En el pueblo de Fresneda de la Sierra, enclavado en pleno corazón de la Sierra de la Demanda, era tradicional que varias veces al año se bajara al abundante ganado vacuno de su extenso territorio hasta el casco urbano; para suministrarle las dosis de sal necesarias para su alimentación. La operación era aprovechaba para ser convertida en jornada festiva y de confraternización de vecinos.
La ternera que se ha estado asando durante todo el día. |
Antaño, era el tiempo en que los pastores aprovechaban para volver a estar con sus mujeres tras largos meses de “inactividad”, por lo que, así mismo, se les decía medio en broma medio en serio, que también ellos “bajaban a sal”. Las bajadas tradicionales se repetían sobre todo en tres fechas señaladas: San Pedro, Santiago y la Virgen de Agosto.
Encabezadas por alguna de las más experimentadas vacas, y guiadas por conocedores del oficio, bajaban por cañadas y veredas hasta la villa. El 15 de agosto, una junta ganadera de vecinos sabios, reunía en la plaza mayor a seis u ocho de los mejores terneros para destinarles a sementales para el año siguiente. El resto de los terneros eran separados para su aprovechamiento posterior en carnicerías.
El ganadero Goyo Alarcia, comprometido con el desarrollo del pueblo, fue el principal impulsor de la recuperación de esta tradición, hecho que tuvo lugar por primera vez en 2014; y que por lo tanto este año cumplirá su quinta edición. Este ganadero local ha puesto en marcha un negocio innovador en el que comercializa directamente sus productos, admitiendo incluso pedidos por internet.
El ganadero, que además dona desinteresadamente una ternera que es asada a fuego lento durante todo el día, para ser repartida en raciones al final de la jornada, cuenta para el evento con la colaboración de los miembros de la Asociación Amigos de Fresneda; y por supuesto la del propio Ayuntamiento.
Pero el acto central es sin duda el paso de las vacas por el pueblo. Son literalmente centenares los estupendos ejemplares de raza limusina de todas las edades los que pasan a toda velocidad por la calle principal del pueblo; a modo de peculiar pelotón animal. A este efecto contribuye el numeroso público que se congrega a ambos lados de la misma. La jornada se ve complementada con otros actos festivos; entre los que se encuentra la apertura para su visita de la gran iglesia de la localidad.
Animaos, será el próximo 4 de agosto por la tarde. Merece la pena. Termino el artículo con un pequeño vídeo en el que se aprecia mejor el efecto del paso de las vacas (en el mismo se ven alrededor de un tercio total de los ejemplares).