No lejos de Hurones, en las
proximidades de Villímar y a tiro de piedra de la capital, en un escondido
vallejo, se encuentra una poco conocida residencia propiedad de las
Franciscanas Misioneras de María, destinada a la atención de las hermanas más
ancianas después de su periplo por diversos lugares del mundo. La residencia,
conocida por los lugareños como “los descalzos”, lleva el nombre de “San
Esteban de los Olmos”.
Ambas son pistas que nos conducen al origen del lugar,
un antiguo monasterio franciscano, cuya historia se remonta al siglo XV.
Pocos vestigios quedan del antiguo convento, apenas la valla perimetral y una especie de torre con remates almenados y escudos de los Sarmiento, restos de los antiguos edificios.
Y si no queda apenas nada
material, viene a pasar lo mismo con lo documental. Los textos que se conservan
en relación a este monasterio hacen referencia fundamentalmente a la vida
conventual y apenas nos ofrecen información de valor histórico. Sin duda el
carácter franciscano del monasterio, en el que la pobreza y austeridad eran
notas predominantes, está entre las razones de esta situación.
De lo que he podido informarme
parece ser que el monasterio de San Esteban de los Olmos fue fundado por fray
Lope de Salazar y Salinas, uno de los monjes franciscanos más destacados de su
época, hacia el año 1458. Su constitución, así como las de varios otros como
Alveinte o San Bernardino de Poza, tuvo lugar en un periodo de
importantes convulsiones y reformas de la orden, lo que vino aparejado de un
gran dinamismo fundacional.
El convento se levantó con el
beneplácito y apoyo del Obispo de Burgos
don Luis de Osorio y Acuña, quien incluso donó la antigua ermita de San Esteban
y el área circundante en torno a los cuales se levantarían los edificios
conventuales. Según parece este pequeño valle era especialmente abundante en
los ahora malogrados Olmos, y de aquí el sobrenombre del monasterio.
Muerto el fraile fundador, es el
Arcediano de Valpuesta don Pedro Girón y Sarmiento, el que da un
importante impulso al cenobio mejorando sus instalaciones, las cuales parece
que destacaban por la abundancia de aguas y jardines. El sepulcro de Pedro Girón se erigió
en el monasterio, estando los restos del mismo actualmente en el museo de
Burgos.
Bajo las reglas de pobreza más
estrictas, la vida en el monasterio dependía de la limosna, aunque no faltaron
las ayudas de personajes nobles, algunos de los cuales mandarían también ser
enterrados en el monasterio.
Como hemos apuntado
anteriormente, existen documentos que reflejan la vida ejemplar de muchos de
los moradores de este monasterio. Entre sus ocupantes más ilustres figuró monje
Fray Antonio de Marchena, que años más tarde sería uno de los principales
apoyos de Cristóbal Colón en sus
proyectos exploratorios.
El monasterio empezó el siglo XIX
con más vitalidad que otros del entorno. Hacia los últimos años incluso se
impartía filosofía y funcionaba como casa de ejercicios. Tras varios periodos
de abandono temporal debidos a la invasión napoleónica y fases
revolucionarias la exclaustración definitiva tuvo lugar en 1836.
Tras el periodo de pillaje
correspondiente, el terreno fue vendido a un particular. El mismo mandó
destruir la iglesia y el convento para usar las piedras en la construcción de
una fábrica de harinas en La Ventilla, actualmente abandonada.
De este proceso se salvaron
algunos sepulcros. Además del ya indicado de Pedro Girón, se conserva en el
museo de Burgos el enterramiento de D. Antonio de Sarmiento y de su esposa María de
Mendoza. Es obra del siglo XVI, probablemente de Juan de Vallejo. También se
encuentra allí el sepulcro de doña María Manuel, con una estatua yaciente en
alabastro (el que aparece en la siguiente imagen). No se sabe a ciencia cierta cómo acabaron los tres sepulcros en el
Museo.
La finca acabó en manos de los
marqueses de Murga. Fueron ellos los que mandaron construir, a la vera del camino,
la ermita del Santo Cristo donde se venera otra copia fiel del célebre Santo
Cristo de Burgos, debida al escultor burgalés D. Fortunato Julián; y los que
cedieron la finca a sus actuales propietarias.
Gracias por toda la información, increíble que todavía queden restos con los avatares que ha sufrido. Un saludo,
ResponderEliminarDe nada hombre
ResponderEliminarMuchas gracias por tu información,
ResponderEliminarPues loque se dicen restos, restos originales, solo quedal a tapia en el lugar y los tres muausoleos milagrosamnte en el Museo de Burgos.
ResponderEliminarCuántas maravillas se han destruido.
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