De sobras es conocido para los trotamontes burgaleses el impresionante perfil rocoso de los Montes de la Peña cerrando por el sur la depresión de Mena. Hoy describimos el que probablemente sea el acceso más duro y espectacular a nivel de senderismo a las cumbres empezando desde el valle, exceptuando aquellos sólo accesibles a montañeros expertos o con material específico.
Dificultad: Alta. Se disminuye sensiblemente si se elimina el circuito en torno a la cima.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Fácil hasta la cima. Se complica bastante si se realiza el bucle propuesto.
Belleza: Alta
Tiempo y distancia: 9,5 km y 4 horas y media. (opción corta 7 kilómetros y 3 horas).
Situación.
Saldremos de Burgos por la C-629 dirección Villarcayo y el Crucero. Desde este último lugar continuamos recto, pasando primero a la N-629 y luego a la C-6318 dirección al valle de Mena. Terminado el descenso del puerto de El Cabrio tomamos la carretera que hacia la derecha nos conduce a Lezana de Mena. Desde aquí seguiremos consecutivamente las indicaciones a Sopeñano y Siones. En lugar de acceder a su afamada iglesia giramos a la izquierda y casi inmediatamente encontramos el desvío a la derecha que se dirige a El Vigo. Dejamos el coche en este minúsculo barrio.
Puntos de interés
Tímpano de la portada de la Iglesia de El Vigo. Vistas de todo el valle de Mena desde diversos puntos. Vistas del valle de Losa. Bosques caducifolios. Sendero de ascenso a los montes de la Peña. El As de Bastos. Lobera de Villabasil. Tejo centenario.
Descripción de la Ruta
Al principio o al final de la ruta es recomendable acercarse hasta la iglesia para ver el peculiar tímpano románico que aparece sobre la portada de la iglesia, de época mucho más reciente. Representa la resurrección de Cristo y es uno de los más curiosos ejemplos del románico de técnica rural de toda la provincia.
Desde esta localidad se tiene una vista privilegiada sobre el frente principal de los montes de La Peña, caracterizada por sus grandes desplomes calizos y los bellos bosques que crecen en las empinadas laderas inmediatamente inferiores. Hoy buscaremos uno de los pasos naturales en esta muralla aparentemente infranqueable.
La ruta como tal comienza buscando el paso inferior bajo las vías de FEVE, a la entrada del pueblo y en el lado derecho. Al otro lado sigue el piso cementado. Ignoramos dos desviaciones continuando en dirección a la montaña. Tras dejar atrás algunas instalaciones ganaderas superamos una portilla y entramos en un ancho sendero. La pendiente es muy llevadera.
Caminamos paralelos a un vallado ganadero por un bosque no demasiado espeso. Pronto salimos a una franja despejada de arbolado y cubierta de espinos y helechos. Buscamos un camino secundario que nos aproxima al vallado de la derecha, el cual alcanzamos justo a la altura de un camino transversal y una portilla para superarlo. Este es un buen punto para disfrutar de nuevo de las maravillosas vistas de la cadena montañosa. A la derecha hacia el entorno del nacimiento del Cadagua y el portillo de la Magdalena, y a la izquierda la progresión que termina en Castro Grande y el picón del Fraile.
Justo sobre nuestra vertical se encuentra el segundo pico más alto de la línea montañosa, el Pico Peñalba o Peñalba de Lérdano, hacia el que vamos a subir. Para ello pasamos al otro lado del vallado, dejándolo a nuestra izquierda. Empezamos a ascender de manera directa por la empinada ladera, un duro ascenso que continuará prácticamente hasta la cima.
El desnivel es muy fuerte. Cerca ya del bosque nos alejamos unos pasos del vallado buscando los mejores pasos. A partir de este punto encontraremos como orientación algunas marcas de pintura y sobre todo hitos montañeros. Con un poco de suerte iremos localizando el sendero que zigzaguea entre el bosque para acercarse de nuevo hacia el vallado. En este punto gira hacia la derecha manteniendo a partir de aquí la orientación NE-SO durante buena parte de la ascensión. La pendiente sigue siendo fuerte aunque algo más llevadera que en el tramo anterior.
