La apartada localidad de Cubilla
de la Sierra, en pleno corazón de los Montes Obarenes, es utilizada
fundamentalmente, desde el punto de vista del senderismo, como lugar más fácil
para atacar la cumbre del sistema montañoso: el Humión. No obstante su
privilegiada situación permite diseñar desde la misma otras variantes
exploratorias, una de las cuales exponemos en este artículo.
Dificultad: Baja-Media.
No presenta mayor dificultad que algunos tramos sin sendero. Se puede acortar
sobre la distancia propuesta.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Fácil salvo en el tramo
anterior al pico Cabezas.
Belleza: Alta.
Tiempo y distancia: 3
horas y media (13,5 kilómetros).
Recorrido corto por el hayal: 12 km. con conexión hasta Obarenes: 16 kilómetros.
Situación
A esta zona se accede por el
Portillo del Busto. A este paso podemos llegar a través de la N-I, hasta
Calzada de Bureba, y de allí hasta Busto de Bureba. En esta localidad comienza
el ascenso al puerto; bajándose después hasta La Aldea del Portillo del Busto.
Una vez aquí giramos hacia derecha pasando por Zangández y La Molina del
Portillo; llegando finalmente a las cercanías de Cubilla. Aunque es un pueblo
que merece la pena conocer, la ruta no comienza en el pueblo, sino en la
marcada curva a izquierda situada poco antes del núcleo urbano. En este punto,
si continuamos rectos, tomamos la pista que enlaza con el pueblo de Encio a
través de los Obarenes.
Puntos de interés
Prados del entorno de Cubilla.
Hayedo de Rivacote. Vistas desde la parte alta. Hayedo de Esperua. Barranco de
Valsorda. Ruinas del Monasterio de Obarenes (opcional).
Descripción de la ruta
Andamos unos pasos por la citada
pista y enseguida vemos que nace un camino hacia la derecha que hemos de tomar.
El entorno es muy bonito, rodeado de verdes prados, e hileras de árboles.
Detrás de nosotros se vislumbran las casas de Cubilla, bajo la imponente sombra
del Humión.
Los primeros kilómetros
transcurren con una apariencia similar a nuestro alrededor, aunque no la
podemos apreciar demasiado bien por la presencia de la niebla. Siguiendo
siempre el camino más marcado primero bajamos un poco y luego ascendemos
suavemente. Un cartel nos indica que entramos en terreno de Pancorbo, justo en
el comienzo de un pinar.
No mucho después llegamos al
límite con el pueblo de Miraveche, coincidiendo con la aparición de las hayas.
Estamos entrando en el hayedo de Rivacote, del cual no podemos disfrutar en su
plenitud debido a la niebla y a lo avanzado de la estación. La pendiente se va
incrementando sensiblemente, pero es en todo momento llevadera.
Acabamos llegando a una especie
de collado en el que vuelve a dominar el pinar. Dejamos esta pista por nuestra
izquierda insertándonos en el pinar. Buscamos los mejores senderos girando un
poco hacia la izquierda, hacia una especie de vallejo. Ascendemos un poco por
el mismo y justo en el punto en el que tendríamos que empezar a descender
giramos hacia la derecha, subiendo por una loma.
Poco a poco vamos alcanzado el
límite del pinar y llegando a la parte alta de la loma. En realidad es una
especie de pequeño cordal desde la que se localizan las principales cimas del
entorno. A nuestra espalda quedan el trío de Buey, Cantoña y Verdina, todos en
el entorno de los 1350 metros; a la izquierda el Humión y el Flor, casi de
frente el Mancubo y hacia la derecha la llanura burebana en la que destaca la
cima de El Castillete. Todas estas cumbres resaltan sobre el mar de
niebla que ocupa hoy las partes bajas.
A nuestra derecha ha “surgido”
una valla de alambre. Seguimos paralelos a la misma sin sendero definido.
Primero hay que bajar un poco y luego ascender hasta la cota 1160 del pico
Cabezas. Es una elevación humilde que sin embargo cuenta con buzón montañero. Tal
vez porque desde la misma se observan las panorámicas comentadas.
Además justo debajo se encuentra el oculto valle
del arroyo Valsorda, en el que se sitúa el semiabandonado pueblo de Obarenes,
que da nombre a toda la sierra. Es más, a nuestros pies se extiende el
interesante hayedo de Esperua o del Cura si bien hoy no podemos disfrutar
plenamente de la contemplación de estos dos últimos sitios al estar ocupados
por una niebla que se resiste a levantar.
Desde la cima tenemos dos
opciones. Un sendero precario desciende al hayedo citado, pero preferimos
seguir una referencia bordeando toda la parte alta del hayedo. Para ello
cruzamos la alambrada y bajamos dejando el hayedo a nuestra izquierda. No hay
sendero definido pero es fácil orientarse. Además encontramos algunos CAIRNS.
