lunes, 31 de enero de 2011

Mil años en la historia burgalesa a través de una abadía (X)

La imagen que ilustra el comienzo de este artículo corresponde a la actual biblioteca del monasterio de San Agustín, en la capital burgalesa. Hasta aquí fue trasladada pieza a pieza, previo informe favorable, hace apenas diez años desde el monasterio de Oña, su ubicación original, habiendo sido construida ex-profeso en tiempos del colegio Máximo Jesuita. Esta biblioteca de los Jesuitas llegó a albergar en tiempos más de 60.000 volúmenes, entre ellos varias obras del siglo XVI.

La llegada de los jesuitas a Oña vino dada por la serie de peripecias que sufrieron durante la segunda mitad del siglo XIX. Expulsados de España, se trasladan a Francia, pero poco después se ordena su expulsión también de Francia a la vez que se les ofrece la restauración en nuestro país. Es por ello que se ven obligados a buscar nuevos emplazamientos para su actividad, entre ellos un centro para desarrollar sus enseñanzas de Teología y Filosofía. Y es en 1880 cuando se encuentran en Oña con los restos de un antiguo monasterio que parece condenado a su desaparición. Adquieren el monasterio a sus propietarios y fundan un Colegio Máximo y Universidad Pontificia.

Con su habitual vitalidad comienzan una restauración que durará varias décadas. Levantan nuevas alas para dar mejor acogida a estudiantes y profesores… Miles de sacerdotes fueron formados en estas paredes.
Este periodo sufre una interrupción hacia 1935, coincidiendo con el periodo republicano, cuando son nuevamente expulsados del edificio, y se dedica el mismo a Colonia Agrícola para Vagos y Maleantes, una especie de campo experimental en el que se buscaba la reinserción de delincuentes a través del trabajo, especialmente en las huertas del monasterio.
Poco duraría este uso, pues con el inicio de la Guerra Civil Oña queda en terreno Nacional. Una nueva pirueta del destino hizo que el edificio fuese destinado a Hospital de Guerra, aprovechando su cercanía al frente y la existencia del trazado ferroviario en sus aledaños.

Un decreto de Francisco Franco estableció la devolución de los bienes a los Jesuitas, que volvieron a ocupar el edificio hasta 1967, fecha en la que pasa a manos de la Diputación.

Siendo destinado inicialmente a Hospital Psiquiátrico, el centro ha derivado en los últimos años hacia un uso Geriátrico. Muy recientemente se ha llegado a un convenio con la Junta de Castilla y León por el cual se están construyendo sendas residencias de ancianos a las que serán conducidos los actuales internos. Aún no está claro cual será el uso del antiguo cenobio, se habla de un Parador de Turismo, de un uso ligado al Turismo Termal (aprovechando sus añejas fuentes)... Parece que San Salvador no ha escrito la última página de su historia.

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