Tras un buen rato de ascenso sin ningún giro zigzagueamos un poco y entramos en una zona con bastante piedra suelta en la que el avance es algo más dificultoso. A la derecha se empieza a notar la roca mientras a la derecha hay un gran balcón, aunque poco perceptible por el denso arbolado. Unas revueltas nos permiten salvar un primer resalte rocoso. A continuación pasamos a otro tramo con poco desnivel pero con fuerte caída hacia la derecha y a continuación otra zona de revueltas para superar una segunda zona rocosa, algo más compleja que la primera.
Tras unos minutos de avance en el arbolado sin mucha pendiente, el sendero va girando de forma evidente hacia nuestra izquierda afrontando un fuerte desnivel. Por momentos resulta incluso difícil avanzar debido a la resbaladiza superficie. También hay que alargar la zancada en algunos escalones especialmente marcados. Poco a poco vamos saliendo del bosque y el problema pasa a ser identificar la continuidad del sendero; estrechado y semioculto debido a la altura de la hierba.
Afortunadamente ya sólo nos quedan unos metros hasta el collado del portillo de Lérdano. A unos pasos queda una pequeña charca. Estamos a más de 1100 metros de altitud y nos quedan menos de cien metros de desnivel hasta la cima. Comenzamos a poco más de 400 m. Nos situamos mirando hacia el este. Frente a nosotros aparece una mole rocosa. El sendero se dirige hacia la misma y una vez en su base la bordea por la izquierda.
No sin cierta sorpresa comprobamos que lo que queda de ascensión es relativamente fácil, siendo el principal punto de atención la estrechez del sendero. Las vistas hacia el norte son espectaculares, con todo el valle de Mena a nuestros pies, y en primer plano el bosque y el brutal desnivel. Finalmente conseguimos dejar atrás la pendiente. Los últimos pasos hacia la cima son sorprendentemente sencillos, casi en llano, en donde sólo deberemos prestar atención al abismo que se abre a nuestra izquierda. La cima está marcada con un vértice geodésico.
Las vistas soy muy amplias, destacando especialmente el contraste entre los verdes del Valle de Mena y Montes de Ordunte y los tonos más cálidos de las llanuras y elevaciones del valle de Losa. Entre medias, la alineación de los Montes de la Peña, aunque podemos comprobar que realmente forma una especie de arco como consecuencia de su origen diapírico.
Desde este punto tenemos la opción de regresar directamente por el mismo camino, pero vamos a optar por realizar un pequeño circuito en torno a la cima. Para ello seguimos el cordal hacia el este, quizás bajando un poco, y buscando el sendero más marcado.
Un pequeño escalón nos permite seguir bajando, ahora alejándonos de manera más evidente del cordal y trazando algunas revueltas. La pendiente es muy acusada. Detrás de una peña aparece ante nosotros la curiosa forma cilíndrica de la peña conocida como As de Bastos. Tras bajar un poco más intuimos ya relativamente cercana la zona menos inclinada del monte. Con un poco de atención vemos que sube desde la parte baja hacia la parte derecha de nuestro frente de visión una especie de alineación de piedras sueltas que recuerda lejanamente a un antiguo camino, y en la parte final de las mismas algunos hitos montañeros. Nos dirigimos hacia este punto.
Prestamos atención a este punto ya que hemos de retornar al mismo. Seguimos bajando por el límite de la zona boscosa, sin alejarnos de la misma pero sin entrar en ella salvo para superar algunos rodales de pinos, cuya plantación llegó hasta este nivel. Tras seguir unos cientos de metros algo dificultados por el brezo alcanzamos los restos de un alambrado ganadero que superamos con facilidad. Unos 100 metros después vemos algunos pinos caídos, señal que nos servirá para internarnos en el inmediato hayedo.
