El 8 de mayo de 1811, a las ocho de la tarde, una potente explosión, similar al disparo de un cañón, alteraba la tranquilidad de los labradores de Berlangas de Roa (Burgos). Un pequeño meteorito atravesó la atmósfera y cayó en el camino que Berlangas con Aranda de Duero, ante el temor y asombro de los agricultores, que nada sabían sobre rocas que caen del cielo.
La coincidencia de este evento con la presencia de las
tropas francesas en la zona, durante el periodo de ocupación, permitió
que dicho contingente registrara el suceso y se hiciera cargo de los
restos. De hecho esta caída supuso una de las mayores evidencias que
permitieron a los científicos certificar definitivamente que los
meteoritos eran rocas provenientes del espacio exterior.
Fue el general francés Dorsenne el encargado de reconstruir los hechos y de enviar varios fragmentos de este objeto, denominado Berlanguillas, al Museo Nacional de Historia Natural de París, donde se encuentran en la actualidad. Un pequeño fragmento fue cedido al Observatorio Astronómico del Vaticano.
Hace unos pocos años se ha instalado un monumento en el pueblo dedicado al meteorito. Incorpora una reproducción a tamaño real y algunos paneles explicativos. Anteriormente, en 2011 y coincidiendo con el 200 aniversario del evento, tuvo lugar un simposio en Burgos en el cual se proyectó el breve documental que puede visualizarse en el siguiente enlace.
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