Al sur del puerto del Cabrio, en el confín donde
confluyen el valle de Mena, la Merindad de Montija y la Junta de Traslaloma, se
observa una alargada línea de imponentes cantiles rocosos. Bajo los mismos encontramos
un bien conservado bosque en el que la hayas juegan un papel predominante.
Mientras, la parte superior se presenta con poca vegetación y con perfiles
suaves; ofreciendo, eso sí, interesantes panorámicas.
Dificultad:
Media. En general el avance es bastante sencillo pero el ascenso y, sobre todo,
el descenso tienen bastante miga.
Orientación
(sin GPS con cartografía o track): Difícil en la zona alta, aunque factible si
el día está despejado (se sugiere variante que lo simplifica)
Belleza:
Alta
Tiempo
y distancia: 4 horas y media y 17 kilómetros.
Situación
Para llegar desde Burgos hemos de salir por
la N-623 hasta Sotopalacios. Aquí se toma hacia la derecha la C-629 y se recorren
unos 70 kilómetros hasta Leciñana; en un desvío a mano derecha en pleno
descenso del puerto de El Cabrio. La ruta también se puede comenzar desde
Bercedo, unos kilómetros antes; más en concreto desde su iglesia.
Puntos de Interés
Pueblo de Leciñana. Bosques caducifolios. Alineaciones
rocosas. Senderos de ascenso y descenso. Vistas desde la parte alta. Entorno de
la Poza Tres Navas.
Descripción de la
Ruta
En Leciñana encontramos algunas
casas relativamente interesantes desde el punto de vista etnográfico, con base
de mampostería y sillares en los vanos. La ruta comienza por el camino que nace
desde la espadaña de su sencilla iglesia. Desde el primer momento se asciende camino
del cercano cementerio.
Dejamos éste a un lado superando
una portilla y ganando altura con
rapidez. No en vano Leciñana está a menos de 600 metros y la parte principal
del recorrido de hoy transita en torno a los 800 metros. Caminamos muy cerca de
la carretera que asciende a Los Tornos, por lo que no es descabellado pensar
que vayamos por el antiguo camino.
A nuestros lados encontramos
algunos prados. Más a lo lejos identificamos las marcadas peñas que cierran el
paisaje por el sur, y bajo las cuales se extiende el bonito bosque que hoy recorreremos
parcialmente. Pasamos otra cancela y nos vamos acercando poco a poco al bosque.
Al poco de entrar en el mismo nos
encontramos con una derivación. Como el camino de la izquierda no aparece en
nuestra topografía nos decidimos por el de la derecha. Visto a posteriori todo
parece indicar que hubiera sido mejor opción el otro camino, ya que el bosque es más interesante,
se acorta terreno y, sobre todo, es bastante probable que sea el mismo que se
nos incorporará algo más adelante.
Optamos como decimos por el del
lado derecho. Bajamos un poco hasta cruzar el arroyo de Leciñana. Ahora aparece
seco pero es probable que en otras épocas forme bonitas cascaditas. Salimos a
una zona abierta que “roza” la carretera, pero pronto se vuelve a acercar al
arroyo y al bosque. Cruzamos el primero y nos integramos en el segundo,
apareciendo las primeras zonas de hayedo.
Pronto el camino gira hacia la
izquierda, siempre en ascenso, y pasa una zona de arbolado más variado,
apareciendo incluso algunos pinos. Pasamos sin notarlo sobre un túnel de la
línea de FEVE y llegamos a una trifurcación cuando llevamos cerca de cuatro
kilómetros de avance. El camino de la izquierda, el menos marcado, será por el
que volvamos a Leciñana, el de la derecha el que seguiremos ahora y el de
enfrente por donde regresaremos.
Entramos en una zona boscosa en
la que se alternan las hayas y los robles. Como la pista es buena y no hay
desnivel avanzamos con rapidez y facilidad. Pasados unos minutos ignoramos una
variante poco marcada que nace hacia la izquierda girando en este punto hacia
la derecha. Casi instantáneamente alcanzamos otra bifurcación en la que seguimos
por la izquierda, de modo que recuperamos la dirección original.