Con un poco de atención localizaremos una especie de sendero que remonta de forma indirecta la ladera. Al cabo de unos 200 metros identificamos algo por encima de nosotros, a la derecha los restos de muros de la antigua lobera de Villabasil, cuya característica principal es un profundo y amplio foso. En todo caso dedicaremos al lugar un artículo específico.
Retomamos nuestros pasos hasta el punto en donde vimos los hitos montañeros, retorno que se hace duro por la fuerte pendiente y por los brezos que molestan algo el avance. Una vez allí vemos que las señales nos dirigen hacia el bosque. Con un poco de atención descubrimos en esta zona nuevos hitos montañeros. Los seguimos de nuevo, ayudados también por marcas de pintura en árboles y rocas. Tras un primer tramo de arbolado salimos a una zona herbosa con fuerte pendiente en donde es difícil localizar las señales.
En todo caso subiendo por el mismo, no sin dificultad, alcanzamos una especie de amplia grieta en la que crecen buenos ejemplares de haya. El sendero asciende por la grieta hasta la parte alta, punto en el que encontramos un precioso ejemplar de tejo de unos cuatro metros de perímetro de tronco. Unos metros después superamos un pequeño resalte rocoso y hacia la derecha se intuye ya la cima, hacia la cual parecen no existir más dificultades que la fuerte y aparentemente interminable pendiente.
Tras tomar los necesarios descansos alcanzamos el cordal superior, muy cerca de nuevo de la cumbre. Desde aquí no queda más que desandar el tramo de ascenso prestando atención a posibles resbalones en los tramos más complejos.
Comentarios
Ruta durilla que deberemos afrontar con fuerzas y calma. El desnivel principal implica casi 800 metros en 3 kilómetros y medio. El circuito implica unos cien metros adicionales de desnivel con la dificultad añadida de que los senderos son borrosos y el piso bastante complejo. Según parece junto a este sendero, muy cerca del portillo de Lérdano, se encuentra la entrada a la cueva homónima. Destaca esta cueva por la existencia de una gran sala, aunque obviamente no podremos conocerla sin un mínimo de material.
El acceso más fácil al pico Peñalba se realiza desde el pueblo de Villabasil, coincidiendo en algunos puntos con el recorrido aquí indicado. Una alternativa más amplia puede ser la descrita en este mismo blog.
Podemos aprovechar la excursión al valle de Mena para conocer alguno de sus muchos puntos de interés. Muy cerca tenemos las interesantísimas iglesias románicas de Siones y Vallejo de Mena.
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Tímpano de la portada de la Iglesia de El Vigo. Vistas de todo el valle de Mena desde diversos puntos. Vistas del valle de Losa. Bosques caducifolios. Sendero de ascenso a los montes de la Peña. El As de Bastos. Lobera de Villabasil. Tejo centenario.
Descripción de la Ruta
Al principio o al final de la ruta es recomendable acercarse hasta la iglesia para ver el peculiar tímpano románico que aparece sobre la portada de la iglesia, de época mucho más reciente. Representa la resurrección de Cristo y es uno de los más curiosos ejemplos del románico de técnica rural de toda la provincia.
Desde esta localidad se tiene una vista privilegiada sobre el frente principal de los montes de La Peña, caracterizada por sus grandes desplomes calizos y los bellos bosques que crecen en las empinadas laderas inmediatamente inferiores. Hoy buscaremos uno de los pasos naturales en esta muralla aparentemente infranqueable.
La ruta como tal comienza buscando el paso inferior bajo las vías de FEVE, a la entrada del pueblo y en el lado derecho. Al otro lado sigue el piso cementado. Ignoramos dos desviaciones continuando en dirección a la montaña. Tras dejar atrás algunas instalaciones ganaderas superamos una portilla y entramos en un ancho sendero. La pendiente es muy llevadera.
