A unos pasos de la iglesia deSiones se encuentra un edificio de cierto volumen, no especialmente llamativo,
que muestra las señales de una incipiente ruina. No obstante el lugar tiene su
historia: se trata de las antiguas escuelas Aguirre.
Deben su nombre y su existencia a
Lucas Aguirre, personaje nacido en los albores del siglo XIX en la ciudad de
Cuenca, pero descendiente de un oriundo de Siones. El señor Aguirre era persona
emprendedora y progresista, y logró acumular un importante capital gracias al
desarrollo de varios negocios, especialmente uno relacionado con la ferretería.
Durante los últimos años de su
vida, y ya trasladado a Madrid, se distinguió por su compromiso con la
formación de las personas desfavorecidas, especialmente de las mujeres,
entrando en contacto con muchas de las personas prominentes del pensamiento
español de su tiempo.
El principal legado de Lucas
Aguirre fue la creación de tres escuelas para la educación popular, situadas en
Cuenca, Madrid y Siones, estas últimas dedicadas a la memoria de su padre, tal
y como quedó reflejado en su testamento. La de Madrid es un bello edificio de
factura neomudéjar situado en plena calle Alcalá, frente al parque del Retiro, que
desde hace unos pocos años ha pasado a ser sede de la Casa Árabe.
Foto cedida por Igor Llorente |
Dejó claro el promotor que las
escuelas deberían emplearse para formar a niñas y mujeres pobres, no sólo de
Siones, sino también de los pueblos próximos. Como parte del testamento se
incluyó una fundación monetaria para la cual se constituyó un patronato gestor
con el comienzo del siglo XX.
Desde muy pronto se detectaron
irregularidades en la gestión de la fundación, en parte por la desidia de unos
y en parte por la avaricia de otros. Según parece las docentes pronto dejaron de
cobrar o cobraron con largos retrasos, y pese a ello siguieron con su dedicación.
En pocos años la escuela pasaría a ser administrada por el Ministerio de
Instrucción Pública.
Las aulas continuaron funcionando
con periodos de inestabilidad hasta finales de los años sesenta. El más grave
de estos periodos tuvo lugar durante la Guerra Civil, cuando muchos de los
libros ardieron junto con los retablos de la iglesia.
Pero milagrosamente un aula quedó
intacta o casi… prácticamente suspendida en el tiempo desde hace más de cien
años, aún se puede ver su decoración decimonónica en columnas, paredes,
ventanas y mueblería… especialmente en esos enternecedores pupitres anclados al
suelo, dotados de alfileteros empleados en la enseñanza de las tareas de
costura. También se pueden ver algunos mapas muy maltratados e incluso un
retrato del fundador.
En los últimos años el
Ayuntamiento del Valle de Mena y la alcaldesa pedánea de Siones (persona que
muy amablemente me enseño el lugar) están intentando poner en marcha algún
proyecto para mantener el edificio. El primer paso es renovar el Patronato (que
oficialmente nunca quedó extinto) y ver si se dispone de algún bien que se
pueda enajenar para financiar los trabajos.
Para saber más os aconsejo leer
el detallado artículo de Elías Rubio.
Hola Montacedo, hace unos meses que la visité yo en una quedada de instagram y me sorprendió mucho, pero no nos dieron tanta información como la que tienes tu.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por comentar. Yo ya conocía el artículo de Elías Rubio y había leído algo en el periódico. Luego pones las palabras clave en "san Google" y surgen más cosas. Lo que no sé es como está la situación ahora; mi visita la hice en mayo de 2014. Un abrazo.
ResponderEliminarEsta es una de las sorpresillas sobre el valle de Mena, por lo menos para mi que no tenia ni idea de esta historia que tiene cierto parecido con la de los indianos que volvian ricos y construian escuelas u otras cosas para su puieblo. Me ha gustado esta historia y ojala que este edificio pueda servir para alguna promocion en ese valle tan bonito.Un abrazo desde Burgos.
ResponderEliminarHola,es posible visitar esa aula ke komentas ke está intacta?
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