Hay que fiarse un poco de estos
últimos en la parte más baja, ya entre encinas. Es la parte más delicada del
trazado. Como referencia diremos que no nos llegamos a alejar del hayedo,
aunque siempre andaremos entre encinas. Si hemos seguido con fortuna la trocha
alcanzaremos un vallado justo en el punto en el que existe una abertura
fácilmente practicable. Justo a nuestra izquierda aparecen las primeras hayas.
Continuamos buscando el sendero
casi de frente. Por una zona rocosa con algo de caída hacia la izquierda. No
vamos hacia el hayedo sino que seguimos por el encinar, aunque con vistas al
bosque. Poco a poco el sendero se va haciendo más evidente hasta desembocar en
un camino. Tomamos el mismo hacia la izquierda y entramos en el hayedo.
Pronto llegamos a una bifurcación
en la que podemos seguir dos opciones. Si seguimos recto el camino llega sin
mayores problemas a la parte baja pero transita menos tiempo por el bosque.
Nosotros nos decidimos por una opción más costosa pero más interesante girando
hacia la izquierda. Entramos así en un camino ancho pero con evidentes signos
de usarse poco, con base con abundante hierba y pequeño arbusto y con puntos
embarrados.
Subimos durante un tramo por el
hayedo. Al cabo empezamos a descender y llegamos a una bifurcación. El camino principal
va hacia la izquierda, pero nosotros debemos continuar por la derecha. Hay
zonas en las que la vegetación dificulta un poco el avance. Descendemos por
varias revueltas que nos ofrecen diferentes perspectivas del bosque y
alcanzamos un tramo recto, en el límite entre el hayedo y el encinar, que
desciende decididamente.
Al final de este tramo
relativamente largo encontramos una puerta metálica a nuestra izquierda y un
camino que viene por nuestra derecha. Si hubiésemos escogido el descenso rápido
por el hayedo habríamos acabamos junto al comienzo de una pista. En este punto
deberíamos haber girado hacia izquierda y en unos segundos habríamos acabado
junto a la citada puerta metálica.
El recorrido continúa al otro
lado de esta puerta que superamos fácilmente. Tras unos momentos de duda
identificamos la continuación del sendero, un poco a la derecha de una
alambrada que rápidamente perdemos de vista. Avanzamos por un bonito túnel
vegetal formado fundamentalmente por encinas carrascas y avellanos. Caminamos
junto a lo que parece el cauce seco de un arroyo.
Tras unos centenares de metros el
difuso sendero cruza el supuesto cauce, cada vez más evidente, y remonta unos
metros por la derecha. Enseguida nos incorporamos a un sendero mucho más
marcado y vemos los signos de un sendero de pequeño recorrido: se trata del
sendero SLC-BU-91, sendero de Mancubo.
Al poco nos incorporamos a un
sendero todavía más claro y vemos frente a nosotros el nacimiento de un tupido
barranco. Se trata del barranco de Valsorda, el cual remontaremos hasta su
parte alta. El interesante sendero avanza por el barranco, ocupado por una
variada comunidad vegetal y culminado por rocas cada vez más evidentes.
Tras varios cientos de metros
disfrutando del entorno nos desviamos de manera casi inapreciable por un
barranco secundario que nace hacia la derecha. Afrontamos una marcada subida
que nos permite contemplar el barranco desde la parte alta y sin solución de
continuidad salimos del mismo. Decenas de metros más adelante encontramos la
pista del inicio del recorrido. Seguimos por la misma en ascenso claro pero
llevadero.
Tras unos cientos de metros la
pista pasa a estar asfaltada. Esta pista ocupa una parte de la llamada calzada
napoleónica, un trazado que se remonta a época medieval e incluso a época
romana; pero que debe su configuración actual fundamentalmente a su reforma
durante los periodos de ocupación francesa de principios del siglo XIX.
En todo caso, este tramo que ahora recorremos
no guarda ningún rastro de aquella época y ha sido reformado varias veces con
posterioridad. Sin mayores novedades vamos cubriendo los alrededor de dos
kilómetros que nos separan del punto en donde dejamos el vehículo.
Comentarios
Interesante recorrido que hubiese
mejorado caso de realizarse en el clímax del periodo otoñal. Tal y como se ha
indicado podemos encontrar algo de barro el recorrido por el hayedo.
Desde la parte baja del hayedo de
Esperua podemos conectar con el pueblo y monasterio abandonado de Obarenes. Son
algo más de tres kilómetros entre ida y vuelta, por una pista fácil de recorrer
que nace en dirección contraria a la puerta metálica que hemos indicado. En el
nacimiento de la misma encontraremos unas casas semiarruinadas junto a las que
hay dos perros sueltos. Aunque nos ladrarán en principio conservando la calma
no dejarán tranquilos sin mayores novedades. En todo caso a los restos de este lugar le dedicaremos un artículo específico próximamente.
Track para GPS, incluyendo el enlace hasta Obarenes (pulsa en el círculo verde para más información).
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Vídeo con imágenes del recorrido
Como nos tiene acostumbrados, una buena ruta a seguir. Le seguimos desde hace tiempo, es un magnífico referente para los que andamos por este Burgos tan espectacular.Muchas gracias por sus artículos.
ResponderEliminarMuchas gracias.
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