Seguimos avanzando fácil y sin
apenas desnivel. Por momentos tenemos vista de la “ceja” rocosa hasta la cual
se extiende el bosque. Dejamos atrás un tramo de pinar y llegamos a una nueva
bifurcación. El camino de la derecha es el que nos llevaría hasta este punto si
viniéramos desde Bercedo. Ahora tomamos el de la izquierda, ascendiendo un poco
y girando pasados unos minutos hacia la derecha. El siguiente tramo es muy
bonito, con el hayedo más marcado y mejores vistas de las peñas superiores.
Pasado el mismo llegamos a un
punto con buenas vistas hacia la Merindad de Montija. Hacia un lado tenemos el
pueblo de Bercedo y detrás la cumbre del Zalama, hacia el otro la
alineación de las “conchas” de Sotoscueva, con el Pico Bedón en primer término. Detrás de nosotros las rocas son ahora especialmente llamativas, con
gran altura y variadas formas: son los riscos de Corosuna o Corosma.
Empezamos a bajar un poco y
pasados unos minutos prestamos atención a un sendero que nace en la parte
izquierda y se interna en la espesura. Si no lo localizamos no parece un
problema grave, pues poco después encontraremos unas rodadas más claras que
enfilan claramente hacia el monte. Llegamos a la confluencia de las mismas
y empezamos a subir con serias dudas que sea factible el ascenso.
Las rodadas terminan junto a una
gran abertura en la línea de cumbre que nos permitirá, no si esfuerzo, subir
hasta la parte alta. Localizamos incluso una roca con un curioso agujero
aparentemente circular. Con un poco de atención localizaremos en el lado
derecho el nacimiento de un sendero que sube por una gravera. Dejamos atrás los
últimos árboles y empleamos toda nuestra atención en seguir esta preciosa
trocha montañera que busca los mejores pasos, recordando lejanamente a las de
montañas de mayor entidad.
Con esfuerzo alcanzamos el punto
en el que se encuentra roca ahuecada y seguimos ascendiendo. En la parte final
hemos de ayudarnos con las manos, aunque la experiencia es más divertida que
difícil. Ya desde la parte alta tenemos excelentes vistas hacia la zona de
Sotoscueva y Espinosa de los Monteros, siendo perfectamente identificable en la
lejanía la presencia del macizo de Castro Valnera. Llevamos algo más de siete
kilómetros de recorrido.
En la parte alta rápidamente
localizamos un camino que transita paralelo a la línea de rocas, dejando un
pinar a la derecha. Lo más fácil es tomar el mismo, especialmente si no se
dispone de GPS, acortando con ello unos cuatro kilómetros el recorrido total.
Nosotros sin embargo decidimos explorar un poco más la zona, atravesando el
estrecho pinar por la zona despejada que vemos frente a nosotros.
Nos situamos paralelos al pinar
caminando por una especie de arista. El paisaje cercano forma una altiplanicie
de perfiles muy poco marcados y con poca vegetación. Estamos en una zona de
transición antes de alcanzar los montes de la Peña, cuyos perfiles ya se
identifican. Hacia el sur también vemos la Junta de Traslaloma y más lejos
otras elevaciones de la zona sur de Merindades.
En el sentido del avance, algo
hacia la derecha encontramos una pequeña elevación que sin embargo es la más
alta de la zona: es el pico Corosuna o Corosma, a 1075 metros. Decidimos
atacarla yendo directamente hacia la misma. Para ello hay que bajar y subir una
pequeña vaguada donde pasta tranquilamente el ganado. Aunque hay algunas
plantas rastreras el avance sigue siendo bastante fluido aunque no haya
sendero.
Ya en el Corosuna, en el que no
hay ningún tipo de hito, observamos hacia el oeste otra cumbre con una antena
de comunicación. Es el Brazuelo, que curiosamente también tiene 1075 metros de
altitud. Según algunos textos desde el mismo se tienen muy buenas vistas del
valle de Mena. Avanzamos hacia el mismo, aunque en la bajada de la primera de
las cimas vamos un poco hacia la derecha para observar el sencillo y bucólico
paisaje que rodea a la pequeña laguna de las Tres Navas.
Subimos rápidamente y siempre por
campo abierto en dirección al Brazuelo, aunque nos lleva un tiempo pues está a
casi dos kilómetros de distancia. Para llegar junto a la antena hay que superar
una portilla. Junto a la primera hay un vértice geodésico. Las vistas son
bonitas, pero nada que no hayamos visto antes. Se prometen mejores desde el
pico que queda bajo nosotros, el Cantonad.
