jueves, 15 de octubre de 2009

Libros: Ferrerías de la sierra de la demanda Burgalesa

Dedicamos hoy el post a este libro de Marta González Bueno editado por la Diputación de Burgos en 1997, que aborda esta actividad que se desarrolló en la sierra de la Demanda Burgalesa durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX.


En las imágenes, una foto del horno de la Ferrería de Arriba de Barbadillo de Herreros y una representación virtual del aspecto que debía tener este complejo fabril (extraída del libro).
El texto aborda de manera detallada aspectos como los procesos de producción, los diferentes oficios relacionados con la actividad y la evolución histórica de la misma, sin olvidar incluir una amplia referencia al ferrocarril minero, que nació con clara vinculación a esta industria. La ultima parte del libro se dedica a recuerdos de la vida de entonces: costumbres festivas y canciones, fundamentalmente.
 
La principal conclusión que se puede extraer es que, como en tantos otros casos, las expectativas de estos proyectos estaban basadas más en la ilusión que en expectativas económicas reales.
Más allá de la leyenda según la cual la espada de Roldan, Durandarte, fue templada con carbón de estas tierras, es significativo el dato de que, mientras que en el resto de Europa se empieza a considerar poco rentable la producción de hierro con carbón vegetal hacia 1850; las ferrerías burgalesas, basadas todas en esta tecnología, se inauguran bastantes años después de esa fecha.

El caso burgalés se debió a que los filones fueron descubiertos justo en esta época, a la abundancia de bosques y a que la producción, en buena medida artesanal, estaba sustentada en el trabajo de centenares de personas dispuestas a suministrar y trabajar con los materiales por sueldos muy bajos. De hecho, muchos pobladores consideraron a las ferrerías como una vía de escape del eterno ciclo de marcha y regreso impuesto por la trashumancia. Barbadillo de Herreros, el principal centro productivo, experimenta un notable incremento de población durante esos años.
 
La zona siempre ha sido abundante en minas (de hecho existen estudios que aún revelan la existencia de yacimientos de plata, hierro y cobre), aunque su explotación se ha producido de forma altamente irregular. En su mayor parte el permiso de explotación se concedía a personas particulares de la provincia, normalmente de la zona, que las explotaban directamente o las delegaban a otros.

De esta manera, eran estos particulares los que se encargaban del transporte del material, a su costa y generalmente con burros y caballos, hasta las ferrerías, de forma muy similar a como se hacía con el carbón vegetal. La rentabilidad de este transporte caía con los kilómetros de distancia hasta la ferrería.
De entre las operaciones relacionadas con la producción, llama la atención la tarea de machacado del mineral, que era realizada fundamentalmente por mujeres, hasta dejarlo en trozos del tamaño de una avellana. Posteriormente, se depositaba en el horno el carbón y el mineral formando capas sucesivas. La combustión duraba 15 a 16 horas.

Pasado ese tiempo se procedía al "sangrado" del horno. Todos se arracimaban para ver este momento, incluso los niños. Según salía el liquido se depositaba en moldes de arena formando lingotes. Estos lingotes luego se metían en otros hornos más pequeños que funcionaban con carbón de brezo, para transformarlos en acero. En esta parte también se trabajaba el material, elaborando rejas y utensilios caseros.

Actualmente nos quedan restos de dos ferrerías en Barbadillo de Herreros y en Huerta de Abajo y recuerdos de sendas ferrerías en Pineda de la Sierra y Monterrubio de la Demanda. La ferrería de Arriba es, de lejos, la mejor conservada, destacando su horno de casi nueve metros de altura. La tecnología de "altos hornos" se introdujo para elaborar mayor cantidad de material en cada operación.
 
La historia relacionada con el ferrocarril minero, destinado a dar salida a esta producción de forma más rentable, está llena de confusión. Al parecer, cuando estaba a punto de inaugurarse se mandaron muestras a Londres para conocer la calidad real de este hierro, y se supone que los resultados no fueron muy positivos.

Otro aspecto que al parecer tuvo que ver es el alto precio que la compañía Ferrocarriles del Norte pedía para el transporte del material desde Villafría hasta Bilbao u otro puerto, posiblemente influenciado por el lobby de los productores vascos. La inauguración oficial tuvo lugar en 1902 pero nadie aclara el tiempo que el mismo llegó a funcionar: se habla de 3 años, de 1 día o incluso de ninguno. El desmantelamiento tuvo lugar a partir de los años 50.

En todo caso aquí tenéis un enlace a una descripción de un libro dedicado a este ferrocarril y aquí otro al recorrido por la vía verde en que ha sido transformado su trazado.

6 comentarios:

asociacion geocientifica dijo...

http://www2.ubu.es/caict/ingterr/PIG/19MineriaSierraDemanda.pdf

Montacedo dijo...

Muhcas gracias por la aportación. creo que haré un pequeño post relacionado

jorge lopez dijo...

Impresionante el blog

Mi padre y abuelos son de Barbadillo, no había visto nunca la representación de como debía ser en la antiguedad.

Me voy a convertir en un asiduo lector.

Un saludo.

Montacedo dijo...

Chico, me abrumas, pero muchas gracias. En todo caso mi mérito puede estár más en encontrar historias que en contarlas. La pena es que por varias razones no puedo desplazarme mucho a la mitad sur de la provincia ni, por ello, dedicarle tanto tiempo como quisiera.

LADEMANDAMANDA dijo...

Monteacedo, gente como tu hace grande las tierras Castellanas da gusto leerte y conocer tu trabajo. Un fuerte abrazo desde la sierra.

Montacedo dijo...

Gracias por tus palabras. Si queréis podéis sugerir algún lugar para descubrir y mostrar en el blog. Un saludo.