Caminamos paralelos a un vallado ganadero por un bosque no demasiado espeso. Pronto salimos a una franja despejada de arbolado y cubierta de espinos y helechos. Buscamos un camino secundario que nos aproxima al vallado de la derecha, el cual alcanzamos justo a la altura de un camino transversal y una portilla para superarlo. Este es un buen punto para disfrutar de nuevo de las maravillosas vistas de la cadena montañosa. A la derecha hacia el entorno del nacimiento del Cadagua y el portillo de la Magdalena, y a la izquierda la progresión que termina en Castro Grande y el picón del Fraile.
Justo sobre nuestra vertical se encuentra el segundo pico más alto de la línea montañosa, el Pico Peñalba o Peñalba de Lérdano, hacia el que vamos a subir. Para ello pasamos al otro lado del vallado, dejándolo a nuestra izquierda. Empezamos a ascender de manera directa por la empinada ladera, un duro ascenso que continuará prácticamente hasta la cima.
El desnivel es muy fuerte. Cerca ya del bosque nos alejamos unos pasos del vallado buscando los mejores pasos. A partir de este punto encontraremos como orientación algunas marcas de pintura y sobre todo hitos montañeros. Con un poco de suerte iremos localizando el sendero que zigzaguea entre el bosque para acercarse de nuevo hacia el vallado. En este punto gira hacia la derecha manteniendo a partir de aquí la orientación NE-SO durante buena parte de la ascensión. La pendiente sigue siendo fuerte aunque algo más llevadera que en el tramo anterior.
Tras un buen rato de ascenso sin ningún giro zigzagueamos un poco y entramos en una zona con bastante piedra suelta en la que el avance es algo más dificultoso. A la derecha se empieza a notar la roca mientras a la derecha hay un gran balcón, aunque poco perceptible por el denso arbolado. Unas revueltas nos permiten salvar un primer resalte rocoso. A continuación pasamos a otro tramo con poco desnivel pero con fuerte caída hacia la derecha y a continuación otra zona de revueltas para superar una segunda zona rocosa, algo más compleja que la primera.
Tras unos minutos de avance en el arbolado sin mucha pendiente, el sendero va girando de forma evidente hacia nuestra izquierda afrontando un fuerte desnivel. Por momentos resulta incluso difícil avanzar debido a la resbaladiza superficie. También hay que alargar la zancada en algunos escalones especialmente marcados. Poco a poco vamos saliendo del bosque y el problema pasa a ser identificar la continuidad del sendero; estrechado y semioculto debido a la altura de la hierba.
Afortunadamente ya sólo nos quedan unos metros hasta el collado del portillo de Lérdano. A unos pasos queda una pequeña charca. Estamos a más de 1100 metros de altitud y nos quedan menos de cien metros de desnivel hasta la cima. Comenzamos a poco más de 400 m. Nos situamos mirando hacia el este. Frente a nosotros aparece una mole rocosa. El sendero se dirige hacia la misma y una vez en su base la bordea por la izquierda.
No sin cierta sorpresa comprobamos que lo que queda de ascensión es relativamente fácil, siendo el principal punto de atención la estrechez del sendero. Las vistas hacia el norte son espectaculares, con todo el valle de Mena a nuestros pies, y en primer plano el bosque y el brutal desnivel. Finalmente conseguimos dejar atrás la pendiente. Los últimos pasos hacia la cima son sorprendentemente sencillos, casi en llano, en donde sólo deberemos prestar atención al abismo que se abre a nuestra izquierda. La cima está marcada con un vértice geodésico.
Las vistas soy muy amplias, destacando especialmente el contraste entre los verdes del Valle de Mena y Montes de Ordunte y los tonos más cálidos de las llanuras y elevaciones del valle de Losa. Entre medias, la alineación de los Montes de la Peña, aunque podemos comprobar que realmente forma una especie de arco como consecuencia de su origen diapírico.