Desde este punto retrocedemos
hacia la portilla y nos situamos mirando hacia el noroeste casi en línea recta
hacia el parque eólico de Montija. Con un poco de atención vemos los restos de
un sendero que desciende hacia la alargada vaguada que vienen desde la laguna
de las tres naves. Cruzamos la misma pasando junto a unas llamativas dolinas y
nos dirigimos sin sendero definido hacia el pinar; el mismo pinar de que
hablamos anteriormente.
Buscando los mejores pasos
cruzamos el mismo, tratando de no desviarnos demasiado hacia la izquierda (hay
que ir hacia el Noroeste). Es una tarea sencilla que lleva apenas unos minutos.
Al otro lado del pinar localizamos un camino, el mismo camino por el que
pudimos optar hace un buen rato. Estamos a unos metros de los cortados calizos.
Llevamos unos 12 kilómetros andando.
Muy cerca (en principio hacia la
izquierda, salvo que en el pinar nos hubiésemos desviado en esa dirección),
localizamos una hondonada que se dirige hacia los precipicios. No bajamos al
fondo de la misma sino que la bordeamos buscando las cejas rocosas que se
sitúan a su izquierda. Lo hacemos sin sendero definido, buscando el paso entre
los árboles.
Salimos así a una espectacular
plataforma colgada del precipicio, desde la que se tienen muy buenas vistas tanto
hacia la parte de Leciñana como hacia la parte de Bercedo. No en vano
encontramos en este punto un nutrido grupo de buitres que salen volando al
notar nuestra presencia. Los preciosos hayedos se extienden en ambas
direcciones.
La continuación es el punto más
delicado del recorrido. Buscamos la parte izquierda de la plataforma y
encontramos un paso practicable para el descenso. Los primeros pasos son los
más delicados, pues hay que manejarse con tiento para no resbalar en el barro o
en la roca. Pasados los primeros metros se puede caminar con normalidad, aunque
siempre con precaución.
Llegamos más fácilmente de lo que
esperábamos a la base de las rocas. El sendero va claramente hacia la derecha
pasando bajo la plataforma en la que estuvimos hace unos instantes y va a dar a
la vertical de la hondonada que vimos hace poco. Observamos una estrechez en la
roca por la que es evidente que desagua el arroyo que debe formarse en épocas
de lluvia o deshielo.
El sendero; borroso por las hojas
y en el que hay que manejarse con cuidado por la marcada pendiente. Se dirige
hasta la parte inferior de ese “desagüe”. Observamos sorprendidos que hay una
cuerda por la se tiene acceso a una cueva. El sendero se desdibuja en este
punto aunque ya no es necesario. Hay que continuar bajando por el barranco que
se forma bajo nosotros, afortunadamente seco.
Con lentitud por el irregular
piso pero sin especiales complicaciones vamos bajando poco a poco.
Observamos los evidentes restos de muretes de piedra, que podrían
corresponderse con un sendero perdido que transitase junto al barranco. El
entorno está dominado por un interesante hayedo. Tras la parte más marcada del
descenso la pendiente se suaviza notablemente y se camina con más normalidad.
Junto a un gran haya que destaca
entre el resto nos desviamos del cauce del arroyo hacia la derecha. Pronto y
sin demasiadas complicaciones localizamos un camino. Seguimos el mismo hacia la
izquierda, en descenso. Siempre entre el hayedo nos incorporamos a otro camino
en mejor estado, sin cambiar de dirección y llegamos al cruce que nos
encontramos en el kilómetro cuatro (ahora llevamos casi catorce).
Giramos hacia la derecha (de
frente volveríamos por el mismo camino del inicio de la ruta) y continuamos en
suave descenso por el bonito hayedo. Tras algo más de un kilómetro salimos del
bosque. Volvemos a ver hacia la derecha las casi infranqueables franjas rocosas
y boscosas. Muy cerca tenemos un paso sobre la línea de FEVE.
Pasado el mismo giramos un poco
hacia la izquierda, subimos un poco e iniciamos un vertiginoso descenso. Poco a
poco vamos viendo prados y las casas del pueblo. Llegamos a una bifurcación en
la que optamos por el camino de la izquierda, aunque tienen el aspecto de confluir
más adelante. Luego tenemos más derivaciones que ignoramos continuado el
descenso. Junto a un arroyo alcanzamos las casas de Leciñana y el final de la
ruta.
