Tras un receso retomamos los artículos dedicados al valle de Losa para hacer parada en Quincoces de Yuso que, con sus poco más de 200 habitantes, es a todos los efectos la cabeza del valle.
En Quincoces es característico el mercado de los sábados, concedido por el rey Fernando VII en 1817, basándose en la buena ubicación del lugar. Tuvo su apogeo alrededor de los años 40 del pasado siglo por el empuje del comercio caballar. Paseando por sus calles uno observa que su desarrollo urbanístico es relativamente reciente, a partir de principio del siglo XX.
En dicha época este pueblo experimentó un gran auge emprendedor (dentro de la humildad que caracterizaba al entorno rural burgalés). Al calor del mercado y del relativamente elevado tránsito por el valle, se instalaron casas de comidas, comercios, farmacia, bancos, e incluso casino y sala de baile. Pero tal vez lo más llamativo fue la actividad pionera, ya desde los años 20, en el transporte de mercancías y de viajeros; empezando primero con diligencias para continuar luego con automóvil.
Entre las casas más nobles del pueblo llaman la atención especialmente dos. La primera es un edificio muy característico de color rojo con dos torres en su fachada, renovado recientemente para dar cabida al
Hotel-Restaurante Puente-Romano. Según nos cuentan en el libro “el valle de Losa en la historia y en la Memoria”, esta construcción procede de los años 20, y fue mandada hacer por médico Valeriano Loma. El tal Valeriano, además de un carlista convencido, parece que era también un pionero del ecologismo, pues intentó salvar muchos árboles jóvenes de la tala.
No lejos de la anterior se levanta otro edificio que destaca por su abundante cristalera y por la reja que guarda su perímetro. Es conocida en el pueblo como la “casa del americano”. Fue construida por Calixto Robredo, que había vivido en América.
Entre ambos edificios transita el frecuentemente seco río Jerea, y sobre el mismo el ya mencionado “puente romano”.
En realidad es obra del siglo XVIII sustituyendo a otro anterior de madera; existiendo en el Archivo Histórico Nacional incluso un plano del proyecto.
Otro edificio digno de mencionar en Quincoces es la Torre de los Velasco (al parecer pasó por varios manos en las luchas nobiliarias de los siglos XIV y XV), muy modificada para ser utilizada como vivienda.
En el escudo de Quincoces aparecen cinco hoces como las que el pasado se usaban para la siega. Sin embargo, el nombre parece provenir de las cinco hoces o meandros que traza el río aguas arriba de la localidad.
Para terminar indicaré que mi paso por el pueblo coincidió con las fiestas de la localidad, a mediados de Septiembre. En Quincoces también se celebra una añeja feria a mediados de noviembre en donde el producto estrella es la patata.