...el pueblo de las brujas. Es una asociación que tenemos tan integrada en el subconsciente que nos sale de manera automática, y así se repite una y otra vez de manera que se extiende a todos los los que oyen hablar del lugar.

Se cuenta que aquí venían las brujas de todo el norte peninsular volando en sus escobas para desarrollar sus maleficos ritos junto al espino y la inquietante laguna (o "charca" que es como se la conoce en la zona).
 


Acuciados por este sanbenito, los habitantes se han dividido tradicionalmente entre la hostilidad y seguir la corriente ante todo aquel que viniese a preguntar por la leyenda. Pero lo cierto es que ya hace casi 20 años Elías Rubio (Burgos en el recuerdo, tomo I) ya tiró del hilo para ver cuanto podía haber de realidad en todo ello y no encontró...¡nada!. Crónicas de escritores y de tradición oral que se copian unas a otras y que remontan hasta la edad media, pero sin ningún detalle debajo.
 
Pero entonces, ¿de donde viene todo esto?. Tal vez tenga algo que ver con con un proceso judicial por brujería que al parecer tuvo lugar en el norte burgalés a 50 mujeres, que finalmente quedaron absueltas. Quizas el recuerdo de esta historia fuese deformado por los arrieros que pasaban junto a la charca poco antes de aventurarse en el desolado paisaje del páramo de Masa, precisamente camino de la Cornisa Cantábrica en donde estaban mucho más arraigadas estas tradiciones. Los escritores románticos del siglo XIX pudieron hacer el resto.
 
El espino ya no existe, fue cortado hará unos 50 años para roturar una tierra. Al parecer se trataba de un majuelo bastante grande. Permanece eso sí la laguna, que ha sido parcialmente acondicionada para el paseo. Lo que sí tenemos en Cernégula es un moral junto a la iglesia. Una vez más a derecha de la entrada principal y junto al ábisde. Este árbol no arrastra tras de sí una historia tan intensa. En realidad, pese al buen aspecto que muestra, es relativamente joven. Nos cuenta Cesar-Javier Palacios en su libro de Arboles singualres de la provincia que una vecina afirmaba haber oido a su abuela que lo plantó el párroco hace unos 120 años.

 
El árbol ya aparece, curiosamente, en un reportaje de Eduardo de Ontañón para la revista estampa precisamente buscando las raices de la leyenda y publicado en 1929; en donde efectivamente se le ve mucho más juvenil, como de unos 50 años. Desde entonces y a todas luces el árbol ha ganado en consistencia hasta convertirse en un ejemplar bastante robusto.
 

Terminamos con un curioso dicho que se recita en el pueblo:
 
"Cuando las brujas
van a Cernégula,
ata a tu vieja,
que acaso lo sea"

4 comentarios:

Carzum dijo...

Curiosa historia la de Cernégula, Montacedo, me ha recordado mucho a un paraje de mi pueblo natal, que se conoce como "fuente las Brujas" y que también está rodeado de leyendas. Por cierto, feliz regreso!

Isma dijo...

Lo recuerdo como si fuera ayer. El tipico pueblo en el la vida late despacio con su gasolinera junto a la carretera y su estanque. Tendré que acercarme una noche a comprobar lo de las brujas jeje.

Un saludo y sigue así.

Martin José dijo...

Estaba buscando casa baratas por si acaso y veo una en este pueblo y de este modo he llegado hasta aquí.
Conozco muchos rincones de los que expones en tu blog y desde luego, Cenégula, por donde he pasado varias veces. La primera fue en viaje de recién casado, hace ya 30 añitos y sabiendo de la famosa leyenda, caminamos un rato por el superfrio páramo. Helaba. Era Marzo. Me entraron ganas de mear y...¡se congelaba el chorro!. en la vida he sentido un frio tan raro.
Lo recuerdo como si hubiera sucedido anteayer.

Montacedo dijo...

Gracias por dejar unas palabras