Comentarios
Recorrido con ciertas complicaciones en el ascenso y descenso al altiplano que impiden que sea recomendable a todo el mundo. En el resto el único problema es el barro en algunos tramos. En la parte alta es perfectamente válido obviar la aproximación al Corosuna y al Brazuelo, manteniéndose a la izquierda del pinar y accediendo al barranco tras unos dos kilómetros de andar junto al mismo.
Track del recorrido (pulsa en el círculo verde para más información)
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Vídeo con imágenes del recorrido (integra una panorámica con vistas desde el Brazuelo)
Este bosque entre Bercedo y Leciñana,siempre me ha llamado la atencion,pero por algun motivo,aun no lo he visitado,parece una bonita ruta e interesante,a ver si algun dia me animo y me decido a recorrerlo.Bonitas fotos con los suelos cubiertos de hojas.Un abrazo.
ResponderEliminarSupongo que si no lo has visitado es por la misma razón que yo; porque no hay nada publicado al respecto. Yo tuve tirar de mapas y diseñar una posible ruta. Sí, es bonito, aunque podría mejorar si los caminos atravesasen la parte más densa del bosque, más bien lo bordean. Terminando la ruta intuí una posible variante; pero como no lo tenía muy claro me quedé con la opción pensada originalmente.
ResponderEliminarEn una ocasion pense en subir desde Bercedo por el camino de la ermita de Santa Marina pero al final no me decidi a hacerlo.
ResponderEliminarHola;
ResponderEliminarhttp://www.mendikat.net/com/mount/3352#main
Yo intenté hace unos cuantos días subir por esta zona, desde una pista que sale de la carretera, del Crucero de Montija; pero no vi por donde iba la pista o el sendero para seguir por la línea de los cortados, paralela a la carretera que va a Villasana y a Bilbao. Hay mucha maleza que impide el paso por estas zonas altas. Terminé involuntariamente, llegando por montes, al pueblo
de Lastras de Eras y de allí me fui directamente por entre campos monteros hasta el monte Portillejos (que ya conocía de haberlo subido) desde donde bajé por camino precioso y bien conocido; el puerto de la Magdalena; a Cadagua y de allí hasta Villasana, andando a coger el autobús de vuelta a Bilbao. Lo intentaré otra vez. Mi idea era seguir toda la línea de cortados que se ven desde la carretera hasta llegar a la altura de Vivanco y bajar por Vivanco.
Como intuyo que estás acostumbrado a andar monte a través creo que te valdrán las dos opciones que se indican en esta ruta. Desde ahí creo que será "relativamente" fácil llegar al pico Cantonad y desde allí bajar a las cercanías de la feve. Desde ese punto es fácil llegar al santuario y a Vivanco.
ResponderEliminarSí, el problema es que no encontré un camino (o no lo ví) para pasar por la parte más alta de los montes y a la vez cercana a la carretera CL-629 y en la dirección/sentido de Cantonad. Me dejé llevar por senderos que me alejaban de la ruta que yo había previsto; aunque llegué por monte, sin ningún tipo de problema, al bonito y acogedor pueblo de Lastras que no estaba en mi ruta. De hecho he recorrido toda esta bella sierra en su totalidad, subiendo y bajando por multitud de sitios; algunas subidas, incluso, algo difíciles; disfrutando de la belleza de sus vistas; desde Untzaga al oeste del salto del Nervión (y de Orduña), hasta el Portillejos y Cantonad. Sólo me falta la parte esta desde Cantonad hasta el Alto de la Cotorra, en la que llevo dos veces fracasando (otra vez, no encontré camino de subida desde Bercedo; pero no había preparado nada de nada con mapas satelitales y de curvas de nivel de Google u otros). En la estación de feve de Cadagua ya he estado, incluso tomé el tren allí una vez para Bilbao, hacia las 20 h (aunque sólo hay un tren al día en cada sentido).
ResponderEliminar""desde Untzaga al este del salto del Nervión (y de Orduña)""
ResponderEliminarEl problema fue también, esta última vez, que hay en esta zona mucha maleza casi impenetrable, con mucho pincho, (al menos desde la zona de la pista que sale del Crucero de Montija y va subiendo), que no te deja pasar, al contrario que en todo el resto de la sierra, que se puede pasar monte a través, casi por cualquier sitio, sin casi ningún tipo de problemas.