jueves, 10 de junio de 2010

Árboles singulares: El Enebro

Hace no mucho tiempo dedicábamos una entrada a su robusto ejemplar de su primo, el enebro de la miera, pero hoy quiero dedicar unas líneas a este humilde árbol, tal vez el más humilde de nuestra geografía compitiendo quizá, con la encina carrasca.

Y es que rara vez veremos un enebro de más de cuatro metros de alto y rara vez nos llamará la atención su tronco y, sin embargo, es el primero que aparece en tierras con un mínimo de humedad, aunque el suelo sea en ladera, pobre y calizo, un mensaje de que la naturaleza puede rebrotar a poco que se le de una oportunidad.

El enebro de la imagen se encuentra en las ladera que desde Turzo bajan al valle del Ebro, y precisamente voy a dejaros con unas líneas dedicadas a estos enebros, escritas en el precioso libro. Turzo, un lugar de la España Resignada, al que nos referiremos muy pronto.
"...En el resto de las laderas y de las tierras erias van surgiendo esbeltos y hermosos los enebros. Los enebros constituyen un milagro de la naturaleza. Son fuertes y bellos. Su madera, más resistente que el hierro a la humedad y al calor, es muy apreciada para los usos a la intemperie.

Surgen en los montes o páramos como por generación espontánea y cuando mueren unos nacen otros. O esa percepción tiene el nativo que siempre vio el paisaje plagado de aquellos ejemplares. En sus tiempos los campesinos los cortaban para hacer vallas o cercas.

Pero si uno piensa que para el desarrollo de un enebro de esos de dos o tres metros deben pasar decenas de años, a veces siglos, se le pone la carne de gallina cuando llega un intruso y lo interrumpe como si de una alimaña o de un estorbo se tratara.

Hoy todos somos más sensibles a esa circunstancia cuando sabemos, como hay que saber, que los enebros no se pueden replantar. Hay que esperar a que un pájaro ingiera una de las bayas que como fruto produce el arbusto. La digiera en su estómago y la deposite luego mezclada con sus excrementos en terreno fértil para que fructifique y surja el nuevo retoño.

Nada de generación espontánea. Para que un enebro pueda nacer hay que ver millones de semillas perdidas o diseminadas por el viento. Y eso después de haber pasado por el estómago del pájaro porque nunca prenden sin ese requisito. Después, cincelados por el viento, se convierten en esculturas majestuosas que podrían ser firmadas por el más exquisito artista..."

3 comentarios:

ZáLeZ dijo...

Hola Montacedo:
Me temo, que quien escribió que no se pueden replatar no lo hizo nunca. Te puedo asegurad (yo lo he hecho muchas veces con arbustos de hasta un metro de altura) que agarran de maravilla. Eso sí hay que cogerles con buen cepellón en otoño y con una buena palocha en zonas no pedregosas sino profundas. También se les llama ginebros porque tienen esencia para hacer licor de ginebra con las vallas azuladas maduras, muy parecidas a las andrinas. Si se le planta en un jardín, con buen abono y con humedad se ponen muy altos. Lo que pasa es que como tienen las hojas punzantes no son agradables para jardines. Lo mismo se puede hacer con las sabinas de cualquier bariedad pues hay muchas y se las puede hacer bonsais. Por aquí se les llama a todos estos tipos de arbustos juníperos y deberían respetarles más porque se les ha tenido como de "segunda clase" y no es cierto.
Saludos,

Montacedo dijo...

Tal vez se refiera a que no se puede hacer crecer desde la semilla, o que es muy difícil.Supongo que es por la dificultad de separar la semilla del resto del fruto. De todas maneras aunque esté mal el texto me parecía muy bonito.

Yo al natural más de unos cuatro metros no los he visto, que no digo que no los haya, que tampoco tengo tanto viajado. Lo de la ginebra ya lo sabía, pero no lo he intentado nunca.

Por lo demás gracias por el apunte.

ZáLeZ dijo...

Hola Montacedo:
Por sentado que el texto es precioso, lo que pasa es que a veces soy un poco burro, y me fijo más en pequeños detalles supérfluos que en la belleza de la escritura.
Los enebros, como bien dices, son arbustos que no alcanzan los cuatro metros y ya es mucho. Son esenciales en laderas solanas áridas y pedregosas donde no pregresan otros árboles, no solo por su hermoso perfil y color sino porque son guarida y anidamiento de pequeñas aves al resguardo de su "espinosa" coraza arbustiva.
Saludos,