Desde este punto tenemos la opción de regresar directamente por el mismo camino, pero vamos a optar por realizar un pequeño circuito en torno a la cima. Para ello seguimos el cordal hacia el este, quizás bajando un poco, y buscando el sendero más marcado.
Un pequeño escalón nos permite seguir bajando, ahora alejándonos de manera más evidente del cordal y trazando algunas revueltas. La pendiente es muy acusada. Detrás de una peña aparece ante nosotros la curiosa forma cilíndrica de la peña conocida como As de Bastos. Tras bajar un poco más intuimos ya relativamente cercana la zona menos inclinada del monte. Con un poco de atención vemos que sube desde la parte baja hacia la parte derecha de nuestro frente de visión una especie de alineación de piedras sueltas que recuerda lejanamente a un antiguo camino, y en la parte final de las mismas algunos hitos montañeros. Nos dirigimos hacia este punto.
Prestamos atención a este punto ya que hemos de retornar al mismo. Seguimos bajando por el límite de la zona boscosa, sin alejarnos de la misma pero sin entrar en ella salvo para superar algunos rodales de pinos, cuya plantación llegó hasta este nivel. Tras seguir unos cientos de metros algo dificultados por el brezo alcanzamos los restos de un alambrado ganadero que superamos con facilidad. Unos 100 metros después vemos algunos pinos caídos, señal que nos servirá para internarnos en el inmediato hayedo.
Con un poco de atención localizaremos una especie de sendero que remonta de forma indirecta la ladera. Al cabo de unos 200 metros identificamos algo por encima de nosotros, a la derecha los restos de muros de la antigua lobera de Villabasil, cuya característica principal es un profundo y amplio foso. En todo caso dedicaremos al lugar un artículo específico.
Retomamos nuestros pasos hasta el punto en donde vimos los hitos montañeros, retorno que se hace duro por la fuerte pendiente y por los brezos que molestan algo el avance. Una vez allí vemos que las señales nos dirigen hacia el bosque. Con un poco de atención descubrimos en esta zona nuevos hitos montañeros. Los seguimos de nuevo, ayudados también por marcas de pintura en árboles y rocas. Tras un primer tramo de arbolado salimos a una zona herbosa con fuerte pendiente en donde es difícil localizar las señales.
En todo caso subiendo por el mismo, no sin dificultad, alcanzamos una especie de amplia grieta en la que crecen buenos ejemplares de haya. El sendero asciende por la grieta hasta la parte alta, punto en el que encontramos un precioso ejemplar de tejo de unos cuatro metros de perímetro de tronco. Unos metros después superamos un pequeño resalte rocoso y hacia la derecha se intuye ya la cima, hacia la cual parecen no existir más dificultades que la fuerte y aparentemente interminable pendiente.
Tras tomar los necesarios descansos alcanzamos el cordal superior, muy cerca de nuevo de la cumbre. Desde aquí no queda más que desandar el tramo de ascenso prestando atención a posibles resbalones en los tramos más complejos.
Comentarios
Ruta durilla que deberemos afrontar con fuerzas y calma. El desnivel principal implica casi 800 metros en 3 kilómetros y medio. El circuito implica unos cien metros adicionales de desnivel con la dificultad añadida de que los senderos son borrosos y el piso bastante complejo. Según parece junto a este sendero, muy cerca del portillo de Lérdano, se encuentra la entrada a la cueva homónima. Destaca esta cueva por la existencia de una gran sala, aunque obviamente no podremos conocerla sin un mínimo de material.
El acceso más fácil al pico Peñalba se realiza desde el pueblo de Villabasil, coincidiendo en algunos puntos con el recorrido aquí indicado. Una alternativa más amplia puede ser la descrita en este mismo blog.
Podemos aprovechar la excursión al valle de Mena para conocer alguno de sus muchos puntos de interés. Muy cerca tenemos las interesantísimas iglesias románicas de Siones y Vallejo de Mena.
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